Israel fuerza la salida de decenas de cooperantes al poner trabas con los visados
Las autoridades no expiden documentos a esos trabajadores, ni renuevan los existentes, desde que comenz¨® la guerra en Gaza, hace ocho meses
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Sin causar apenas ruido, las autoridades israel¨ªes llevan ocho meses dificultando la labor de las ONG, al no expedir visados temporales de trabajo a cooperantes, ni renovar los existentes, desde que comenz¨® la guerra en Gaza. Decenas de extranjeros que trabajan para organizaciones no gubernamentales que centran su labor en Palestina han tenido que abandonar sus hogares, por lo general en Jerusal¨¦n, al caducar su visado. Israel tambi¨¦n ha cambiado su pol¨ªtica hacia las organizaciones del sistema de Naciones Unidas, en medio de la mayor crisis en la regi¨®n en d¨¦cadas. Sus expatriados deben renovar ahora el visado cada dos meses como norma general. Joseph Kelly, director interino de la coalici¨®n que agrupa a 80 organizaciones humanitarias (AIDA), ve en las trabas ¡°una mezcla de decisi¨®n pol¨ªtica y de negligencia administrativa¡±, mientras que las autoridades israel¨ªes insisten en que es tan solo un problema burocr¨¢tico agravado por el contexto b¨¦lico.
La situaci¨®n sume en la incertidumbre a cientos de empleados (principalmente occidentales) de las alrededor de 150 ONG internacionales que trabajan en los territorios palestinos de Gaza, Cisjordania o Jerusal¨¦n Este y que est¨¢n registradas como organizaciones sin ¨¢nimo de lucro en el Ministerio de Bienestar y Asuntos Sociales de Israel. La gran mayor¨ªa trabaja con socios locales (contrapartes, en la jerga del sector) en Gaza (en ¨¢mbitos que han cobrado particular importancia, como la atenci¨®n m¨¦dica o la distribuci¨®n de ayuda) o en Cisjordania, donde la poblaci¨®n tambi¨¦n necesita m¨¢s ayuda.
Kelly cifra en torno a 50 los trabajadores humanitarios que han tenido que abandonar el pa¨ªs desde el inicio de la guerra. Desde entonces, la casu¨ªstica var¨ªa, en funci¨®n de las situaciones personales (de sus visados dependen tambi¨¦n los de sus familiares) y de las normas internas de cada organizaci¨®n. Al caducar sus visados, unos 15 cooperantes han acabado trabajando en remoto, en ocasiones desde otras sedes regionales, como El Cairo o Am¨¢n, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de la situaci¨®n efectuado por AIDA, del 30 de abril. ¡°Est¨¢ da?ando nuestra capacidad porque Jerusal¨¦n es donde se toman muchas decisiones estrat¨¦gicas¡±, precisa Kelly.
Otros van entrando y saliendo con visado de turista. Una decena se ha quedado ilegalmente, o sin tener clara su situaci¨®n legal, con el consiguiente riesgo de ser deportado y que las autoridades les proh¨ªban la entrada durante a?os. Y 16 han recibido una pr¨®rroga de entre tres y seis meses. Son, en todo caso, cifras parciales, porque solo respondi¨® una parte de la ONG y hay otras decenas fuera de AIDA, explica Simone Manfredi, director de pa¨ªs de la fundaci¨®n Terre des Hommes, con sede en Suiza, y miembro del comit¨¦ ejecutivo de la coalici¨®n.
M¨¢s all¨¢ de lo personal, la medida tiene un impacto claro en la labor de las ONG, casi todas con programas en Gaza. Hasta 111 peticiones de nuevos visados siguen en un caj¨®n a la espera de tr¨¢mite. ¡°Son sobre todo de los primeros tres o cuatro meses, luego casi se han dejado de pedir¡±, se?ala Manfredi. Se trata de visados de trabajo tanto para nuevos contratados en el exterior como para quienes cambian aqu¨ª de ONG.
Un 28% de las peticiones corresponden al puesto de director de pa¨ªs. Es el caso de Manfredi. ¡°Esto significa que no podemos tener un poder notarial, ejercer representaci¨®n legal, firmar contratos, abrir una cuenta de banco en Israel¡ Cosas fundamentales para operar¡±, enumera. ¡°Es muy aleatorio. En las reuniones [con las autoridades israel¨ªes] nos dicen que se est¨¢ pensando en poner otro sistema interministerial, pero no hay nada por escrito. Es una zona gris que complica la situaci¨®n personal y profesional. Yo siempre estoy a expensas de que un agente en la frontera sospeche de algo y no me deje entrar¡±.
La situaci¨®n afecta a las ONG por distintos flancos. Uno es que 195 trabajadores palestinos de Cisjordania no est¨¢n recibiendo permisos para entrar a Jerusal¨¦n. Otro que los t¨¦cnicos de emergencia de las organizaciones con permiso para acceder a Gaza lo est¨¢n haciendo a trav¨¦s de Jordania para ir directamente a la Franja. Sus compa?eros sin visado israel¨ª en regla carecen de garant¨ªas de regresar de Gaza.
¡°Y luego, por supuesto, est¨¢ la capacidad de llegar a la gente¡±, recalca Manfredi. La labor de las ONG tiene una parte muy t¨¦cnica ¨Dgesti¨®n de proyectos, administraci¨®n¡¨D relativamente f¨¢cil de mantener a distancia, pero otra presencial (visitar proyectos en el terreno, identificar necesidades o reunirse con las administraciones o las contrapartes) que se resiente por la salida de decenas de cooperantes.
Indefensi¨®n
El abogado israel¨ª Yotam Ben Hillel, que representa a varias de las ONG afectadas, critica la opacidad del sistema y ha pedido a la fiscal general del Estado, Gali Baharav Miara, que intervenga en el caso, sin obtener respuesta. ¡°Interior habla de que ha hecho una pr¨®rroga, pero no la ha comunicado. No es un proceso transparente ni formal¡±, afirma.
La pr¨®rroga adem¨¢s solo se aplica a quienes ya estaban en el pa¨ªs, penalizando precisamente a las ONG que evacuaron a su personal (y a sus parejas e hijos) en los primeros meses del conflicto, por tener protocolos que velan m¨¢s por la seguridad de su personal, as¨ª como a los cooperantes que estaban de vacaciones o no quisieron apurar los l¨ªmites de su estad¨ªa legal. Ben Hillel critica adem¨¢s la ¡°indefensi¨®n¡± que supone para un cooperante cruzar fronteras o vivir en Israel con un visado que aparece en el pasaporte como caducado, confiando en las garant¨ªas de Interior de que aparecer¨¢ en el sistema inform¨¢tico como prorrogado de forma extraordinaria.
Decenas de cooperantes han cancelado sus alquileres y empaquetado sus cosas para regresar a sus pa¨ªses. Este peri¨®dico ha hablado con seis afectados. Ninguno quiere ver su nombre publicado, por miedo a que las autoridades israel¨ªes tomen represalias hacia ellos o sus ONG. Uno, por ejemplo, esper¨® una soluci¨®n hasta el 8 de febrero. Ese d¨ªa expiraba la pr¨®rroga de Interior para ¨¦l y muchos otros que llevaban hasta medio a?o esperando en vano la carta para iniciar el proceso de renovaci¨®n. Resignado, empaquet¨® sus pertenencias, avis¨® al casero y volvi¨® a su pa¨ªs. Otro se acerc¨® a la desesperada a Interior antes de dirigirse con las maletas al aeropuerto de Tel Aviv. Descubri¨® que disfrutaba de una pr¨®rroga de ¨²ltimo minuto hasta julio que no le hab¨ªan comunicado formalmente.
De hecho, como los territorios palestinos carecen de aeropuerto e Israel controla todos los puntos de salida, incluido el cruce entre Cisjordania y Jordania, uno de los principales temores de los cooperantes que siguen en la zona es abandonarla temporalmente ¨Dpara reuniones de trabajo, reencuentros familiares o vacaciones¨D y que el agente en la frontera desconozca la situaci¨®n y les impida regresar, ni siquiera para poner fin al alquiler y recoger sus pertenencias. El visado de turista con el que operan algunos dura tres meses, pero puede quedar en unas pocas semanas en uno de los cruces de frontera.
De esos visados (B1) dependen tambi¨¦n los de sus familiares directos, que reciben uno distinto (B2) que les permite residir temporalmente, pero no trabajar. Es el mismo que entregan las autoridades militares israel¨ªes a los trabajadores de ONG en las ciudades de Cisjordania, como Ramala, Bel¨¦n o Hebr¨®n, bajo control administrativo de la Autoridad Nacional Palestina.
Sin carta, no hay visado
El tr¨¢mite ha tenido altibajos en el pasado, pero lleva a?os en pie y super¨® mejor la crisis del covid. Al llegar, los expatriados que trabajan para ONG registradas en Israel precisan gestionar un visado de trabajo. Y renovarlo cada a?o. En ambos casos, requieren una carta en la que el Ministerio de Bienestar y Asuntos Sociales lo solicita a Interior. Pero el primer ministerio, que ya comenz¨® el verano pasado a retrasar o ignorar las peticiones de carta, no ha expedido una sola desde octubre, cuando el ataque de Ham¨¢s desencaden¨® la invasi¨®n de Gaza. E Interior insiste en que, sin carta, no hay visado, generando un c¨ªrculo vicioso.
Para los cooperantes con visado, pero sin carta para Interior, quedarse o no es hoy, sobre todo, cuesti¨®n de suerte. Si lo renovaron poco antes de la guerra (7 de octubre de 2023), tienen meses de margen. El resto se ha marchado, depende de las opacas pr¨®rrogas extraordinarias o trabaja con visado de turista.
Los dos ministerios implicados en el proceso se pasan la pelota. La Autoridad de Poblaci¨®n y Migraciones, el organismo del Ministerio de Interior responsable de los visados, remite al ministerio que expide la carta. ¡°Como regla general [los cooperantes] deben presentar una carta de recomendaci¨®n del Ministerio de Bienestar y Asuntos Sociales. De momento, ha surgido la dificultad de encontrar lo requerido [sic], por lo que hay que ponerse en contacto con el Ministerio de Bienestar Social¡±, respondi¨® por escrito a este diario. Adem¨¢s, subray¨® que ha prorrogado de forma autom¨¢tica los visados tres meses, sin especificar hasta qu¨¦ fecha. Sharona Mann, la portavoz del ministerio responsable de la carta, remiti¨® a hablar con Interior y rehus¨® explicar por qu¨¦ su ministerio ha dejado de entregar la misiva.
El personal expatriado de las agencias de Naciones Unidas sigue un procedimiento distinto, pero tambi¨¦n padece un cambio en las pol¨ªticas. Desde octubre, deben renovar por lo general el visado cada dos meses, en vez de cada a?o o medio a?o, explica la directora de Comunicaciones de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA), Juliette Touma. Es una decisi¨®n del Ministerio de Exteriores, que no ha respondido a repetidas peticiones de comentario que ha efectuado este diario desde abril. El pasado diciembre, el entonces ministro de Exteriores, Eli Cohen, anunci¨® que no renovar¨ªa el visado de la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas, Lynn Hastings, acus¨¢ndola de ¡°parcialidad¡± hacia Ham¨¢s. Tuvo que abandonar el pa¨ªs.
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