Los recortes de Keir Starmer tensan la relaci¨®n entre el Partido Laborista y los sindicatos
El sector cr¨ªtico saca adelante en el congreso de Liverpool una moci¨®n no vinculante contra la supresi¨®n de las ayudas al gas y la electricidad para pensionistas
El sindicato brit¨¢nico UNITE, que agrupa m¨¢s de un mill¨®n de miembros ¡ªen su mayor¨ªa pertenecientes al ala m¨¢s a la izquierda del Partido Laborista¨D ha propinado un duro golpe a la imagen de unidad pretendida por el primer ministro brit¨¢nico, Keir Starmer. En las ¨²ltimas horas del congreso que los laboristas han celebrado en Liverpool ha salido adelante una moci¨®n no vinculante de la central sindical que arremete contra los recortes en las ayudas sociales del nuevo Gobierno.
Starmer dio luz verde a mediados de agosto a la decisi¨®n de su ministra de Econom¨ªa, Rachel Reeves, de suprimir las ayudas universales en la factura del gas y la electricidad a los pensionistas del Reino Unido. El Gobierno acusaba a sus predecesores en Downing Street, los conservadores, de haber dejado un agujero presupuestario extra de m¨¢s de 26.000 millones de euros. Una de las decisiones adoptadas como respuesta a este imprevisto ha inyectado la pol¨¦mica en el seno del Partido Laborista y en la relaci¨®n de su direcci¨®n con los sindicatos.
Reeves elimin¨® de un plumazo las ayudas que recib¨ªan 10 millones de pensionistas, que oscilaban entre los 240 y los 360 euros anuales. Solo las mantuvo para aquellos que se encontraban en situaci¨®n econ¨®mica vulnerable, aproximadamente 1,1 millones.
La decisi¨®n provoc¨® la ira de muchos diputados y representantes municipales laboristas, que vieron sus buzones inundados con cartas de protesta de sus votantes. A pesar de las peticiones para que el Gobierno reconsiderara su postura, ni Reeves ni Starmer han dado su brazo a torcer. ¡°S¨¦ que os preocupa la decisi¨®n que hemos tomado, pero si el camino fuera popular o f¨¢cil, ya lo habr¨ªamos emprendido¡±, volv¨ªa a explicar este martes a los delegados del congreso el primer ministro.
La direcci¨®n del partido era consciente de que iba a perder la votaci¨®n de la moci¨®n presentada por UNITE, y maniobr¨®, ante las protestas de muchos de los asistentes al encuentro, para que fuera debatida al final del congreso. Starmer hab¨ªa dado el broche final con su discurso del martes. Este mi¨¦rcoles, muchos de los delegados ya hab¨ªan abandonado Liverpool y emprendido el camino de vuelta a sus casas.
Y aun as¨ª, el debate ha sido encendido. ¡°La gente, sencillamente, no lo entiende. Yo misma no lo entiendo. ?C¨®mo es posible que el nuevo Gobierno laborista haya cortado las ayudas energ¨¦ticas de los pensionistas y sigue sin tocar a los supermillonarios? Los ciudadanos no les votaron para esto. Es una decisi¨®n equivocada y tiene que ser revocada¡±, proclamaba entre multitud de aplausos desde el estrado del Centro de Convenciones de Liverpool Sharon Graham, la secretaria general de UNITE.
La moci¨®n, que no vincula al Gobierno de Starmer, ha salido adelante en una votaci¨®n a mano alzada, que otorg¨® a los proponentes un victoria algo m¨¢s estrecha de lo previsto, pero victoria al fin y al cabo.
El ¨²ltimo sondeo de la empresa YouGov indica que un 46% de los brit¨¢nicos respalda un sistema de ayudas selectivas, y no universal, a los pensionistas, frente a un 44% que est¨¢n en contra de la decisi¨®n.
El centro de la protesta reside en aquellos pensionistas que, sin llegar al umbral de pobreza que les da derecho a recibir ayudas, han perdido una subvenci¨®n que les permit¨ªa pasar el invierno con menos penurias. Una afiliada del Partido Laborista que participaba en el debate previo a la votaci¨®n intentaba defender, desde su experiencia personal, la decisi¨®n de Starmer. ¡°Cada a?o me llega a la cuenta bancaria un ingreso de 200 libras (unos 240 euros), y lo destino a un banco de alimentos¡±, se?alaba, para indicar que, como ella, son muchos los pensionistas que no necesitan esa ayuda.
Pero el asunto de las subvenciones energ¨¦ticas a los pensionistas ¡ªuna medida que puso en marcha precisamente el Gobierno laborista de Gordon Brown hace ya un cuarto de siglo y han mantenido los gobiernos conservadores¡ª, se ha convertido en un lastre para Starmer. Dif¨ªcil adem¨¢s de justificar despu¨¦s del esc¨¢ndalo de los trajes gratis y las entradas al f¨²tbol y otros espect¨¢culos que tanto el primer ministro como miembros de su Gabinete han admitido que hab¨ªan recibido.
Starmer y Reeves han hecho bandera del rigor fiscal y de la necesidad de tener un equilibrio en las cuentas para atraer al votante medio y no espantar a los empresarios. Despu¨¦s de 14 a?os de gobiernos conservadores que han dejado en un estado p¨¦simo la econom¨ªa del Reino Unido ¡ªausteridad, Brexit, debacle de la bolsa y de la libra por Liz Truss¡ª, el nuevo equipo de Downing Street quiere presentarse a los ciudadanos como responsable y prudente. La moci¨®n de los sindicatos, sin embargo, inclu¨ªa entre sus peticiones, adem¨¢s de la revocaci¨®n del recorte de las ayudas, una mayor presi¨®n fiscal sobre los millonarios, y una revisi¨®n de las reglas fiscales, para que el Gobierno tenga m¨¢s posibilidad de endeudarse para invertir en unos servicios p¨²blicos en estado paup¨¦rrimo.
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