La reconstrucci¨®n de Siria se pone a prueba en Homs, la ciudad m¨¢rtir
La capital industrial del pa¨ªs, compartida por las religiones y encrucijada estrat¨¦gica, intenta resurgir de la devastaci¨®n con la que el r¨¦gimen castig¨® a este feudo de la oposici¨®n
Ni las l¨¢pidas de los cementerios siguen en pie en Bab Amro, feudo de la insurgencia contra Bachar el Asad en Homs. Podr¨ªa ser el Ohio de Siria, la provincia promedio compartida por musulmanes sun¨ªes (70% de la poblaci¨®n), alau¨ªes chi¨ªes (20%) y cristianos (10%) desde hace siglos, pero la capital industrial del pa¨ªs ¨¢rabe se ha convertido en una ciudad m¨¢rtir, s¨ªmbolo de la barbarie con que el r¨¦gimen castig¨® a su propio pueblo. ¡°Tuve que buscar comida entre la basura durante tres a?os para no morir de inanici¨®n, como otros vecinos¡±, describe Abdul al Mulhen, de 70 a?os, del largo asedio al que el ej¨¦rcito someti¨® Bab Amro hasta 2015, bajo fuego de la artiller¨ªa y explosiones de barriles bomba lanzados desde helic¨®pteros. ¡°Sin comida ni medicinas, permanecimos en un infierno en el que era mejor morir¡±, recuerda este funcionario estatal jubilado, al calor de un bid¨®n donde arde un poco de le?a en la parada de minibuses. Entre los escombros sobresalen esqueletos de edificios en los que malviven quienes nunca dejaron Bab Amro, como Al Mulhen.
La tercera mayor urbe siria, encrucijada central de caminos entre Damasco (160 kil¨®metros al sur) y Alepo, entre la costa mediterr¨¢nea y el des¨¦rtico interior, perdi¨® al 40% de sus 1,2 millones de habitantes, incluida su conurbaci¨®n. Como el resto del pa¨ªs ¨¢rabe, en la que fue la pr¨®spera Homs el producto interior bruto se ha desplomado un 50% durante la ¨²ltima d¨¦cada, estima el Banco Mundial.
En un decenio de control completo de la ciudad, el r¨¦gimen apenas abord¨® la reconstrucci¨®n de Homs. Poco despu¨¦s de su derrocamiento, la tit¨¢nica tarea queda en manos de las nuevas autoridades. Los milicianos islamistas vencedores hace dos semanas se han reconvertido en guardas de seguridad, como Hussein al Hayan, de 31 a?os, que se ufana de llevar ¡°tres d¨ªas como agente de polic¨ªa¡±. El jeque Shamir al Homsi es el alcalde provisional. Este cl¨¦rigo sun¨ª llegado desde el reducto rebelde de Idlib (noroeste) junto con las milicias de Hayat Tahrir al Sham (HTS) concentra todo el poder, militar y civil, pero no est¨¢ presente ni en el despacho ni en la residencia oficial del regidor. Nadie consigue dar con ¨¦l.
¡°Tenemos planes detallados para reconstruir los barrios arrasados durante la guerra, con planos y presupuestos, pero no sabr¨ªa decir cu¨¢l es el coste, la libra siria ya no es lo que era¡¡±, se justifica el ingeniero Abdal¨¢ Albouab, de 62 a?os, jefe de la Administraci¨®n municipal. Cuando empez¨® la guerra, la moneda local se cambiaba a 50 unidades por d¨®lar. Ahora se entregan entre 12.000 y 14.000 libras. ¡°Tampoco tenemos con qu¨¦ reconstruir Siria¡±, admite, ¡°y sin una especie de plan Marshall de inversiones internacionales nunca saldremos adelante¡±.
En la era sin El Asad que comienza escasean la electricidad y la gasolina, y se precisan grandes fajos de billetes para pagar las compras cotidianas. Los flamantes l¨ªderes islamistas de Siria, que han llegado al poder por la fuerza de las armas desde un pasado rayano en el yihadismo, prefieren permanecer en la sombra. Se ahorran as¨ª tener que responder a preguntas de la prensa extranjera sobre si planean prohibir la venta de alcohol o imponer el uso de velo isl¨¢mico a todas las mujeres. Los altos funcionarios dan la cara por ahora en la nueva Siria.
¡°Nuestro objetivo es que Homs vuelva a ser una ciudad normal¡±, resume Albouab el programa de municipal de transici¨®n. En comparaci¨®n con otras grandes ciudades sirias, como Deraa, en el sur, o Damasco y su periferia, la lejan¨ªa aparente de la guerra desde 2015 se palpa en el centro urbano, como la ic¨®nica plaza del Reloj ¡ªtodav¨ªa escenario de celebraciones por la ca¨ªda del r¨¦gimen¡ª, y las calles comerciales aleda?as. Ondeando la nueva bandera nacional, el m¨¦dico Bilan al Zabak, de 27 a?os, ha emprendido un viaje de ida y vuelta, como otros siete millones de desplazados internos por el conflicto. Tuvo que abandonar Guta Oriental, en la regi¨®n de Damasco, tras el ataque qu¨ªmico de 2013 y escapar hasta Idlib. ¡°He regresado para visitar por primera vez a mis padres en 11 a?os¡±, explica en la misma plaza, ¡°pero mi vida y mi familia est¨¢n ahora en el norte, adonde me dirijo ahora de nuevo¡±.
De entre los m¨¢s de cinco millones de sirios refugiados en pa¨ªses vecinos, las hermanas Ashia y Yasmin Kabaji, con cinco hijos a los 36 a?os y seis hijos a los 34 a?os, respectivamente, acaban de retornar al desolado distrito de Bab Amro, de donde salieron hace 12 a?os. ¡°Ya hemos podido escolarizarlos a todos¡±, refiere la mayor de ellas. ¡°En el campamento de L¨ªbano, justo al otro lado de la frontera, no pod¨ªamos ganarnos la vida. Nuestros maridos siguen en Beirut, trabajando en lo que sale, pero van a volver pronto¡±, precisa la menor. Su casa sigue parcialmente en pie. De momento han sido acogidas por familiares a la espera de poder rehabilitar la vivienda. ¡°Sigue siendo inhabitable, pero estamos mejor en Siria¡±, coincide con su hermana Yasmin Kabaji. ¡°Solo necesitamos que Dios nos mande paz y libertad¡±, replica Ashia.
De los 190.000 habitantes censados en Bab Amro en 2011, solo una quinta parte sigue hoy en el antiguo basti¨®n insurgente, aunque cientos de ellos est¨¢n regresando cada d¨ªa desde la di¨¢spora en un ritual de reencuentro. Primero localizan a sus familiares vivos, luego las tumbas de los fallecidos, y despu¨¦s comprueban si sus casas a¨²n se sostienen en pie. La reconstrucci¨®n de Siria se est¨¢ poniendo ya a prueba en Homs, donde la ausencia de servicios esenciales lastra el retorno de los refugiados que quieren reinstalarse en su pa¨ªs, incluso en una vivienda semiderruida.
Los funcionarios ganan menos de 30 euros al mes y en el sector privado los sueldos no son mucho m¨¢s altos. El pluriempleo es la norma. El 90% de la poblaci¨®n se sit¨²a por debajo de umbral de pobreza, y uno de cada cuatro sirios se halla sumido en la pobreza extrema, en un pa¨ªs donde se calculan entre 200 y 300 euros el mes los ingresos necesarios para poder sostener una familia. Para que la nueva Siria no desfallezca por inanici¨®n, las nuevas autoridades han prometido aumentar los salarios a partir de enero. La crisis econ¨®mica en L¨ªbano, donde muchos sirios hab¨ªan depositado sus ahorros durante la guerra, y el control de los yacimientos de petr¨®leo por parte de las milicias kurdas, respaldadas por Washington, acabaron de vaciar las arcas de un pa¨ªs arruinado por m¨¢s de una d¨¦cada de contienda. Sin el levantamiento de las sanciones impuestas al r¨¦gimen por EE UU y la UE, el enfermo terminal dif¨ªcilmente podr¨¢ ser reanimado. Entre otras muchas necesidades, es preciso rehabilitar m¨¢s de 8.000 escuelas y volver a poner en servicio una tercera parte del sistema sanitario para que Siria deje de ser un Estado fallido.
El coste de la reconstrucci¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe ser¨¢ ingente. El Banco Central ha confirmado que las 26 toneladas de oro (equivalentes a unos 2.200 millones de d¨®lares o unos 2.100 millones de euros) depositadas en su caja fuerte en 2011 siguen intactas, pero de los 14.000 millones de d¨®lares de reservas en divisas contabilizadas entonces por el Fondo Monetario Internacional solo restan un par de cientos de millones. Estimaciones de 2020 apuntaban a que ser¨ªan necesarios al menos 250.000 millones de d¨®lares, casi 240.000 millones de euros, para reparar los da?os m¨¢s graves de la guerra.
¡°Con lo que he podido ahorrar en L¨ªbano voy a reconstruir mi casa en Bab Amro. Pero antes tengo que volver a Sid¨®n para buscar a mi mujer y a mis cinco hijos y arreglar mis asuntos¡±, reconoce Ahmed Bizan, un transportista de 44 a?os de regreso tambi¨¦n en Bab Amro. ¡°Espero que entre todos podamos construir una nueva Siria¡±, anhela, ¡°porque sin democracia y prosperidad tendremos que marcharnos otra vez de Homs¡±.
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