El congreso del Partido Laborista lucha por resucitar el entusiasmo de los votantes
El esc¨¢ndalo de los trajes y las entradas de f¨²tbol regaladas a Keir Starmer ensombrecen el proyecto de cambio del nuevo Gobierno
Los miembros del Partido Laborista brit¨¢nico est¨¢n todav¨ªa en ese estado de embriaguez que producen las victorias hist¨®ricas. Cualquier error propio se minimiza: es simplemente una exageraci¨®n del enemigo. Por ejemplo, los m¨¢s de 120.000 euros que Keir Starmer ha recibido en apenas cuatro a?os de donantes millonarios, destinados a trajes, gafas de dise?o o entradas para el f¨²tbol. ¡°Todo ese asunto de los regalos no es m¨¢s que una cortina de humo, algo que sucede en muchos partidos pol¨ªticos. No es algo que me preocupe demasiado, porque me huele m¨¢s bien a una estrategia del Daily Mail¡±, dice Christopher Holden, un miembro del partido que ha viajado desde la localidad de Preston hasta Liverpool para asistir al congreso de la formaci¨®n.
El Daily Mail es el diario tabloide populista favorito de los conservadores. La bestia parda de los laboristas. Es pr¨¢cticamente imposible ver un ejemplar a lo largo del ACC Liverpool, el centro de convenciones de la ciudad, a orillas del r¨ªo Mersey, donde decenas de afiliados y simpatizantes de la formaci¨®n de izquierdas deambulan desde este domingo por todas las casetas instaladas a lo largo de miles de metros cuadrados, participan en los diferentes debates organizados por centros de pensamiento y organizaciones progresistas o atienden a los discursos del plenario. El lema del congreso: Change Begins (Comienza el Cambio).
Los congresos de los partidos brit¨¢nicos (conferences, en la jerga pol¨ªtica) son el pistoletazo de salida de cada nuevo curso pol¨ªtico. Son una mezcla de batalla por establecer la doctrina oficial, festival de las ideas y feria de las oportunidades. Como en otras formaciones europeas, se debaten mociones, se presentan enmiendas, y la direcci¨®n de la formaci¨®n suda para evitar que se le cuele alguna propuesta radical en las conclusiones finales.
Y decenas de organizaciones y empresas se acercan para promocionar su visi¨®n de la realidad a toda la fauna pol¨ªtica congregada en el evento. La caseta de Gibraltar comparte espacio con la de Google. La de Amigos Hind¨²es del Laborismo, con la de los Agricultores y Ganaderos de Gran Breta?a.
La definici¨®n de una visi¨®n para el pa¨ªs
Poco m¨¢s de dos meses despu¨¦s de acceder al poder, el encuentro de Liverpool deber¨ªa ser un paseo glorioso, una celebraci¨®n para Starmer. Sin embargo, el primer ministro y su equipo han conseguido meterse ellos solos en una situaci¨®n embarazosa de la que solo podr¨¢n escapar si consiguen que del congreso salga un mensaje claro de futuro.
El esc¨¢ndalo de los trajes y regalos ¡ªque disfrutaron no solo Starmer y su esposa, Victoria, sino tambi¨¦n la viceprimera ministra, Angela Rayner, o la ministra de Econom¨ªa, Rachel Reeves¡ª ha dejado un sabor amargo en muchos miembros del partido. Pero, sobre todo, ha encendido las alarmas de los estrategas laboristas, que perciben el disgusto entre unas clases medias que nunca votaron con entusiasmo por el cambio de Gobierno.
El mensaje transmitido hasta ahora por Starmer y su ministra de Econom¨ªa ha sido una promesa de austeridad, recortes y nuevos impuestos para solucionar el desastre econ¨®mico heredado de los conservadores. Y entre las recetas propuestas est¨¢ la de quitar a 10 millones de pensionistas las subvenciones indiscriminadas y universales que recib¨ªan hasta ahora para pagar la factura de gas y electricidad.
¡°El Partido Laborista sigue siendo el mejor veh¨ªculo que conocemos hasta la fecha para impulsar un cambio social¡±, pero ¡°nuestra tarea, como socialistas, es asegurarnos de que nunca se olvide de d¨®nde viene, y con qui¨¦n est¨¢ comprometido¡±, exig¨ªa en las primeras horas del congreso Barry Gardiner, uno de los hombres fuertes de la direcci¨®n anterior, liderada por Jeremy Corbyn y escorada m¨¢s a la izquierda que el actual equipo de Starmer.
¡°El congreso es el lugar ideal para que la direcci¨®n ponga finalmente sobre la mesa, y exponga a los ciudadanos, cu¨¢l es la visi¨®n de futuro que tiene para el pa¨ªs. Y Starmer debe hacerlo¡±, asegura el afiliado Holden, que se suma a las voces de los que creen que el primer ministro se ha enredado en minucias y tareas de gesti¨®n que han nublado de inmediato la victoria electoral.
Un alto el fuego en Oriente Pr¨®ximo
Los tres afiliados del partido que atienden en la caseta de Amigos Laboristas de Israel escuchan atentamente el discurso en el plenario de David Lammy, el ministro de Exteriores, que exige un alto el fuego inmediato que evite la extensi¨®n al L¨ªbano del conflicto actual en Oriente Pr¨®ximo. Lammy estuvo muy detr¨¢s de la decisi¨®n de suspender hasta 30 licencias de exportaci¨®n de armas a Israel por presunta violaci¨®n del derecho internacional humanitario. En su discurso, exige la ¡°soluci¨®n de los dos Estados¡±, para que Palestina viva tambi¨¦n bajo su propia soberan¨ªa y seguridad.
¡°Somos un partido unido, con distintas corrientes internas de pensamiento. No nos gust¨® la decisi¨®n del Gobierno, porque disgust¨® a la comunidad jud¨ªa brit¨¢nica y no termin¨® de convencer a muchos de los miembros del partido m¨¢s propalestinos¡±, dice el m¨¢s locuaz de los tres afiliados, que no tiene problema en hablar, aunque prefiere no dar su nombre. ¡°Pero creo que todo se calmar¨¢ cuando este conflicto termine¡±, asegura.
Starmer cerrar¨¢ el martes con su discurso el congreso laborista de Liverpool. Muchos de los congregados conf¨ªan en que logre apagar con sus palabras los numerosos incendios innecesarios que su Gobierno ha provocado, y avive adem¨¢s un entusiasmo entre los suyos y entre los votantes que amenaza con extinguirse demasiado pronto.
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