Vincent Chao, del partido gobernante PPD: ¡°Taiw¨¢n no se asusta f¨¢cilmente por las acciones militares de China¡±
El portavoz de campa?a de la formaci¨®n que lidera las encuestas para las elecciones del s¨¢bado lamenta que Pek¨ªn haya declarado como objetivo anexionarse la isla autogobernada ¡°pac¨ªficamente o por la fuerza si es necesario¡±
Vincent Chao (Taip¨¦i, 35 a?os) recibi¨® este mi¨¦rcoles a EL PA?S en un despachito abigarrado en la sede del Partido Progresista Democr¨¢tico (PPD), en Taip¨¦i. El l¨ªder de la formaci¨®n, el actual vicepresidente Lai Ching-Te, encabeza las encuestas para convertirse este s¨¢bado en el pr¨®ximo presidente de Taiw¨¢n, la isla autogobernada y democr¨¢tica que China considera una parte irrenunciable de su territorio y que tiene en Estados Unidos a su mayor aliado.
Chao ejerce como director de Asuntos Internacionales del PPD y portavoz de la campa?a de Lai. En la estancia, lo rodean pilas de cajas de lo que parece publicidad electoral en diversos formatos. Fuera, se extienden mesas repletas de afiches, banderas y pegatinas en las que predomina el color verde del partido. En una sala contigua, un equipo de edici¨®n sigue en un mural de pantallas la caravana motorizada del candidato Lai en otra ciudad. Son d¨ªas extenuantes. La recta final de la campa?a. Se percibe la tensi¨®n. A Chao este tramo definitivo le trae a la memoria el servicio militar, obligatorio en Taiw¨¢n, y recientemente elevado de cuatro meses a un a?o. ¡°Lo peor era siempre la ¨²ltima semana¡±, recuerda. Los siete d¨ªas finales, dice, se le est¨¢n haciendo ¡°como los ¨²ltimos tres meses¡±.
Chao expone por qu¨¦ estos comicios son mucho m¨¢s que unas elecciones en clave nacional. ¡°Lamentablemente, vivimos al lado de un vecino que ha declarado que su objetivo pol¨ªtico es anexionarse o unificar Taiw¨¢n pac¨ªficamente, si es posible, pero por la fuerza si es necesario¡±. Ese, a?ade, es el principal motor de las tensiones con el gigante asi¨¢tico. Seg¨²n Chao, China est¨¢ aumentando las capacidades para lograr ese resultado. ¡°Por eso importan nuestras elecciones. Porque debemos decidir sobre el mejor curso de acci¨®n para defender nuestra democracia, la libertad, nuestra forma de vida, para preservar el statu quo en el estrecho de Taiw¨¢n en medio de los crecientes desaf¨ªos¡±.
La sede del partido ocupa tres plantas del edificio. Se ve movimiento. Por las escaleras cruza atareado, con el m¨®vil pegado a la oreja, Junzhi Wu, director del departamento de Asuntos de China del PPD. En los bajos del bloque, se ha abierto un cuartel general de la campa?a de acceso libre a los ciudadanos. En ese lugar se celebrar¨ªa una eventual victoria. Dentro venden parafernalia con los colores de la formaci¨®n y abunda la simbolog¨ªa felina en referencia a ¡°diplomacia del gato¡± que ha proclamado la candidata a la vicepresidencia, Hsiao Bi-khim. Due?a de varias de estas mascotas, antes de ser nominada, ejerci¨® como representante de Taiw¨¢n ante Estados Unidos ¡ªno embajadora, ya que Washington no reconoce oficialmente a Taip¨¦i¡ª. Y all¨ª desarroll¨® esta teor¨ªa sobre las relaciones internacionales: para sobrevivir, el territorio ¡°ha de ser flexible¡± y a la vez dejar claro que ¡°uno no se puede meter con ellos¡±, explica un asesor del partido.
Para China, los taiwaneses deciden estos d¨ªas entre ¡°la guerra y la paz¡±. El PPD es la opci¨®n que menos gusta en Pek¨ªn, que ha descrito al vicepresidente Lai como un ¡°defensor de la independencia¡± y ¡°un alborotador e instigador de la guerra¡±. La Rep¨²blica Popular ve en este candidato una extensi¨®n de los ¨²ltimos ocho a?os del Gobierno de Tsai Ing-wen, la actual presidenta, tambi¨¦n del PPD, marcados por la ausencia de comunicaci¨®n con Pek¨ªn, las crecientes tensiones en el Estrecho y el acercamiento a Washington.
Una de las grandes l¨ªneas rojas de Pek¨ªn ser¨ªa una declaraci¨®n de iure de la independencia. Chao no lo ve necesario. ¡°Ya somos independientes. Lo hemos sido durante mucho tiempo¡±, dice. ¡°Tenemos nuestro ej¨¦rcito, nuestra econom¨ªa, nuestro sistema legal, nuestra constituci¨®n, un Gobierno elegido democr¨¢ticamente. No creo que nadie pueda decir que estamos subordinados a otro pa¨ªs. La Rep¨²blica de China [nombre oficial de Taiw¨¢n] es algo que existe¡±.
La guerra sigue siendo una opci¨®n impensable
Afirma que, en caso de ganar, Lai seguir¨¢ con el legado de Tsai. Tambi¨¦n dar¨¢ ¡°muestras de apertura y voluntad de entablar un di¨¢logo con Pek¨ªn sobre la base de la paridad y la dignidad¡±. El candidato del PPD ha presentado un plan con cuatro pilares ¡°para garantizar una paz sostenible¡±, entre los que destaca la mejora de la capacidad disuasoria. En palabras del portavoz, se trata de ¡°asegurar que la guerra sigue siendo una opci¨®n impensable para cualquiera de las partes involucradas; que todo el mundo se d¨¦ cuenta de que no habr¨¢ vencedores¡±.
Chao, que trabaj¨® como director de pol¨ªtica en la oficina de representaci¨®n de Taiw¨¢n en Washington, y ha ocupado varios cargos vinculados a la Seguridad Nacional y Exteriores, explica c¨®mo resuenan los ecos de la invasi¨®n rusa de Ucrania en la isla. ¡°Especialmente entre los partidarios del PPD, creo que ha reforzado el compromiso que cualquier democracia debe tener para garantizar su propia autodefensa y asegurar la disuasi¨®n. Para muchos en Taiw¨¢n es una muestra de que la amenaza de los actores autoritarios es real. No solo algo que exista sobre el papel. Hay acciones reales que se est¨¢n llevando a cabo hoy en el contexto del autoritarismo frente a la democracia, y Ucrania est¨¢ en primera l¨ªnea¡±.
El apoyo a este pa¨ªs, prosigue, es algo ¡°muy importante para muchos taiwaneses¡±. La guerra en Europa, a?ade, tambi¨¦n ha ampliado el campo para que la propaganda del Kremlin trabaje junto a la del Partido Comunista chino. En Taiw¨¢n se extiende, seg¨²n cuenta, una narrativa similar a la que us¨® el Kremlin para justificar la invasi¨®n, sobre la excesiva cercan¨ªa de Occidente a sus fronteras. Bajo este prisma, Taiw¨¢n deber¨ªa atender las preocupaciones de seguridad de China, y alejarse de Estados Unidos.
El Gobierno actual ha denunciado la interferencia de China en las elecciones. No es nada nuevo. En 1996, durante los primeros comicios presidenciales, Pek¨ªn dispar¨® misiles en el Estrecho, pero eso contribuy¨® a la victoria del candidato que menos gustaba en el gigante asi¨¢tico. ¡°El pueblo taiwan¨¦s no se asusta f¨¢cilmente por las acciones militares. De hecho, aumentan nuestra determinaci¨®n para tomar nuestras propias decisiones¡±, dice Chao.
En los ¨²ltimos tiempos, la intervenci¨®n china se ha vuelto ¡°m¨¢s sofisticada y compleja¡±, a?ade. No hay salvas de misiles, pero s¨ª, por ejemplo, el lanzamiento el martes por parte de China de un sat¨¦lite al espacio cuya trayectoria hizo saltar las alarmas de emergencia; o un creciente n¨²mero de globos y aviones de combate chinos surcando los cielos pr¨®ximos a la isla. A esto, a?ade la estrategia de desinformaci¨®n, ¡°dise?ada para polarizar nuestra sociedad, socavar las instituciones y degradar a¨²n m¨¢s nuestra democracia¡±. O la coerci¨®n econ¨®mica, con episodios como la imposici¨®n de restricciones a la importaci¨®n de determinados productos, como los mangos, destinada a afectar a determinados sectores tradicionalmente vinculados al PPD, seg¨²n Chao.
Las urnas se abren en Taiw¨¢n en un momento en el que el mundo est¨¢ atravesado de guerras. En la historia moderna, concluye el portavoz, ha habido siempre tres grandes focos potencialmente inflamables: Europa, Oriente Pr¨®ximo y la regi¨®n de Asia Pac¨ªfico. En los dos primeros se han desatado contiendas. ¡°Sorprendentemente¡±, dice, esta regi¨®n ha logrado de momento esquivar el conflicto. ¡°No es bueno para nadie. Y nuestro compromiso es evitarlo¡±.
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