La batalla por televisar en directo el primer juicio penal contra Donald Trump
Los medios han solicitado retransmitirlo, el expresidente apoya la iniciativa y el fiscal la rechaza para evitar un ¡°ambiente de carnaval¡±
Donald Trump quiere dar espect¨¢culo sentado en el banquillo de los acusados o declarando desde el estrado. Sus abogados han apoyado la petici¨®n de varios medios de comunicaci¨®n de que el primer juicio penal contra un expresidente de Estados Unidos, agendado para el 4 de marzo de 2024, se televise en directo. La fiscal¨ªa se opone, alegando que lo que quiere Trump es montar un circo. La juez federal Tanya Chutkan tiene que pronunciarse. Su decisi¨®n puede tener una gran trascendencia para el devenir no solo del juicio, sino de la pol¨ªtica estadounidense, pues la vista oral se celebra en plenas elecciones primarias y a solo unos meses de las presidenciales.
Las vistas judiciales del edificio de los juzgados federales de Washington est¨¢n abiertas al p¨²blico. En los casos m¨¢s sonados, hay que hacer cola por si se llena la sala, como ha ocurrido este a?o en alguna vista del juicio de monopolio contra Google, por ejemplo. En ocasiones se habilita una sala adicional para seguir la sesi¨®n por circuito cerrado de televisi¨®n, disponible tambi¨¦n en la sala de prensa. A los asistentes a la sala no se les permiten c¨¢maras de v¨ªdeo o fotograf¨ªa, grabadoras u otros aparatos electr¨®nicos. Los m¨®viles tienen que estar apagados. La cuesti¨®n es si esas normas, aplicadas con car¨¢cter general tanto en los juicios civiles como en los penales, deben mantenerse en un caso de tanta trascendencia como el de Trump. Hay argumentos para todos.
En principio, de los cuatro juicios penales contra Donald Trump, en el ¨²nico en que se da por segura su retransmisi¨®n es en el de Georgia, de acuerdo con la pr¨¢ctica de dicho estado. En el resto, est¨¢ por ver. Un amplio grupo de grandes medios de comunicaci¨®n, incluidos canales de televisi¨®n, agencias de noticias y peri¨®dicos, present¨® el mes pasado a la jueza Tanya Chutkan una solicitud para acceder con sus c¨¢maras al tribunal para retransmitir el juicio de Washington, el primero penal en celebrarse. Alternativamente, ped¨ªan a la jueza que difundiese en directo a trav¨¦s de YouTube su propia se?al institucional durante el juicio o, subsidiariamente, al acabar la sesi¨®n de cada d¨ªa.
¡°Desde la fundaci¨®n de nuestra naci¨®n, nunca hemos tenido un caso penal en el que asegurar la confianza del p¨²blico sea m¨¢s importante que con Estados Unidos contra Donald J. Trump¡±, se?alaban los medios de comunicaci¨®n en su escrito. ¡°El enjuiciamiento de un expresidente, ahora aspirante a la presidencia, por cargos de subvertir el proceso electoral, presenta las circunstancias m¨¢s fuertes posibles para la supervisi¨®n p¨²blica continua del sistema judicial. Esa supervisi¨®n, arraigada en d¨¦cadas de precedentes de la Primera Enmienda [que consagra la libertad de expresi¨®n] y una s¨®lida pol¨ªtica judicial, ser¨¢ funcionalmente ilusoria sin acceso audiovisual a estos procedimientos. A trav¨¦s de su abogado, Trump ha hablado en repetidas ocasiones sobre la importancia de las c¨¢maras en la sala del tribunal en este caso. En su beneficio, y en el del tribunal y el p¨²blico, la cobertura audiovisual en tiempo real ser¨¢ un paso fundamental para frenar las falsas teor¨ªas conspirativas en todo el espectro de la opini¨®n p¨²blica, independientemente del resultado del juicio¡±, argumentaban. Su petici¨®n se tramita en un caso civil sobre la retransmisi¨®n paralelo al principal.
En los juzgados de Washington se han celebrado varias vistas del caso. Salvo el d¨ªa en que compareci¨® Donald Trump para declararse inocente de los cargos que se le imputan, en las sesiones no se ha completado siquiera la capacidad de la sala, de aproximadamente un centenar de personas. Periodistas, curiosos y aliados de Trump han comparecido en algunas de esas vistas. Hace unas semanas, cuando se discut¨ªa imponer al expresidente una orden para que no atacase a fiscales, testigos y personal del tribunal, all¨ª estaba, por ejemplo, su leal escudera, la congresista por Georgia Marjorie Taylor Greene. Pero cuando llegue el momento de la verdad, el primer juicio con Trump en el banquillo, es previsible que se desborde la capacidad del juzgado.
¡°Hoy en d¨ªa existen los medios, a trav¨¦s de la grabaci¨®n y difusi¨®n audiovisual, para que todos los estadounidenses ejerzan su derecho constitucional a observar juicios, en particular un caso hist¨®rico como este¡±, dicen los medios, se?alando que el derecho a presenciar el caso no debe quedar restringido a los pocos que quepan en la sala. ¡°En el fondo, ninguna distinci¨®n constitucional de principio separa el derecho establecido de los ciudadanos a observar los procesos judiciales de primera mano y el derecho a grabar y retransmitir esos procesos en beneficio de los muchos millones de personas que no pueden asistir a esos procesos en persona. La naturaleza del derecho constitucional no deber¨ªa cambiar dependiendo de los medios por los que se observen los juicios. Por lo tanto, este juicio debe ser televisado¡±, a?aden.
Un gigantesco jurado popular
Los abogados de Trump dudaban inicialmente. En principio, no parec¨ªa muy edificante para los posibles votantes la imagen de un candidato sentado en el banquillo de los acusados por la presunta comisi¨®n de numerosos delitos. Trump, sin embargo, ha abrazado su condici¨®n de imputado y ha sacado provecho de la misma para denunciar una supuesta persecuci¨®n pol¨ªtica. Present¨¢ndose como v¨ªctima ha sido capaz de aprovechar sus traspi¨¦s judiciales para recaudar fondos y distanciarse de sus rivales republicanos en las encuestas. Y est¨¢ dispuesto a jugar la baza de los juicios para su campa?a. En el fondo, lo que pretende es que toda la opini¨®n p¨²blica, el electorado, sea un gigantesco jurado que se pronuncie a trav¨¦s de las urnas.
Por ello, Trump se ha subido al carro de la retransmisi¨®n en directo y lo ha hecho con un escrito que da una idea del guion del espect¨¢culo que est¨¢ dispuesto a dar el acusado y sus abogados defensores. ¡°Por primera vez en la historia de Estados Unidos, una administraci¨®n en funciones ha acusado a su principal oponente electoral de un delito penal. Consciente de que sus acusaciones carecen de fundamento, la fiscal¨ªa ha tratado de proceder en secreto, obligando a la naci¨®n y al mundo a confiar en versiones sesgadas y de segunda mano procedentes de la Administraci¨®n Biden y sus aliados medi¨¢ticos. Como resultado, los ciudadanos de nuestro gran pa¨ªs son incapaces de revisar por s¨ª mismos lo que muestran los hechos de este caso, y lo injustamente que el presidente Trump est¨¢ siendo tratado a manos de su oponente pol¨ªtico¡±, sostiene el texto firmado por el abogado principal de Trump en el caso, el locuaz John Lauro.
¡°La fiscal¨ªa desea continuar esta parodia en la oscuridad. El presidente Trump pide la luz del sol¡±, a?ade Lauro que dice que el caso ¡°tiene todas las desafortunadas insignias de un juicio en un r¨¦gimen autoritario, carente de legitimidad o del debido proceso¡±. ¡°El presidente Trump est¨¢ absolutamente de acuerdo, y de hecho exige, que estos procedimientos sean televisados en su totalidad para que el p¨²blico estadounidense pueda ver de primera mano que este caso, solo como otros, no es m¨¢s que una farsa inconstitucional fabricada que no deber¨ªa volver a repetirse¡±, indica Lauro, anticipando que la defensa insistir¨¢ en el caso en que Trump ten¨ªa la ¡°sagrada obligaci¨®n como presidente de investigar y abordar el fraude y otras irregularidades en las elecciones presidenciales de 2020¡å y que presentar¨¢ ¡°las pruebas relativas a una elecci¨®n que el presidente Trump cree que fue ama?ada y robada¡±. Por m¨¢s que se haya demostrado que eso es un bulo, muchos ciudadanos se lo creen.
Nadie duda de que un interrogatorio a Trump en directo ser¨ªa todo un espect¨¢culo televisivo. La posici¨®n de la fiscal¨ªa de negarse a la retransmisi¨®n es seguramente menos popular. Los fiscales se han manifestado este lunes sobre el escrito de Lauro. En un documento de cuatro p¨¢ginas, empiezan se?alando que ¡°no cita ni una sola norma o caso en apoyo de su posici¨®n, porque no hay ninguno¡±. ¡°En su lugar, denunciando la supuesta injusticia de la inequ¨ªvoca y constitucionalmente s¨®lida prohibici¨®n de retransmisi¨®n que ha regido los juicios penales federales ¡ªsin importar el acusado¡ª durante d¨¦cadas, la respuesta del acusado es un esfuerzo transparente por exigir un tratamiento especial, juzgar su caso en la sala de la opini¨®n p¨²blica y convertir su juicio en un acontecimiento medi¨¢tico. El Tribunal deber¨ªa rechazar este intento de distracci¨®n¡±, indica.
El fiscal especial Jack Smith sostiene que lo que busca Trump es un trato diferente al que han tenido otros acusados en juicios de alto perfil, como los de acusados por conspiraci¨®n sediciosa por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. ¡°La amplia cobertura informativa, a menudo minuto a minuto, de las vistas de este caso es una prueba m¨¢s de que la ¡®luz del sol¡¯ deseada por el acusado no tiene por qu¨¦ provenir de la elusi¨®n de las normas¡±.
¡°Ambiente de carnaval¡±
En la fiscal¨ªa se detecta cierto hartazgo con la estrategia legal de la defensa del expresidente. ¡°Puede optar por presentar sus escritos ante el tribunal con el objetivo de obtener cobertura medi¨¢tica en lugar de una reparaci¨®n legal por parte del Tribunal, como parece haber hecho en esta y en muchas otras ocasiones. Pero ni ¨¦l ni ning¨²n otro acusado penal es libre de saltarse o infringir las normas simplemente para avanzar en su objetivo de ¡®presentar sus posiciones en este caso al p¨²blico estadounidense¡±.
¡°El acusado adereza su respuesta con varias referencias a la ¡®imparcialidad¡¯, pero lo que en realidad pretende es desafiar una prohibici¨®n de retransmisi¨®n uniforme y de larga data que se elabor¨® precisamente teniendo en mente unos procedimientos judiciales justos y ordenados¡±, dice el fiscal, que eleva el tono: ¡°En su lugar, desea crear un ambiente de carnaval del que espera sacar provecho distrayendo, como intentan hacer muchos acusados de fraude, de los cargos que se le imputan¡±.
Jack Smith se?ala, adem¨¢s, que el escenario que describe ¡°no es hipot¨¦tico¡±. ¡°Como el Tribunal ya ha observado en los procedimientos del juicio, el acusado y su abogado, si se les permite, dise?ar¨¢n sus declaraciones ante el tribunal para hacer una campa?a de relaciones p¨²blicas¡±, explica.
Recuerda tambi¨¦n que en el juicio civil por fraude de Trump en Nueva York, el expresidente utiliz¨® recientemente su testimonio para descalificar el caso como una ¡°caza de brujas pol¨ªtica¡±, lo que llev¨® al juez a amonestarle y decirle que no estaba en un mitin pol¨ªtico. ¡°El Tribunal no deber¨ªa conceder las solicitudes (...) y motivar a¨²n m¨¢s al acusado y a su abogado a hacer declaraciones impropias dentro de la sala del tribunal para provocar una reacci¨®n p¨²blica fuera de ella¡±, concluye.
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