Tras la guerra, ?qu¨¦?: la Gaza del d¨ªa despu¨¦s inquieta al mundo
Estados Unidos apremia a Israel a pensar ya en escenarios para la Franja que surja de los escombros. Los expertos se?alan los puntos d¨¦biles del plan que comienza a tomar forma
Una expresi¨®n se escucha estos d¨ªas con frecuencia en Israel: ¡°Cuando venzamos¡±. Sirve para postergar un tr¨¢mite o imaginar una vida mejor cuando el pa¨ªs acabe la misi¨®n que se ha marcado p¨²blicamente: acabar con Ham¨¢s en Gaza, responsable de su jornada m¨¢s sangrienta en 75 a?os de historia. Aunque la formulaci¨®n es vaga y los expertos discrepan sobre su realismo, es un objetivo claro, aquel por el que bombardea sin cesar (los muertos superan los 9.000, en su mayor¨ªa civiles) y rodea con blindados la capital de Gaza. Pero, ?y despu¨¦s? ?Qui¨¦n gobernar¨¢ la Franja, una vez depuesto el partido-milicia islamista que lo hace desde 2007? ?Qui¨¦n evitar¨¢ que el odio entre sus escombros genere un nuevo Irak pos-Sadam Husein? Son preguntas que plantean en privado a Israel estos d¨ªas Washington ¨Dcon su simb¨®lica retirada de Afganist¨¢n a¨²n fresca¨D y las canciller¨ªas ¨¢rabes y europeas, preocupadas por las potenciales repercusiones, como una crisis de refugiados.
La pasada semana, el asesor de seguridad nacional israel¨ª, Tsaji Hanegbi, respond¨ªa a la defensiva (¡°?el d¨ªa despu¨¦s de qu¨¦?¡±) en una rueda de prensa, para subrayar que la preocupaci¨®n actual de Israel es liberar a los m¨¢s de 200 rehenes y acabar con Ham¨¢s. ¡°Cuando estemos cerca del objetivo, podemos empezar a pensar en el d¨ªa despu¨¦s¡±, subraya el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lior Haiat.
Estados Unidos, sin embargo, apremia a su aliado, al que ayuda econ¨®mica y militarmente, a pensar a medio-largo plazo. El secretario de Estado, Antony Blinken, abord¨® el tema en una rueda de prensa en Tel Aviv el viernes, en su tercera visita a Israel desde que comenz¨® la guerra el 7 de octubre: ¡°Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que no se puede volver al statu quo¡± en el que ¡°Ham¨¢s siga teniendo responsabilidades de Gobierno y seguridad¡±. ¡°Pero¡±, a?adi¨®, ¡°tambi¨¦n sabemos que Israel no puede reasumir¡±, ni ¡°tiene la intenci¨®n¡±, de reasentarse permanentemente en Gaza, de la que retir¨® sus colonos y soldados en 2005, pero t¨¦cnicamente ha seguido ocupando. Con esos mimbres, a?adi¨®, Estados Unidos mantiene conversaciones con sus socios regionales e internacionales de las que han salido ¡°varias posibilidades y permutaciones¡± que resulta ¡°prematuro¡± detallar.
El debate, sin embargo, domina ya los c¨ªrculos acad¨¦micos y de seguridad. ¡°No es demasiado pronto para que la Administraci¨®n de Biden empiece a hablar del tema¡±, se?alaba el jueves en una videoconferencia Gerald M. Feierstein, exdiplom¨¢tico y experto en Oriente Pr¨®ximo del centro de an¨¢lisis estadounidense sobre la regi¨®n Middle East Institute. Feierstein criticaba que todo el debate ¡°sea siempre solo sobre Gaza¡±, como ¡°qui¨¦n la va a gobernar o c¨®mo va a ser la reconstrucci¨®n¡±. ¡°Hay que reconocer que este es un asunto israel¨ª-palestino, no de Israel y Gaza, y que la soluci¨®n es pol¨ªtica, no militar, y ninguna de las partes va a conseguir una victoria a trav¨¦s de la violencia¡±, se?alaba.
Las conversaciones esbozan ya un plan. Una vez que el ej¨¦rcito israel¨ª destruya las capacidades ejecutivas y militares de Ham¨¢s, establecer¨ªa una zona tamp¨®n de seguridad de tres kil¨®metros. ¡°Gaza debe ser m¨¢s peque?a al final de la guerra [...]. El que empieza una guerra con Israel debe perder territorio¡±, adelantaba ya antes de la invasi¨®n terrestre Gideon Saar, ministro sin cartera en el nuevo Gobierno de emergencia. Luego permanecer¨ªa unos meses con muchas menos tropas en el terreno, optando por incursiones frecuentes para sofocar los previsibles focos de insurgencia. Al estilo de Cisjordania, pero sin colonos que proteger.
En paralelo, se articular¨ªa una fuerza multinacional, previsiblemente con un rol importante de la parte del mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n que reconoce a Israel, como Egipto, Jordania, Turqu¨ªa o Marruecos. La gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa de Gaza volver¨ªa a manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), igual que entre los noventa, tras los Acuerdos de Oslo, y el golpe de mano de Ham¨¢s en 2007; y en las ciudades de Cisjordania, bajo ocupaci¨®n militar israel¨ª.
Todo ello ir¨ªa acompa?ado de los sellos de legitimidad de Naciones Unidas y la Liga ?rabe, una lluvia de millones para la reconstrucci¨®n y un nuevo impulso para resolver definitivamente el conflicto, con la creaci¨®n de un Estado palestino.
Adem¨¢s de sus muchos desider¨¢tums, uno de los principales problemas del arreglo es que responde a muchas preocupaciones de Israel ¨Dque ni quiere volver a gestionar la vida de 2,3 millones de palestinos ni ver de nuevo morir indefensos a cientos de sus ciudadanos, con su sofisticada barrera fronteriza de seguridad convertida en un queso gruyer¨D, pero no a las de otros actores, cuya participaci¨®n les reporta dudosos beneficios, pero se est¨¢ dando casi por sentada. Israel, adem¨¢s, exigir¨¢ muchas garant¨ªas antes de dejar su seguridad en manos ajenas.
Soluci¨®n de los dos Estados
El primer ministro de la ANP, Mohamed Shtaye, ya ha salido a puntualizar que no entrar¨¢n en escena ¡°a bordo de un F-16 o un tanque israel¨ª¡±, sin ¡°una soluci¨®n pol¨ªtica para Cisjordania¡± y ¡°un horizonte global de paz¡± que permita vincular Gaza al marco de una soluci¨®n de los dos Estados. Tambi¨¦n se baraja traer de Dubai al gazat¨ª Mohamed Dahlan, el controvertido exjefe de seguridad de la ANP al que Israel ve con buenos ojos. ?l se ha descartado y, aunque es de Al Fatah, insiste en que ¡°Ham¨¢s no va a desaparecer¡± y deber¨ªa poder concurrir a unas elecciones que prepare en la Franja un Gobierno tecnocr¨¢tico de transici¨®n.
Los Estados ¨¢rabes, por su parte, ¡°nunca han querido hacerse responsables de Gaza¡±, recordaba recientemente Nathan J. Brown, profesor de Ciencias Pol¨ªticas y Relaciones Internacionales en la Universidad George Washington y autor de varios ensayos sobre pol¨ªtica en el mundo ¨¢rabe. ¡°Y es probable que ahora a¨²n menos, y no quieran juntarse para gestionar un problema que sienten que ha causado la imprudencia de otros¡±.
Tampoco Ghassan Jatib, exministro palestino y profesor de estudios ¨¢rabes contempor¨¢neos y estudios internacionales en la universidad cisjordana de Birzeit, tiene claro que unos y otros acepten la patata caliente. ¡°Israel no se retir¨® de Gaza para volver, y creo que los pa¨ªses ¨¢rabes no tienen inter¨¦s alguno en desempe?ar un papel en gestionar Gaza, despu¨¦s de lo que Israel est¨¢ haciendo. Tampoco creo que la Autoridad Palestina est¨¦ dispuesta a hacerlo¡±, asegura.
Uno de los favoritos de Occidente, Salam Fayad, primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina entre 2007 y 2013 tras pasar por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lanz¨® dos advertencias la pasada semana en la revista Foreign Affairs: No se puede ¡°imponer a los palestinos un acuerdo concreto¡±, ni pretender que la d¨¦bil y desprestigiada ANP retome la gesti¨®n de Gaza con su estructura actual. Fayad propone reconfigurarla, junto con la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina ¨Drepresentante legal del pueblo palestino y en la que no est¨¢n Ham¨¢s ni la Yihad Isl¨¢mica¨D, de forma que ¡°reflejen todo el espectro de puntos de vista palestinos en torno a lo que supondr¨ªa un acuerdo aceptable¡±.
Jack Joury, comentarista de asuntos ¨¢rabes del diario israel¨ª Haaretz, advert¨ªa el martes de que ¡°sin rehabilitar la ANP y las instituciones del pueblo palestino, Mogadiscio y Beirut durante sus respectivas guerras civiles parecer¨¢n un para¨ªso en comparaci¨®n con lo que se desarrollar¨¢ entre Yabalia y Jan Yunis¡±, en el norte y el sur de Gaza. Pero ni los pa¨ªses occidentales ni Israel aceptar¨¢n a priori la presencia en un Gobierno de Ham¨¢s, porque le conferir¨ªa una suerte de veto efectivo como el de Hezbol¨¢ en L¨ªbano.
Cisma entre Gaza y Cisjordania
Israel trata estos d¨ªas a la ANP como a un antiguo amigo al que ignora desde hace a?os y llama de repente para pedirle un favor. El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu ¨Dcuyo acuerdo de coalici¨®n subraya ¡°el derecho exclusivo del pueblo jud¨ªo¡± tanto a Israel como a Palestina¨D lleva a?os promoviendo el cisma entre Gaza y Cisjordania para impedir la creaci¨®n de un Estado palestino, y debilitando a la ANP sin ofrecerle un horizonte de di¨¢logo que la legitime frente a Ham¨¢s. Para la ultraderecha es, adem¨¢s, el enemigo, como describi¨® el hoy ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich: ¡°La ANP es una carga y Ham¨¢s, un activo¡±, porque ¡°nadie lo reconocer¨¢, ni dar¨¢ estatus en [el Tribunal Penal Internacional] ni le permitir¨¢ presentar una resoluci¨®n en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas¡±. Pocos d¨ªas antes del ataque del 7 de octubre, los ultranacionalistas pon¨ªan el grito en el cielo porque las fuerzas de seguridad de la ANP ¨Da las que ahora se tantea para desplegarse en Gaza¨D hab¨ªan recibido 18 veh¨ªculos financiados por Estados Unidos.
Daniel Wajner es profesor asistente del Departamento de Relaciones Internacionales y del Foro Europeo de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, con especializaci¨®n en legitimaci¨®n internacional y resoluci¨®n de conflictos. Descarta tres opciones: que Israel retome la gesti¨®n civil de Gaza, que lo haga la ANP (¡°aunque quisiera, est¨¢ muy deslegitimizada entre su poblaci¨®n¡±, argumenta) y un mandato internacional. Propone una cuarta: implicar a ¡°pa¨ªses centrales del mundo ¨¢rabe-isl¨¢mico¡±, por lo menos Jordania, Egipto, Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª, que ven¨ªa negociando reconocer a Israel. ¡°No s¨¦ si es el mejor plan o el m¨¢s seguro, pero s¨ª el m¨¢s legitimado¡±, matiza.
Wajner insiste en que m¨¢s importante que el n¨²mero y entidad de los pa¨ªses, es la ¡°cobertura internacional¡± que reciban, sobre todo el apoyo de la Liga ?rabe. ?Y si no quieren? ¡°Es la gran duda. La clave ser¨¢ si entienden que pueden obtener beneficios¡±, responde antes de recordar que tanto El Cairo ¨Dcon las arcas en pa?ales y la inflaci¨®n disparada¨D como Am¨¢n, en mejor situaci¨®n econ¨®mica, reciben dinero del Fondo Monetario Internacional.
Concepto vago
Otro de los problemas reside en la vaguedad del concepto ¡°eliminar a Ham¨¢s¡±, un movimiento que administra Gaza y emplea a decenas de miles de funcionarios. ?Hasta qu¨¦ nivel jer¨¢rquico ser¨¢n arrestados o eliminados? Eyal Hulata, exasesor de Seguridad Nacional de Israel, abogaba la semana pasada por mantener a una parte de los funcionarios civiles durante la transici¨®n. Una propuesta francesa, de la que da cuenta el diario Haaretz, pasa por sustituir a todos los funcionarios nombrados por Ham¨¢s por empleados de la ANP, a los que Ramala viene pagando sus salarios sin trabajar desde que Ham¨¢s expuls¨® en enfrentamientos callejeros a las fuerzas leales a la Autoridad Palestina, un a?o despu¨¦s de ganar las elecciones.
Israel tampoco tiene f¨¢cil acordar qu¨¦ quiere. El fiasco del 7 de octubre ha sentenciado el futuro pol¨ªtico de Netanyahu y el Gobierno de emergencia formado para la guerra alberga sensibilidades que van desde los partidarios de reforzar a la ANP, que hace un mes integraban la oposici¨®n, hasta quienes ven una oportunidad para quedarse en Gaza y reconstruir el asentamiento de Gush Katif, evacuado en 2005. Es el caso de Simja Rotman, el presidente de la comisi¨®n parlamentaria de Justicia y ariete de la pol¨¦mica reforma judicial, que defini¨® as¨ª la victoria: ¡°Que un ni?o jud¨ªo pueda caminar por la calle principal de Gaza¡±. Un documento de trabajo filtrado del Ministerio de Inteligencia propone, por ejemplo, expulsar a la poblaci¨®n de Gaza, por la fuerza y para siempre, al Sina¨ª egipcio.
¡°La pregunta ¡®?c¨®mo debe ser gobernada Gaza cuando acabe la guerra?¡¯ puede que no acabe teniendo buenas respuestas, y ni siquiera sea un buen punto de partida¡±, resum¨ªa el experto Brown, en un art¨ªculo publicado el viernes en el Centro Carnegie sobre Oriente Pr¨®ximo. ¡°Convendr¨ªa m¨¢s bien preguntar: ?qu¨¦ significa echar del poder a un partido como Ham¨¢s cuando domina todos los niveles de Gobierno en Gaza? ?Qu¨¦ significa para Israel intentar acabar con las capacidades militares de Ham¨¢s, un movimiento social con un brazo militar que tambi¨¦n supervisa la seguridad p¨²blica, administraci¨®n y otras funciones gubernamentales, especialmente cuando opera sobre y por debajo de la tierra [por la red de t¨²neles subterr¨¢neos]? ?Qu¨¦ significa la victoria? Y, m¨¢s all¨¢ de las metas, ?qu¨¦ lograr¨¢ de hecho Israel? ?Y c¨®mo sabr¨¢ alguien que la guerra ha terminado?¡±.
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