El retroceso de Modi en la India, a trav¨¦s de la elecci¨®n de una parlamentaria musulmana
La victoria de Iqra Choudhary, una pol¨ªtica de 28 a?os que ha arrebatado el esca?o al gobernante BJP, muestra c¨®mo las pol¨ªticas divisivas y el zarpazo del paro y la inflaci¨®n han pasado factura al Ejecutivo
Decenas de hombres se agolpan alrededor de una mujer menuda. Ella se recoloca el velo negro sobre el cabello cada vez que alguno le toca la cabeza en se?al de bendici¨®n. Son sus vecinos, todos quieren acercarse, darle la enhorabuena, hacerse una foto, confiarle su problema, pedir ayuda para resolverlo, algunos le traen dulces o flores. Iqra Choudhary, de 28 a?os, escucha, se deja fotografiar, agradece juntando las palmas de las manos, y as¨ª durante cerca de una hora. En Kairana, una circunscripci¨®n rural y deprimida a unos 120 kil¨®metros de Nueva Delhi, esta pol¨ªtica musulmana se ha convertido en el rostro de la victoria local de la alianza opositora, una amalgama de m¨¢s de 20 partidos bautizada India, frente al Bharatiya Janata Party (BJP), la formaci¨®n nacionalista hind¨² del primer ministro, Narendra Modi. ¡°Estas elecciones han insuflado confianza a mucha gente¡±, valora Choudhary cuando logra zafarse de los simpatizantes.
Es jueves, apenas han pasado 24 horas desde el final de un escrutinio que confirma que Modi, de 73 a?os, podr¨¢ formar Gobierno, pero en minor¨ªa y con necesidad de pactos. Tras una d¨¦cada con mayor¨ªas holgadas, ha perdido su aura de invencible. Es una derrota ¡°pol¨ªtica y moral¡±, ha dicho la oposici¨®n, a la que se hab¨ªa dado err¨®neamente por muerta. En el Estado rural y empobrecido de Uttar Pradesh, el m¨¢s poblado de la India (240 millones de habitantes), y el que m¨¢s esca?os aporta (80), Modi ha sufrido una dentellada profunda. El BJP gan¨® en 2014 y 2019; esta vez ha perdido casi la mitad de los esca?os, pasando de 62 a 33. La fuerza m¨¢s votada ha sido el Samajwadi Party (SP; Partido Socialista), de la alianza opositora. Esta es la agrupaci¨®n de Iqra Choudhary, que le ha arrebatado el esca?o al candidato del BJP, por lo que se convertir¨¢, en su primer intento, en parlamentaria de la Lok Sabha (la C¨¢mara baja, encargada de investir al primer ministro).
Los votantes han dado su apoyo a un mensaje de ¡°cohesi¨®n¡± frente a la ¡°pol¨ªtica divisiva¡± de Modi, valora Choudhary, que proviene de una familia vinculada a la pol¨ªtica. El BJP, incide, ha intentado ¡°enfrentar a hind¨²es y musulmanes¡± e ¡°inocular el miedo¡± a que las personas de fe isl¨¢mica, una minor¨ªa de 200 millones (el 14%) en la India, ¡°les quitar¨¢n el trabajo y la riqueza¡±. La circunscripci¨®n se encuentra cerca de una zona tocada por la violencia comunal, y salt¨® a los titulares por un supuesto ¨¦xodo de hind¨²es acosados, que ella considera ¡°incierto¡±.
En Kairana, donde casi un tercio de los 1,7 millones de votantes son musulmanes, seg¨²n The New Indian Express, cualquier victoria requiere tambi¨¦n del apoyo de hind¨²es y de personas de todas las castas, incluidas las m¨¢s bajas (el 15%, seg¨²n el diario Lokmat). ¡°La India es una tierra diversa. Nos han votado muchas comunidades, por eso hemos logrado el esca?o¡±, defiende Choudhary. La estrategia de divisi¨®n del BJP buscaba ¡°desviar la atenci¨®n de los problemas de fondo¡±, dice. Quiz¨¢ el principal: ¡°No hay trabajo para los j¨®venes de este pa¨ªs¡±.
El paro juvenil, por encima del 45%
Con el desempleo juvenil por encima del 45% y la inflaci¨®n de un alimento b¨¢sico como el arroz en un 14% interanual, estas elecciones se han jugado en gran medida en el terreno de la falta de perspectivas. En Kairana no hace falta rascar mucho para encontrar las heridas abiertas de la desigualdad. Al otro lado de la autopista que circunvala la ciudad, donde comienzan los cultivos, se encuentra Siraj Sidique, de 32 a?os, junto a tres inmensos fardos del tama?o de un troleb¨²s; contienen hojas de la planta del arroz ¡ªusadas como alimento para los animales¡ª y virutillas secas, que emplean como combustible. Es musulm¨¢n. Vot¨® al BJP en 2014 y 2019. Esta vez ha optado por Choudhary. ¡°En cinco a?os ni siquiera hemos visto al parlamentario del BJP¡±, protesta. ¡°Hay desempleo, inflaci¨®n. La gente quiere un cambio¡±.
Detr¨¢s de los fardos, Mohamed Jamshed, de 72 a?os, tambi¨¦n musulm¨¢n, limpia de malas hierbas unos plantones de calabaza junto a sus nietos. ¡°Todos hemos votado a Iqra¡±, dice. ¡°No queremos que gobierne el BJP m¨¢s, no ha hecho nada por nosotros. Aqu¨ª nadie tiene trabajo¡±. De all¨ª nace un camino de tierra que va hacia los sembrados, por donde viene en moto Sarvez, de 35 a?os, cargado con un paquete de forraje para sus dos b¨²falos. ¡°Todo el mundo est¨¢ aqu¨ª apenado con sus problemas, no tiene soluci¨®n¡±, dice este hombre con tres hijos.
A su espalda, apunta al cielo la chimenea de un horno dedicado a la cocci¨®n de ladrillos. Se ven por toda la regi¨®n, humeantes como palos de incienso clavados en la tierra. All¨ª se encuentra Sohail, jornalero de 19 a?os, con el rostro cubierto de polvo anaranjado. Gana 300 rupias al d¨ªa, unos 3,3 euros, igual que su padre y su madre, que dicen tener 60 a?os, haber trabajado all¨ª desde su juventud, y est¨¢n en cuclillas frente a ¨¦l, tomando un respiro, mientras observan trabajar al muchacho. Encaramado a un muro de ladrillos, Sohail toma de bajo sus pies estos elementos primarios de la construcci¨®n reci¨¦n cocidos al calor de bo?igas de vaca y los lanza de dos en dos al mont¨®n de ah¨ª abajo, para que los recoja otro jornalero como ¨¦l.
El traj¨ªn es incesante, un ir y venir de carros y carretas, animales de carga, y trabajadores recubiertos de polvo. Cuando a la familia de Sohail se le pregunta por el voto, la madre replica: ¡°Qu¨¦ m¨¢s da uno que otro, a nosotros nunca nos cambia nada¡±. Reconocen que en el pasado eligieron al BJP, pero esta vez al SP. Sohail, que se estrenaba en las urnas, tambi¨¦n ha optado por Choudhary. Son gente que ni siquiera puede pagar la electricidad porque supondr¨ªa renunciar a comer; una mujer cuenta que no escolariza a su hijo porque no puede asumir las tasas. Otro de los jornaleros, un dalit (la casta de los intocables), se enciende un pitillo y dice que tambi¨¦n vot¨® a la candidata del SP: ¡°Es de los nuestros, una local; los del BJP son for¨¢neos¡±.
En uno de los barrios de la circunscripci¨®n donde viven estos intocables, en su mayor¨ªa hind¨²es, casi todos los entrevistados aseguran haber votado al BJP. Pramod Parasa, de 52 a?os, reconoce los motivos de la derrota: hay inflaci¨®n y desempleo, al candidato del BJP no se le ha visto apenas y quien ha votado a este partido lo ha hecho por Modi. Sin embargo, tambi¨¦n en este feudo del partido en el poder, hay gente como Vipin Kumar, un vendedor de verduras de 34 a?os, antiguo votante de esta formaci¨®n, que explica por qu¨¦ ha apostado esta vez por la joven pol¨ªtica musulmana: ¡°Para presionar al BJP, para que rectifique, y, la siguiente vez que prometa algo, lo cumpla¡±. Menciona las propuestas sobre empleo y el ingreso de 150.000 rupias en la cuenta de cada indio como promesas incumplidas.
¡°En lugares como Uttar Pradesh queda claro que la juventud, la gente pobre y los dalit han votado en contra del BJP¡±, subraya el profesor Apoorvanand, voz habitual entre los cr¨ªticos del Gobierno. Considera que el resultado electoral ¡°es un mandato contra la desigualdad¡±, un ¡°mensaje sonoro de rechazo a la idea del hegemonismo¡±, y ¡°de restauraci¨®n del equilibrio en la democracia¡±. Quiz¨¢ el s¨ªmbolo m¨¢s claro sea la derrota del BJP en Ayodhya, donde Modi inaugur¨® en enero el templo hind¨² de Ram: su formaci¨®n ha perdido all¨ª el esca?o frente a un candidato de la casta dalit.
Diversos analistas destacan una de las estrategias de la oposici¨®n. Rahul Gandhi, l¨ªder del opositor Partido del Congreso, se ha pasado la campa?a con un libro de la Constituci¨®n que mostraba en cada mitin para acusar al Gobierno de buscar la modificaci¨®n de las reservas constitucionales establecidas para discriminar de forma positiva a las capas sociales m¨¢s desfavorecidas.
Apoorvanand a?ade que Modi deber¨ªa asumir responsabilidades, ya que convirti¨® las elecciones en un ¡°refer¨¦ndum¡± sobre su mandato. Ha cosido el pa¨ªs dando m¨ªtines y su figura destacaba sobre los candidatos de cada circunscripci¨®n. La oposici¨®n, en cambio, ha jugado las cartas de la pol¨ªtica local. Choudhary, por ejemplo, apost¨® por el puerta a puerta, y no quiso que hubiera en su zona grandes eventos de los primeros espadas de la alianza opositora, capitaneada por el Partido del Congreso de Gandhi.
La joven pol¨ªtica de Kairana no vende una historia de mujer hecha a s¨ª misma. Ha aglutinado parte del voto de los que menos tienen, pero pertenece a una familia de terratenientes de casta alta muy conocida: su abuelo, su padre y su madre han formado parte de la Lok Sabha antes que ella; su hermano, diputado en el Parlamento de Uttar Pradesh, ha pasado recientemente un a?o en prisi¨®n provisional acusado de varios delitos ¡ª¡°casos aleatorios que el Gobierno [regional] le impuso solo para que se mantuviera alejado del proceso electoral¡±, defiende la hermana¡ª.
Poco espacio para las mujeres
Ella estudi¨® en colegios privados, curs¨® Derecho en la universidad, termin¨® un postgrado en Pol¨ªtica Internacional en Londres; habla un ingl¨¦s excelente y domina las mec¨¢nicas electorales del siglo XXI alrededor del globo. Habla con soltura del auge de los ¡°discursos de odio¡± y de los populismos nacionalistas basados en el miedo que se han propagado por el mundo, la India incluida.
¡°Estoy muy agradecida por el privilegio. Es por este motivo que he logrado alcanzar esta posici¨®n¡±, reconoce. ¡°Lo que puedo hacer, por mi parte, es ser honesta y no darlo todo por hecho¡±. Uno de sus objetivos ser¨¢ dar voz a las mujeres, arrinconadas en la pol¨ªtica nacional. En los comicios solo han salido elegidas 73 parlamentarias, cinco menos que en 2019; la mitad de la poblaci¨®n queda relegada as¨ª al 13% de la Lok Sabha. Por eso impacta la imagen del revuelo de varones tratando de darle su bendici¨®n; sus cong¨¦neres no han venido, aunque sabe que muchas la han votado. ¡°Es muy dif¨ªcil para una mujer acceder a la pol¨ªtica aqu¨ª¡±. Quiere que eso cambie. ¡°Ellas me han habilitado a m¨ª, ahora me toca abrir espacios para que ellas tambi¨¦n puedan salir adelante¡±.
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