Ruinas y calles desiertas en Baalbek, la mayor ciudad de L¨ªbano que Israel ha ordenado desalojar
Buena parte de los habitantes de tres localidades del valle oriental de la Bec¨¢, considerado un basti¨®n de Hezbol¨¢, ha huido de los bombardeos
La explosi¨®n de la bomba que mat¨® a los padres de C¨¦line Nassif, de tres a?os, y a una de sus dos hermanas lanz¨® su cuerpo tan lejos que puede que eso le salvara la vida. Uno de los pocos parientes que le quedan a esta ni?a, su t¨ªo Hassan, la encontr¨® a muchos metros de su casa cuando acudi¨® al o¨ªr el estruendo. El hombre la entreg¨® a otras personas y luego penetr¨® corriendo en la vivienda para intentar salvar a su hermano y al resto de su familia. De ellos, dice, ¡°solo quedaban trozos¡±.
Detr¨¢s de ¨¦l, en la unidad de cuidados intensivos pedi¨¢tricos del hospital universitario Dar al Amal de Duris, a 82 kil¨®metros al este de Beirut, la capital de L¨ªbano, C¨¦line est¨¢ postrada en una cama. Tiene quemaduras de segundo grado en gran parte de su cuerpo, que recorren tambi¨¦n su rostro lleno de cortes. Una de sus cejas parece haber desaparecido, apenas puede cerrar un p¨¢rpado y sus brazos est¨¢n vendados. Su pierna izquierda est¨¢ escayolada hasta la cadera porque la explosi¨®n le provoc¨® una fractura abierta del f¨¦mur. ¡°Hemos tenido que darle morfina¡±, explica la enfermera Amal Haidar. Otra sanitaria pide silencio. La ni?a duerme y, cuando se despierta, grita de dolor. O de miedo. Su t¨ªo explica que si un ruido la saca de su letargo, profiere gritos aterradores, como si estuviera viviendo de nuevo el bombardeo al que sobrevivi¨® hace cuatro d¨ªas.
El pueblo de C¨¦line, Ain Burdai, est¨¢ ¡ªjunto con Duris y la cercana ciudad de Baalbek¡ª dentro del ¨¢rea pintada de rojo que aparec¨ªa en un mapa de esa regi¨®n del valle de la Bec¨¢ divulgado el mi¨¦rcoles por el portavoz en ¨¢rabe del ej¨¦rcito israel¨ª, Avichay Adraee, en su cuenta de la red social X. Ese d¨ªa, y al siguiente, Adraee orden¨® a quienes viven en los l¨ªmites englobados en esa mancha roja ¡ªunas 100.000 personas¡ª que abandonaran sus casas si no quer¨ªan morir en un ataque ¡°contra los intereses¡± del enemigo de Israel en L¨ªbano: el partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢.
C¨¦line y su familia no tuvieron ocasi¨®n de escapar. Su casa, como otras, fue bombardeada el martes sin advertencia previa, seg¨²n las autoridades locales, un d¨ªa antes de esas ¨®rdenes de desalojo, las m¨¢s masivas desde el recrudecimiento este verano de la ¨²ltima oleada de ataques mutuos entre Hezbol¨¢ e Israel, que la milicia libanesa desencaden¨® en octubre de 2023 a causa de la guerra en Gaza.
En las horas anteriores a ese bombardeo, los ataques israel¨ªes mataron al menos a 67 personas en el valle de la Bec¨¢, en la que se convirti¨® en la jornada m¨¢s letal de la guerra en la planicie oriental de L¨ªbano en la que vio la luz Hezbol¨¢ en 1982. Parte de esa llanura de 182 kil¨®metros de longitud es considerada por Israel un vivero de milicianos chi¨ªes y la base de retaguardia de los combatientes que se enfrentan con sus militares en la franja aleda?a a la frontera sur de L¨ªbano cuya invasi¨®n acometi¨® Israel el 1 de octubre.
Al menos 150 personas han muerto esta semana en el valle en ataques israel¨ªes, 52 de ellas este viernes en la zona de Baarbek-Hermel, seg¨²n el Ministerio de Sanidad liban¨¦s, que precisa que numerosos ataques tuvieron lugar sin previo aviso y fuera de la zona que Israel hab¨ªa ordenado evacuar. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del comit¨¦ de emergencia del Gobierno de L¨ªbano, solo el jueves, m¨¢s de 10.000 personas huyeron de Baalbek y sus alrededores. Desde el primer anuncio israel¨ª del mi¨¦rcoles conminando a la evacuaci¨®n de esa urbe, Duris y Ain Burdai, ¡°el 80%¡± de su poblaci¨®n ha escapado, aseguran fuentes cercanas a Hezbol¨¢. Ese partido-milicia organiz¨® este viernes una visita de medios de comunicaci¨®n a la zona en la que particip¨® EL PA?S.
Polvo gris
Una de las v¨ªas para llegar a Baalbek, que antes de la guerra contaba con unos 82.000 habitantes, es la carretera que pasa por Duris. Algunas casas destruidas se asomaban el viernes a un asfalto en algunos tramos cubierto de cascotes de los edificios pulverizados por los bombardeos. Uno de ellos, atacado de madrugada, a¨²n humeaba. En ese edificio, muri¨® una mujer, seg¨²n las fuentes cercanas a Hezbol¨¢. Tambi¨¦n cinco ni?os quedaron heridos.
Cuesta creer que nadie pueda sobrevivir a tal destrucci¨®n. Donde antes hab¨ªa una casa, solo quedan hierros, dos coches fundidos por la explosi¨®n y escombros en ocasiones m¨¢s peque?os que una mano. La vivienda de al lado se derrumb¨® tambi¨¦n sobre uno de sus muros laterales y todas las construcciones cercanas quedaron cubiertas de un oscuro polvo gris. En apariencia, el mismo que muestran las fotograf¨ªas de esos supervivientes rescatados de los escombros de sus casas bombardeadas en Gaza, donde en el a?o largo que ya dura la guerra, han muerto m¨¢s de 43.000 personas. A ellas se suman los 2.800 fallecidos en L¨ªbano en el mismo periodo en ataques israel¨ªes, seg¨²n el Gobierno del pa¨ªs.
¡°No es el cemento de la casa destruida¡±, asegura un residente que se acerca al ver al grupo de periodistas. Ese polvo, dice el hombre, ¡°es algo que llevan las bombas. ?No notan un olor extra?o?¡±, dice en alusi¨®n a un tufo peculiar, picante, similar al del gas lacrim¨®geno y, como este, portador de un inmediato dolor de cabeza para quien lo inhala.
Esa casa volatilizada, un hangar tambi¨¦n pulverizado, los coches quemados ¡ªestos por disparos de drones, seg¨²n algunos habitantes¡ªson el rastro m¨¢s visible del impulso que Israel ha dado a la guerra en el valle de la Bec¨¢, al que considera un basti¨®n de Hezbol¨¢. En Duris, la obviedad del poder de esa milicia se despliega en las banderas amarillas y los carteles con retratos de sus l¨ªderes, muchos eliminados por Israel, que flanquean la ruta que lleva a Baalbek. En otra carretera del valle, el rostro de Has¨¢n Nasral¨¢, el secretario general de la organizaci¨®n asesinado el 27 de septiembre, aparece sobre la frase con la que ese l¨ªder se dirig¨ªa a sus seguidores en algunos de sus discursos: ¡°Oh, gente honorable¡±.
Orgullo
El rico yacimiento arqueol¨®gico romano de Baalbek, patrimonio de la Humanidad de la Unesco, reina en el centro de esa ciudad, ahora semidesierta por las ¨®rdenes de evacuaci¨®n israel¨ªes que han clausurado tambi¨¦n hoteles y restaurantes anta?o llenos de turistas. Entre los escasos residentes que all¨ª quedan ¡ªcasi todos hombres¡ª, un grupo se concentraba el viernes en el barrio Gouraud. Algunas familias de musulmanes chi¨ªes, como la mayor¨ªa de habitantes de la urbe, han ocupado en esa barriada lo que en su d¨ªa fueron barracones militares de la colonizaci¨®n francesa.
Desharrapados, calzados con chanclas de pl¨¢stico rotas, muchos se antojan demasiado pobres como para poder huir a ning¨²n lugar. No parece el caso de Abdo, un aprendiz de mec¨¢nico de 19 a?os, que atribuye al ¡°orgullo¡± su decisi¨®n de quedarse, pero s¨ª el de Nizar Nun, de 62 castigados a?os.
Este hombre se ha quedado solo en su casa. Su familia s¨ª ha huido y ¨¦l dice que ¡°no tiene a d¨®nde ir¡±. Luego saca una botellita de alcohol de un bolsillo, da un sorbo y reconoce que eso le ayuda a conjurar el miedo. Si en el conjunto de L¨ªbano la pobreza se ha triplicado en la ¨²ltima d¨¦cada hasta llegar al 44% de la poblaci¨®n, seg¨²n el Banco Mundial, en la regi¨®n que rodea a Baalbek, algunos c¨¢lculos elevan ese porcentaje a m¨¢s del 60%.
A escasos metros de la casa de Nun, otra vivienda ha sido destruida por un proyectil israel¨ª. Un fragmento de un muro que data del protectorado franc¨¦s, a unos 50 metros de las ruinas del yacimiento romano, se ha desmoronado tambi¨¦n. Ese extra?o polvo gris que dejan las bombas cubre los escombros y las casas destrozadas. De repente, una fuerte explosi¨®n suena qui¨¦n sabe d¨®nde.
En el hospital Dar al Amal, donde yace C¨¦line en la cercana Duris, la enfermera Haidar se preguntaba este viernes qui¨¦n ¡°va a cuidar de los pacientes¡± si todo el mundo se marcha. A sus 21 a?os, nunca hasta ahora hab¨ªa visto a ni?os con heridas de guerra. El 23 de septiembre, siete menores llegaron a su UCI. Hubo que intubar a seis. Otros dos ingresaron ya cad¨¢veres, dice. Algunos estaban irreconocibles, ¡°desfigurados por las quemaduras¡±; otros sufr¨ªan graves traumatismos craneales. ¡°Seis de esos ni?os murieron¡±, recuerda.
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