Tecnocracia islamista: c¨®mo se hizo fuerte HTS, el grupo que lidera el cambio en Siria
Tras distanciarse de Al Qaeda, la milicia ensay¨® durante a?os una administraci¨®n en la provincia de Idlib que la diferenci¨® frente a otras facciones rebeldes y que ahora transfiere parcialmente al resto del pa¨ªs
El joven Rami regres¨® hace unos d¨ªas a su provincia natal de Idlib (noroeste de Siria) tras a?os como refugiado en L¨ªbano. El domingo ¨Dd¨ªa laborable¨D fue a renovar su carnet de identidad y la gesti¨®n fue tan r¨¢pida y el personal tan amable que pidi¨® ver al director para felicitarle. ¡°Cuando entr¨¦ en su despacho se levant¨® de su silla para recibirme¡±, dice con sorpresa: ¡°Juro que le dije: ¡®Si nos segu¨ªs tratando as¨ª de bien, terminaremos por acostumbrarnos¡±.
Durante d¨¦cadas, del Estado solo se esperaban abusos y humillaciones. Para los sirios, el Estado ha significado corrupci¨®n e interminables tr¨¢mites burocr¨¢ticos; el terror a ser espiado, detenido y torturado. Muchos sirios con los que ha hablado EL PA?S estos d¨ªas hablan de la ansiedad que les produc¨ªa tener que pasar un check-point cada vez que se trasladaban de un sitio a otro: sab¨ªan que para pasarlo tendr¨ªan que pagar un soborno, aunque no de cu¨¢nto, y que, dependiendo del humor oficial de turno, podr¨ªan terminar en el cuartelillo o enrolados a la fuerza en el ej¨¦rcito. As¨ª que ahora que los controles los manejan milicianos del grupo salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS) que se comportan de manera educada e incluso sonr¨ªen, solo esto es ya un avance impresionante para muchos habitantes.
Instituciones, instituciones, instituciones. Es el mensaje en el que insiste desde hace d¨ªas Abu Muhamad al Julani, l¨ªder de HTS, el grupo que ha conquistado el poder en Siria tras derrocar a Bachar el Asad. ¡°La revoluci¨®n siria ha ganado, pero Siria no puede ser liderada con una mentalidad revolucionaria. Hacen falta leyes e instituciones¡±, subray¨® el s¨¢bado Al Julani, que ahora prefiere dejar atr¨¢s su nombre de guerra y usar el real, Ahmed Husein al Shara.
El edificio de la delegaci¨®n provincial del Gobierno de Alepo es un alto rascacielos con parte de sus cristales destrozados; fue un nido de francotiradores durante la batalla por la ciudad entre 2012-2016 y tambi¨¦n sufri¨® durante la ofensiva iniciada a finales del mes pasado. En su despacho principal, iluminado por una ostentosa l¨¢mpara de l¨¢grimas de cristal, unas pesadas cortinas cubren las ventanas rotas, por las que se filtra el aire g¨¦lido de diciembre y los gritos de los comerciantes del mercado callejero. Lo guarda un barbudo polic¨ªa militar de HTS y sirve el t¨¦ un funcionario del antiguo r¨¦gimen, perfectamente rasurado. Un triunvirato llegado de Idlib se hace cargo de la Gobernaci¨®n para tratar de ponerla en marcha. Por el momento, intentan evaluar la situaci¨®n: estiman que el 95% de los funcionarios se han incorporado a sus puestos aunque, reconocen, no saben a ciencia cierta con cu¨¢ntos empleados cuentan, debido a la ¡°corrupci¨®n¡± y el ¡°nepotismo¡± rampantes durante el r¨¦gimen de los Asad. ¡°Estamos tratando de salvaguardar y utilizar las estructuras previas. Por el momento sin cambiar ninguna ley, manteniendo la plantilla y completando lo que falte¡±, explica Fawaz al Helal. Y, al mismo tiempo, ¡°introducir el modelo y la experiencia que hemos seguido en Idlib¡±, a?ade Abd al Wahab Daas.
Idlib es una peque?a y conservadora provincia, en la esquina noroeste de Siria y fronteriza con Turqu¨ªa, donde HTS se impuso por las armas en 2019 al resto de facciones islamistas y rebeldes. El grupo estableci¨® el llamado Gobierno de Salvaci¨®n para regir los territorios bajo su control. En 2020, cuando este diario visit¨® Idlib, era un lugar donde apenas se recib¨ªa agua corriente ni electricidad, no hab¨ªa cobertura de telefon¨ªa m¨®vil ni apenas posibilidades de empleo y sus 3,5 millones de habitantes (dos tercios de ellos, desplazados) sobreviv¨ªan con dificultad. ¡°Nos hemos enfrentado a numerosas crisis. La covid-19, los continuos bombardeos, el terremoto de 2023 y hemos demostrado ser capaces. Incluso estando en un estado de guerra, desarrollamos la provincia y la gente vio que pod¨ªa confiar. Hemos instruido a nuestro personal para que no acepte sobornos y para cultivar la confianza de la poblaci¨®n¡±, afirma Mohamed al Asmar, responsable de comunicaci¨®n del Ministerio de Medios del Gobierno de Salvaci¨®n. Y es cierto que los servicios han mejorado, se ven menos personas alojadas en tiendas de campa?a, se han construido nuevas viviendas, los supermercados est¨¢n mucho mejor abastecidos que los del resto de Siria (incluso se pueden adquirir iPhone 16 nuevos), hay talleres, algunas f¨¢bricas y dos compa?¨ªas locales de telefon¨ªa m¨®vil.
¡°Lo veo todo muy diferente. Est¨¢ m¨¢s civilizado y hay m¨¢s seguridad. Estoy orgullosa de los muchachos al mando¡±, asegura Rahiha, una mujer de unos 50 a?os reci¨¦n retornada a Idlib. Otro cambio respecto a 2020 es que ya no se ven tantos milicianos por las calles ¨Dentonces de diferentes grupos y parte de ellos yihadistas extranjeros¨D y la polic¨ªa del Ministerio de Interior del Gobierno de Salvaci¨®n patrulla en sus flamantes veh¨ªculos.
Hace cuatro a?os, una fuente local, defin¨ªa al Gobierno de Salvaci¨®n como ¡°los de HTS vestidos de civil¡±, pero desde entonces sus representantes han adquirido personalidad propia. Sus miembros, explica Al Asmar, son elegidos por ¡°su compromiso revolucionario¡± y por ¡°eficacia y capacidad¡±, a trav¨¦s del llamado Consejo de la Shura, que hace las veces de Parlamento, y que es elegida de entre notables locales y representantes de profesiones (todos hombres). Con todo, asegura que no es ese el modelo que HTS busca para toda Siria. ¡°Habr¨¢ elecciones, nosotros no pod¨ªamos llevarlas a cabo porque est¨¢bamos en un contexto de guerra, pero eso ha cambiado¡±, promete.
¡°Lo que me da optimismo es que son gente preparada. Aunque afuera dicen que son un grupo terrorista, nosotros no vimos nada de eso de momento, sino que conversamos con personas dignas y cultas¡±, sostiene el arzobispo cat¨®lico-sir¨ªaco Denys Antoine Shahda.
Gradualismo islamista
Detr¨¢s de este cambio est¨¢, desde luego, el ¡°pragmatismo¡± de su l¨ªder, Ahmed al Shara, escribe el analista sirio Haid Haid en la red social X (antes Twitter): ¡°Usar una estrategia gradual que mezcla paciencia, coerci¨®n y persuasi¨®n (...) le ha permitido implementar sus objetivos poco a poco, adapt¨¢ndose a las reacciones de la poblaci¨®n para minimizar las reacciones negativas¡±. Un ejemplo de ello ha sido su cambio respecto a las minor¨ªas, que comenz¨® a poner en pr¨¢ctica en Idlib, devolviendo terreno y restaurando santuarios de drusos y cristianos que antes hab¨ªan capturado los militantes islamistas.
Un comandante de HTS, que se hace llamar Abu Muhamad al Halabi y ha luchado con el grupo desde que era conocido como Frente al Nusra y a¨²n no se hab¨ªa distanciado de Al Qaeda, asegura que Al Shara es un hombre ¡°carism¨¢tico e inteligente¡±, capaz de aceptar las cr¨ªticas. ¡°Es un l¨ªder, no un dictador¡±, y pone como ejemplo que cuando su liderazgo ha sido cuestionado dentro del grupo se ha ofrecido a ser sustituido por otro, si bien sus comandantes han terminado por respaldarle siempre.
Dentro de HTS contin¨²a habiendo islamistas muy radicales, pero hace a?os que Al Shara puso orden para evitar que su base de operaciones se convirtiese en un centro de exportaci¨®n del yihadismo y diferenciarse as¨ª de grupos m¨¢s extremistas como Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s). Al Halabi lo explica de la siguiente manera: ¡°Hay dos tipos de yihad, la expansiva y la defensiva. La expansiva, para extender el islam a otros pa¨ªses, ya no hace falta porque todo el mundo tiene a su disposici¨®n internet y puede aprender sobre el mensaje de Dios. La defensiva era necesaria para defendernos del r¨¦gimen de Asad¡±.
El c¨®mo HTS ha llegado a convertir en una monumental fuerza de choque, capaz de derrotar a un ej¨¦rcito que les superaba, con mucho, en n¨²mero y arsenal, lo justifica en el trabajo de a?os, la jerarqu¨ªa impuesta y la academia militar establecida en Idlib. Y una r¨ªgida moral para impedir la corrupci¨®n, lo que les ha diferenciado de otros grupos rebeldes que, cuando no estaban en el frente, se dedicaban a pelearse entre ellos y a extorsionar a la poblaci¨®n de forma no muy diferente a los soldados del r¨¦gimen. ¡°Turqu¨ªa ha visto la diferencia entre nuestro modelo y los territorios a los que apoya, gobernados por otros grupos. Han visto la diferencia en gesti¨®n, econom¨ªa... as¨ª que las relaciones con Turqu¨ªa han mejorado¡±, afirma Al Halabi, si bien niega haber recibido financiaci¨®n del pa¨ªs vecino. Los fondos para manejar HTS y el Gobierno de Salvaci¨®n proceden en su mayor¨ªa de los impuestos y tasas a las importaciones a trav¨¦s de Turqu¨ªa, y al comercio, as¨ª como del contrabando de productos enviado a zonas bajo control del r¨¦gimen. ¡°Y nuestras armas son rusas, las que capturamos del ej¨¦rcito¡±, afirma.
El acad¨¦mico turco Selim Koru cree que la impronta de los islamistas turcos es evidente. ¡°La lecci¨®n del AKP [el partido de Recep Tayyip Erdogan que gobierna Turqu¨ªa desde 2002] es que hay que esconder el islamismo de uno, y tomarse las cosas con calma¡±.
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