Suecia, Finlandia y Portugal: los tres varapalos de la ultraderecha en las elecciones europeas
Dem¨®cratas Suecos, el Partido de los Finlandeses y Chega tuvieron un p¨¦simo resultado en una jornada electoral en la que los extremistas avanzaron en el continente
El avance de los partidos ultranacionalistas y de extrema derecha ha sacudido la Uni¨®n Europea, pero en el norte de Europa los radicales salieron muy perjudicados de la jornada electoral del domingo. Finlandia, Suecia ¡ªy en menor medida Dinamarca¡ª votaron a contracorriente: declive ultra y resultados extraordinarios de los ecologistas y algunas formaciones de izquierda que suponen un bal¨®n de ox¨ªgeno para sus respectivos grupos en el Parlamento Europeo. El 9-J tambi¨¦n fue un mal d¨ªa para la ultraderecha portuguesa. Chega, fundado en 2019, accede por vez primera a la Euroc¨¢mara con dos representantes, pero sus resultados est¨¢n muy lejos de los ambiciosos objetivos que se hab¨ªa marcado y del hist¨®rico respaldo que logr¨® en las elecciones generales de marzo. Con resultados mucho menos amargos ¡ªporque pasa de tener un representante en el Parlamento Europeo a contar con seis¡ª el partido del ultra Geert Wilders, en Pa¨ªses Bajos, qued¨® en segunda posici¨®n en las europeas (por detr¨¢s de la coalici¨®n de socialdem¨®cratas y verdes) tras haber sido la opci¨®n m¨¢s votada en las elecciones generales de noviembre de 2023.
Los fiascos de Dem¨®cratas Suecos, el Partido de los Finlandeses y Chega tienen elementos en com¨²n, como el menor inter¨¦s entre su electorado por los asuntos comunitarios, pero tambi¨¦n peculiaridades de cada pa¨ªs. Aunque las tres formaciones aglutinan en torno al 20% de los diputados en sus respectivos parlamentos nacionales, la situaci¨®n de cada una es bien distinta. En Finlandia controlan siete ministerios, mientras que en Suecia son la primera fuerza de la derecha y sostienen ¡ªy condicionan¡ª al Gobierno de coalici¨®n liderado por los conservadores. En los dos casos n¨®rdicos, parte del retroceso ultraderechista puede considerarse un peaje por su gesti¨®n del poder, no as¨ª en el portugu¨¦s, donde Chega fracas¨® en su intento de entrar a toda costa en el Gobierno.
El profundo e inesperado rev¨¦s que sufrieron Dem¨®cratas Suecos y el Partido de los Finlandeses amenaza con provocar turbulencias en las fr¨¢giles coaliciones que gobiernan en los dos pa¨ªses. Ambos partidos han tratado de quitar hierro a sus p¨¦simos resultados, achac¨¢ndolos a la escasa participaci¨®n y a la apat¨ªa de parte de su electorado en lo concerniente a la UE.
Aunque Dem¨®cratas Suecos mantiene sus tres esca?os en la Euroc¨¢mara, las caras largas predominaban en el restaurante de Estocolmo en el que altos cargos del partido siguieron el escrutinio de las europeas. No solo porque su objetivo ¡ªavalado por las encuestas¡ª era obtener un par de representantes m¨¢s, sino porque la p¨¦rdida de m¨¢s de medio mill¨®n de votos en menos de dos a?os termina abruptamente con m¨¢s de tres d¨¦cadas de tendencia alcista. El grup¨²sculo de neonazis que compon¨ªa en sus or¨ªgenes Dem¨®cratas Suecos tuvo el respaldo en 1988 de un millar de votantes. Desde entonces y hasta el domingo mejor¨® sus resultados en cada convocatoria electoral (13 en total, entre parlamentarias y europeas). En 2022 alcanz¨® su pico con el apoyo de uno de cada cinco votantes (1,33 millones de papeletas).
Los ultras suecos cosecharon el domingo el 13% de los sufragios y fueron superados por los conservadores y los ecologistas ¡ªadem¨¢s de los socialdem¨®cratas, que han vencido en todas las elecciones celebradas en el pa¨ªs escandinavo en los ¨²ltimos 110 a?os¡ª. El resultado en las europeas no ha sido el ¨²nico terremoto que ha sacudido a Dem¨®cratas Suecos en el ¨²ltimo mes. El 15 de mayo, una televisi¨®n privada, que utiliz¨® c¨¢maras ocultas durante su investigaci¨®n, desvel¨® la existencia de una f¨¢brica de troles en la que empleados de la formaci¨®n radical utilizaban cuentas con perfiles falsos en las redes sociales para esparcir bulos y atacar a miembros de otros partidos, incluidos los conservadores, liberales y cristianodem¨®cratas a los que sostiene en el Gobierno.
Asa Wikforss, profesora de Filosof¨ªa Te¨®rica en la Universidad de Estocolmo y miembro de la Academia Sueca, considera que Jimmie Akesson, l¨ªder de los ultras suecos desde hace dos decenios, reaccion¨® al esc¨¢ndalo de las cuentas falsas con una estrategia ¡°trumpista¡± que no ha funcionado electoralmente. El partido se limit¨® a eliminar 45 mensajes especialmente ofensivos y Akesson difundi¨® el bulo de la existencia de ¡°una gigantesca operaci¨®n de influencia interna llevada a cabo por todo el establishment liberal de izquierdas¡± y acus¨® a los ¡°principales medios de comunicaci¨®n¡± de participar en una ¡°campa?a de desprestigio¡±.
En la recta final de campa?a, los l¨ªderes de la formaci¨®n ultraderechista recuperaron el discurso abiertamente xen¨®fobo que hab¨ªan tratado de moderar durante los ¨²ltimos lustros. Akesson y Charlie Weimers, cabeza de lista para las europeas, acusaron al Partido Socialdem¨®crata de querer ¡°sustituir a la poblaci¨®n para asegurarse el poder con la ayuda de los votantes musulmanes¡±. Richard Jomshof, una de las figuras con m¨¢s peso en el partido, tuite¨®: ¡°Los socialdem¨®cratas tienen las manos manchadas de sangre [en referencia a la violencia entre bandas criminales]. Piensa en ello cuando vayas a votar¡±.
¡°Mucha gente vot¨® a los ultras en anteriores comicios ¨²nicamente porque no quieren que lleguen m¨¢s inmigrantes¡±, sostiene Wikforss, ¡°pero en esta ocasi¨®n pensaron que se tolerar¨ªa m¨¢s su ret¨®rica neonazi¡±. La profesora universitaria deduce que una parte de los votantes tradicionales de los conservadores, liberales y cristianodem¨®cratas que hab¨ªan apoyado a los ultras en los ¨²ltimos comicios volvieron a cambiar de papeleta escandalizados por la f¨¢brica de troles y la agresividad de la campa?a.
Dem¨®cratas Suecos ha perdido apoyos por todo el pa¨ªs, pero mantiene su popularidad entre los j¨®venes de entre 21 y 30 a?os. Impulsado por las redes sociales, el partido creci¨® notablemente entre los que ejercieron por primera vez su derecho al voto (del 9% al 15%).
La ca¨ªda de los radicales suecos queda maquillada si se compara con la debacle de sus socios finlandeses. El partido ultra, que en los menos de 12 meses en los que forma parte del Ejecutivo se ha visto envuelto en m¨²ltiples esc¨¢ndalos con tintes racistas, sum¨® el domingo la cuarta parte de los 600.000 votos que logr¨® en las parlamentarias del a?o pasado. Kimmo Elo, investigador del Centro de Estudios Parlamentarios de la Universidad de Turku, sostiene que los conservadores de Coalici¨®n Nacional (KOK) ¡ªganadores con el 25% del voto¡ª se beneficiaron, en detrimento de los ultras, de que uno de los asuntos centrales de la campa?a fue la guerra en Ucrania y sus posibles consecuencias. ¡°KOK contaba con tres candidatos muy experimentados en cuestiones de defensa y seguridad contra los que no pudieron competir Los Finlandeses¡±.
?xito de los ecologistas
A diferencia de varios comicios anteriores, en esta ocasi¨®n la inmigraci¨®n no ha dominado en el norte de Europa los debates electorales, en los que ha tenido m¨¢s peso el cambio clim¨¢tico, abonando el terreno para las fuerzas ecologistas. Una cuarta parte de los votantes suecos se decantaron por el Partido Verde o el Partido de la Izquierda (un 7% m¨¢s que en 2019). En Finlandia, Alianza de la Izquierda escal¨® hasta la segunda posici¨®n con casi el triple de votos que hace cinco a?os. En el caso de Dinamarca, Izquierda Verde gan¨® unos comicios en los que las fuerzas de ultraderecha sumaron dos eurodiputados, uno m¨¢s que hace cinco a?os, pero dos menos que en 2014.
La p¨¦rdida de atractivo de la ultraderecha se manifest¨®, de manera muy diferente, en las urnas de Portugal. All¨ª, a pesar de que la inmigraci¨®n s¨ª fue uno de los temas centrales de la campa?a, el respald¨® a Chega cay¨® del 18% de las parlamentarias a menos del 10% en las europeas. Envalentonado tras las elecciones de marzo, donde logr¨® un hist¨®rico respaldo que super¨® el mill¨®n de votos y el triunfo en regiones como el Algarve, Andr¨¦ Ventura, el l¨ªder de los ultras portugueses, sali¨® en esta convocatoria a por todas. ¡°Despu¨¦s del 10 de marzo, Chega acude a todas las elecciones para vencer¡±, admiti¨® en su discurso del domingo tras reconocer que no hab¨ªa conquistado sus objetivos.
Aunque los comicios no son extrapolables entre s¨ª y las europeas registran la mayor abstenci¨®n (el domingo solo vot¨® el 36,5%), revelan tendencias. Y el electorado de Chega demostr¨® apat¨ªa o deslealtad a la causa que le hab¨ªa movilizado hace tan solo tres meses. La coalici¨®n conservadora Alianza Democr¨¢tica, que gan¨® en marzo, rehus¨® pactar con Chega a pesar de exponerse a una mayor fragilidad parlamentaria. La respuesta de Ventura al ninguneo del primer ministro, Lu¨ªs Montenegro, consiste en asestarle golpes en el Parlamento, donde los ultras han permitido la aprobaci¨®n de medidas del Partido Socialista, principal partido de la oposici¨®n, como la rebaja fiscal para rentas bajas o la supresi¨®n de los peajes en algunas autov¨ªas. Una estrategia que el Gobierno ha bautizado como una ¡°coalici¨®n negativa¡±.
Como Chega en Portugal, Vox cay¨® en Espa?a respecto a las elecciones generales del pasado julio (del 12,4% al 9,6%). Aun as¨ª, el partido de extrema derecha mejor¨® sus resultados en comparaci¨®n con las europeas de 2019 y aument¨® de cuatro a seis sus representantes en la Euroc¨¢mara. En el espectro de ultraderecha se enmarcan tambi¨¦n los tres esca?os de Se Acab¨® la Fiesta, la agrupaci¨®n de electores liderada por Alvise P¨¦rez.
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