Le Pen presiona al Gobierno franc¨¦s con una moci¨®n de censura si no modifica sus presupuestos
La l¨ªder ultraderechista, a la espera de una posible sentencia de inhabilitaci¨®n, reitera su intenci¨®n de tumbar el Ejecutivo de Barnier si no atiende sus demandas en econom¨ªa e inmigraci¨®n
El primer ministro franc¨¦s, Michel Barnier, lleva semanas haciendo equilibrios en el Parlamento y en su propio Ejecutivo para contentar a todas las facciones que lo mantienen con vida en la redacci¨®n de la ley de presupuestos. Pero las cuentas del Estado son el lugar donde mejor puede verse la ideolog¨ªa pol¨ªtica, y en este momento hay demasiadas sensibilidades para poder satisfacer a unos sin enfadar a otros. Tras algunas semanas en silencio y resolviendo sus problemas judiciales, Marine Le Pen, l¨ªder del ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), ha decidido pasar al ataque y amenaza seriamente con votar una moci¨®n de censura contra Barnier.
Le Pen lanz¨® el aviso la semana pasada. Y este lunes, tras reunirse durante una hora y cuarto con el propio Barnier en Matignon, sede del Gobierno, insisti¨® en la misma idea. ¡°Mi posici¨®n no ha cambiado. Ni la del primer ministro, parece. Hay muy pocas cualidades en este presupuesto y muy poco tiempo para que el Gobierno mejore las cualidades y reduzca los defectos¡±, asegur¨® con cierta sorna, al tiempo que precis¨® que le hab¨ªa parecido que Barnier no se mov¨ªa de sus posiciones. Se refer¨ªa a las l¨ªneas rojas del RN, especialmente, ¡°el aumento de los impuestos sobre la electricidad¡±, que Le Pen considera ¡°inadmisible¡±. Seg¨²n la l¨ªder del RN, su grupo votar¨ªa a favor de la censura del Gobierno si el presupuesto permanece ¡°tal y como est¨¢¡±. ¡°Le Pen es completamente irresponsable. Juega con el futuro de este pa¨ªs¡±, critic¨® Gabriel Attal, ex primer ministro y l¨ªder del universo macronista que mantiene con vida al Ejecutivo.
La falta de mayor¨ªa en el Parlamento, si nada lo remedia, provocar¨¢ que Barnier utilice la disposici¨®n constitucional 49.3 para eludir a la Asamblea Nacional y aprobar el presupuesto en diciembre. La violencia parlamentaria de la medida aumentar¨ªa las posibilidades de que se produjese la censura, que necesitar¨ªa que la ultraderecha y la izquierda se pusieran de acuerdo y votasen juntas. La fragmentaci¨®n actual de la Asamblea no permite demasiadas alternativas. El Nuevo Frente Popular (NFP) ¡ªla alianza integrada por La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc M¨¦lenchon, socialistas, comunistas y ecologistas¡ª logr¨® 193 de 577 diputados, pero qued¨® muy lejos de la mayor¨ªa absoluta de 289. El bloque presidencial, formado por tres partidos de centro y centroderecha, obtuvo 166; y el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), 126. El partido de Le Pen, pese a terminar tercero en ese esquema de bloques, se convirti¨® en el ¨¢rbitro de la contienda al no encontrar el presidente Emmanuel Macron una mayor¨ªa absoluta estable en el Parlamento.
La realidad, m¨¢s all¨¢ de la escenificaci¨®n del desacuerdo, se?alan fuentes gubernamentales, es que a nadie le conviene ahora tumbar al Ejecutivo de Barnier. Despu¨¦s de las elecciones legislativas del pasado julio, todas las formaciones han quedado tocadas o suficientemente desorganizadas para pensar en afrontar un nuevo proceso electoral (aunque la ley no permita que pueda producirse hasta dentro de ocho meses). La propia Le Pen se encuentra en medio de una tormenta que podr¨ªa inhabilitarla para la pol¨ªtica antes de que termine el a?o (la Fiscal¨ªa as¨ª lo ha solicitado). El macronismo y su partido Renacimiento se descomponen y buscan un nuevo l¨ªder ¡ªAttal parece el mejor colocado al carecer de rival interno¡ª para afrontar la nueva era tras la marcha del fundador y l¨ªder del movimiento. Y la izquierda del NFP no tiene clara su unidad, especialmente desde el Partido Socialista, en busca de un nuevo liderazgo que distinga sus posiciones de las de LFI de M¨¦lenchon.
¡°No ser¨¢ el caos¡±
Le Pen minimiz¨® a la salida de la reuni¨®n con Barnier las consecuencias de un posible rechazo al presupuesto, neg¨¢ndose a ceder ¡°a esa peque?a melod¨ªa que consiste en decir que si el presupuesto es rechazado, si hay una censura, ser¨¢ dram¨¢tico, ser¨¢ el caos... Se aplicar¨¢ el presupuesto del a?o pasado. Es menos malo que este, ya que hay menos impuestos que recaer¨¢n sobre las clases populares y las clases medias¡±, afirm¨®. Adem¨¢s del tema presupuestario, los dos pol¨ªticos discutieron sobre inmigraci¨®n, la posible reforma del sistema electoral para hacerlo proporcional y sobre agricultura. Pero seg¨²n la l¨ªder del RN, ¡°no hubo novedades sobre ninguno¡±.
Macron, completamente, desaparecido de la escena nacional desde que nombr¨® a Barnier como primer ministro y este le pidi¨® que diera un paso al lado, solicit¨® desde Argentina la semana pasada que el Parlamento buscase la estabilidad de Francia por encima de intereses particulares.
Los franceses, a pesar del caos originado con la ¨²ltima disoluci¨®n de la Asamblea, parece que prefieren las turbulencias. Seg¨²n una encuesta de Ipsos para La Tribune du dimanche, el 53% de los ciudadanos desea ver caer al Gobierno. Y la popularidad de Barnier tambi¨¦n desciende en otra encuesta de IFOP para Le Journal du dimanche, al 36%, frente al 45% que ten¨ªa en su nombramiento a principios de septiembre. Algunos creen que una ca¨ªda del primer ministro y la consiguiente repetici¨®n electoral traer¨ªa aparejada una renuncia de Macron al cargo, un hecho hist¨®rico que en el El¨ªseo descartan por ahora.
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