Entre la ultraderecha y la autoestima: el Partido Conservador del Reino Unido se dispone a elegir un nuevo l¨ªder
Cuatro candidatos se disputan el mando de un partido que todav¨ªa no ha asimilado su derrota en las pasadas elecciones
El Partido Conservador del Reino Unido ha sido bautizado como la formaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s exitosa del mundo. Una m¨¢quina perfecta de ganar elecciones. Diecis¨¦is primeros ministros a lo largo de los siglos XX y XXI, frente a cuatro del Partido Laborista. Y de estos ¨²ltimos, solo Tony Blair logr¨® la proeza de ser reelegido por m¨¢s de un mandato consecutivo. No es de extra?ar que con estos antecedentes, sumados al esc¨¢ndalo de los trajes y entradas de f¨²tbol gratuitas que ha protagonizado Keir Starmer, y a su escasa popularidad por los recortes sociales anunciados, los tories hayan celebrado esta semana su congreso anual en la ciudad de Birmingham en un estado de negaci¨®n de la realidad. Convencidos de que es posible regresar al Gobierno en 2029, cuando se convoquen de nuevo las urnas.
El efecto perverso de ese exceso de confianza consiste en evitar cualquier ejercicio sincero de autocr¨ªtica. Pr¨¢cticamente los cuatro candidatos que aspiran a liderar la formaci¨®n coinciden en el diagn¨®stico de la derrota: los electores, dicen, les dieron la espalda el pasado 4 de julio por no ser suficientemente conservadores. ¡°Sonamos de derechas pero gobernamos como si fu¨¦ramos de izquierdas¡±, ha dicho Kemi Badenoch, la contendiente m¨¢s popular entre las bases tories.
Tanto Badenoch, exministra de Comercio Internacional, como Rober Jenrick, ex secretario de Estado de Inmigraci¨®n; James Cleverly, exministro del Interior o Tom Tugendhat, expresidente de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores, han lanzado estos d¨ªas en el congreso tory consignas y recetas acartonadas, como la rebaja de impuestos, la promesa de un Gobierno menos intervencionista, mano dura con la inmigraci¨®n y amplias dosis de patriotismo.
Todav¨ªa queda casi un mes para averiguar qui¨¦n tomar¨¢ las riendas del partido. Durante los pr¨®ximos 9 y 10 de octubre, los 121 diputados conservadores (una cifra raqu¨ªtica, frente a los 358 del anterior mandato legislativo) votar¨¢n por descarte hasta reducir a dos el n¨²mero de aspirantes. Comenzar¨¢ entonces una campa?a en toda regla entre las bases de la formaci¨®n (unos 170.000 afiliados), que depositar¨¢n su voto el 31 de octubre. El s¨¢bado 2 de noviembre se anunciar¨¢ el nombre del vencedor.
Bajas de maternidad y ¡°asesinatos militares¡±
La sombra del partido populista Reform UK, encabezado por Nigel Farage, pesa como una losa sobre los hombros de los conservadores, cada vez m¨¢s escorados a la derecha en su discurso por miedo a perder a¨²n m¨¢s territorio. En las pasadas elecciones, la formaci¨®n de Farage se hizo con un 14,3% de los votos, frente al 23,7% de los tories. Por primera vez en su historia logr¨® hacerse con cinco esca?os en la C¨¢mara de los Comunes, y burlar la barrera impuesta por un sistema de votaci¨®n mayoritaria que ha favorecido hist¨®ricamente al bipartidismo.
Los dos candidatos de discurso m¨¢s radical han patinado con declaraciones que han levantado ampollas en el sector m¨¢s moderado del partido. Badenoch, en su obsesi¨®n por resucitar a Margaret Thatcher y reducir cualquier intervenci¨®n del Gobierno en la econom¨ªa, lleg¨® a sugerir en la BBC que la baja de maternidad que existe hoy en el Reino Unido ¡°hab¨ªa ido demasiado lejos¡± y que ¡°muchas empresas y negocios est¨¢n cerrando, abrumados por un exceso de regulaci¨®n¡±. Consciente de su error, intent¨® culpar a la periodista de su propia metedura de pata.
Jenrick, hasta ahora el favorito entre los diputados y las bases, ha ido mucho m¨¢s lejos en sus comentarios. Es el ¨²nico de los candidatos que promete abiertamente que sacar¨¢ al Reino Unido de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos y dejar¨¢ de someterse a la jurisdicci¨®n del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Culpa al tratado y al tribunal, que los brit¨¢nicos contribuyeron a poner en marcha hace m¨¢s de medio siglo, de la incapacidad del Gobierno para poner freno a la inmigraci¨®n irregular. Y de muchas cosas m¨¢s. ¡°Nuestras fuerzas especiales [del Ej¨¦rcito] se ven obligados a matar a los terroristas, en vez de detenerlos, porque nuestros abogados nos dicen que, en caso de capturarlos, el TEDH los pondr¨¢ en libertad¡±, ha dicho Jenrick en un v¨ªdeo de campa?a publicado en X (antes Twitter), del que no ha querido retractarse.
Tanto Tugendhat como Cleverly, que han sido militares antes que pol¨ªticos, se han sumado a las voces escandalizadas ante un comentario que refleja la deriva en la que ha incurrido una parte notable de los conservadores.
De los dos, es probablemente Tugendhat, que representa una facci¨®n moderada cada d¨ªa m¨¢s minoritaria, el que m¨¢s posibilidades tiene de caer en las pr¨®ximas votaciones. ¡°Los laboristas ya nos han dejado claro lo que son. No tienen rumbo, son ego¨ªstas y codiciosos. Nos han retrotra¨ªdo a los a?os setenta, a la pol¨ªtica de divisi¨®n, socialismo, impuestos altos, m¨¢s regulaci¨®n, m¨¢s control... debemos luchar por rescatar nuestro pa¨ªs¡±, se ve¨ªa obligado a proclamar el candidato que, en teor¨ªa, surgi¨® como la voz m¨¢s templada de un partido a la deriva extrema.
Por eso, Cleverly, el candidato m¨¢s simp¨¢tico pero tambi¨¦n el m¨¢s oportunista, ha comenzado a subir ligeramente en las encuestas. Con el mismo discurso que sus contendientes. O parecido. ?l es m¨¢s devoto de Ronald Reagan que de Margaret Thatcher. ¡°Baj¨® los impuestos, desregul¨®, aument¨® el gasto militar, y arras¨® en las urnas. Seamos como Reagan. Entusiastas, positivos, optimistas. Seamos m¨¢s normales¡±, promet¨ªa el martes a los afiliados. Lo mismo que los otros, pero con ¡°normalidad¡±.
Quiz¨¢ la mayor temeridad de Cleverly ha consistido en ser el ¨²nico de los contendientes que ha prometido a las bases que todo seguir¨¢ igual, pero sin necesidad de temer la amenaza de Farage. ¡°Reform UK no trajo el Brexit ni redujo la inmigraci¨®n. Seremos capaces de derrotarles electoralmente si somos nuestra mejor versi¨®n, y no una copia p¨¢lida de lo que proponen. Nada de uniones (...) Farage y Starmer son las dos caras de una misma moneda¡±, ha proclamado.
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