El agujero negro de los gobiernos conservadores que acab¨® atrapando a Keir Starmer
El primer ministro del Reino Unido lucha por quitarse la imagen de austeridad y recortes que ha puesto en pie de guerra al ala izquierda de su partido
Keir Starmer se ha enredado en su propia trampa, y ha tenido que utilizar el congreso del Partido Laborista celebrado en Liverpool a principios de esta semana para intentar salir de una crisis de popularidad cuya gravedad no se corresponde con el escaso tiempo que lleva gobernando. Apenas un 22% de los ciudadanos tiene una visi¨®n positiva del primer ministro, seg¨²n la empresa YouGov. Su popularidad es apenas superior a la de su predecesor, Rishi Sunak, con un 18%.
Al cargar las tintas contra la herencia econ¨®mica de los gobiernos conservadores, y denunciar un ¡°agujero negro¡± inesperado de 26.000 millones de euros en las cuentas p¨²blicas ¡ªque los expertos consideran en parte exagerado¡ª, su discurso se ha llenado a la fuerza de proclamas de rigor, austeridad y anuncios de recortes. El optimismo surgido de la victoria electoral del 4 de julio ha quedado ensombrecido.
Y al contraponer la medida de su honestidad y ¨¦tica con los esc¨¢ndalos protagonizados durante la era de Boris Johnson, la revelaci¨®n posterior de que el l¨ªder laborista disfrut¨® durante varios a?os de trajes gratis, gafas de dise?os, entradas al f¨²tbol y habitaciones de hotel gracias al dinero de los donantes del partido (unos 120.000 euros) ha provocado irritaci¨®n en las bases de la formaci¨®n y una pronta decepci¨®n entre los votantes.
¡°Tienes que estar a la altura¡±
¡°Si has construido un discurso en torno a la necesidad de elevar los est¨¢ndares ¨¦ticos en la vida p¨²blica ¡ªy yo creo que era el planteamiento correcto¨D, y has dejado claro que pretendes ser m¨¢s estricto y m¨¢s r¨ªgido en ese aspecto, luego tienes que estar a la altura de las circunstancias y dar ejemplo¡±, se?alaba esta semana Alastair Campbell, el mago de la comunicaci¨®n que trabaj¨® desde sus inicios codo con codo con Tony Blair, en su p¨®dcast diario The Rests is Politics.
El paso del tiempo da siempre un barniz de claridad y leyenda a acontecimientos que, probablemente, fueron m¨¢s complejos de como se los recuerda. En la memoria del Reino Unido est¨¢ el paseo triunfal de Blair en el congreso que el Partido Laborista celebr¨® en Brighton en 1997, cuatro meses despu¨¦s de una victoria electoral hist¨®rica que puso fin a 18 a?os de gobiernos conservadores. El Nuevo Laborismo proclamaba una visi¨®n que todo el mundo pod¨ªa entender: su voluntad de modernizar un pa¨ªs que necesitaba desesperadamente una actualizaci¨®n pol¨ªtica, administrativa, econ¨®mica y territorial.
Pocos recuerdan ya que, apenas unas semanas despu¨¦s de entrar en Downing Street, un primer esc¨¢ndalo de corrupci¨®n salpic¨® a Blair, y lo lleg¨® a poner contra las cuerdas. El primer ministro intervino directamente para levantar la prohibici¨®n de la publicidad de tabaco en la F¨®rmula Uno, despu¨¦s de que el multimillonario propietario de la competici¨®n deportiva, Bernie Ecclestone, hubiera donado a los laboristas cerca de un mill¨®n de libras (1,2 millones de euros, al cambio actual).
En 2001, pocos recordaban a Ecclestone. Blair obtuvo una segunda mayor¨ªa electoral consecutiva, algo nunca logrado anteriormente por el laborismo.
¡°En 2029, el Partido Laborista ser¨¢ juzgado por el progreso que obtenga en la mejora de los servicios p¨²blicos. Necesitar¨¢ para ellos una econom¨ªa fuerte y una serie de reformas que aumenten la productividad. Starmer tiene raz¨®n al defender la necesidad de adoptar ahora medidas impopulares, pero debe explicar con mucha m¨¢s claridad por qu¨¦ son necesarias, y en qu¨¦ medida van a producir la transformaci¨®n que se pretende¡±, sugiere David Gauke en el semanario The New Statesman. Gauke, que fue ministro de Justicia, de Trabajo y Pensiones o Secretario Jefe del Tesoro, abandon¨® el Partido Conservador por la deriva del Brexit y la irrupci¨®n de un personaje como Johnson.
Un ala izquierda revuelta
Starmer ha hecho bandera durante todos estos a?os, antes de alcanzar el poder, del modo en que cambi¨® radicalmente el partido que hab¨ªa heredado de su predecesor, Jeremy Corbyn. El planteamiento de la direcci¨®n era entonces mucho m¨¢s izquierdista que el actual, y corrientes internas como Momentum ayudaban a perfilar el discurso de la formaci¨®n.
En el congreso de Liverpool, al que han acudido representantes de centros de pensamiento, organizaciones sociales, empresas y grupos de presi¨®n para establecer contactos con el nuevo poder del Reino Unido, no se ha celebrado esta vez en paralelo el evento The World Tansformed (Un Mundo en Transformaci¨®n), el festival de pol¨ªtica y arte que Momentum siempre ha organizado de modo independiente pero sincronizado con el Partido Laborista.
El ala izquierda de la formaci¨®n reside sobre todo en los sindicatos como UNITE, cuya afiliaci¨®n al laborismo ayuda a alimentar la financiaci¨®n y el activismo laboristas. En este congreso, ellos han sido la voz m¨¢s potente contra los recortes sociales anunciados por Starmer. Fueron ellos los que impulsaron una moci¨®n, que sali¨® adelante con numerosos apoyos, para revertir la decisi¨®n del Gobierno de retirar las ayudas en la factura del gas y la electricidad para diez millones de pensionistas. Era un voto no vinculante, y la direcci¨®n del partido procur¨® que la votaci¨®n fuera al final del encuentro de Liverpool, cuando menos ruido pod¨ªa hacer, con gran parte de los delegados y periodistas ya de regreso a sus casas.
Y fueron ellos tambi¨¦n los m¨¢s cr¨ªticos con la promesa de Starmer de utilizar mano dura contra aquellos que defraudan al Estado en la percepci¨®n de ayudas sociales. Empezando por los que siguen arrastrando bajas laborales desde la pandemia. ¡°Si queremos sostener el Estado del bienestar, hay que legislar para frenar el fraude en las ayudas¡±, dec¨ªa el primer ministro en su discurso del martes.
¡°Cuando oyes a un pol¨ªtico hablar de la necesidad de adoptar medidas duras y dolorosas, y lo acompa?a de la ret¨®rica sobre el supuesto fraude a la seguridad social, est¨¢s escuchando una r¨¦plica literal del discurso que hizo George Osborne en 2010 [en referencia al entonces ministro conservador de Econom¨ªa]¡å, acusaba en la BBC John McDonnell, responsable de Econom¨ªa y n¨²mero dos del partido durante los a?os de Corbyn. Osborne fue el ministro que puso en marcha las pol¨ªticas de austeridad del Gobierno de David Cameron, que supusieron el inicio del declive de los servicios p¨²blicos del Reino Unido.
Al aferrarse al discurso de la disciplina fiscal, Starmer ha resultado atrapado por el agujero negro que denuncia. Tanto ¨¦l como la ministra Reeves se vieron obligados a proclamar en sus discursos ante los delegados del partido que ¡°no iba a regresar la era de la austeridad¡±. Una promesa extra?a y poco reconfortante para unos afiliados y unos votantes que confiaron precisamente en que el nuevo Gobierno supon¨ªa precisamente todo lo contrario.
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