Israel detiene y expulsa a enfermos llegados de Gaza para recibir tratamiento
Las operaciones de la polic¨ªa contra pacientes de enfermedades tan graves como el c¨¢ncer se desarrollan en la calle, en hoteles e incluso en hospitales de Jerusal¨¦n Este
La que quiz¨¢ era la ¨²nica oportunidad de Abdallah Nabil de sobrevivir al c¨¢ncer de colon que padece se esfum¨® el 9 de octubre. A este joven nacido en Gaza hace 24 a?os se le hab¨ªan acabado los pa?uelos de papel, as¨ª que decidi¨® ir a comprarlos y sali¨® del hospital Makassed, en Jerusal¨¦n Este ¡ªla parte palestina de la ciudad ocupada por Israel¡ª, donde estaba esperando una cirug¨ªa para extirparle el tumor. Ya de regreso, cuando estaba ante las puertas del hospital palestino, se top¨® con ¡°un colono israel¨ª acompa?ado de unos ni?os¡±. El hombre y los cr¨ªos empezaron a pegarle, relata. La seguridad del hospital llam¨® entonces a la polic¨ªa, pero cuando los agentes israel¨ªes llegaron y vieron en su documento de identidad que Nabil era de Gaza, le espetaron ¡°eres un terrorista de Ham¨¢s¡± y lo detuvieron, explica en un modesto hotel de Ramala, en Cisjordania, donde se aloja.
¡°Les dije a los polic¨ªas que estaba en el hospital por un c¨¢ncer, pero no me dejaron ni recoger mi documentaci¨®n m¨¦dica¡±, se lamenta. Este joven demacrado relata c¨®mo los agentes lo llevaron a una comisar¨ªa donde le dieron una paliza que le caus¨® una ¡°hemorragia interna¡±. Despu¨¦s, lo llevaron a un puesto de control que da acceso a Cisjordania y lo expulsaron. En ese territorio palestino ocupado tuvo que ser ingresado en otro hospital, donde pas¨® tres d¨ªas. En Cisjordania, la administraci¨®n aut¨®noma de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) gestiona la sanidad y la educaci¨®n, entre otros aspectos.
En Gaza, ya antes de la guerra, solo el hospital de la Amistad Turco-Palestina trataba a pacientes oncol¨®gicos, cuando en el enclave viven 2,3 millones de personas. Ahora ese centro es uno de los al menos 25, de un total de 35, seg¨²n la ONU, inutilizados por los bombardeos en los que han muerto m¨¢s de 14.800 personas, seg¨²n las autoridades sanitarias de la Franja. Pero ni siquiera ese hospital ten¨ªa medios para tratar casos como el de Nabil.
Desde que se inici¨® el bloqueo de Gaza en 2007, Israel hab¨ªa prohibido la importaci¨®n a la Franja de m¨¢quinas de radioterapia, entre otros equipos, pues considera que se les puede dar un uso militar. De ah¨ª que muchos gazat¨ªes tuvieran que pedir permiso a Israel para salir del territorio y, si lo obten¨ªan, acudir a los hospitales palestinos en Jerusal¨¦n Este. El m¨¢s importante es el Makassed, financiado con fondos palestinos y de pa¨ªses ¨¢rabes, donde la ANP sufraga el tratamiento de los pacientes de Gaza y Cisjordania, como era el caso de Nabil.
Este joven no fue el ¨²nico paciente gazat¨ª detenido en Jerusal¨¦n despu¨¦s del ataque de Ham¨¢s contra Israel del 7 de octubre, que caus¨® 1.200 muertos. Seg¨²n testimonios recogidos por este diario en Ramala, la polic¨ªa israel¨ª arrest¨® a otros enfermos o a sus acompa?antes en un hotel e incluso en el interior del hospital Makassed. Aseel Abu Rass, portavoz de la ONG Physicians for Human Rights (M¨¦dicos por los Derechos Humanos), confirma que unos agentes de ese cuerpo de seguridad llevaron a cabo una ¡°redada¡± en ese complejo hospitalario el 2 de noviembre.
A Nisreen, de 39 a?os, se la llevaron esposada con bridas de pl¨¢stico, asegura, sentada en un sill¨®n cerca de donde Nabil muestra en su m¨®vil el v¨ªdeo de una colonoscopia. Esta palestina no quiere que le hagan fotos ni tampoco dar su apellido. Tiene miedo. Nisreen estaba en el hospital esperando para empezar un tratamiento por secuelas en una rodilla de un c¨¢ncer de mama que padeci¨® en 2012. ¡°Eran m¨¢s o menos las diez de la ma?ana cuando los polic¨ªas entraron. Estaban buscando a los gazat¨ªes. Nos detuvieron a nueve mujeres y nos llevaron a la comisar¨ªa que est¨¢ cerca de la calle Salah Eddine de Jerusal¨¦n¡±, relata.
¡°A la madre de un beb¨¦ que estaba ingresado la dejaron que volviera al hospital. A las dem¨¢s, nos tuvieron 12 horas interrog¨¢ndonos. A m¨ª no hac¨ªan m¨¢s que preguntarme a qu¨¦ tipo de tratamiento me estaba sometiendo. Pensaban que nuestra estancia en el hospital era una tapadera¡±. Al concluir este interrogatorio, prosigue, la polic¨ªa israel¨ª las llev¨® al puesto de control de Zeituna y las expuls¨® a Cisjordania. La Autoridad Nacional Palestina mand¨® luego un coche a recogerlas, explica Nisreen, y las aloj¨® a su cargo en el mismo hotel donde vive Nabil. En su despacho de Ramala, la ministra de Sanidad palestina, Mai al Kaila, se?ala que, en otra ocasi¨®n, el hospital Makassed se puso en contacto con su ministerio para comunicar que ten¨ªan que hacerse cargo de 20 enfermos de Gaza, porque, de lo contrario, ¡°los iban a detener¡±.
En esos mismos d¨ªas, Israel arrest¨® y expuls¨® a Gaza o a Cisjordania a miles de gazat¨ªes que hasta entonces trabajaban en el pa¨ªs y a quienes la guerra sorprendi¨® fuera de la Franja. Un millar de esos trabajadores arrestados sigue en paradero desconocido. Entre los detenidos, a Physicians for Human Rights le consta al menos la presencia de un ni?o enfermo y su padre. ¡°Desgraciadamente, no tenemos informaci¨®n sobre si han sido liberados o no¡±, lamenta la portavoz de la ONG.
El argumento de Israel para arrestar a estos gazat¨ªes es que sus permisos de estancia hab¨ªan caducado, aseguraba un comunicado de la polic¨ªa de principios de mes. Las autoridades israel¨ªes sostienen que incluso la parte palestina de Jerusal¨¦n forma parte de su territorio. Naciones Unidas considera a Jerusal¨¦n Este como un territorio palestino ocupado por Israel. ¡°Cuando asalt¨® el hospital, la polic¨ªa no avis¨® a la direcci¨®n de que iban a venir a controlar a esas personas supuestamente en situaci¨®n irregular¡±, critica la portavoz de Physicians for Human Rights. ¡°Se limitaron a sellar las puertas de entrada, irrumpir en el hospital y detener violentamente incluso a las ancianas que acompa?aban a ni?os e interrogar al personal sanitario. Es inaceptable¡±, subraya Abu Rass. Incluso si era cierto que sus permisos hab¨ªan caducado, ¡°esas personas no ten¨ªan a d¨®nde ir¡±, pues no pod¨ªan volver a Gaza, recalca. Algunos de los detenidos eran ¡°padres que estaban acompa?ando a sus hijos enfermos, por lo que los ni?os se quedaron solos en el hospital¡±, repite la portavoz.
El trasfondo de estas detenciones para Abu Rass es que ¡°la infraestructura sanitaria palestina es considerada [por Israel] c¨®mplice del sistema terrorista¡±. Luego recuerda ¡°lo que est¨¢ pasando con los hospitales de Gaza¡±. Este contexto que afecta a todos los palestinos es a¨²n peor para los pacientes que vienen de Gaza, a causa del bloqueo de Israel. Los enfermos gazat¨ªes se enfrentan, por un lado, a un sistema sanitario medio desmantelado por los 17 a?os que dura ese bloqueo, y, por otro, a lo que Abu Rass define como un ¡°infierno burocr¨¢tico¡±: el proceso de pedir una autorizaci¨®n a Israel para salir del enclave y tratarse fuera.
Ni los criterios de las autoridades israel¨ªes para aprobar esas solicitudes ni los motivos por los que se deniegan son p¨²blicos. S¨ª se sabe que el principal condicionante es la seguridad. La m¨¢s remota sospecha de que el enfermo mantiene relaci¨®n con Ham¨¢s basta para que Israel diga no o ni siquiera conteste. Por tener un hermano relacionado con Ham¨¢s, enfermas de c¨¢ncer de mama, por citar un ejemplo, han muerto a falta del permiso para salir de Gaza. En 2022, seg¨²n la ONG B¡¯Tselem, Israel deneg¨® 20.000 peticiones de pacientes y acompa?antes. La portavoz de Physicians for Human Rights destaca que el bloqueo permite a Israel asegurarse de que la Franja dependa de su ¡±ayuda como potencia ocupante. Es como si mantuvieran a los gazat¨ªes sumergidos en el agua, pero con la cabeza algo fuera¡±.
Miedo
La vida de Nisreen no corre peligro. Un caso distinto es Nabil, cuya ¨²nica posibilidad de curaci¨®n ahora es operarse en Jordania. Como en Gaza, tampoco los hospitales de Cisjordania tienen medios para tratar casos como el suyo. La ANP se ha ofrecido a pagar el tratamiento en ese pa¨ªs, pero el escollo es el viaje. La ministra Al Kaila explica que muchos gazat¨ªes no pueden viajar al extranjero porque solo disponen de pasaportes palestinos, que no todos los Estados reconocen. Jordania les concede permisos temporales, pero hay que aportar documentos de los que no disponen estos enfermos atrapados en Cisjordania.
Yusef Mohamad, de dos a?os, llora porque quiere un refresco. El ni?o tiene hemofilia y tambi¨¦n iba a ser tratado en el hospital Makassed. A este ni?o y su madre no los detuvo la polic¨ªa israel¨ª. Escaparon por miedo. Desde el ataque de Ham¨¢s del 7 de octubre, grupos de colonos israel¨ªes ¡°rodeaban el hotel¡± en el que se alojaban en Jerusal¨¦n Este y los amenazaban, recuerda la mujer. El 10 de octubre, esta madre escap¨® con su hijo en un taxi que los llev¨® a Ramala.
¡°Al d¨ªa siguiente, la polic¨ªa hizo una redada en el hotel y detuvo a 10 mujeres que estaban acompa?ando a sus hijos con c¨¢ncer. Un d¨ªa despu¨¦s, les permitieron volver al hospital con los ni?os pero, al d¨ªa siguiente, fueron otra vez al hospital para expulsarlas¡±, recalca la madre de Yusef. Otra gazat¨ª que est¨¢ a su lado lo confirma. Este diario llam¨® por tel¨¦fono a una de esas 10 madres de ni?os con c¨¢ncer detenidas y expulsadas. La mujer declin¨® hablar.
Abdallah Abutuor, de 33 a?os, parece un hombre piadoso. Tampoco a ¨¦l lo detuvo Israel pero, como muchos otros, se refugi¨® en Ramala cuando empez¨® la guerra en su Gaza natal. Sigue confiando en que el hospital jud¨ªo Hadassah de Jerusal¨¦n ¡ªen la parte jud¨ªa de la ciudad¡ª remita al hospital palestino Makassed los resultados de las pruebas gen¨¦ticas que desvelen el extra?o mal que afecta a dos de sus cinco hijos: las ni?as Malak, de 13 a?os, y Etaf, de cinco.
Malak ¡ª¡°¨¢ngel¡± en ¨¢rabe¡ª sonr¨ªe sin parar mientras se lleva a la boca lo que queda de sus manos, apenas unos mu?ones. Malak y Etaf nacieron con dedos, pero despu¨¦s ¡°se los comieron¡±. Las ni?as han ido mordiendo y arranc¨¢ndose poco a poco sus propios dedos. Los brazos de ambas est¨¢n llenos de cicatrices y heridas de mordiscos.
La automutilaci¨®n no es su ¨²nico s¨ªntoma. Malak tiene el cuerpo de una ni?a de ocho a?os. Sus rasgos carecen de la armon¨ªa que acompa?a a la infancia: su mand¨ªbula es prominente y los huesos de sus brazos est¨¢n torcidos. Su padre asegura que los m¨¦dicos les dijeron que ¡°solo pod¨ªan tratarlas en Israel o en Alemania¡±. ?l a¨²n conf¨ªa en que, cuando acabe la guerra, Israel trate a sus hijas.
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