Europa brilla en ciencia, pero pierde el paso en la feroz carrera tecnol¨®gica
La estrategia comunitaria de inteligencia artificial llega dos a?os despu¨¦s de los primeros pasos de ChatGPT. El potente ecosistema continental de universidades contrasta con la sequ¨ªa de empresas tecnol¨®gicas
![Emmanuel Macron](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5AABJS4MS6L7Y57AJQHSWSTHIY.jpg?auth=44ff402ff3ca017422daa894669b6b7b09283d90ee168b3264753cda57839867&width=414)
![Ignacio Fariza](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F3c3b7615-2ff0-43ed-8ecb-5e806ccfaec0.jpg?auth=20684b68cbb2e15420cfadad7663ab702bf8c6135656afee6cf34dfa00814656&width=100&height=100&smart=true)
La irrupci¨®n de ChatGPT, hace algo m¨¢s de dos a?os, fue la ¨²ltima prueba de que la inteligencia artificial (IA) no era una quimera. Despu¨¦s se sumar¨ªan a la carrera Microsoft, con Copilot; Google, con Gemini, y tantas y tantas otras. El mes pasado, una peque?a y hasta entonces desconocida firma china, DeepSeek, romp¨ªa moldes con una herramienta gratuita y de c¨®digo abierto que demostraba que no hacen falta inversiones multimillonarias para entrar de lleno en la carrera de la IA. Hoy, solo hoy, la Uni¨®n Europea da el paso con su primera estrategia sectorial: 200.000 millones de euros y el anhelo de convertirse en ¡°el continente de la IA¡±.
La duda razonable es si llega demasiado tarde. Pese a los avances ¡ªdiscretos, pero prometedores¡ª de algunos modelos europeos de inteligencia artificial ¡ªcon el franc¨¦s Mistral a la cabeza¡ª, la tard¨ªa entrada continental en la carrera deja entrever el gran elefante en la habitaci¨®n europea: pese a contar con uno de los mejores ecosistemas cient¨ªficos del mundo, la brecha tecnol¨®gica con Estados Unidos y China no ha dejado de ensancharse. Un rezago especialmente visible en las denominadas tecnolog¨ªas cr¨ªticas, las llamadas a desplazar la actual frontera del desarrollo: la propia IA, la supercomputaci¨®n y los microchips.
Europa, incluyendo a pa¨ªses como el Reino Unido, Suiza y Noruega, situ¨® el a?o pasado a una treintena de sus universidades entre las 100 mejores del mundo en la prestigiosa clasificaci¨®n de Shangh¨¢i. Cuenta, adem¨¢s, con el CERN, el mayor acelerador de part¨ªculas. Pero solo 11 de las 100 mayores compa?¨ªas tecnol¨®gicas del planeta tienen sede en sus confines; dos de ellas, en Suiza. Ninguna est¨¢ entre las 10 primeras por valor de mercado y solo cuatro est¨¢n entre las 50 mayores. El dominio estadounidense es abrumador. La primera, la alemana SAP, es decimotercera.
M¨¢s datos: los 27 pa¨ªses de la UE suman poco m¨¢s de 100 unicornios ¡ªcompa?¨ªas tecnol¨®gicas j¨®venes que superan los 1.000 millones de d¨®lares de valoraci¨®n¡ª, con la India pis¨¢ndole ya los talones. Lejos queda China, con m¨¢s de 170; a¨²n m¨¢s lejos, EE UU, con casi 660. El resultado de este peligroso c¨®ctel es que la UE depende de terceros para el 80% de los productos, servicios e infraestructuras digitales que requiere.
Las razones de la desconexi¨®n entre ciencia y tecnolog¨ªa son m¨²ltiples. La primera es la menor inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo (I+D): la UE destina hoy en su conjunto poco m¨¢s del 2,2% de su producto interior bruto a este cometido, lejos de la meta del 3% desde tiempos inmemoriales. EE UU super¨® ese umbral hace algo m¨¢s de un lustro y ya cabalga por encima del 3,5%, una cifra que solo alcanza uno de los 27 pa¨ªses del bloque (Suecia). Corea del Sur, l¨ªder junto con Israel, roza ya el 5%. Y tanto Jap¨®n como China marchan muy por delante de los Veintisiete. En n¨²meros absolutos, la brecha entre los Veintisiete y EE UU es de a¨²pa: casi medio bill¨®n de d¨®lares (o de euros) al a?o.
Un mercado que no es ¨²nico
No acompa?an las circunstancias. Rema en contra la sempiterna fragmentaci¨®n del mercado y la mayor dificultad a la hora de financiar su crecimiento. Tambi¨¦n la mayor regulaci¨®n, una bendici¨®n para el usuario final, mucho m¨¢s protegido, pero que ¡ªseg¨²n se queja una de las grandes voces de la industria, la patronal Digital Europea¡ª pone a las tecnol¨®gicas comunitarias en desventaja competitiva frente a sus pares estadounidenses y chinas. Una invitaci¨®n para dar el salto a Silicon Valley en cuanto pueden hacerlo.
Afecta, adem¨¢s, la fuga de cerebros en tecnolog¨ªa aplicada: son muchos los que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han hecho las maletas para cruzar el Atl¨¢ntico, atra¨ªdos por el salario y las perspectivas profesionales. Las tecnol¨®gicas estadounidenses y los departamentos de investigaci¨®n con mayor pegada de sus universidades no solo se nutren de las mejores cabezas de Asia (sobre todo de la India), sino tambi¨¦n de Europa. No hay m¨¢s que mirar sus cuadros de mando.
Las voces de alarma se han multiplicado en los ¨²ltimos meses. En el informe Draghi, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y salvador de la moneda com¨²n en su gran crisis existencial llamaba a levantar 800.000 millones de euros con emisiones comunes de deuda para recuperar el tiempo perdido y relanzar la competitividad de los Veintisiete. ¡°A¨²n tenemos muchas fortalezas, [pero] nos estamos quedando claramente atr¨¢s¡±, sentenciaba el economista italiano. Se salvan de la quema cuatro nombres, todos ellos ricos y del tercio norte: Dinamarca, Finlandia, Suecia y Pa¨ªses Bajos, que s¨ª se cuelan entre los diez mejores del mundo por competitividad y talento en las clasificaciones de las escuelas de negocios IMD e Insead.
La trampa de la tecnolog¨ªa media
No es solo que Europa invierta menos, sino que invierte en ¨¢mbitos menos punteros. La lista de inversores privados en I+D, como recordaba el propio Mario Draghi, lleva 20 a?os dominada en Europa por compa?¨ªas automovil¨ªsticas, ¡°como en EE UU a principios de la d¨¦cada de los 2000, cuando a¨²n dominaban los coches y la industria farmac¨¦utica¡±. Hoy, su lugar lo ocupan las Apple, Nvidia, Microsoft, Amazon y Google. Todas tecnol¨®gicas y todas estadounidenses.
El Viejo Continente ha ca¨ªdo en lo que el Nobel de Econom¨ªa Jean Tirole y los tambi¨¦n economistas Daniel Gros y Clemens Fuest llaman ¡°trampa de la tecnolog¨ªa media¡±. La propensi¨®n de las empresas europeas a invertir en sectores de alta tecnolog¨ªa es, en fin, infinitamente menor que el de sus pares estadounidenses.
¡°Aunque las tecnolog¨ªas digitales son una fuente vital de innovaci¨®n, el mayor crecimiento de la productividad en Europa sigue viniendo de la tecnolog¨ªa media¡±, concluyen Bert Colijn, Edse Dantuma y Diederik Stadig, analistas del banco neerland¨¦s ING, en un monogr¨¢fico reciente. Algo que no es negativo per se, pero que s¨ª lo es si no se consiguen estimular los sectores a la vanguardia. ¡°Hay que reducir las barreras regulatorias y mejorar el acceso al capital para llevar con ¨¦xito las innovaciones tecnol¨®gicas al mercado¡±. La buena nueva es que las tecnolog¨ªas de nuevo cu?o, como la fot¨®nica y la propia inteligencia artificial, est¨¢n ¡°lejos de estar completamente desarrolladas y ofrecen importantes oportunidades de crecimiento¡±. Una idea que, ahora s¨ª, parece calar en Bruselas.
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