La lucha por Wisconsin: el eterno Estado clave desde la calle que divide las dos Am¨¦ricas
La brecha campo-ciudad y el atrincheramiento ideol¨®gico marcan la campa?a en un territorio que lleva cuatro elecciones eligiendo al candidato que acab¨® conquistando la Casa Blanca
Raramente las dos Am¨¦ricas se miran tan de frente y tan de cerca como en la calle principal de Richland Center, un pueblo en mitad de Wisconsin en el que naci¨® el arquitecto Frank Lloyd Wright. A un lado, est¨¢ la sede del Partido Dem¨®crata, una antigua gasolinera reci¨¦n pintada de azul y blanco con carteles que piden ¡°votar pensando en el futuro¡±. En el otro, el vecino de la casa con la enorme camioneta negra aparcada a la puerta ha sacado toda la artiller¨ªa: una pancarta XL que grita Trump-Vance y Make America Great Again, y otras m¨¢s peque?as solo con el nombre del expresidente, as¨ª como propaganda del resto de los candidatos republicanos que tambi¨¦n se la juegan en las elecciones de noviembre.
Mary Collins, presidenta de los dem¨®cratas del condado, explica que no conoce personalmente al vecino trumpista, ni siquiera sabe c¨®mo se llama, pero que un par de veces le ¡°ha gritado desde el otro lado¡± mientras ella hablaba por tel¨¦fono. Dennis Fry, tesorero de la formaci¨®n, confirma que, ¡°como en todas partes¡±, la pol¨ªtica ha complicado la convivencia en los ¨²ltimos a?os en esta comunidad rural: ¡°Se pierden amigos de toda la vida, y hay gente que no gasta en los negocios que piensan distinto¡±.
En eso, Richland Center tambi¨¦n es un espejo (roto) casi perfecto de Estados Unidos. El condado agr¨ªcola del mismo nombre en el que se encuentra esta localidad de unos 5.000 habitantes ha votado en lo que va de siglo al candidato que acab¨® conquistando la Casa Blanca. Siempre, salvo en 2020, a?o en el que Donald Trump (54,1%) gan¨® a Joe Biden (44,4%), quien, pese a eso, se anot¨® Wisconsin por un pu?ado de votos y siete d¨¦cimas porcentuales. Ese estrecho margen no fue una rareza: en cuatro de las seis ¨²ltimas citas con las urnas, el vencedor se dirimi¨® en el Estado por una diferencia de menos de un 1%. La excepci¨®n de hace cuatro a?os en Richland County confirma otra regla: la seducci¨®n que ejerce la figura de Trump en el electorado rural no ha dejado de crecer en este rinc¨®n de Am¨¦rica.
Richland es uno de esos lugares en los que nunca pasa nada, salvo cuando es tiempo de campa?a y se convierte en un condado bisagra en uno de los siete Estados bisagra de estas elecciones. Wisconsin, adem¨¢s de por su producci¨®n de leche, porque tienen la costumbre de fre¨ªr la cuajada de queso y por su cultura, herencia de la inmigraci¨®n alemana, en torno a la cerveza, es famoso tambi¨¦n por su veteran¨ªa en la liga de esos territorios decisivos; un club que rara vez admite nuevos socios (como, en esta campa?a, Carolina del Norte) y del que a menudo salen equipos que parec¨ªan imbatibles en su condici¨®n pendular hace alg¨²n tiempo.
Florida, Misuri u Ohio sol¨ªan ser tres de esos equipos. ¡°En los ¨²ltimos 40 a?os, incluso 20, el n¨²mero se ha reducido como una consecuencia de la polarizaci¨®n pol¨ªtica y de la lealtad partidista¡±, aclara en un correo electr¨®nico David Schulz, editor del valioso libro Presidential Swing States (Estados claves para la presidencia). ¡°Los dem¨®cratas votan abrumadoramente dem¨®crata, y los republicanos, decididamente republicano, reduciendo el n¨²mero de electores indecisos¡±. Eso provoca que, en un pa¨ªs de 330 millones de habitantes, ¡°entre 150.000 y 200.000 de esos votantes indecisos, de unos pocos condados clave, en un pu?ado de Estados bisagra ser¨¢n los que decidan el pr¨®ximo presidente¡±, seg¨²n los c¨¢lculos de Schulz.
Los territorios que, como Wisconsin, sobreviven campa?a tras campa?a en ese exclusivo club reciben una inusitada atenci¨®n cada cuatro a?os: los partidos los inundan de anuncios electorales y los candidatos los visitan una y otra vez ignorando el resto del vasto territorio. En una de sus geniales imitaciones de la candidata dem¨®crata Kamala Harris, la c¨®mica Maya Rudolph se invent¨® en Saturday Night Live el top¨®nimo definitivo para bautizar ese lugar imaginario en el que se decidir¨¢ el futuro de Estados Unidos: ¡°Winsconsinpensilvageorgia¡±.
El influyente periodista pol¨ªtico Craig Gilbert ¨Dque ha cubierto en el Medio Oeste todas las campa?as desde 1988 para el Milwaukee Journal Sentinel, y, ya retirado, trabaja como investigador en la Universidad Marquette de Milwaukee¨D recuerda que ¡°en los tiempos de Clinton [1992-2000] hab¨ªa hasta 20 Estados indecisos¡±. Si algunos con caracter¨ªsticas similares acabaron definitivamente pintados de azul dem¨®crata (como la vecina Minnesota) o de rojo republicano (como Iowa, al sudoeste), se debe a que en ellos se impuso, aclara Smith, ¡°una de las tendencias que en Wisconsin se han anulado entre s¨ª¡±. ¡°Las zonas rurales se han hecho m¨¢s republicanas en los ¨²ltimos 20 a?os, al tiempo que los suburbios se volvieron m¨¢s dem¨®cratas. Lo que ha sucedido aqu¨ª es que esos cambios se han producido en parecida medida y han acabado resultando en un fen¨®meno de suma cero. Esa es la clave de Wisconsin: el equilibrio entre votantes rurales, suburbanos y urbanos¡±, considera.
La esperanza de los dem¨®cratas est¨¢ puesta en lugares como el condado de Dane, Madison y su gran suburbio, cuya poblaci¨®n es la que m¨¢s r¨¢pido crece, atra¨ªda por la Universidad de Wisconsin y por las florecientes industrias de la salud y tecnol¨®gica. Aunque Gilbert aconseja no apartar la vista de la parte occidental del Estado, una regi¨®n en la que vive uno de cada seis votantes y que incluye el condado de Richland. Se trata de un ¨¢rea que est¨¢ en el punto de mira de ambas campa?as mucho m¨¢s de lo que su poblaci¨®n har¨ªa pensar: un d¨ªa de agosto pasado, Harris y J. D. Vance coincidieron en sendos m¨ªtines en Eau Claire, la ciudad m¨¢s importante del Oeste. Es tambi¨¦n un pedazo de tierra pegado a Minnesota, de la que est¨¢ separada por el a¨²n joven r¨ªo Misisipi, pero unida por el hecho de que sus habitantes reciben la se?al televisiva (con su cargamento de propaganda dem¨®crata) del Estado vecino.
Eso convierte la zona en un inmejorable lugar para saber qu¨¦ efecto tendr¨¢ en los votantes de esa entelequia llamada Middle America la apuesta como candidato a la vicepresidencia de la californiana Harris por el gobernador de Minnesota Tim Walz, un chico de pueblo, un genuino producto de otra entelequia estadounidense: el smalltown. ¡°En la era Trump, [la regi¨®n] sufri¨® uno de los mayores trasvases del pa¨ªs hacia el Partido Republicano¡±, escribi¨® Gilbert en un an¨¢lisis reciente. ¡°Pero incluso en medio de esos cambios, sigue siendo m¨¢s competitivo de lo que su composici¨®n demogr¨¢fica (abrumadoramente blanca, en su mayor¨ªa rural y de clase trabajadora) sugerir¨ªa. Los dem¨®cratas han perdido terreno all¨ª, pero les va mucho mejor con los votantes blancos rurales que en muchas otras partes de EE UU¡±.
La demograf¨ªa es uno de los motivos por los que los algo m¨¢s de 200 kil¨®metros que separan Richland Center de Milwaukee, la ciudad m¨¢s grande del Estado, parecen m¨¢s bien una distancia de a?os luz. Esta, con sus problemas de seguridad, su alcalde negro (el primero de la historia), su pirot¨¦cnico museo de Calatrava y sus barrios hipsters, es tambi¨¦n la ¨²nica poblaci¨®n de Wisconsin (Estado con casi seis millones de habitantes, de los que un 85% son blancos) en la que la mayor¨ªa es una minor¨ªa ¨¦tnica: los afroamericanos descendientes de aquellos que llegaron desde el Sur durante el siglo XX como parte de la Gran Migraci¨®n.
En julio, el Partido Republicano puso a prueba a una ciudad abrumadoramente dem¨®crata al organizar all¨ª su convenci¨®n. En otra demostraci¨®n de la importancia de conquistar ese espacio, Harris y Walz hicieron un mes despu¨¦s un alto en la celebraci¨®n de su partido en Chicago para ofrecer un multitudinario mitin en el mismo estadio en el que Trump hab¨ªa sido aclamado por los suyos pocos d¨ªas despu¨¦s de sobrevivir a un atentado.
A principios de septiembre, Michael Mirer, que repetir¨¢ como voluntario electoral en estas elecciones, argument¨® en una taquer¨ªa de Milwaukee que esa brecha campo-ciudad obedece en realidad al esp¨ªritu que gobierna ambos partidos: ¡°La fantas¨ªa individualista republicana casa mejor con la vida rural, mientras que la del esp¨ªritu integrador y cosmopolita dem¨®crata adquiere su sentido con la experiencia urbana¡±.
Mirer tambi¨¦n aventur¨® que estas elecciones tal vez sirvan para afianzar la tendencia de 2020, cuando gan¨® Biden. La composici¨®n actual del Tribunal Supremo estatal, de mayor¨ªa progresista desde el a?o pasado, podr¨ªa contribuir a ello: entre sus fallos m¨¢s sonados destacan una decisi¨®n que facilita el voto por correo (Wisconsin fue en 2020 uno de los Estados cuyo resultado trat¨® de impugnar sin ¨¦xito Trump y su ¡°Gran mentira¡± del fraude en las urnas) y una sentencia que tumb¨® los mapas electorales dibujados por los republicanos del Parlamento estatal; los anteriores los favorec¨ªan enormemente en virtud de la t¨¦cnica, perfectamente legal pero poco democr¨¢tica, del gerrymandering.
El mi¨¦rcoles pasado, a poco m¨¢s de un mes de la cita con las urnas, se public¨® la encuesta m¨¢s reciente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Marquette, la de referencia en Wisconsin y la tercera m¨¢s fiable del pa¨ªs, seg¨²n el agregador FiveThirtyEight. Da una ventaja de cuatro puntos a Harris sobre Trump, pr¨¢cticamente la misma que la de principios de septiembre. Todos los an¨¢lisis coinciden en que el camino m¨¢s directo a la victoria de los dem¨®cratas pasa por ganar aqu¨ª, as¨ª como en Pensilvania y M¨ªchigan; juntos, esos tres Estados bisagra forman lo que se conoce como el Muro Azul.
Ventaja para Harris
Charles Franklin, director del Marquette Poll, explic¨® este jueves en una entrevista telef¨®nica que llevan un par de sondeos observando una sinton¨ªa mayor de los independientes por la mujer que podr¨ªa convertirse en la primera de la historia en ocupar el Despacho Oval. Tambi¨¦n, que ese estancamiento en los n¨²meros en una campa?a tan llena de imprevistos obedece ¡°a un t¨¦rmino que los polit¨®logos acu?aron, ¡®calcificaci¨®n¡¯, para definir la idea de que el electorado es cada vez m¨¢s r¨ªgido en sus opiniones y disfruta de su atrincheramiento¡±. ¡°Los simpatizantes de cada partido ven los temas de manera muy diferente, no reaccionan igual a las noticias y valoran la personalidad de los candidatos de un modo radicalmente distinto¡±, a?ade Franklin.
Richland Center es un escenario inmejorable para comprobarlo. El d¨ªa de nuestra visita, la tranquila vida del pueblo ¨Dque adem¨¢s de contar con un almac¨¦n, obra temprana de Lloyd Wright, tiene su r¨¦plica de la Casa Blanca, un hotel poco prometedor llamado, claro, White House¨D se hab¨ªa trasladado a la feria del condado, con su algod¨®n de az¨²car, la noria y los concursos de belleza vacuna. All¨ª, ambos partidos se instalaron, separados por un tabique, en un granero.
El presidente de los republicanos, Bruce Taylor, de 77 a?os, que naci¨® y creci¨® en la zona y regres¨® hace poco para comprar la granja de su abuelo y jubilarse en ella, andaba preguntando a los visitantes por los temas que m¨¢s les preocupan de camino a las urnas. La inmigraci¨®n y la frontera fueron dos de los m¨¢s citados. La poblaci¨®n blanca asciende en el condado a un 96%, as¨ª que parece el mensaje de tintes xen¨®fobos de Trump han calado hasta en los Estados m¨¢s alejados de la linde con M¨¦xico. En lugares como Eau Claire, los planes de acogida de refugiados, necesarios para el sostenimiento de la econom¨ªa, han encontrado una violenta oposici¨®n, mientras el candidato republicano esparce a sabiendas mentiras sobre haitianos que comen mascotas en una ciudad de Ohio.
Para Taylor, ¡°esos son asuntos que tienen que ver con la ideolog¨ªa, con el coraz¨®n¡±. ¡°Pero no son tan importantes para la gente de aqu¨ª como la econom¨ªa; la gente vota con el bolsillo y los granjeros lo est¨¢n pasando mal para pagar las facturas¡±, considera. Eso, unido a una poblaci¨®n envejecida que se jubila, est¨¢ contribuyendo a la desaparici¨®n de las granjas en Wisconsin; su n¨²mero disminuy¨® un 7,5% el a?o pasado, una ca¨ªda similar a la de a?os anteriores. Taylor culpa de esos males a la senadora dem¨®crata Tammy Baldwin, que representa a la regi¨®n en el Capitolio. De ah¨ª que su objetivo, dice, sea ¡°echarla en noviembre¡±. ¡°Lleva 25 a?os en Washington¡±, recuerda. ¡°Hace mucho que se convirti¨® en una insider, ya no representa nuestros intereses¡±.
La de Baldwin ¨Dquien, seg¨²n la encuesta de Marquette, aventaja en siete puntos a su rival, el ejecutivo de las finanzas Eric Hovde¨D es una de las pugnas cruciales para el control del Senado, fundamental para que el pr¨®ximo presidente pueda sacar adelante su agenda. La senadora visit¨® Richland Center la semana pasada y ofreci¨® un mitin a las puertas de la sede dem¨®crata, en la esquina en la que las dos Am¨¦ricas se miran de frente. El acto lo interrumpieron en varias ocasiones hombres que gritaban consignas en favor de Trump desde sus coches.
Es f¨¢cil imaginar que el espect¨¢culo no debi¨® de agradar al vecino de la camioneta negra y los carteles republicanos, aunque no fue posible pregunt¨¢rselo; los intentos de este diario de dar con ¨¦l en el n¨²mero que consta en el list¨ªn telef¨®nico fueron infructuosos. ¡°Seguramente no le hizo muy feliz, pero yo tampoco puedo estar seguro¡±, se excus¨® este mi¨¦rcoles por tel¨¦fono Fry, el tesorero dem¨®crata. Al parecer el tipo no asom¨® por la puerta de su casa aquel d¨ªa.
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