Acusado de espiar para Israel un activista detenido en Ir¨¢n tras corregir un tuit del l¨ªder supremo

Hossein Shanbehzadeh es un escritor y editor de textos iran¨ª que ha adquirido notoriedad ¡ªy miles de seguidores¡ª en redes sociales por sus mensajes, a menudo sat¨ªricos, sobre el r¨¦gimen iran¨ª e incluso sobre su m¨¢ximo representante: el l¨ªder supremo. El pasado 2 de mayo, la cuenta oficial del ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª public¨® un mensaje en la red social X (antes Twitter) con una fotograf¨ªa del equipo nacional estudiantil de voleibol al que Shanbehzadeh respondi¨® con un tuit en el que solo hab¨ªa escrito un punto, un signo de puntuaci¨®n que faltaba al final de la frase del l¨ªder supremo. El mensaje del escritor y activista pronto se hizo viral y obtuvo 17.000 ¡°me gusta¡±, mientras que el de Jamene¨ª solo hab¨ªa recabado 7.700. Ese tuit del l¨ªder supremo fue despu¨¦s borrado. El activista iran¨ª fue detenido este martes en Ardabil, a unos 600 kil¨®metros al noroeste de Teher¨¢n, despu¨¦s de que su cuenta en X fuera eliminada. La agencia Tasnim, vinculada al ej¨¦rcito paralelo de la Guardia Revolucionaria, confirm¨® este mi¨¦rcoles el arresto y le acus¨® de ¡°espiar para Israel¡±, un cargo que puede acarrearle incluso la pena de muerte.

Medios de comunicaci¨®n de la di¨¢spora iran¨ª, como IranWire, consideran que ese mensaje del punto desencaden¨® el arresto y la acusaci¨®n contra este activista que, ya en 2023, hab¨ªa sido encarcelado por insultar supuestamente al l¨ªder supremo. El tuit puede parecer banal, pero finalmente es una correcci¨®n y representa ¡°enmendar la plana¡± a un l¨ªder supremo que, en el discurso oficial, se presenta pr¨¢cticamente como infalible, recalca la activista hispanoiran¨ª Ryma Sheermohammadi.

Otro de esos medios, Iran International, asegura que, antes del cierre de la cuenta en X del escritor, alguien public¨® en ella una captura de pantalla de un supuesto di¨¢logo del activista en el que presuntamente se mostraba dispuesto a aceptar dinero de una persona no identificada que se lo ofrec¨ªa. El hermano del activista ha negado que Shanbehzadeh sea su autor ¡ªasegura que quien redact¨® esos mensajes es una persona con escaso dominio del persa¡ª. Adem¨¢s, en los mensajes de quien supuestamente chatea con el escritor aparece un n¨²mero de tel¨¦fono que, seg¨²n ese medio del exilio iran¨ª, pertenece a la polic¨ªa de Ardabil. Iran International sostiene que esos mensajes son una prueba falsa destinada a justificar la acusaci¨®n de espiar para Israel.

Estos medios subrayan que la repercusi¨®n y los miles de ¡°me gusta¡± que obtuvo la respuesta de Shanbehzadeh pueden ser interpretados por el r¨¦gimen iran¨ª como una nueva muestra de rechazo ¡ªo al menos de iron¨ªa¡ª hacia el ayatol¨¢ Jamene¨ª por parte de ese sector de la poblaci¨®n que ha vuelto la espalda a la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n. Esos iran¨ªes cr¨ªticos con su sistema pol¨ªtico son precisamente quienes participan en manifestaciones como las desencadenadas en septiembre de 2022, tras la muerte bajo custodia policial de una joven detenida por llevar mal colocado el velo, Yina Mahsa Amini. Otra forma de demostrar desapego hacia el r¨¦gimen es mediante la abstenci¨®n electoral. La detenci¨®n de este intelectual ha tenido lugar en pleno proceso de selecci¨®n de los candidatos que, el 28 de junio, concurrir¨¢n a las elecciones de las que saldr¨¢ el sustituto de Ebrahim Rais¨ª, el presidente iran¨ª que falleci¨® en un accidente de helic¨®ptero el 19 de mayo. En este contexto, las autoridades del pa¨ªs est¨¢n multiplicando de nuevo los llamamientos a una alta participaci¨®n.

Tras divulgarse la noticia del arresto del escritor, la etiqueta con su nombre (#HosseinShanbehzade) se convirti¨® este martes en Ir¨¢n en tendencia en X, una red social que, como el resto de ese tipo de plataformas, est¨¢ oficialmente prohibida en el pa¨ªs, a pesar de que los altos responsables del pa¨ªs, incluido Jamene¨ª, mantienen cuentas oficiales en ella.

Los iran¨ªes de a pie no pueden hacer uso de la antigua Twitter tan abiertamente, so pena de acabar en prisi¨®n, por lo que suelen acceder a esa y otras redes sociales a trav¨¦s de redes privadas virtuales (VPN), que ocultan la identidad en internet, una posibilidad que las autoridades iran¨ªes est¨¢n tratando tambi¨¦n de limitar. En febrero, Teher¨¢n ilegaliz¨® las VPN con una nueva norma que, seg¨²n el canal catar¨ª Al Jazeera, contaba con la luz verde del l¨ªder supremo iran¨ª. Las redes sociales son muy populares en el pa¨ªs y, durante las protestas del movimiento ¡°Mujer, vida y libertad¡±, las suscitadas por la muerte de Amini, fueron utilizadas profusamente para difundir im¨¢genes y v¨ªdeos de la represi¨®n por la que murieron al menos 550 iran¨ªes y m¨¢s de 60.000 fueron detenidos, seg¨²n Naciones Unidas.

Shanbehzadeh, cuyo paradero se desconoce, ya hab¨ªa sido detenido en el pasado por sus cr¨ªticas en redes sociales. El ¡°caracter¨ªstico humor negro iran¨ª que utiliza en sus mensajes, sus iron¨ªas y su bella voz, que hac¨ªa que muchos usuarios le pidieran que interpretara canciones o subiera v¨ªdeos cantando, le hab¨ªan granjeado el apoyo de muchos miles de seguidores¡±, explica Sheermohammadi. Tambi¨¦n le llevaron al banquillo en 2020 por supuestas faltas de respeto al l¨ªder supremo iran¨ª. El 12 de septiembre de ese a?o, la Secci¨®n 28 del Tribunal Revolucionario de Teher¨¢n, donde reside, lo conden¨® a tres a?os y seis meses por ¡°insultar¡± a Jamene¨ª; a otros 18 meses por insultar al fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Ruhollah Jomeini, fallecido en 1989; y a 10 meses por ¡°propaganda contra el r¨¦gimen¡±. En total, cinco a?os y diez meses, de los que ten¨ªa que haber cumplido algo m¨¢s de tres.

En julio de 2022, el activista ingres¨® en la temida prisi¨®n de Evin de la capital iran¨ª, conocida por albergar a presos pol¨ªticos, para cumplir su condena. Hace unos meses ¡ªno est¨¢ claro si en marzo o en abril¡ª recuper¨® la libertad, sin que haya trascendido por qu¨¦ no cumpli¨® la totalidad de su pena.

Raperos

La activista Ryma Sheermohammadi sospecha que el d¨ªa de la detenci¨®n de este escritor no fue casual. Este martes, la Human Rights Foundation entregaba en Oslo (Noruega) el premio V¨¢clav Havel. Uno de los galardonados era el popular rapero y artista de hip-hop iran¨ª Toomaj Salehi, que el pasado 24 de abril fue condenado a muerte por las autoridades iran¨ªes por su apoyo a las protestas del movimiento ¡°Mujer, vida y libertad¡± y por sus letras cr¨ªticas contra el r¨¦gimen.

Otros dos raperos, Vafa Ahmadpour y Danial Moghadam, est¨¢n en paradero desconocido despu¨¦s de ser arrestados a principios de mayo en la ciudad meridional de Shiraz, despu¨¦s de publicar un v¨ªdeo de una canci¨®n titulada Prep¨¢rate, en la que criticaban la imposici¨®n por ley del velo a las iran¨ªes y las condenas a muerte del r¨¦gimen. El escenario del v¨ªdeo era la ciudad de Pers¨¦polis, la imponente capital del imperio persa, de hondo contenido simb¨®lico para muchos iran¨ªes, algunos de los cuales contraponen el legado de esa refinada civilizaci¨®n antigua con el car¨¢cter isl¨¢mico de su actual r¨¦gimen.

En los ¨²ltimos meses, el r¨¦gimen iran¨ª han intensificado la represi¨®n contra artistas, cineastas, activistas y cualquier figura p¨²blica que se muestre cr¨ªtica. Uno de los casos m¨¢s conocidos ha sido el del cineasta Mohammad Rasoulof, que huy¨® de Ir¨¢n hace unas semanas despu¨¦s de ser condenado a ocho a?os de c¨¢rcel. Coincidiendo con la guerra de Gaza y cuando la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n estaba centrada en el in¨¦dito ataque de Ir¨¢n contra territorio israel¨ª el 13 de abril y la posterior respuesta de Israel; las autoridades iran¨ªes redoblaron la represi¨®n contra las muchas mujeres del pa¨ªs que, desde la muerte de Amini, han prescindido del velo como gesto de desobediencia civil. En abril, muchos usuarios iran¨ªes de redes sociales mostraron de nuevo im¨¢genes de las temidas furgonetas de la polic¨ªa de la moralidad, el cuerpo bajo cuya custodia falleci¨® Amini, y de sus agentes deteniendo con gran brutalidad a mujeres iran¨ªes sin hiyab. Ir¨¢n ejecut¨® en la horca a 853 personas el a?o pasado, un 48% m¨¢s que en 2022, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional.

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