Georgia: evang¨¦licos, minor¨ªas y una papeleta saturada
Trump y Harris est¨¢n empatados en el Estado que Biden conquist¨® apretadamente en 2020. La clave de la victoria en un escenario tan re?ido podr¨ªa estar en la participaci¨®n de las minor¨ªas y en cu¨¢ntos candidatos de terceros partidos se presentar¨¢n en los comicios del 5 de noviembre
Jimmy Nolen entra en la tienda de Rome (Georgia, EEUU) con una gran caja bajo el brazo. Dentro est¨¢ una de las posesiones m¨¢s valiosas de este hombre de 70 a?os, que se define como un vaquero moderno. Es un sombrero de piel de castor que tiene d¨¦cadas. Lo ha tra¨ªdo para que le alisen el ala y se lo limpien, y espera traspasarlo como herencia a alguno de sus nietos, de 9 y 14 a?os, quienes lo acompa?an para que su abuelo les compre su primer par de botas vaqueras. ¡°No hay mejor calzado que este. No me las quito nunca¡±, dice Nolen, que esta ma?ana, sin embargo, ha optado por un par de c¨®modas sandalias.
Nolen, de piel curtida por el sol y penetrantes ojos azules, forma parte de la base de votantes de Donald Trump en Georgia, un Estado del sur de 10 millones de habitantes que hace cuatro a?os se decidi¨® apretadamente en favor de Joe Biden, el primer dem¨®crata que lo gan¨® desde Bill Clinton en 1992. Hoy es uno de los siete territorios en disputa donde Kamala Harris y Donald Trump est¨¢n empatados rumbo al 5 de noviembre. El expresidente republicano tiene abierta una causa judicial en el Estado por intentar revertir su derrota electoral de 2020. Este juicio se mantiene sin fecha.
El vaquero jubilado trabaj¨® durante 20 a?os en la industria del acero y despu¨¦s fue vendedor en varias empresas, entre ellas Dow Chemical. Hoy vive en una granja en Rome, un pueblo de menos de 40.000 personas ubicado en el coraz¨®n del Distrito legislativo 14, una regi¨®n que mand¨® a Washington como su representante a la radical Marjorie Taylor Greene, una de las legisladoras estrella del movimiento MAGA (Make America Great Again). Joe Biden gan¨® la batalla en Georgia por menos de 12.000 votos, pero perdi¨® el condado de Floyd (donde est¨¢ Rome) por 40 puntos.
¡°La gente del sur somos buenos, pero cuando nos traicionan ya no hay vuelta atr¨¢s¡±, dice Nolen. El ¨²ltimo votante dem¨®crata en su familia fue su abuelo. Desde entonces apoya a candidatos conservadores. Nada le har¨¢ cambiar de opini¨®n. ¡°Cuando me topo con alg¨²n dem¨®crata hago como que lo oigo, pero en realidad no le pongo mucha atenci¨®n porque no me gustan sus ideas¡±, dice. Se queja de c¨®mo todo se ha encarecido, responsabilizando a quienes han llegado de otros Estados, como California. ¡°Antes era muy raro ver hispanos por aqu¨ª. Ahora est¨¢n en todas partes¡±, se?ala. ¡°Mis hijos dicen lo mismo; dos tercios en la escuela son latinos¡±, a?ade la dependienta. ¡°Si no es que m¨¢s¡¡±, comenta Derek, quien le limpia el sombrero.
La regi¨®n en la que se mueve Nolen, al norte de Atlanta y cercano a la frontera con Tennessee, est¨¢ llena de historia de la Guerra Civil. En algunos porches todav¨ªa cuelga con orgullo la bandera confederada. A unos kil¨®metros de ah¨ª, en el pueblo de Resaca, hay un cementerio con 400 tumbas de soldados confederados que cayeron en 1864 en dos d¨ªas de batalla que sirvieron de pr¨®logo a la conquista de Atlanta para las fuerzas federales. La fosa es parada obligada para todos los estudiantes de la zona.
La situaci¨®n econ¨®mica en la Georgia rural ha apretado a muchos. Cody Lance, de 24 a?os, acudi¨® a empe?ar por 300 d¨®lares su pistola en una tienda del pueblo de Calhoun. ¡°En la calle me hubieran dado al menos 800 d¨®lares, pero no me gustar¨ªa que despu¨¦s fuera usada para algo malo. Adem¨¢s, quiero pensar que no me deshago de ella. Puedo volver a recuperarla¡±, se?ala. En casa tiene otras dos armas.
Lance es un peque?o empresario de Dalton, un pueblo que acaba de ser noticia nacional por una nueva matanza escolar. ¡°Creo que todo el mundo tiene derecho a portar un arma hasta cierto punto. No dentro de escuelas ni iglesias, pero es bueno tenerla en tu coche porque nunca sabes cu¨¢ndo alguien comenzar¨¢ a disparar¡±, dice. Comenz¨® con una camioneta pick-up y transportando carga por Georgia, Tennessee y Luisiana. Ahora maneja un cami¨®n m¨¢s grande, pero el negocio ha deca¨ªdo. El dinero del arma le servir¨¢ para alimentarse y repostar gasolina durante algo m¨¢s de una semana.
Vestido con una camiseta de la iglesia evang¨¦lica Newtown, Lance admite haber votado por Trump hace cuatro a?os, en lo que fue su primera elecci¨®n presidencial. Hoy no est¨¢ convencido de participar nuevamente. ¡°[Trump] ha atacado a Harris todo el tiempo. No deber¨ªa estar haci¨¦ndolo. Deber¨ªa hablar m¨¢s de qu¨¦ har¨¢ y cu¨¢ndo lo har¨¢, en lugar de menospreciarla¡±, dice.
El voto evang¨¦lico
Los evang¨¦licos son uno de los motores principales del Partido Republicano en Georgia. Ralph Reed, un activista ultraconservador, asegur¨® esta semana en Atlanta que un ej¨¦rcito de voluntarios toca a las puertas de 280.000 votantes potenciales para motivarlos a participar en los comicios. Reed lidera la Coalici¨®n de la Fe y la Libertad, que busca proteger el veto al aborto que el gobernador republicano Brian Kemp adopt¨® en 2019. Este proh¨ªbe la intervenci¨®n una vez que se detecta el latido del coraz¨®n del feto. La ley fue aprobada por la mayor¨ªa republicana local antes de la derogaci¨®n de Roe contra Wade.
¡°Ya es hora de que los votantes cristianos sean la cabeza y no la cola de nuestro sistema pol¨ªtico¡±, asegur¨® Reed, quien fund¨® su organizaci¨®n en 2009 para establecer un puente entre los votantes evang¨¦licos y el entonces Tea Party. La coalici¨®n est¨¢ entregando gu¨ªas del voto para promover a Trump frente a Harris entre los creyentes provida de 5.000 iglesias de Georgia. ¡°Unos 160.000 votantes del movimiento que creen en la Biblia votaron por Trump en 2016 y en 2020 no se tomaron la molestia de acudir a votar¡±, se?al¨® el activista. Su invitado principal fue el senador por Ohio J. D. Vance, el candidato a vicepresidente de Trump, quien refrend¨® el compromiso de los republicanos con el Bible Belt, la franja conservadora del Sur. ¡°S¨¦ que aqu¨ª a muchos les preocupa que ya no sean bienvenidos al Partido Republicano los conservadores tradicionales. Eso es falso¡±, asegur¨® Vance.
¡°La vida humana es preciosa y debe ser protegida porque creemos que cada ni?o, nacido y no nacido, es creado a semejanza de Dios¡±, asegur¨® Vance el lunes. Sus palabras pretend¨ªan tranquilizar a los evang¨¦licos despu¨¦s de que Trump matizara su posici¨®n sobre el aborto para dejar de perder apoyos entre las mujeres. ¡°Queremos invertir en las mujeres, especialmente en las mujeres embarazadas que necesitan ayuda para traer sus hijos al mundo. Esto puede dar miedo cuando los embarazos no son planeados¡±, a?adi¨® ante el aplauso de los miembros de las Iglesias y los funcionarios republicanos estatales.
Kamala Harris volvi¨® a Georgia esta semana para recordar que el aborto es un tema central de su campa?a. ¡°Una no tiene que abandonar su fe o sus creencias m¨¢s profundas para estar de acuerdo en que el Gobierno no debe decir a las mujeres qu¨¦ hacer con sus cuerpos¡±, se?al¨® el viernes en un mitin en Atlanta. La aspirante record¨® que una de cada tres mujer viven en Estados que aprobaron vetos al aborto tras la ca¨ªda de Roe contra Wade. Todos los territorios sure?os, con excepci¨®n de Virginia, han pasado leyes que endurecen o dificultan la interrupci¨®n del embarazo. ¡°Veinte han adoptado estos vetos, incluidos dos que contemplan penas de prisi¨®n de por vida para las mujeres, ?penas de por vida!¡±, se?al¨® Harris. ¡°Y estos hip¨®critas [Trump y Vance] dicen ahora que quieren hablar del tema por el bien de las mujeres y los ni?os. ?C¨®mo se atreven?¡±, exclam¨®.
Los disruptores
Aunque la mayor¨ªa de los votantes se inclina por Harris o Trump, la clave de la victoria de estos candidatos en Georgia podr¨ªa pasar por nombres menos conocidos, como Chase Oliver. Con 38 a?os, este pol¨ªtico gay es el candidato presidencial m¨¢s joven de la elecci¨®n. Mientras los aspirantes principales han enfocado los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a en siete Estados, Oliver, del Partido Libertario, contin¨²a viajando por el pa¨ªs a eventos tan ecl¨¦cticos como el festival del globo aerost¨¢tico en Plano, Texas. ¡°Muchos de mis eventos se enfocan en conocer a los votantes cara a cara para hacerles saber que hay una alternativa al sistema de partidos¡±, cuenta Oliver en una cafeter¨ªa a las afueras de Atlanta, donde vive y comparte casa con tres compa?eros de piso, gatos y un perro.
Oliver, un agente de ventas con experiencia en recursos humanos, se inici¨® en la pol¨ªtica como activista contra la invasi¨®n de Irak. No lucha por llegar a la Casa Blanca, sino por subir el perfil de su partido, una organizaci¨®n creada hace 50 a?os y cuya principal filosof¨ªa es ¡°sacar al Gobierno de tu vida¡±. Dice que su partido tiene coincidencias con dem¨®cratas y conservadores, y que el gobernante latinoamericano que m¨¢s refleja sus ideales es el argentino Javier Milei.
El nombre de Oliver estar¨¢ el 5 de noviembre en la papeleta en 47 Estados. Su comparecencia es especialmente da?ina para Harris en territorios como Georgia. Hace dos a?os intent¨® ser senador federal. En esa elecci¨®n obtuvo 81.000 votos, un 2%, lejos de la victoria, pero arriba del 1% que le pronosticaban. El resultado oblig¨® a una segunda vuelta. ¡°Yo forc¨¦ a que hubiera una elecci¨®n especial entre dem¨®cratas y republicanos, y eso llam¨® la atenci¨®n del partido. Poco despu¨¦s me preguntaron si hab¨ªa pensado en contender por la presidencia¡±, dice Oliver.
Una encuesta reciente de The New York Times muestra que el libertario tiene un 2% de apoyo a nivel nacional, un n¨²mero suficiente para afectar el resultado en el Estado. Varios analistas advierten, sin embargo, que los candidatos de terceros partidos obtienen menos votos el d¨ªa de la elecci¨®n de lo que reflejaban los sondeos. Oliver, quien ha gastado unos 30.000 d¨®lares de su bolsillo en su campa?a, se dice satisfecho con su papel como ¡°disruptor¡±. ¡°Pretendo afectar lo suficiente la elecci¨®n como para que los votantes despierten al hecho de que les presentan una falsa opci¨®n binaria y que en cualquier otra democracia del mundo hay m¨¢s de dos opciones¡±, indica.
No es el ¨²nico disruptor. El Partido Dem¨®crata lleva a cabo una ofensiva legal contra otros candidatos para descalificarlos de la elecci¨®n y evitar que sitios como Georgia tengan la boleta m¨¢s saturada desde 1948. ¡°En todo el pa¨ªs, los dem¨®cratas est¨¢n gastando una inmensa cantidad de dinero en emplear un ej¨¦rcito de abogados para desalojar nuestra campa?a. Harris se posiciona a s¨ª misma como la ¨²nica fuerza que puede salvar la democracia de Donald Trump, pero al mismo tiempo est¨¢ atacando a la democracia para asegurarse que solo Trump est¨¦ con ella en la papeleta¡±, asegura a EL PA?S Claudia de la Cruz, candidata del partido Socialismo y Liberaci¨®n.
Lo mismo ha pasado con Cornel West, un fil¨®sofo negro y exprofesor de Harvard. ¡°Los independientes vamos a votar por un independiente. Estamos ya cansados de apoyar al menos malo, que es una teor¨ªa que te lleva a ning¨²n lado. Hay un gran n¨²mero de votantes potenciales que simplemente se est¨¢n absteniendo porque no les importa, sienten que no est¨¢n siendo escuchados ni tomados en cuenta¡±, se?ala Fatimah Mustafah, una voluntaria de la campa?a de West en Georgia y decepcionada exvotante dem¨®crata. El nombre de West y De La Cruz aparecer¨¢ en algunas papeletas, pero no se sabe a¨²n si los sufragios ser¨¢n v¨¢lidos. Depende de las decisiones judiciales de las pr¨®ximas semanas, lo que a?ade caos para algunos.
Purga de votantes
Al ritmo de Not like Us, el ¨¦xito de Kendrick Lamar que se ha convertido en una de las canciones del verano en Estados Unidos, los maestros del Atlanta Metropolitan State College intentan atraer a los estudiantes a una mesa donde cuatro mujeres ayudan con el registro para votar, que se cierra el pr¨®ximo 7 de octubre. Era un ambiente festivo. Hab¨ªa bebidas, hot dogs y juegos. Aun as¨ª fueron pocos los que se acercaron a pedir informaci¨®n sobre el proceso. Una fue Jenesis Taylor, una estudiante de 25 a?os originaria de Memphis (Tennessee), que votar¨¢ por primera vez en noviembre.
¡°La gente de mi generaci¨®n piensa que no tiene una voz que importe o que sus acciones no pueden tener un gran impacto en el futuro, as¨ª que creo que algunos no nos tomamos el tiempo para entender la pol¨ªtica o c¨®mo funciona¡±, se?ala Taylor, quien dice haber hecho la tarea y decidir su voto tras el debate entre Trump y Harris. La estudiante intenta advertir a sus compa?eros de que hay una ¡°purga de votantes¡± en Georgia que afecta, sobre todo, a gente como ella: de las minor¨ªas j¨®venes.
¡°El Legislativo ha aprobado estos dos ¨²ltimos a?os leyes que hacen m¨¢s dif¨ªcil votar¡±, se?ala Kayron Bearden, voluntaria de la Liga de Mujeres Votantes, una organizaci¨®n apartidista que fomenta la participaci¨®n. La mayor¨ªa republicana en el Congreso local ha adoptado medidas que ponen m¨¢s obst¨¢culos al voto por correo y para sufragar en ausencia, argumentando mayores controles para evitar fraudes.
Esto se suma a las decisiones de la Junta Estatal Electoral controlada por tres funcionarios simpatizantes de Donald Trump. El organismo decidi¨® el viernes exigir un conteo manual en la noche electoral en cada uno de los 159 condados del Estado. La medida, ampliamente criticada, a?ade esto al recuento electr¨®nico. Los cr¨ªticos aseguran que esta no solo retrasar¨¢ los resultados, sino que aumentar¨¢n las posibilidades de fraude, pues los funcionarios deber¨¢n abrir paquetes sellados para contar a mano. La Junta ha avalado tambi¨¦n medidas que permiten la presencia de m¨¢s observadores partidistas en los centros de proceso de los votos. Algunos contemplan pedir el apoyo de la polic¨ªa para la jornada del 5 de noviembre e incluso piensan en instalar botones de p¨¢nico dentro de las oficinas.
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