Los colonos, el otro ¡®ej¨¦rcito¡¯ de Israel en la guerra contra Ham¨¢s
El Gobierno de Netanyahu sigue impulsando a jud¨ªos violentos que ocupan Palestina pese a las sanciones internacionales que pesan sobre ellos, seg¨²n Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos
¡°Tenemos un enemigo. Tienen que ayudarnos a luchar contra el diablo, a luchar contra Ham¨¢s, a luchar contra los terroristas. Nosotros no somos los terroristas¡±. Ilana Shimon, de 49 a?os, realiza ese llamamiento desde la cocina de su casa prefabricada en un asentamiento ilegal sobre una colina de Cisjordania, en la Palestina ocupada por Israel mientras varios de sus diez hijos revolotean alrededor. Bajo una especie de mandato divino que supuestamente otorga a los jud¨ªos estas tierras, Ilana y su marido, el abogado Yehuda Shimon, se apoyan en argumentos mesi¨¢nicos y b¨ªblicos para defender su vida junto a otras 400 personas en el asentamiento de Havat Gilad (Granja Gilad), a las afueras de la ciudad de Nablus.
Desde el 7 de octubre, d¨ªa en que comenz¨® la guerra con al ataque de Ham¨¢s en el que fueron asesinadas en Israel unas 1.200 personas, la violencia de los colonos, as¨ª como la impunidad y el apoyo que reciben por parte del aparato del Estado se ha multiplicado, seg¨²n denuncian Naciones Unidas y organizaciones humanitarias israel¨ªes como B¡¯Tselem o Peace Now (Paz Ahora). En estos cuatro meses y medio, las tropas israel¨ªes han matado a casi 30.000 palestinos. La llamada a filas de m¨¢s de 300.000 reservistas israel¨ªes ha hecho que muchos colonos vistan ahora de uniforme, como los 40 de Havat Gilat, lo que supone casi la mitad del centenar de hombres adultos del asentamiento.
Desde 2007, la familia Shimon forma parte del medio mill¨®n largo de jud¨ªos que viven ilegalmente en Cisjordania (hay unos 100.000 m¨¢s en Jerusal¨¦n Este). En contra de los informes de las organizaciones de derechos humanos, niegan los ataques e insisten, como justificaci¨®n, en que los actos de violencia que se producen por parte de israel¨ªes son ¨²nicamente en respuesta a los llevados a cabo por palestinos.
¡°Hay unos 500.000 jud¨ªos residiendo en Judea y Samaria (denominaci¨®n oficial israel¨ª de Cisjordania) y puede que sean una veintena, incluso hasta un centenar los que participan en esos acontecimientos¡±, se?ala refiri¨¦ndose a los ataques de colonos David Haivri, vecino del asentamiento de Tapuah durante tres d¨¦cadas antes de instalarse recientemente en Jerusal¨¦n. ¡°Eso no es representativo, aunque quede muy colorista a ojos de los medios de comunicaci¨®n¡±, comenta durante un viaje por la zona. ¡°No creo que nadie pueda decir que los ataques de jud¨ªos contra palestinos puedan considerarse un evento de importancia comparado con la situaci¨®n que pueda vivirse en Espa?a, Inglaterra o cualquier otra parte del mundo¡±, se?ala.
Israel cree que hay que acabar con la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) tras acusar a 12 de sus 33.000 empleados de haber participado en el ataque del 7 de octubre. Preguntado al respecto, sobre si esos 12 son representativos, Haivri afirma que el movimiento de los colonos ¡°no es una entidad oficial¡± a diferencia de la UNRWA, ¡°una organizaci¨®n humanitaria que recibe fondos internacionales¡±.
Con frecuencia, los colonos se adentran en los campos y arrancan los olivos de los palestinos o les impiden recoger las aceitunas. ¡°Puede que sea verdad ?Y qu¨¦? Ellos cortan los nuestros¡±, responde Yehuda Shimon enmarc¨¢ndolo en los problemas que pueden surgir entre vecinos al tiempo que insiste en que la convivencia es algo que prev¨¦n los libros sagrados sin importar la religi¨®n que profese cada uno. Pero, de inmediato, a?ade: ¡°Los palestinos siempre est¨¢n llorando. Mira mi casa (comenta se?alando a su vivienda prefabricada) y mira las de ellos. Les damos todo. Carreteras, electricidad, agua¡ y ellos no pagan. Yo pago impuestos al Gobierno para que ellos tengan todo eso sin pagar¡±.
¡°?Ves a nuestro alrededor olivos cortados o quemados?¡±, pregunta David Haivri mientras se?ala un campo junto a la carretera. Alude a Cisjordania como la tierra prometida, pero a?ade, adem¨¢s, que Israel gan¨® su derecho a ella al vencer en 1967 la ¡°guerra defensiva¡± frente a los ¨¢rabes. Haivri es concluyente: ¡°?Una soluci¨®n con dos Estados? Esa no es una opci¨®n. No puede haber dos Estados aqu¨ª, y menos si uno es una entidad palestina con un ej¨¦rcito¡±. Se pueden integrar y adaptar a las leyes de Israel sin dejar de ser musulmanes o cristianos, a?ade.
Sanciones occidentales
En una medida in¨¦dita, Estados Unidos dict¨® a principios de febrero sanciones contra cuatro colonos, a los que considera extremadamente violentos. D¨ªas despu¨¦s, Reino Unido hizo lo mismo con otros cuatro. Francia anunci¨® que castigar¨¢ a 28, pero no ha ofrecido las identidades. Ahora, Espa?a piensa tomar medidas similares. La sanciones ¡°me parecen una broma¡±, valora Yehuda Shimon. ¡°En la historia, en la Biblia, sabemos que cada vez que alguien hace algo en nombre del diablo lo acaba pagando¡±, agrega.
Havat Gilad se fund¨® de la mano de Moshe Zar, miembro de una c¨¦lula del grupo Jewish Underground que atent¨® en 1980 contra el alcalde de la ciudad palestina de Nablus. Se trata de una organizaci¨®n considerada terrorista por Israel. La colonia naci¨® en venganza por el asesinato de su hijo Gilad Zar en 2001 a manos de palestinos en una carretera de Cisjordania.
¡°No podemos ser est¨²pidos. Si ellos vienen a matarnos, nosotros tenemos el derecho de matarlos a ellos antes¡±, defiende Ilana Shimon, sin dejar de defender que hay que tender ¡°puentes de convivencia¡±. Cuenta que unos d¨ªas antes de esta entrevista acudi¨® a manifestarse con sus hijos y otros colonos a la vecina localidad palestina de Hawara, foco constante de tensi¨®n y escenario de los ¨²ltimos ataques por parte de jud¨ªos sobre palestinos. Preguntada por los coches que los colonos jud¨ªos queman en Hawara, responde que no sabe, que pueden ser ellos mismos, los palestinos, los que los queman.
En 2018, el rabino de la comunidad, Raziel Sevach, fue tambi¨¦n asesinado en un ataque similar al de Gilad Zar. Eso abri¨® la puerta a que el Gobierno israel¨ª legalizara el asentamiento de Havat Gilad, algo que, seis a?os despu¨¦s no ha ocurrido. ¡°Seguimos sin recibir de las autoridades electricidad, agua, gas, seguridad, guarder¨ªa, centro de salud, jardines, carretera¡¡±, explica sin tono de reproche Ilana Shimon, responsable de captar fondos para ¡°sobrevivir¡±, porque, asegura, les llegan aportaciones privadas suficientes de ¡°gente que cree en la Biblia, que cree en que Dios nos entreg¨® esta tierra¡±.
Por eso mismo, cuando en 2005 el entonces primer ministro Ariel Sharon acept¨® sacar a los m¨¢s de 8.000 colonos que ocupaban Gaza, Yehuda Shimon decidi¨® instalarse all¨ª con su familia. Durante tres meses habitaron en una tienda de campa?a en la playa hasta que tuvieron que aceptar irse. ¡°Quer¨ªamos luchar contra la evacuaci¨®n¡±, explica.
Hoy, en torno a cien familias residen en Havat Gilad, una colina asomada a la costa del Mediterr¨¢neo, desde donde se entrev¨¦n las ciudades de Tel Aviv y Netanya, a una veintena de kil¨®metros en l¨ªnea recta. Rodeados de pueblitos palestinos, en el asentamiento dominan las casas prefabricadas, como la que acoge a los Shimon, y todav¨ªa hay quien habita en uno de los viejos autobuses que, a comienzos de siglo, acogieron a los primeros vecinos.
Asesinato de un agricultor palestino
Un tiro en el pecho acab¨® en la ma?ana del 28 de octubre con la vida de Bilal Saleh, un agricultor palestino de 40 a?os. Este enviado especial entrevist¨® a varios testigos, entre ellos sus dos hijos, ese mismo d¨ªa tras el entierro en el pueblo de Sawiya (Cisjordania). Todos ellos coincidieron en se?alar a un asentamiento desde el que bajaron hacia el olivar de la familia Saleh varios hombres armados sin que los militares, testigos en la distancia, hicieran nada por detenerlos.
Yossi Dagan, uno de los responsables de los asentamientos de la zona donde tuvo lugar el ataque en el que muri¨® Bilal Saleh, afirm¨® que el autor del asesinato actu¨® en defensa propia porque estaban siendo atacados ¡°por decenas de miembros de Ham¨¢s¡±. ¡°Apoyo completamente al combatiente que dispar¨®¡±, agreg¨®, seg¨²n inform¨® el diario The Jerusalem Post. ¡°Es rid¨ªculo que los colonos maten¡±, afirma el abogado Yehuda Shimon negando una y otra vez esos hechos. Un militar que no estaba de servicio fue detenido dos d¨ªas despu¨¦s acusado de matar a Bilal Saleh. Su abogado defensor, Adi Keidar, pertenece a Honenu, la misma asociaci¨®n con la que trabaja Shimon y que, seg¨²n Peace Now, ¡°ofrece defensa legal a colonos u otras personas que ejercen la violencia¡±.
La ONG B¡¯Tselem ha documentado durante el actual conflicto el desplazamiento forzoso de 151 familias palestinas de Cisjordania fuera de su lugar de residencia, en total 1.009 personas de las que 371 son menores, por los ataques y presiones de los colonos, que act¨²an acompa?ados y protegidos por militares.
Las sanciones contra individuales de pa¨ªses como Estados Unidos o Reino Unido no reflejan la responsabilidad del Gobierno de Israel por el uso de esa violencia, entiende Dror Sadot, portavoz de esta organizaci¨®n israel¨ª de derechos humanos. ¡°Estamos b¨¢sicamente ante violencia del Estado pues se otorga a esos colonos impunidad¡±, defiende. Entiende que es importante lanzar ese mensaje, pero la efectividad de esas sanciones contra un pu?ado de colonos la considera ¡°limitada¡±. Seg¨²n Sadot, desde el 7 de octubre, hay m¨¢s ataques, m¨¢s violencia, m¨¢s incidentes con disparos, se ha armado a m¨¢s colonos y algunos de ellos forman ahora parte del ej¨¦rcito. El Estado quiere mantenerse apartado de esos actos de violencia, pero B¡¯Tselem entiende que es una pol¨ªtica marcada desde arriba.
¡°Un buen a?o para los asentamientos, un mal a?o para Israel¡±, as¨ª resume la organizaci¨®n israel¨ª Peace Now la actividad desarrollada en torno a los colonos jud¨ªos el a?o pasado. Las cifras que manejan muestran que se han creado ¡°condiciones sin precedentes¡± para el ascenso de este movimiento en Palestina a la sombra del Gobierno que dirige el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu desde diciembre de 2022.
En los doce meses de 2023, seg¨²n datos hechos p¨²blicos la semana pasada, se crearon 26 nuevas colonias mientras que un total de 21 localidades palestinas fueron desplazadas de su tierra; se anunci¨® y autoriz¨® la creaci¨®n de 12.349 nuevas viviendas en Cisjordania; avances administrativos para la anexi¨®n de m¨¢s tierra; y un presupuesto de tres millones de sh¨¦queles (unos 750.000 euros) para nuevas carreteras en asentamientos, lo que supone, aproximadamente, el 20% de ese tipo de inversiones. Tras el ataque de tres palestinos el pasado jueves a las puertas de uno de esos asentamientos en el que muri¨® asesinado un israel¨ª, las autoridades han anunciado un plan para construir 3.000 nuevas viviendas en Cisjordania. La espiral inmobiliaria ilegal no cesa.
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