Detenciones masivas y traslados forzosos: as¨ª se destierra con dinero europeo a migrantes en el norte de ?frica
Una investigaci¨®n de EL PA?S con Lighthouse Reports revela c¨®mo Marruecos, Mauritania y T¨²nez usan la financiaci¨®n europea para detener y desplazar forzosamente a migrantes y refugiados. Las v¨ªctimas son principalmente personas negras; el objetivo: evitar que lleguen a Europa
Han pasado m¨¢s de cuatro a?os, pero a Timothy Hucks le hierve la sangre cada vez que lo recuerda. En Estados Unidos o en Europa, lo que le ocurri¨® a este neoyorquino en Marruecos podr¨ªa considerarse un secuestro.
Era marzo de 2019 y a Hucks, que entonces trabajaba como profesor de ingl¨¦s en Rabat, lo hab¨ªa dejado su novia. Arrasado, lo ¨²nico que quer¨ªa era beberse una botella entera de vino, as¨ª que dej¨® una quiche en el horno y su m¨®vil encima de la mesa y sali¨® hacia una licorer¨ªa que estaba a solo cuatro minutos de su casa. Acab¨® detenido y desterrado a una ciudad a m¨¢s de 300 kil¨®metros de la capital marroqu¨ª. Junto a ¨¦l, hab¨ªa decenas de chicos. Todos ellos ten¨ªan algo en com¨²n: eran negros.
Idiatou y Bella rogaron a sus captores, las fuerzas de seguridad mauritanas, que no las dejasen en tierra de nadie, sin tel¨¦fono y sin dinero, porque no sabr¨ªan c¨®mo volver ni c¨®mo pedir ayuda. Pero acabaron abandonadas y descalzas en un puesto fronterizo entre Mauritania y Mal¨ª, en una zona donde act¨²an grupos yihadistas.
Fran?ois, un m¨²sico camerun¨¦s con un ni?o de seis a?os a su cargo, termin¨® sufriendo alucinaciones en mitad de un paraje des¨¦rtico en T¨²nez del que le cost¨® salir nueve d¨ªas. Era la primera, pero no la ¨²ltima vez que le dejar¨ªan tirado en mitad de la nada.
Cada a?o, decenas de miles de personas como Timothy, Idiatou, Bella o Fran?ois ¨Dlos tres ¨²ltimos no dan su apellido por razones de seguridad¨D acaban desterradas en zonas des¨¦rticas o ciudades remotas en el norte de ?frica. Es el castigo al que se somete a migrantes y refugiados que aspiran a llegar a Europa a bordo de una patera o saltando una valla. Arrojados en alg¨²n rinc¨®n del S¨¢hara, el mayor desierto c¨¢lido del mundo, sin m¨®viles, sin dinero, sin agua y hasta sin zapatos, los que sobreviven relatan secuestros, extorsiones, torturas, violencia sexual o ataques de perros azuzados por las fuerzas de seguridad. Una pr¨¢ctica que se aplica de forma sistem¨¢tica casi en exclusiva contra personas negras y que cuenta con un c¨®mplice silencioso: la Uni¨®n Europea.
Una investigaci¨®n de EL PA?S con la organizaci¨®n Lighthouse Reports y otros medios extranjeros ha documentado de la forma m¨¢s exhaustiva hasta la fecha c¨®mo los fondos europeos financian estas operaciones en Marruecos, Mauritania y T¨²nez.
Lugares verificados de abandono
Rabat
Beni Melal
MARRUECOS
Tiznit
200 km
MAURITANIA
Nuadib¨²
Nuakchot
Rosso
Gogui
200 km
T¨²nez
T?NEZ
Sfax
200 km
Lugares verificados de abandono
Rabat
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MARRUECOS
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200 km
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Rosso
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T¨²nez
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T¨²nez
Rabat
Beni Melal
MAURITANIA
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Nuadib¨²
MARRUECOS
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Nuakchot
Rosso
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200 km
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Lugares verificados de abandono
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Rosso
Gogui
200 km
200 km
200 km
¡°Cuando la Uni¨®n Europea te da dinero para bloquear las fronteras, tienes que deshacerte de los inmigrantes irregulares en tu territorio. O, al menos, complicarles la vida¡±, afirma una fuente europea que ha trabajado en programas financiados por los fondos europeos para ?frica. ¡°Si un inmigrante de Guinea est¨¢ en Marruecos y lo llevas al S¨¢hara dos veces, a la tercera pedir¨¢ el retorno voluntario [a su pa¨ªs]¡±, mantiene este interlocutor, que pide el anonimato por miedo a que las autoridades marroqu¨ªes dificulten su trabajo.
Las primeras evidencias de estas operaciones se remontan a 2003 en Marruecos, pero con los a?os se han ido sistematizando. El pasado verano hasta pudieron verse por televisi¨®n. Hombres, mujeres y ni?os negros se mostraban frente a las c¨¢maras en tierra de nadie entre T¨²nez y Libia. La foto de una mujer y su hija muertas por deshidrataci¨®n en la arena dio la vuelta al mundo.
Ante tales im¨¢genes, la comisaria de Interior de la UE, Ylva Johansson, mostr¨® su preocupaci¨®n, pero subray¨®: ¡°El dinero europeo no est¨¢ financiando la deportaci¨®n de inmigrantes. Eso es totalmente falso¡±.
Durante m¨¢s de un a?o, esta investigaci¨®n ha reunido pruebas que demuestran no solo que estas operaciones son de sobra conocidas en Bruselas desde hace a?os, sino que se ejecutan gracias al dinero, los veh¨ªculos, los equipamientos y la inteligencia que proporciona la UE. Es una estrategia de dispersi¨®n en la que Espa?a tiene un papel destacado.
Las entrevistas a m¨¢s de medio centenar de supervivientes, as¨ª como a una decena de fuentes policiales y comunitarias, se?alan la violaci¨®n rutinaria de convenios y tratados internacionales sobre derechos humanos, discriminaci¨®n y tortura. La agencia europea de fronteras (Frontex), la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) y la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) tambi¨¦n est¨¢n al tanto de esas pr¨¢cticas, seg¨²n documentos confidenciales a los que ha tenido acceso EL PA?S.
Espa?a es pionera en firmar acuerdos con los que se financia a los pa¨ªses africanos de origen y tr¨¢nsito para que frenen a quienes intentan llegar a Europa. Fueron pactos alcanzados durante el Gobierno del socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para detener los cayucos que llegaban a las islas Canarias en 2006 y que se mantienen hasta hoy. Con los a?os, Madrid, adem¨¢s de ir aumentando su financiaci¨®n a pa¨ªses de ?frica, ha presentado esta estrategia en Bruselas como una receta de ¨¦xito contra la inmigraci¨®n irregular. Desde 2015, Europa ha firmado acuerdos con Turqu¨ªa, Libia, T¨²nez, Marruecos y, recientemente, con Mauritania y Egipto; todos ellos cuestionados por sus deficiencias en el respeto a los derechos fundamentales.
En el caso de T¨²nez, Marruecos y Mauritania, la UE les ha proporcionado entre 2015 y 2021 m¨¢s de 400 millones de euros en el marco del Fondo Fiduciario de la UE para ?frica (EUTF, por sus siglas en ingl¨¦s), destinado exclusivamente a abordar las causas de la migraci¨®n irregular. Adem¨¢s, los Veintisiete pagan otras decenas de proyectos, pero la falta de transparencia del sistema de financiaci¨®n hace imposible verificar cu¨¢nto dinero se gasta y d¨®nde. Los tres Estados norteafricanos se encuentran entre los que m¨¢s apoyo econ¨®mico reciben y son clave en la pol¨ªtica europea de externalizaci¨®n de fronteras.
Las pr¨¢cticas contra la inmigraci¨®n irregular de estos pa¨ªses son de ¡°dominio p¨²blico¡± en la UE, mantiene una fuente que trabaj¨® en el dise?o del programa del EUTF en Marruecos, con el que, en teor¨ªa, se impulsan las econom¨ªas locales para desalentar la emigraci¨®n. ¡°Esto [las detenciones y los traslados forzosos] se ha hecho siempre¡±, afirma Gil Arias, ex director ejecutivo adjunto de Frontex entre 2006 y 2016.
La UE est¨¢ obligada a garantizar que el uso que se da a sus fondos no atenta contra los derechos humanos, aunque la Comisi¨®n Europea ha admitido por escrito que no hace un seguimiento de ese requisito. En respuesta a las preguntas planteadas por esta investigaci¨®n, una portavoz afirma que ¡°todos los contratos de la UE tienen cl¨¢usulas de [respeto a los] derechos humanos que permiten ajustar la aplicaci¨®n seg¨²n sea necesario¡±. Sin embargo, dos altos funcionarios europeos reconocen en privado que resulta ¡°imposible¡± controlar los usos de la financiaci¨®n y los equipamientos.
La estrategia no parece funcionar. La inmigraci¨®n irregular sigue en aumento y ha alcanzado m¨¢ximos que no se ve¨ªan desde la crisis de refugiados de 2015: m¨¢s de 380.000 personas en 2023, un 17% m¨¢s que el a?o anterior, seg¨²n Frontex. En paralelo, el sentimiento xen¨®fobo en Europa se ha disparado y la inmigraci¨®n es clave en el debate p¨²blico ante las elecciones europeas de junio, en las que la extrema derecha pretende ganar millones de votos a costa de avivar el miedo contra el extranjero.
A LA CAZA DEL NEGRO
El modus operandi es similar en todos los pa¨ªses. Las fuerzas de seguridad tunecinas, marroqu¨ªes y mauritanas arrestan a los inmigrantes subsaharianos en redadas por las calles, en sus propias casas o en las pateras con las que intentan llegar a Europa para luego amontonarlos en autobuses y conducirlos a cientos de kil¨®metros de distancia a zonas remotas.
En Marruecos, suelen ser las Fuerzas Auxiliares, uno de los cuerpos de seguridad del Estado, las que patrullan en busca de un perfil com¨²n: personas negras. Cuando las ven, las obligan a subir a una furgoneta, a menudo con violencia. Otras veces van de puerta en puerta y se llevan a mujeres y a sus hijos. Los traslados forzosos son muy comunes tambi¨¦n con los inmigrantes que intentan saltar las vallas de Ceuta y Melilla, como se hizo de forma masiva con los supervivientes de la tragedia de Melilla en junio de 2022, la inmensa mayor¨ªa refugiados sudaneses. ¡°El criterio [para expulsarlos] es que sean ciudades aisladas, fuera de los grandes n¨²cleos de poblaci¨®n, y el negro subsahariano es un blanco perfecto¡±, explica una fuente policial espa?ola con experiencia en ?frica. Este agente admite que prefiere cerrar los ojos ante los abusos. ¡°Yo no me puedo meter en las barbaridades que hagan en Marruecos. No puedo arreglar el mundo yo solo¡±.
Rabat: Paso a paso de una detenci¨®n y destierro
18 de octubre de 2023
Los casos m¨¢s graves de violencia por parte de las autoridades marroqu¨ªes recogidos por esta investigaci¨®n se produjeron cerca de la frontera con Mauritania. Cuatro supervivientes guineanos, uno de ellos visiblemente malherido, han contado c¨®mo al entrar en el S¨¢hara Occidental, territorio ocupado por Marruecos, fueron acorralados por dos grupos de polic¨ªas uniformados. Algunos iban subidos en quads y otros, acompa?ados de perros. Los j¨®venes aseguran que los agentes les quitaron todo y que fueron golpeados y atacados por los canes. Despu¨¦s de dos horas retenidos en una especie de cuartel de campa?a donde solo ve¨ªan arena, con varias decenas de presos m¨¢s, fueron abandonados, con los pies y las manos atadas, sin agua ni comida. Hasta que lograron romper las bridas y marcharse. ¡°Algunos salieron corriendo tras ser liberados, sin ayudar a los dem¨¢s. Otros no pod¨ªan ni andar. Otros estaban gravemente heridos por las mordeduras de los perros y por las palizas¡±, cuenta uno de ellos.
Despu¨¦s de la traum¨¢tica experiencia, estos guineanos quieren volver a su pa¨ªs. ¡°Nadie puede seguir adelante despu¨¦s de las torturas que sufrimos¡±, explican.
Rabat afirma que el a?o pasado frustr¨® 75.184 intentos de inmigraci¨®n irregular, aunque solo unas 18.000 personas fueron interceptadas en el mar o en la frontera ¡ªen un claro intento de emigrar¡ª. En esos n¨²meros no se especifica cu¨¢ntos fueron trasladados a zonas remotas contra su voluntad. En Madrid, ninguno de los agentes entrevistados se cree esas cifras, divulgadas por Marruecos para demostrar su supuesta eficacia, pero son las ¨²nicas que se hacen p¨²blicas. En cualquier caso, no parece importar mientras Rabat contribuya a reducir el n¨²mero de entradas irregulares.
Para ello la UE financia parte de las operaciones marroqu¨ªes contra la inmigraci¨®n irregular, en tierra y en mar, y Espa?a, de forma individual, inyecta 30 millones anuales a Rabat en concepto de cooperaci¨®n policial. Las Fuerzas Auxiliares y la Gendarmer¨ªa marroqu¨ª, dos de los cuerpos policiales involucrados en las detenciones y traslados forzosos, han recibido decenas de millones de euros de Bruselas. Y algunos de los veh¨ªculos de los que se vale Marruecos para su estrategia de dispersi¨®n de migrantes coinciden con los donados por la UE y Espa?a.
Las pr¨¢cticas marroqu¨ªes son conocidas en Bruselas. En 2019, la Comisi¨®n Europea alertaba de una ¡°campa?a¡± contra ¡°refugiados subsaharianos y solicitantes de asilo¡± en la misma memoria en la que justificaba los fondos a Marruecos. Varios miles de personas, entre ellos ni?os y mujeres, dec¨ªa, ¡°han sido arrestados ilegalmente y llevados a zonas aisladas del sur del pa¨ªs o cerca de la frontera con Argelia¡±. La ¡°discriminaci¨®n racial y uso excesivo de la fuerza por parte de la polic¨ªa¡± tambi¨¦n se mencionan en un documento de Frontex de febrero de 2024.
El Ministerio del Interior marroqu¨ª niega violaciones de derechos humanos, aunque no desmiente los desplazamientos forzosos. Sostiene que la legislaci¨®n nacional prev¨¦ la ¡°reubicaci¨®n de los migrantes en otras ciudades¡± porque los ¡°aleja de las redes de traficantes¡± y de ¡°zonas peligrosas como bosques y desiertos¡±. Los destierros son, seg¨²n Marruecos, una forma de dar a los migrantes ¡°mayor protecci¨®n y respeto a su dignidad¡±. A la pregunta de si hay fondos europeos o espa?oles destinados a veh¨ªculos y efectivos con los que se ejecutan las expulsiones, el portavoz marroqu¨ª no lo niega y responde: ¡°El apoyo t¨¦cnico de Espa?a y la UE supone una m¨ªnima parte de los costes que asume nuestro pa¨ªs¡±.
ENCERRADOS COMO ANIMALES
Un d¨ªa del pasado enero, unos agentes de polic¨ªa con el rostro cubierto y un kal¨¢shnikov en las manos vigilaban el centro de detenci¨®n de Ksar, en Nuakchot, la capital de Mauritania. El term¨®metro marcaba casi 40 grados. Tras esos muros, Idiatou y Bella, dos guineanas de 23 y 27 a?os que fueron rescatadas de un cayuco a la deriva con el que pretend¨ªan llegar a Canarias, aguardaban hambrientas su destino. Las im¨¢genes y v¨ªdeos obtenidos por esta investigaci¨®n muestran las condiciones del centro: habitaciones oscuras, sin mobiliario, con camas met¨¢licas o literas que a veces no tienen ni colchones. Los internos orinan en botellas. All¨ª son privados de alimentos, agua, asistencia m¨¦dica y, por supuesto, abogados, seg¨²n el testimonio de una decena de detenidos y los informes de varias ONG. Algunos incluso denuncian agresiones. Entre los arrestados hay tambi¨¦n ni?os, como puede verse en decenas de im¨¢genes del interior a las que ha tenido acceso esta investigaci¨®n.
Un d¨ªa de guardia frente al centro de detenci¨®n Ksar de Nuakchot
Enero de 2024
Al menos 45 personas est¨¢n encerradas en el centro de detenci¨®n a la espera de su deportaci¨®n. En el interior, se est¨¢ ultimando la lista de personas que van a ser enviadas a Gogui, en la frontera con Mal¨ª.
Un autob¨²s blanco sale del centro de detenci¨®n. Se dirige a un taller reparaci¨®n, a unos 200 metros, para prepararse para el largo viaje hasta Gogui: combustible, revisi¨®n de neum¨¢ticos¡ Mientras, en el interior los responsables del centro ultiman las listas de detenidos. Al igual que el grupo que sali¨® esa noche, estos tambi¨¦n ser¨¢n trasladados a Gogui en la frontera con Mal¨ª.
El autob¨²s blanco est¨¢ listo y regresa desde el taller de reparaci¨®n al centro de detenci¨®n de Ksar. Mientras tanto, en el interior del centro la polic¨ªa llama a los migrantes, creen que para devolverles sus tel¨¦fonos, pero no los obtienen; solo les dan sus mochilas con la ropa que llevaban.
Una furgoneta azul llena de migrantes que han sido rescatados tras dos semanas perdidos en el mar accede al centro de detenci¨®n. Detr¨¢s entra el autob¨²s que estaba en el taller de reparaci¨®n.
Un cami¨®n azul lleno de migrantes entra en el centro de detenci¨®n de Ksar; tambi¨¦n son parte del grupo rescatado del mar.
El mismo cami¨®n azul sale vac¨ªo del lugar.
Sale el autob¨²s blanco en direcci¨®n a Gogui. En el mismo momento, un segundo cami¨®n lleno de migrantes ingresa al centro de detenci¨®n.
Seguimos durante 16 kil¨®metros al autob¨²s, que toma la carretera N3 en direcci¨®n a Gogui. En su interior van Bella e Idiatou. Mientras, otros dos minibuses salen del centro con los migrantes rescatados en el mar que hab¨ªan ingresado una hora antes. Son de nacionalidad senegalesa, maliense, guineana y costamarfile?a.
Entra otro minib¨²s azul lleno de gente.
El minib¨²s sale vac¨ªo del lugar.
Lo que ocurre en esas prisiones para migrantes y refugiados no es ajeno a las autoridades espa?olas. Los periodistas enviados al terreno identificaron a agentes espa?oles visitando estas instalaciones en Nuakchot y Nuadib¨². En esos centros, las autoridades elaboran listas de detenidos que posteriormente ser¨¢n deportados y que comparten con los polic¨ªas, seg¨²n una fuente con acceso a estos edificios.
Bella procede de Koubia, un pueblo del noroeste de Guinea-Conakry. A los 16 a?os la casaron con un hombre mucho mayor que ella que le pegaba d¨ªa y noche. Cuando su marido muri¨®, dej¨® a sus tres hijos con su hermano y decidi¨® emigrar a Mauritania para buscarse la vida. Conoci¨® a Idiatou vendiendo cocos en Nuakchot y, juntas, decidieron emprender la traves¨ªa hacia Canarias ¨Dunas de las rutas migratorias m¨¢s peligrosas del mundo¨D, para comenzar una vida en Europa.
Tras su rescate del mar, las dos mujeres, que aseguran que ten¨ªan permiso de residencia mauritano, pasaron cuatro d¨ªas encerradas en dos centros de detenci¨®n diferentes. ¡°La polic¨ªa se port¨® muy mal con nosotras. No ten¨ªan piedad¡±, asegura Idiatou. Hasta que las subieron contra su voluntad en un autob¨²s con otras 20 personas. El trayecto, de casi mil kil¨®metros, concluy¨® 12 horas despu¨¦s en el puesto fronterizo de Gogui Zemmal, ya en la frontera con Mal¨ª, un pa¨ªs en guerra que no es el suyo. Un pa¨ªs al que Acnur pide, desde 2019, que no se devuelva a nadie. El otro lugar donde se env¨ªa a los migrantes es Rosso, en la frontera con Senegal, a 200 kil¨®metros de Nuakchot.
Las autoridades mauritanas llevan desde 2006 apresando migrantes para luego abandonarlos en la frontera con Mal¨ª, seg¨²n un informe de Amnist¨ªa Internacional. No lo hacen solas. Hace una d¨¦cada que las fuerzas de seguridad espa?olas colaboran con ellas en el control migratorio. Parte de las actividades contra la inmigraci¨®n irregular en Mauritania se pagan con fondos espa?oles.
El Ministerio del Interior aporta 10 millones de euros anuales en subvenciones para la cooperaci¨®n policial, y la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional trabajan codo con codo con sus colegas mauritanos. Los agentes espa?oles proporcionan informaci¨®n que permite a las fuerzas de seguridad locales abordar embarcaciones en su intento de llegar a las islas Canarias o detener personas en la calle, en la playa o en los refugios donde esperan el momento de su embarque.
El dinero llega tambi¨¦n de los fondos de la UE, que financia, capacita y equipa a la polic¨ªa mauritana, principalmente a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica de Administraci¨®n y Pol¨ªticas P¨²blicas (FIIAPP), una instituci¨®n dedicada a la cooperaci¨®n internacional dependiente del Ministerio de Exteriores espa?ol. Esta agencia tambi¨¦n est¨¢ habilitando dos centros de detenci¨®n, uno en Nuadib¨² y otro en Nuakchot. Adem¨¢s, la polic¨ªa mauritana dispone de varios tipos de veh¨ªculos con los que detiene y transporta migrantes a los centros o a la frontera. Algunos coinciden con los proporcionados por Espa?a y por la UE a trav¨¦s de la FIIAPP, seg¨²n se desprende de los contratos de compra a los que ha tenido acceso esta investigaci¨®n.
Preguntado al respecto, el Ministerio del Interior espa?ol ni confirma ni desmiente que tenga conocimiento de las expulsiones al desierto, ni del uso de veh¨ªculos adquiridos con fondos espa?oles en esas operaciones; tampoco responde sobre el papel de agentes espa?oles en los centros de detenci¨®n. Afirma que hay 50 polic¨ªas y guardias civiles destinados en Mauritania para luchar contra el tr¨¢fico de personas ¡°con pleno respeto a la protecci¨®n de los derechos y libertades de los migrantes¡±. La FIIAPP asegura que los centros de detenci¨®n que est¨¢ rehabilitando mejorar¨¢n la atenci¨®n a los internos y que las autoridades mauritanas son las responsables en ¨²ltima instancia de c¨®mo utilizan los materiales donados. La instituci¨®n sostiene que sus responsables y los polic¨ªas que trabajan en sus programas ¡°nunca han presenciado ninguna acci¨®n de la polic¨ªa mauritana que violara los derechos humanos¡±. El Gobierno mauritano reconoce las expulsiones ¡°a los pa¨ªses de origen de los migrantes¡±, pero mantiene que son un mecanismo legal y que todo el proceso respeta ¡°estrictamente¡± leyes y convenios internacionales.
Un informe del Parlamento Europeo alert¨® en noviembre de 2023 de ¡°violaciones sistem¨¢ticas y graves de los derechos humanos y malos tratos¡±, as¨ª como de ¡°expulsiones abusivas¡± a Mal¨ª y Senegal; a pesar de ello, la ayuda al pa¨ªs va en aumento. El pasado febrero, el presidente espa?ol, Pedro S¨¢nchez, y la jefa de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, viajaron juntos a Nuakchot para anunciar m¨¢s de 500 millones de euros para desarrollar el pa¨ªs y frenar los cayucos a Canarias. No est¨¢ claro c¨®mo se gastar¨¢ este dinero.
Los barcos hacia las islas espa?olas, en cualquier caso, no dejan de salir: entre el 1 de enero y el 15 de mayo arribaron al archipi¨¦lago 16.586 personas, un 375% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o anterior, la mayor¨ªa desde las costas mauritanas.
Cuando Idiatou y Bella se apearon del autob¨²s con el que las llevaron a la frontera maliense, los agentes las obligaron a cruzar. ¡°Nos azuzaron como a animales¡±, dice Idiatou. Caminaron descalzas cuatro d¨ªas, hasta que llegaron a un pueblo cuyo nombre no recuerdan y desde all¨ª un taxista las llev¨® a Kaolack, la ciudad senegalesa donde viven unos familiares de Idiatou. Exhausta, sucia y con el cuerpo hinchado, su hermana tard¨® en reconocerla.
EL DESIERTO COMO ARMA
Fran?ois, un camerun¨¦s de 38 a?os apasionado por la m¨²sica, ha sido uno de los desterrados por T¨²nez. La Guardia Nacional Mar¨ªtima intercept¨® su barcaza el pasado septiembre cuando intentaba llegar a la isla italiana de Lampedusa junto con su esposa y el hijo de esta, de seis a?os. La patrullera se acerc¨® demasiado y casi los vuelca. ¡°Comenzaron a dar vueltas a nuestro alrededor, con los motores a m¨¢xima velocidad. Pens¨¦ que era el fin¡±, recuerda.
El Gobierno tunecino sigue negando estos traslados forzosos, a pesar de que han sido hasta retransmitidos por televisi¨®n. ¡°T¨²nez se niega a poner en peligro vidas humanas o a explotar la vulnerabilidad de las personas que huyen de riesgos pol¨ªticos, clim¨¢ticos y econ¨®micos provocados en parte por los pa¨ªses occidentales¡±, mantiene un portavoz gubernamental. Los ¨²nicos retornos, asegura, son voluntarios. Sin embargo, entre julio de 2023 y mayo de este a?o, esta investigaci¨®n ha verificado otras 13 operaciones para dejar a decenas de migrantes en zonas des¨¦rticas que normalmente lindan con Libia y Argelia.
La violenta campa?a contra los subsaharianos en T¨²nez se desat¨® el verano pasado despu¨¦s de que el presidente Kais Said afirmara, en febrero de 2023, que el aumento de inmigrantes formaba parte de un ¡°plan criminal¡± dise?ado para ¡°cambiar la composici¨®n demogr¨¢fica¡± del pa¨ªs. Sus declaraciones desencadenaron una oleada de ataques racistas contra africanos negros, incluidos los que ten¨ªan permiso de residencia. Desde el pasado verano ¡ªy coincidiendo con el compromiso de entrega por parte de la UE de casi 1.000 millones de euros en cooperaci¨®n, de los cuales 105 millones est¨¢n destinados a frenar la inmigraci¨®n irregular¡ª se han intensificado las detenciones callejeras y las interceptaciones mar¨ªtimas.
Von der Leyen se ha referido al pacto con T¨²nez como un ¡°modelo para el futuro¡±. Pero desde el pasado junio, al menos 29 personas, incluyendo mujeres y ni?os, han muerto en el desierto despu¨¦s de ser abandonadas en la frontera con Libia, seg¨²n el recuento de la Misi¨®n de Apoyo de Naciones Unidas en Libia.
El vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Margaritis Schinas, uno de los art¨ªfices de la actual pol¨ªtica migratoria europea, asegur¨® en septiembre que la UE ¡°no financia en modo alguno estas pr¨¢cticas¡±, en referencia a las operaciones contra migrantes en T¨²nez. Sin embargo, los v¨ªnculos con las donaciones de los Estados miembros son recurrentes. Las camionetas Nissan Navara que la polic¨ªa tunecina usa para las redadas contra migrantes coinciden en marca y modelo con las donadas por Italia y Alemania. Adem¨¢s, Berl¨ªn gast¨® m¨¢s de un mill¨®n de euros entre 2015 y 2023 para entrenar a m¨¢s de 3.000 agentes de la Guardia Nacional y la Direcci¨®n General de Fronteras tunecinas, protagonistas en la ejecuci¨®n de estas operaciones. Austria, Dinamarca y Pa¨ªses Bajos han financiado un centro de entrenamiento de agentes fronterizos de T¨²nez. La propia UE ha proporcionado recientemente a la polic¨ªa mar¨ªtima tunecina, que intercepta a los inmigrantes antes de expulsarlos al desierto, equipos como sistemas de radar m¨®viles y c¨¢maras t¨¦rmicas para ayudarles a detectar los barcos con destino a Europa.
El Ministerio del Interior alem¨¢n confirma que el Gobierno conoce de sobra las pr¨¢cticas del Gobierno de Said. ¡°El Gobierno alem¨¢n ha criticado dura y repetidamente el traslado de refugiados y migrantes a la zona fronteriza entre T¨²nez y Argelia en el verano de 2023¡å, responde un portavoz. Adem¨¢s, prosigue, el Ejecutivo ¡°ha dejado claro en repetidas ocasiones a los socios tunecinos que la cooperaci¨®n en el ¨¢mbito de migraci¨®n y los derechos humanos deben ser respetados. El Gobierno italiano ha sido m¨¢s breve: ¡°Sin comentarios¡±.
Los esfuerzos de la UE y sus socios africanos por desincentivar la inmigraci¨®n irregular han llevado a muchos de los entrevistados por esta investigaci¨®n a abandonar su objetivo. Otros muchos, como Fran?ois, mantienen su meta pese a todo: ¡°Quiero llegar a Europa, a Estados Unidos o a Canad¨¢¡±. Aunque cuestiona: ¡°La propia Europa no quiere hacer sola el trabajo sucio. ?Por qu¨¦ ve a los subsaharianos como basura? Dentro de 1.000 a?os, dentro de 10.000 a?os, seguir¨¢ habiendo alguien como yo. Alguien persiguiendo sus sue?os, alguien lejos de casa, yendo a alguna parte¡±.
Cr¨¦ditos:
Esta investigaci¨®n ha sido coordinada por Lighthouse Reports en colaboraci¨®n con EL PA?S, Der Spiegel, The Washington Post, Le Monde, IrpiMedia, la televisi¨®n alemana ARD, el diario marroqu¨ª Enass y el tunecino Inkyfada. Porcausa ha colaborado en el acceso a las bases de datos y contratos de la FIIAPP.
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