El autor del atentado contra Trump busc¨® informaci¨®n sobre el intento de asesinato del primer ministro eslovaco
El FBI anuncia que el expresidente ha aceptado ser entrevistado por los investigadores. Adem¨¢s de interesarse sobre Robert Fico, el atacante recopil¨® datos sobre plantas de energ¨ªa y matanzas previas
El FBI ofreci¨® a la prensa este lunes unas cuantas piezas m¨¢s del puzzle Thomas Crooks, el joven de 20 a?os que a punto estuvo de asesinar hace un par de semanas al expresidente Donald Trump en un mitin en Pensilvania. Es, con todo, un rompecabezas que a¨²n dista mucho de estar completo.
Para preparar su frustrado magnicidio, Crooks busc¨® en Internet informaci¨®n sobre plantas de energ¨ªa, tiroteos masivos y sobre el intento de asesinato en mayo pasado del primer ministro eslovaco, Robert Fico, en el que el pol¨ªtico result¨® gravemente herido. Esos nuevos detalles, compartidos en una llamada con periodistas por Kevin Rojek, jefe de la oficina del FBI de Pittsburgh, la gran ciudad m¨¢s cercana al lugar del ataque, invitan a pensar a los investigadores que lo prepar¨® a conciencia y con mucha antelaci¨®n, pese a lo cual, logr¨® no levantar sospechas entre los miembros de su familia. A¨²n sigue sin haber conclusiones convincentes sobre la motivaci¨®n del autor del atentado, aunque se da pr¨¢cticamente por hecho que Crooks actu¨® en solitario, sin la ayuda de nadie.
Rojek tambi¨¦n cont¨® este lunes que la agencia hab¨ªa citado a Trump para una entrevista con el fin de esclarecer lo que pas¨® el pasado 13 de julio cuando hab¨ªan transcurrido apenas 10 minutos del inicio de uno de sus multitudinarios m¨ªtines. El candidato republicano result¨® herido leve en la oreja derecha, uno de sus simpatizantes, un exbombero voluntario llamado Corey Comperatore, muri¨®, y otros dos resultaron heridos graves. ¡°[La de Trump] ser¨¢ una entrevista al uso, la misma que le har¨ªamos a cualquier otra v¨ªctima de un crimen¡±, prometi¨® Rojek.
Este lunes, tambi¨¦n se supo que los agentes sobre el terreno tuvieron conocimiento, antes de lo que se hab¨ªa dicho, de la existencia de Crooks, que levant¨® las sospechas de un francotirador de las fuerzas de seguridad locales. El tipo acababa de terminar su turno, pero antes de irse, comparti¨® esas sospechas con sus compa?eros, en un mensaje a las 16:26, 100 minutos antes del atentado, seg¨²n difundi¨® The New York Times. Despu¨¦s de eso, el sospechoso se esfum¨®.
Sobre las heridas de Trump, el FBI zanj¨® el viernes el debate sobre qu¨¦ fue lo que las caus¨®. No fue una esquirla, sino una de las ocho balas que Crooks tuvo tiempo de disparar antes de que lo mataran los francotiradores del Servicio Secreto. El proyectil roz¨® la oreja del expresidente, y se qued¨®, por lo tanto, a 0,6 cent¨ªmetros de impactar en la cabeza del candidato.
En la preparaci¨®n del ataque, Crooks emple¨® alias en diferentes p¨¢ginas web, as¨ª como medios de comunicaci¨®n encriptados. Oculto tras esos velos digitales, compr¨® suministros para armas de fuego y materiales para construir explosivos. Los agentes encontraron dos de esos explosivos, cuyos detonadores estaban desconectados, en el maletero del coche con el que el joven cubri¨® aquel s¨¢bado los 80 kil¨®metros que separan su casa, en Bethel Park, tambi¨¦n en Pensilvania, de la granja en la que Trump dio su mitin al aire libre.
Crooks se subi¨® a la azotea de un almac¨¦n industrial y pudo apuntar c¨®modamente a su objetivo, situado a unos 130 metros. Una embarazosa sucesi¨®n de fallos del dispositivo de seguridad le permiti¨® actuar a placer. La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, dimiti¨® de su puesto el martes pasado, un d¨ªa despu¨¦s de comparecer ante una comisi¨®n del Capitolio en la que escuch¨® las despiadadas cr¨ªticas de los legisladores de ambos partidos, que exigieron su renuncia. Aquel d¨ªa, Cheatle defini¨® lo que sucedi¨® como ¡°el fracaso operativo m¨¢s grave de la agencia en d¨¦cadas¡±.
Un joven ¡°extremadamente inteligente¡±
El mi¨¦rcoles fue el turno en el Capitolio del director del FBI, que ofreci¨® m¨¢s datos nuevos que Cheatle a los congresistas y aliment¨® las sospechas sobre lo que provoc¨® la herida en la oreja de Trump. Entre otras cosas, cont¨® que Crooks busc¨® informaci¨®n en internet sobre la distancia desde la que Lee Harvey Oswald dispar¨® y mat¨® a John Kennedy el 22 de noviembre de 1963. Rojek, que cont¨® que sus conclusiones provienen de la celebraci¨®n de 450 entrevistas, volvi¨® este lunes sobre ese detalle, y describi¨® al atacante como ¡°extremadamente inteligente¡± y solitario. ¡°Da la impresi¨®n de que su c¨ªrculo social se limitaba a su familia inmediata. Era muy consciente de que hab¨ªa cosechado muy pocas amistades y relaciones a lo largo de su vida¡±, dijo. Esa tendencia a la reclusi¨®n est¨¢ dificultando, a?adi¨®, descifrar sus motivos.
Una vez en el lugar del mitin, Crooks escal¨®, seg¨²n el FBI, ayud¨¢ndose de los equipos de aire acondicionado para encaramarse al techo de uno de los edificios que estaban fuera del espacio de seguridad, un espacio a todas luces r¨¢cano e irresponsablemente trazado. Desde all¨ª, fue de tejado en tejado hasta acomodarse en la atalaya desde la que dispar¨®.
El tipo hab¨ªa llegado a la zona a las 11:00 (hora local), siete horas antes de que Trump empezara a hablar. Pas¨® un rato all¨ª, preparando el terreno y volvi¨® a la casa en la que viv¨ªa con sus padres, a los que minti¨® diciendo que volv¨ªa a salir porque pensaba echar la tarde del s¨¢bado en un campo de tiro. El arma que emple¨® es un rifle semiautom¨¢tico tipo AR-15, comprado por los padres una d¨¦cada antes, para sentirse m¨¢s protegidos tras conocer las noticias de la masacre de Sandy Hook en Newtown (Connecticut), en la que un tirador asesin¨® a 28 personas en una escuela de educaci¨®n primaria. El a?o pasado, el padre transfiri¨® la propiedad del arma a su hijo.
A eso de las 15:45, Crooks estaba de nuevo de vuelta en la granja de Butler en la que sus simpatizantes ya hac¨ªan cola para recibir a Trump. Durante unos 10 minutos, vol¨® un dron sobre la zona para reconocerla. Fue en ese momento en el que un polic¨ªa local repar¨® en su presencia. Le hizo una fotograf¨ªa, que comparti¨® en el Servicio Secreto, antes de que el tirador dejara el lugar de nuevo. Por qu¨¦ las autoridades decidieron continuar con los planes de celebrar el mitin sabiendo que hab¨ªa un sospechoso, identificado y despu¨¦s perdido entre la multitud, es otra de las piezas que a¨²n falta para completar el puzzle sobre lo que pas¨® aquel d¨ªa. Un d¨ªa en el que un muchacho solitario resucit¨® los peores fantasmas de la historia de la violencia pol¨ªtica de Estados Unidos.
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