El caos en Irak alienta la comparaci¨®n con la era de Sadam
Aunque la mayor¨ªa de los iraqu¨ªes no ha vivido bajo el r¨¦gimen del dictador, las penurias cotidianas les hacen a?orar una ¨¦poca ordenada y previsible
¡°Sadam construy¨® est¨¢ ciudad, ?qu¨¦ han hecho los Gobiernos desde 2003? Ni siquiera han asfaltado una calle¡±, se duele Ibrahim ante el lamentable estado de Bagdad. Se trata de una queja muy extendida entre los iraqu¨ªes que protestan desde principios de mes en la plaza de Tahrir. Este profesor universitario no es un sun¨ª ni un baazista nost¨¢lgico del antiguo r¨¦gimen, sino un chi¨ª moderadamente religioso cuya familia padeci¨®, como la mayor¨ªa, las consecuencias de los delirios b¨¦licos del dictador. Ibrahim ten¨ªa 23 a?os cuando EE UU derrib¨® a Sadam Husein y recuerda con nitidez su mandato, pero dos tercios de los 39 millones de iraqu¨ªes no hab¨ªan nacido o eran muy ni?os.
¡°Es cierto, no conocimos a Sadam¡±, admite Hayder, un licenciado en derecho de 23 a?os, ¡°pero hemos o¨ªdo hablar de c¨®mo era la vida entonces¡±. Fares M. Ali, un teniente jubilado de 49 a?os, se ofrece a explicar la diferencia. ¡°Hab¨ªa ley, ahora vivimos sin ley¡±, resume ante la anuencia del resto.
¡°La referencia a Sadam es fruto de la ira y la desesperaci¨®n del momento. La ¨¦poca de Sadam no fue mejor. Hubo genocidio, asesinatos masivos¡ Si estas protestas hubieran tenido lugar entonces, habr¨ªa muchos m¨¢s muertos¡±, explica el analista pol¨ªtico Hiwa Osman, que recuerda las decenas de miles de muertos que se produjeron durante los levantamientos kurdo y chi¨ª de 1991. En su opini¨®n, ¡°cuando se menciona a Sadam, se est¨¢ comparando la capacidad gestora de los nuevos equipos con la del dictador, al que se ve como un estadista, brutal e implacable, pero estadista¡±.
El cataclismo social y pol¨ªtico que supuso el derribo de Sadam, los errores de EE UU, la guerra sectaria que desat¨® la ocupaci¨®n y el vergonzoso desempe?o de la mayor¨ªa de los dirigentes han tenido un elevad¨ªsimo coste humano para los iraqu¨ªes. A pesar del petr¨®leo, incluso en Bagdad ¡ªque en los a?os ochenta del siglo pasado se med¨ªa con las ciudades del Golfo y hoy es la segunda capital m¨¢s populosa del mundo ¨¢rabe¡ª, beber agua del grifo resulta peligroso, el servicio el¨¦ctrico es irregular, no hay transporte p¨²blico y la recogida de basuras deja mucho que desear. En las provincias, a excepci¨®n del semiaut¨®nomo Kurdist¨¢n, la situaci¨®n es peor.
En la bocacalle con la avenida Saadun, Zuhair Ghasim, un obrero en paro de 40 a?os, da su opini¨®n: ¡°Con Sadam, ten¨ªamos seguridad, trabajo y cartilla de racionamiento¡±. Ahora, critica Salwa Abdelsattar, un ama de casa de 58 a?os, ¡°s¨®lo nos dan az¨²car y arroz subvencionados¡±. Otros aseguran que durante la dictadura ¡°mientras no te metieras en pol¨ªtica, estabas a salvo¡±. Era un tiempo en que las l¨ªneas rojas estaban claras.
De hecho, y a pesar de la violencia inexcusable con que el Gobierno ha respondido a las manifestaciones, su mera celebraci¨®n es la mejor prueba de los avances democr¨¢ticos que Irak ha hecho a partir de 2003. Desde 1958 hasta esa fecha, cualquier protesta popular estuvo prohibida. Y en las que organizaba el r¨¦gimen se coreaba ¡°sacrificaremos nuestra sangre y nuestra alma por Sadam¡± frente al ¡°sacrificaremos nuestra sangre y nuestra alma por Irak¡± que se oye estos d¨ªas en las calles. En una palabra est¨¢ la diferencia.
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