Chesa Boudin: ¡°La izquierda del Partido Dem¨®crata est¨¢ absolutamente comprometida con echar a Trump¡±
Entrevista con el nuevo fiscal del distrito de San Francisco, educado en un ambiente radical y s¨ªmbolo del ala izquierdista dem¨®crata que est¨¢ ganando elecciones en Estados Unidos
Esta entrevista forma parte de una serie de charlas con intelectuales, editores, activistas, economistas y pol¨ªticos de primer orden que ayudan a describir el estado de cosas antes de las elecciones. Puede leer las dem¨¢s entregas aqu¨ª.
El nuevo fiscal del distrito de San Francisco ha pasado su vida entrando y saliendo de la c¨¢rcel. No como interno, sino visitando a sus padres. Chesa Boudin es hijo de David Gilbert y Kathie Boudin, dos miembros del grupo izquierdista radical Weather Underground, considerados terroristas por el FBI, que estuvo activo a finales de los setenta. En 1981, participaron en el robo a mano armada de un cami¨®n blindado a las afueras de Nueva York en que murieron tres personas. Su madre sali¨® en libertad condicional en 2003. Su padre sigue en la c¨¢rcel. Boudin fue criado por otros dos miembros de aquel grupo, Bill Ayers y Bernardine Dohrn.
Su educaci¨®n incluye una beca Rhodes en Oxford y el t¨ªtulo de Derecho en Yale. Pero antes, viaj¨® por Latinoam¨¦rica. Vivi¨® en Guatemala, Chile, Argentina, Brasil y Colombia. En 2004 se instal¨® en Venezuela y trabaj¨® como traductor para el Gobierno de Hugo Ch¨¢vez. Habla un espa?ol excelente. De vuelta a San Francisco, empez¨® a trabajar como abogado de oficio.
M¨¢s all¨¢ de su colorida biograf¨ªa, Boudin (Nueva York, 40 a?os) se enmarca en un grupo de fiscales que abogan por una reforma del sistema penal de Estados Unidos, el pa¨ªs con m¨¢s personas encarceladas del mundo. Un sistema en el que la raza y los recursos econ¨®micos determinan a menudo el resultado de la justicia, apenas hay v¨ªas de reinserci¨®n social y existen cosas como la prisi¨®n incondicional de por vida, o las penas de c¨¢rcel obligatorias por menudeo de drogas.
El 5 de noviembre de 2019, Boudin gan¨® contra todo pron¨®stico las elecciones a fiscal del distrito, un puesto semipol¨ªtico que le pone al frente de todo el sistema penal del condado. Ahora, es el jefe de la polic¨ªa. No es f¨¢cil. El sindicato de polic¨ªa local (SFPOA) gast¨® 650.000 d¨®lares (unos 548.000 euros) en hacer campa?a contra Boudin, incluidos unos folletos por correo en los que dec¨ªa que era ¡°el preferido de criminales y pandilleros¡±. La relaci¨®n con el sindicato policial, que califica las posiciones reformistas del nuevo fiscal de ¡°peligrosas¡±, sigue siendo muy tensa.
Pol¨ªticamente, representa la corriente m¨¢s a la izquierda del Partido Dem¨®crata que est¨¢ desafiando a la vieja guardia del partido. La victoria de Boudin se enmarca en la misma tendencia que las de Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Katie Porter o Ayanna Presley. Su campa?a tuvo en contra a todo el establishment de San Francisco, pero cosech¨® el apoyo p¨²blico del senador Bernie Sanders, la antigua l¨ªder de los derechos civiles Angela Davis, las l¨ªderes de Black Lives Matter, el m¨²sico John Legend, y de otros fiscales progresistas de Estados Unidos. Es el ala con m¨¢s energ¨ªa del partido, la que quer¨ªa una revoluci¨®n pol¨ªtica liderada por Sanders, Elizabeth Warren o Juli¨¢n Castro, pero que al final se tiene que conformar con el candidato m¨¢s convencional de todos, el exvicepresidente Joe Biden.
Chesa Boudin, el hijo de los Weather Underground, el traductor del Gobierno bolivariano, quiz¨¢ el cargo p¨²blico con m¨¢s pedigr¨ª revolucionario de EE UU, dice que Biden puede contar con los votos de la izquierda porque ¡°est¨¢ en juego la democracia¡±.
Pregunta. Usted tiene una biograf¨ªa muy particular para un pol¨ªtico.
Respuesta. Cuando yo era un beb¨¦, mis padres me dejaron con una ni?era y nunca volvieron a recogerme. Participaron en un robo a mano armada en el que murieron tres hombres. Dos de ellos eran polic¨ªas, asesinados en acto de servicio por las personas con las que mis padres estaban colaborando. Mi madre cumpli¨® 22 a?os de c¨¢rcel. Mi padre fue condenado a un m¨ªnimo de 75 a?os y hoy d¨ªa sigue en la c¨¢rcel. No recuerdo el d¨ªa que los detuvieron, pero mis recuerdos m¨¢s antiguos de ni?o son visitas a la c¨¢rcel, pasando por barreras de acero y detectores de metales solo para poder darles un abrazo. Despu¨¦s de a?os y d¨¦cadas de visitar prisiones para ver a mis padres, aprend¨ª duras lecciones sobre c¨®mo est¨¢ fracasando el sistema penal de Estados Unidos. Fracasa a la hora de reparar el da?o a las v¨ªctimas. Fracasa en rehabilitar a aquellos que cometen los cr¨ªmenes. En realidad, nos est¨¢ haciendo menos seguros porque debilita nuestras comunidades, destruye familias y arruina distritos escolares y Gobiernos estatales. Y es todo porque tenemos una visi¨®n muy estrecha.
P. En esas visitas conocer¨ªa ejemplos concretos de ese fracaso.
R. Yo visitaba a mis padres a menudo y hac¨ªa amigos con los ni?os que estaban all¨ª para visitar a los suyos. Jug¨¢bamos juntos mientras esper¨¢bamos al proceso de entrada en la prisi¨®n. Durante d¨¦cadas he visto lo que les pas¨® a muchos de esos ni?os que no tuvieron las oportunidades y el apoyo que yo tuve. He sido testigo directo de c¨®mo se desarrolla el c¨ªrculo intergeneracional de encarcelamiento. Literalmente. Me hice un amigo de origen sudamericano que iba a visitar a su madre en la misma c¨¢rcel que la m¨ªa. Era un par de a?os mayor que yo y para m¨ª era un ejemplo a seguir. Era un estudiante de primera y la estrella de su equipo de baloncesto en un momento en el que yo estaba sufriendo y lleno de dolor por el trauma de haber perdido a mis padres. Unos a?os despu¨¦s, cuando yo estaba empezando en Yale, ¨¦l estaba en un camino muy diferente. Acab¨® encarcelado en el mismo m¨®dulo que mi padre. Al final, fue deportado a su pa¨ªs. Seguimos en contacto y le he ido a visitar. Ten¨ªa todo el potencial, desde luego el mismo que yo o m¨¢s, y su vida acaba en deportaci¨®n, en vez de con una beca Rhodes y un cargo p¨²blico. Eso era evitable. Eso es algo que nos hace peores a todos como pa¨ªs. No solo a las v¨ªctimas del delito que cometi¨®, sino a todos, por la p¨¦rdida de su potencial. Su madre estuvo encarcelada 17 a?os por vender drogas. No necesitas m¨¢s ejemplos.
P. ?Es usted un ejemplo de lo que el presidente [Donald] Trump llama la ¡°izquierda radical¡± y los ¡°socialistas¡± que quieren convertir Estados Unidos en Venezuela?
R. Muy poco de lo que dice el presidente es honesto, o verdad, y se puede aceptar tal cual. Es un reflejo triste del estado de la pol¨ªtica en el nivel nacional en este pa¨ªs. Creo que una referencia mejor para usar la palabra radical es Angela Davis, quien define la palabra radical como atacar las cosas de ra¨ªz. Eso es lo que significa esa palabra. Ser radical es ir a la ra¨ªz de las cosas. Y eso es exactamente lo que necesitamos en la reforma del sistema penal. Durante d¨¦cadas, gente que dice que es dura con el crimen, gente que apoya hoy a Trump, se ha negado a ver las causas de ra¨ªz del crimen y la seguridad p¨²blica. Prefieren centrarse ¨²nicamente en castigos draconianos. Y lo hemos hecho de una manera que no tiene precedentes en la historia del mundo. Estados Unidos lidera el mundo en encarcelamientos. El 25% de todas las personas en prisi¨®n en el mundo est¨¢ en EE UU (2,2 millones de internos). As¨ª es como hemos acabado por la negativa a mirar a las ra¨ªces, lo que Angela Davis llamar¨ªa radical, de los desaf¨ªos para la seguridad p¨²blica. En San Francisco, por ejemplo, el 75% de los internos de la c¨¢rcel del condado tiene enfermedades mentales, o son drogadictos, o las dos cosas. ?Es radical sugerir que gastemos m¨¢s en servicios de salud mental y tratamientos contra la adicci¨®n para prevenir delitos y proteger a los residentes de San Francisco? Es m¨¢s eficiente en costes, es m¨¢s probable que tenga ¨¦xito y es m¨¢s humanitario. Pero s¨ª es radical en el sentido de que mira las ra¨ªces, que es lo que los fiscales, los sindicatos de polic¨ªa y la ultraderecha se niegan a hacer.
P. Todo esto pasa desde hace d¨¦cadas. ?Qu¨¦ ha hecho imposible reformar el sistema, a pesar de que hay cierto consenso bipartito de dem¨®cratas y republicanos en esto?
R. Creo que hemos tardado mucho tiempo en entender las consecuencias del enfoque de la venganza y el encarcelamiento masivo. Se ha tardado d¨¦cadas hasta que los fracasos del sistema carcelario ya no pueden ser manipulados o escondidos por los sindicatos de polic¨ªas y los medios de derechas. Adem¨¢s, est¨¢n llevando a la quiebra al Gobierno. Eso ha tardado mucho en ocurrir. Ha llegado un momento de despertar nacional. Se ha visto este a?o con el movimiento Black Lives Matter. Ha tardado tiempo en llegar a afectar profundamente todos los rincones de la vida en EE UU y modificar nuestra cultura. La mayor¨ªa de los estadounidenses tienen un familiar directo que est¨¢ en la c¨¢rcel o ha pasado por la c¨¢rcel. Eso no era as¨ª hace 20 ¨® 30 a?os. Hoy en d¨ªa, s¨ª. El resultado es que todo el mundo en EE UU est¨¢ afectado por la c¨¢rcel o la adicci¨®n y eso est¨¢ provocando un cambio cultural.
P. Usted se present¨® contra todo el establishment dem¨®crata de San Francisco y gan¨®. ?Qu¨¦ nos dice su elecci¨®n del estado de cosas dentro del Partido Dem¨®crata?
R. San Francisco es un lugar pol¨ªticamente especial porque pr¨¢cticamente no hay Partido Republicano. El 10% de los votantes est¨¢ registrado como republicanos. Realmente es una ciudad de partido ¨²nico. Y dentro de ese partido ¨²nico est¨¢ dividido entre progresistas [progressives, una palabra que en EE UU equivale a izquierdista] y moderados. Los progresistas tienen mayor¨ªa en la Junta de Supervisores [la autoridad provincial del condado]. Yo he tenido un apoyo importante de los progresistas de San Francisco, de la Junta de Supervisores, antiguos alcaldes, clubes dem¨®cratas y sindicatos de profesores y de servicios. As¨ª que me present¨¦ contra los dem¨®cratas moderados y conservadores, pero ten¨ªa apoyos de los progresistas. Yo creo que lo que nos dice a nivel nacional es que el movimiento progresista se est¨¢ dando en todo el pa¨ªs, est¨¢ creciendo y est¨¢ ganando tracci¨®n. Tanto, que la gente contra la que me presentaba intent¨® convencer sin ¨¦xito a los votantes de que los fiscales progresistas eran ellos. Este movimiento tiene una tracci¨®n tremenda y se est¨¢ expandiendo m¨¢s all¨¢ de las elecciones recientes. Y se ve en el movimiento Black Lives Matter. El mismo movimiento que me eligi¨® a m¨ª en San Francisco es parte de otro m¨¢s grande a nivel nacional, que pide reformas y rendici¨®n de cuentas en la polic¨ªa e inversi¨®n en pol¨ªticas de seguridad p¨²blica, y que ha dominado los titulares en 2020.
P. El establishment dem¨®crata de San Francisco no es cualquiera, es la casa de Nancy Pelosi, Dianne Feinstein y Kamala Harris. M¨¢s all¨¢ del tema de la justicia penal, ?qu¨¦ lecciones puede sacar de su victoria el partido en el resto del pa¨ªs?
R. Habr¨¢ que ver qu¨¦ pasa el 3 de noviembre. Pero s¨ª, espero que sea significativo sobre la direcci¨®n en la que va el Partido Dem¨®crata. Mire, durante demasiado tiempo, en mi opini¨®n, se le ha permitido al Partido Republicano ser una minor¨ªa tir¨¢nica, y extremista. No creo que sea una situaci¨®n edificante o democr¨¢tica. Lo estamos viendo con las maniobras sobre el Tribunal Supremo. S¨ª, espero que el enfoque de San Francisco pueda ser un ejemplo para el pa¨ªs. Espero que el Partido Dem¨®crata siga evolucionando y que escuche a su base sobre los principios democr¨¢ticos que fundamentan el partido y nuestra democracia en general.
P. Eso no ocurri¨® en las primarias. El partido opt¨® por Joe Biden, que no es solo lo opuesto a usted, sino que fue responsable en los 90 de algunas de esas pol¨ªticas penales que ahora usted trata de deshacer. Como figura de la izquierda en California, ?la izquierda dem¨®crata est¨¢ a favor de Joe Biden?
R. La izquierda est¨¢ absolutamente decidida y a favor de echar a Donald Trump de la Casa Blanca. Creo que la gente que prefer¨ªa a Bernie Sanders o a Elizabeth Warren o a otros candidatos est¨¢ motivada, muy motivada, para hacer lo que haga falta dentro de la ley para que Donald Trump no gane un segundo mandato. Bernie Sanders dio su apoyo a Joe Biden. Creo que se puede ver a todos los l¨ªderes, como Alexandria Ocasio-Cortez, animando a votar constantemente en las redes sociales, pidiendo a la gente que vote y que haga lo que sea. Creo que muchos en la izquierda tenemos la sensaci¨®n real de que est¨¢ en juego el destino de nuestra democracia.
P. Es decir, lo que se vota este noviembre va m¨¢s all¨¢ de pol¨ªticas espec¨ªficas.
R. Totalmente. Los que estamos comprometidos con la democracia y los principios democr¨¢ticos vemos el ascenso del fascismo con miedo, ansiedad y preocupaci¨®n. Independientemente de las pol¨ªticas que proponemos, estamos decididos a asegurarnos de que vamos a seguir viviendo en una democracia. Eso est¨¢ en peligro en esta elecci¨®n.
P. Y en ese objetivo ?qu¨¦ efecto tienen esl¨®ganes como ¡°quitar la financiaci¨®n a la polic¨ªa¡± (defund the police) o ¡°abolir la polic¨ªa de inmigraci¨®n¡± (abolish ICE), que lanza la izquierda y luego los republicanos utilizan contra los dem¨®cratas?
R. Agitar el miedo es una t¨¢ctica electoral consolidada entre los republicanos. No es nuevo. Y tristemente a veces es efectivo. Pero el movimiento sobre la financiaci¨®n de la polic¨ªa, francamente, es algo que la base republicana podr¨ªa apoyar si la gente hablara de ello honestamente. Es una conversaci¨®n sobre c¨®mo gastamos nuestros impuestos, y asegurarnos de que logramos el mayor beneficio de nuestra inversi¨®n cuando gastamos en seguridad p¨²blica. Es un movimiento que pide examinar con cuidado los presupuestos policiales y estudiar alternativas para mejorar la seguridad. Eso es algo que los republicanos conservadores en lo fiscal y los libertarios apoyan. Pero Donald Trump y el Partido Republicano lo han convertido en un arma para distraer de la conversaci¨®n sobre la polic¨ªa y centrarse en el miedo.
P. ?Cree que el actual estado de cosas es un buen momento para tener esta conversaci¨®n sobre la polic¨ªa, o ese reduccionismo puede acabar da?ando a los dem¨®cratas?
R. Veremos lo que pasa en noviembre. Pero yo dir¨ªa que en una democracia que funciona con normalidad siempre es un buen momento para tener conversaciones dif¨ªciles sobre pol¨ªtica. El problema es que estamos en una democracia que no est¨¢ funcionando, porque uno de los partidos ya no juega con las mismas reglas. El Partido Republicano est¨¢ dispuesto a hacer lo que sea para conseguir y mantener el poder. Eso hace muy dif¨ªcil tener el tipo de conversaci¨®n nacional sobre pol¨ªticas y valores que ser¨ªa esencial en una democracia que funciona.
P. ?C¨®mo pueden los dem¨®cratas responder a ese discurso sobre el socialismo radical?
R. Creo que siempre es un buen momento para dar ejemplo con honestidad, integridad y empat¨ªa.
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