Trump es la campa?a, Trump es el proyecto
Es dif¨ªcil imaginar un proyecto m¨¢s personalista que el propuesto por el Partido Republicano para estas elecciones
Para el Partido Republicano, esta ha sido una campa?a por, para y sobre Donald Trump. El mensaje, la propuesta, todo ha sido Trump. Dif¨ªcil imaginar un proyecto pol¨ªtico m¨¢s personalista. Hasta el punto de que, en su convenci¨®n nacional del pasado mes de agosto, el partido renunci¨®, por primera vez en su historia, a debatir y presentar un programa. La formaci¨®n, explic¨® el Comit¨¦ Nacional Republicano, ¡°continuar¨¢ apoyando entusiastamente la agenda de Am¨¦rica Primero del presidente¡±. Nada m¨¢s.
Trump no ha concurrido con promesas, m¨¢s all¨¢ de frases hiperb¨®licas (¡°crearemos la mejor econom¨ªa de la historia¡±, ¡°luchar¨¦ por vosotros m¨¢s de lo que nadie ha luchado nunca¡±), conceptos imprecisos (¡°ley y orden¡±) o una ¡°agenda para el segundo mandato¡± que se limita a una enumeraci¨®n de titulares sin desarrollo (¡°crear 100 millones de empleos en 10 meses¡±, ¡°drenar el pantano globalista¡±). No ha habido efectistas compromisos concretos equiparables a aquel efectivo ¡°construyamos el muro¡± de 2016. El candidato se ha limitado a apelar a lo que estaba camino de conseguir hasta que el coronavirus se lo llev¨® todo por delante. Y ha jugado a la defensiva, un terreno inesperado para Trump, creando un temible antagonista, la ¡°izquierda radical¡±, dispuesta a sembrar el caos en el pa¨ªs y desproveerlo de todas de sus m¨¢s sagradas esencias.
Curiosamente, a pesar de llevar cuatro a?os en la Casa Blanca, el presidente se ha aferrado a su personaje de persona ajena a la pol¨ªtica. Un ataque habitual en sus m¨ªtines ha sido recordar que Joe Biden lleva 47 a?os en la vida p¨²blica, como si ¨¦l fuera todav¨ªa aquel outsider dispuesto a ¡°drenar el pantano¡± del establishment de Washington. ¡°En esta elecci¨®n ten¨¦is que elegir entre ser gobernados por el establishment o por la gente, que somos nosotros¡±, dijo el multimillonario magnate el domingo en Scranton (Pensilvania).
El Partido Republicano es Trump. Y Trump es, o al menos as¨ª se ha presentado a sus votantes, lo que ha hecho en estos cuatro a?os. ¡°Mantengamos Am¨¦rica grande¡±, rezaba uno de sus esl¨®ganes, un sutil giro continuista del ¡°Hagamos Am¨¦rica Grande de Nuevo¡± que le llev¨® al poder en 2016. Poco m¨¢s. Se vend¨ªa fe ciega. ¡°Cuatro a?os m¨¢s¡±, gritaban sus seguidores. Cuatro a?os m¨¢s de un estilo, de un concepto, de un personaje.
¡°Promesas hechas, promesas cumplidas¡±, rezaba otro de los esl¨®ganes. Pero la frase es solo cierta en parte. Aument¨® el gasto militar y se deshizo de algunas regulaciones, como prometi¨® hace cuatro a?os. Pero no levant¨® el famoso muro fronterizo: construy¨® apenas poco m¨¢s de 300 kil¨®metros, en su casi totalidad mejorando barreras ya existentes pero deterioradas, y M¨¦xico no pag¨® por ello. Tampoco deport¨® a todos los inmigrantes indocumentados, como prometi¨®, ni reconstruy¨® las infraestructuras, y solo en parte ha reformado todos los acuerdos comerciales con otros pa¨ªses.
Al contrario que Joe Biden, que se ha rodeado de su partido, la campa?a de Trump ha tenido un solo protagonista y un reducido elenco de secundarios: b¨¢sicamente, los miembros de su familia y el vicepresidente Mike Pence. La personalidad avasalladora del presidente ha sido el proyecto republicano y ha logrado dominar la cobertura medi¨¢tica con sus m¨ªtines, al principio en espacios cerrados y despu¨¦s al aire libre, casi siempre con el p¨²blico abigarrado y sin m¨¢scaras, ignorando la salvaje crisis sanitaria que desbarat¨® su proyecto y que ser¨¢ la prioridad total para el candidato al que los votantes coloquen en el Despacho Oval. Los m¨ªtines de la campa?a de Trump, seg¨²n un estudio de la Universidad de Stanford publicado este fin de semana, produjeron m¨¢s de 30.000 contagios de la covid-19.
De repente, empez¨® a escasear el dinero. La campa?a de Trump entr¨® en la recta final con una grave desventaja respecto a la de Biden. Hubo que recortar millones en espacios publicitarios ya comprometidos. Hicieron hueco en sus agendas para Estados no decisivos pero donde pod¨ªan recaudar fondos. Bombardearon a sus seguidores con hasta 15 mensajes al d¨ªa pidiendo donaciones. Biden empez¨® octubre con casi el triple de dinero que Trump, 177 millones de d¨®lares contra 63,1. A pesar de que Trump y el Partido Republicano recaudaron m¨¢s de 1.500 millones desde 2019, lleg¨® al momento decisivo con las mismas dificultades financieras que hace cuatro a?os.
No fue ese el ¨²nico, ni el m¨¢s sonado imprevisto. El viernes 2 de octubre el presidente anunci¨® que ten¨ªa covid. El caos se apoder¨® de la campa?a entera. Donald Trump hubo de ser ingresado en el hospital, donde recibi¨® un tratamiento de esteroides, que le dej¨® en un preocupante estado de euforia. Hubo m¨¢s contagiados. Enferm¨® la primera dama. El jefe de su campa?a, Bill Stepien, tambi¨¦n dio positivo. Igual que la presidenta del Comit¨¦ Nacional Republicano, Ronna McDaniel. Todos los m¨ªtines, los eventos de recaudaci¨®n de fondos, en punto muerto. Los debates, en el aire.
Trump se enfrentaba exactamente al escenario que quer¨ªa evitar: una campa?a centrada en la pandemia. Pero se recuper¨®. Dobleg¨® al ¡°enemigo microsc¨®pico¡± en su propio cuerpo, y eso le dio un aura de invencibilidad. Se lanz¨® a la carretera. Un sprint final vertiginoso. Acort¨® distancias en los sondeos en algunos Estados clave. El presidente lleg¨® agotado. Sin embargo, arrojando sospechas de fraude y cuestionando la legitimidad del recuento antes de que este arranque, Trump env¨ªa se?ales de que para ¨¦l, si se dan las condiciones, puede que la batalla no haya hecho m¨¢s que comenzar.
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