El Reino Unido se esfuerza en reparar puentes con Trump para evitar sus represalias contra Starmer
El equipo del presidente electo denunci¨® la intervenci¨®n en la campa?a estadounidense de voluntarios del Partido Laborista y los insultos del actual ministro brit¨¢nico de Exteriores en 2018 al candidato republicano
Los dos principales partidos del Reino Unido mantienen desde hace d¨¦cadas un punto en com¨²n: la necesidad de cuidar y preservar una ¡°relaci¨®n especial¡± con el Gobierno de Estados Unidos. Keir Starmer ha intentado amortiguar en los ¨²ltimos meses los malentendidos y enfrentamientos surgidos entre su equipo y el de Donald Trump, pero el imprevisible car¨¢cter del pr¨®ximo inquilino de la Casa Blanca ha provocado inquietud en el nuevo Gobierno laborista brit¨¢nico, que habr¨ªa estado m¨¢s c¨®modo con Kamala Harris como presidenta.
La relaci¨®n tiene esqueletos en el armario. El ministro de Exteriores, David Lammy, se explay¨® a gusto sobre Trump en 2018, cuando tan solo era un diputado raso en la C¨¢mara de los Comunes: ¡°No solamente es un tipo que odia a las mujeres y un soci¨®pata filonazi. Tambi¨¦n supone una profunda amenaza para el orden internacional, que ha sido la base del progreso de Occidente¡±, escribi¨® entonces.
Lammy estudi¨® Derecho en la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard y tuvo ocasi¨®n de trabar amistad con Barack Obama en los encuentros organizados para alumnos y exalumnos negros. Conoce Estados Unidos, y es una rara avis en el Partido Laborista, que expone abiertamente sus profundas convicciones cristianas.
A ese lazo se ha aferrado para recomponer puentes con el equipo de Trump. Lammy ha logrado forjar una relaci¨®n estrecha con el futuro vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance. Ambos han trabajado conjuntamente en proyectos para combatir la pobreza infantil.
Starmer y su ministro han echado mano, adem¨¢s, de los buenos oficios de la actual embajadora brit¨¢nica en Washington, Karen Pierce. Aunque su mandato est¨¢ a punto de expirar, el Gobierno laborista quiere retener a toda costa a esta diplom¨¢tica heredada de sus predecesores conservadores. Su influencia y buenas relaciones con el propio Trump y con su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo resultan clave para asegurar una transici¨®n exitosa. ¡°Por el momento, est¨¢ haciendo un trabajo excelente. Tiene la confianza absoluta del Gobierno y queremos que siga en su puesto¡±, anunciaba este jueves en Sky News Pat McFadden, el ministro m¨¢s relevante del equipo de Starmer.
¡°A corto plazo, el Reino Unido debe preocuparse por estrechar relaciones con todos los personajes clave en el equipo de transici¨®n presidencial de Trump, para obtener canales de entendimiento e influencia¡±, recomienda Richard Whitman, investigador del centro de pensamiento UK in a Changing Europe.
La tarea de la embajadora Pierce fue fundamental para asegurar que Starmer y Lammy pudieran celebrar el pasado septiembre en Nueva York una cena privada, de dos horas, con el entonces candidato republicano, en su sede de la Torre Trump. El prop¨®sito del viaje era asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas, pero el primer ministro y su responsable de Exteriores pudieron charlar con Trump de dos de las grandes pasiones del ahora presidente electo, Escocia y la familia real brit¨¢nica, y comenzar a limar asperezas.
Sobresaltos y ataques de la oposici¨®n
Pero con Trump es dif¨ªcil lograr una calma estable. Apenas dos semanas antes del 5 de noviembre, el d¨ªa en que se celebraban elecciones presidenciales en Estados Unidos, estallaba una nueva bomba. El equipo del candidato republicano presentaba una denuncia formal ante la Comisi¨®n Electoral Federal ¡°por injerencia y contribuciones extranjeras ilegales en la campa?a¡±. Decenas de voluntarios del Partido Laborista se hab¨ªan desplazado a Estados Unidos ¡ªcomo llevaban haciendo desde hace d¨¦cadas¡ª para ayudar en la recta final a su partido hermano, el Partido Dem¨®crata, y a su candidata, Kamala Harris. Est¨¢ por ver si Trump seguir¨¢ empe?ado en este reproche o se trat¨® tan solo de otra estrategia pol¨ªtica para hacer ruido.
En cualquier caso, la oposici¨®n del Partido Conservador, y su nueva l¨ªder, Kemi Badenoch, est¨¢ dispuesta a explotar en su beneficio las desavenencias entre el Gobierno laborista y el futuro presidente de EE UU. ¡°?Tiene intenci¨®n el primer ministro de pedir disculpas [a la Administraci¨®n de Trump] por las referencias escatol¨®gicas y peyorativas de su ministro de Exteriores?¡±, preguntaba Badenoch en su primera intervenci¨®n como l¨ªder de la oposici¨®n, en la sesi¨®n de control celebrada el mi¨¦rcoles en la C¨¢mara de los Comunes.
Ucrania, OTAN, Israel y comercio
Junto a los sobresaltos derivados de la personalidad de Trump y de los desencuentros previos, otro problema igual de serio es la futura coordinaci¨®n entre Londres y Washington en materia de seguridad y defensa. El precio de la ¡°relaci¨®n especial¡± tan querida por los sucesivos primeros ministros suele ser una p¨¦rdida de autonom¨ªa y un excesivo seguimiento de las l¨ªneas estadounidenses. Tony Blair pag¨® caro entre sus bases laboristas y el electorado brit¨¢nico su incondicional alianza con George W. Bush en la invasi¨®n de Irak. El presidente Lyndon B. Johnson nunca perdon¨® al primer ministro laborista Harold Wilson su rechazo a la guerra de Vietnam.
El Gobierno de Starmer ha mantenido el f¨¦rreo apoyo financiero y militar a Ucrania frente a la ofensiva de Vlad¨ªmir Putin. Trump, que tiene una buena relaci¨®n con el presidente de Rusia, aspira a tomar distancia de ese conflicto y propiciar una soluci¨®n r¨¢pida, aunque sea en detrimento de los intereses de Kiev.
El primer ministro brit¨¢nico considera a la OTAN una alianza fundamental en su empe?o por ¡°reiniciar¡± las relaciones con Europa que deterior¨® el Brexit. El presidente electo de Estados Unidos ha dejado claro su desapego hacia la organizaci¨®n de defensa.
Todo apunta a que Trump dar¨¢ luz verde al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, para llevar a cabo sus ofensivas b¨¦licas en Gaza, L¨ªbano e Ir¨¢n. Starmer ha tenido que matizar su postura, inicialmente de claro respaldo a Israel y su ¡°derecho a defenderse¡±, frente a las cr¨ªticas en el seno del Partido Laborista. El Gobierno brit¨¢nico suspendi¨® a principios de septiembre 30 licencias de exportaci¨®n de armas a Israel, por su temor a que pudieran ser utilizadas para violar el derecho internacional humanitario. La decisi¨®n provoc¨® profundo malestar tanto en el Gobierno de Netanyahu como en la Administraci¨®n estadounidense.
Finalmente, est¨¢ por ver c¨®mo afecta al Reino Unido el anuncio de Trump de elevar los aranceles de los productos importados de Europa. La perspectiva de esa nueva ¡°guerra comercial¡± aleja a¨²n m¨¢s el sue?o nunca logrado por los anteriores gobiernos conservadores de forjar un nuevo tratado comercial con Estados Unidos que compensara las carencias derivadas del Brexit. Y llega con un Reino Unido aislado y a la intemperie, porque ya no est¨¢ bajo el paraguas de la UE y su espacio aduanero ¨²nico.
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