Blinne N¨ª Ghr¨¢laigh, la abogada irlandesa que present¨® el alegato m¨¢s firme contra Israel
La letrada, especializada en derecho internacional humanitario, particip¨® en el equipo legal de Sud¨¢frica que llev¨® la acusaci¨®n de genocidio en Gaza ante el Tribunal Internacional de Justicia
Es probable que la primera sorprendida por la inesperada avalancha de admiraci¨®n que provoc¨® su alegato final ante el Tribunal Internacional de Justicia, en el que acus¨® a Israel de llevar a cabo un genocidio en Gaza, fuera la propia Blinne N¨ª Ghr¨¢laigh. La vida y las convicciones de esta abogada irlandesa la hab¨ªan preparado desde un principio para construir un discurso tan propio y tan apasionado.
Cuando ten¨ªa 12 a?os ¡ªcont¨® a la revista Irish Legal News en 2022, al ser elegida ¡°letrada del mes¡±¡ª, encontr¨® en una de las estanter¨ªas de su madre, repletas de libros, un folleto sobre Majella O¡¯Hare. Un paracaidista brit¨¢nico hab¨ªa disparado en 1976 por la espalda a la peque?a cuando caminaba hacia la iglesia, en el pueblo norirland¨¦s de Whitecross.
Blinne pregunt¨® llorando c¨®mo se hab¨ªa podido permitir un crimen as¨ª. ¡°Haz algo al respecto¡±, le contest¨® su madre, que se hab¨ªa trasladado con sus dos hijas a Londres y las hab¨ªa sacado adelante. Lleg¨® a ser vicedirectora de un colegio p¨²blico. ¡°Pienso a menudo en aquella respuesta. Sus palabras removieron algo en mi interior. Todav¨ªa conservo ese folleto despu¨¦s de tantos a?os ¡ªla abogada est¨¢ ya en la treintena¡ª y lo tengo enmarcado en mi despacho, para recordarme qu¨¦ es lo que me impuls¨® hasta aqu¨ª¡±, recuerda Blinne.
Colegiada como barrister (el abogado que, en el derecho com¨²n ingl¨¦s, argumenta jur¨ªdicamente ante un tribunal) en 2005, trabaja en Matrix Chambers, un despacho con sedes en Londres, Ginebra y Bruselas. Se incorpor¨® al equipo legal de Sud¨¢frica que ha defendido en La Haya, ante el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU, la acusaci¨®n de este pa¨ªs africano contra Israel por supuesto genocidio en su ofensiva b¨¦lica de Gaza.
Solo la flexibilidad del sistema educativo brit¨¢nico permite que personas con una profunda vocaci¨®n de servicio p¨²blico y de justicia se incorporen, aunque sea a destiempo y sin planificarlo, al mundo del derecho. N¨ª Ghr¨¢laigh estudi¨® franc¨¦s y lat¨ªn en el Queens¡¯ College de Cambridge. Solo al final del grado comprendi¨® que le atra¨ªa el mundo legal, y se prepar¨® para realizar el curso puente que le permitir¨ªa dar el salto.
Antes trabaj¨® un par de a?os para un centro de pensamiento ¡ªthink tank¡ª estadounidense, con la intenci¨®n de ahorrar lo necesario para sus estudios. El carril convencional la llevaba a prepararse como solicitor, el tipo de abogado brit¨¢nico m¨¢s volcado en la preparaci¨®n de casos o en el trabajo de despacho que en la argumentaci¨®n jur¨ªdica ante un tribunal, aunque haya excepciones al respecto.
Pero el car¨¢cter es el destino, y la personalidad combativa y activista de N¨ª Ghr¨¢laigh le condujo a aceptar la oferta de actuar como observadora legal en la Comisi¨®n de Investigaci¨®n sobre el Domingo Sangriento de Irlanda del Norte. El Bloody Sunday es un hito hist¨®rico en el conflicto de esa isla. 14 civiles desarmados murieron a manos del ej¨¦rcito brit¨¢nico el 30 de enero de 1972, cuando participaban en una manifestaci¨®n pac¨ªfica en favor de los derechos civiles en la localidad de Londonderry (Derry a secas, para los republicanos norirlandeses).
¡°Fue un inmenso privilegio ser parte de aquel proceso legal hist¨®rico, y representar y conocer a aquellas familias. Sigo manteniendo amistad con muchas de ellas¡±, cont¨® a Irish Legal News. ¡°Su firme dignidad, su resistencia y su constancia a la hora de perseguir la verdad y la justicia durante a?os sigue siendo fuente de inspiraci¨®n¡±, se?alaba N¨ª Ghr¨¢laigh. Aquel caso le convenci¨® de que su destino estaba en un estrado, argumentando ante un tribunal.
Londres fue el escenario de su infancia y adolescencia, pero los veranos familiares eran siempre para Irlanda. Habla un irland¨¦s fluido, y conoce la m¨²sica y el baile de la isla. Su madre, Neasa, criada en Dubl¨ªn, pero con ra¨ªces en el condado de Mayo, en la costa oeste irlandesa, inculc¨® en las hijas un profundo sentimiento republicano.
Solidaridad con Palestina
La causa palestina provoca en Irlanda una solidaridad similar a la que provoca en Sud¨¢frica. La abogada particip¨® en 2009 en una misi¨®n de observaci¨®n legal en Gaza, comisionada por la ONU, despu¨¦s de la invasi¨®n militar llevada a cabo por Israel, conocida como Operaci¨®n Plomo Fundido. ¡°Es dif¨ªcil poner en palabras el nivel de devastaci¨®n y trauma que presenci¨¦. Una de las experiencias profesionales que m¨¢s me ha marcado¡±, recuerda. Cuando muri¨® su madre, en 2011, la familia pidi¨® a los allegados que el dinero de las flores lo destinaran a la Campa?a de Solidaridad con Palestina.
Especializada en derecho internacional humanitario y en la defensa del derecho a la protesta, ha protagonizado causas jur¨ªdicas relevantes, como la acusaci¨®n de genocidio que present¨® Croacia contra Serbia en el mismo Tribunal Internacional de Justicia donde ahora se dirime la acusaci¨®n contra Israel impulsada por Sud¨¢frica.
El caso que lanz¨® a N¨ª Ghr¨¢laigh al estrellato, sin embargo, fue el de los cuatro de Colston. La abogada defendi¨® en los tribunales a Rhian Graham, la ¨²nica mujer del cuarteto acusado de arrojar al muelle de Bristol en 2022 la estatua de Edward Colston, benefactor de esa ciudad brit¨¢nica, que hab¨ªa hecho su fortuna con el tr¨¢fico de esclavos.
Los cuatro fueron absueltos, en un caso paradigm¨¢tico, para demostrar que, en ocasiones, bajo las normas criminales puede haber razones morales y de justicia m¨¢s poderosas, que hacen valer su peso. Los acusados, convenci¨® N¨ª Ghr¨¢laigh al juez, hab¨ªan actuado bajo la eximente de ¡°creencia en el consentimiento¡± de los afectados por su atentado contra la propiedad p¨²blica, convencidos como estaban de que los ciudadanos de Bristol estaban de acuerdo con que la estatua se derribara. Y bajo la eximente, tambi¨¦n, de ¡°prevenci¨®n de un delito¡±, porque los cuatro llegaron a la conclusi¨®n de que ten¨ªa algo de criminal homenajear con hierro fundido al responsable de la esclavitud de m¨¢s de 80.000 seres humanos, y de la muerte de 20.000 de ellos.
¡°La Convenci¨®n [para la prevenci¨®n y el castigo del delito] del genocidio es mucho m¨¢s que la construcci¨®n de precedentes legales. Es sobre todo la confirmaci¨®n y el respaldo a principios elementales de moralidad¡±, dec¨ªa N¨ª Ghr¨¢laigh en su alegato final ante el Tribunal Internacional de Justicia, al que reclamaba como medida cautelar de urgencia la exigencia de un cese inmediato de los ataques del ej¨¦rcito israel¨ª en Gaza.
Ha sido esa persecuci¨®n constante de una justicia moral, casi como la persecuci¨®n de un destino, la que acab¨® colocando a la letrada irlandesa en un estrado para que la escucharan 17 magistrados, y millones de ciudadanos de todo el mundo.
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