¡°Ojal¨¢ enfermes de c¨¢ncer¡±: empleado electoral, un trabajo de alto riesgo en Estados Unidos
Las conspiraciones alentadas por Trump multiplican las amenazas contra funcionarios como Bill Gates. Supervisor de un condado clave de Arizona, deja su puesto tras un diagn¨®stico por estr¨¦s postraum¨¢tico
La pel¨ªcula experimental de la temporada en el Estado decisivo de Arizona es la transmisi¨®n multicanal en internet ¡ª24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana¡ª del proceso de tabulaci¨®n de los votos por adelantado emitidos en el condado de Maricopa. Es una de esas pel¨ªculas en la que, como dir¨ªa el personaje de Gene Hackman en La noche se mueve, ves crecer la hierba. Sus protagonistas, decenas de empleados electorales, pasan el d¨ªa sentados por parejas formadas por un miembro de cada partido, verificando las papeletas defectuosas que la m¨¢quina de conteo de ¨²ltima generaci¨®n no proces¨® correctamente. A veces, un t¨¦cnico la abre y la limpia. A eso del mediod¨ªa, esos trabajadores, a los que no les est¨¢ permitido tener m¨®viles, comer o beber en la sala, se turnan para salir al almuerzo o a echar un pitillo. Es el momento m¨¢s trepidante del d¨ªa.
Las autoridades de este distrito ¨Dcon una poblaci¨®n de unos 4,5 millones de habitantes, el que m¨¢s r¨¢pidamente crece en Estados Unidos¨D decidieron colocar las c¨¢maras para retransmitir esa fenomenal oda al aburrimiento en un alarde de transparencia, despu¨¦s de que en 2020 este edificio situado en una zona industrial de Phoenix se convirtiera en la zona cero de la Gran Mentira de Donald Trump, que perdi¨® en este Estado decisivo por poco m¨¢s de 10.000 votos y se neg¨® a admitir esa derrota. Era la primera vez que Arizona eleg¨ªa dem¨®crata desde 1996 (Bill Clinton). Entonces, el Estado llevaba siendo rojo (republicano) desde 1948 (Harry Truman).
Simpatizantes incr¨¦dulos del a¨²n presidente, muchos de ellos armados, se presentaron aquellos d¨ªas aqu¨ª con personalidades de la gran industria conspiranoica estadounidense como el locutor Alex Jones a la cabeza. Fue la postal que dio la vuelta al mundo de un movimiento que negaba el resultado electoral y que cundi¨® en otras partes del pa¨ªs, lugares en los que gan¨® Joe Biden tambi¨¦n ajustadamente, como Wisconsin o Georgia. La campa?a de Trump present¨® decenas de demandas judiciales para revertir el resultado, pero ning¨²n juez les dio la raz¨®n. En Arizona, la vida en los tribunales de esas querellas se prolong¨® durante m¨¢s de medio a?o. Once ¡°falsos electores¡± republicanos se juntaron de urgencia y, antes de que el recuento terminara tres semanas despu¨¦s del d¨ªa de la votaci¨®n, adjudicaron los votos electorales de Arizona a Trump. Esos hombres y mujeres a¨²n esperan su juicio por aquellos hechos; est¨¢ previsto para 2026, pero el Congreso estatal, de mayor¨ªa conservadora, ha aprobado una ley que podr¨ªa ahorrarles ese trago.
Algunos empleados electorales, que vieron sus nombres publicados en internet, sufrieron amenazas. La cosa fue a peor en la siguiente cita, la de las elecciones de medio mandato de 2022, en las que perdi¨® la candidata republicana a gobernadora, Kari Lake, y tambi¨¦n denunci¨® un fraude. No ayud¨® precisamente que en la jornada electoral decenas de m¨¢quinas de procesamiento de papeletas se estropeasen y eso entorpeciera el voto en algunos condados.
Nada garantiza que el pr¨®ximo 5 de noviembre, d¨ªa de la elecci¨®n m¨¢s re?ida que se recuerda ¡ªen la que Lake repite como aspirante, esta vez a senadora¡ª vaya a ser distinto. Pero al menos, ¡°han instalado una valla de metal que impide el acceso al aparcamiento¡±, explic¨® Adrian Borunda, portavoz del Departamento de Elecciones del Condado de Maricopa durante una vista la semana pasada a las instalaciones. En la jornada electoral se reforzar¨¢ la seguridad apostando francotiradores en el edificio donde se cuentan los votos y en las azoteas circundantes.
Antes, durante todo el a?o, el centro de recuento ha estado abierto a la visita de cualquier ciudadano que quisiera comprobar con sus propios ojos la ¡°limpieza¡± del proceso. Stephen Richer, encargado del proceso electoral de Maricopa desde su cargo como recorder, calcula que ha celebrado ¡°unas 80 reuniones¡± con votantes para darles explicaciones. Richer, que lleva a?os en el punto de mira de los negacionistas electorales, perdi¨® las primarias del Partido Republicano en julio pasado y no se presenta a la reelecci¨®n la pr¨®xima semana.
Tampoco continuar¨¢ Bill Gates, tal vez el funcionario m¨¢s famoso de Arizona. En su caso, se trata de una decisi¨®n personal. El a?o pasado le diagnosticaron trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico provocado por las amenazas recibidas, y ha decidido anteponer su salud y la tranquilidad de su familia al ¡°compromiso c¨ªvico¡± que lo llev¨® a trabajar en la administraci¨®n, tambi¨¦n como representante del Partido Republicano, desde 2009. A partir de ahora, explic¨® la semana pasada en una entrevista en su despacho con unas impresionantes vistas a la ciudad de Phoenix que, dijo, echar¨¢ de menos, trabajar¨¢ en la Universidad Estatal de Arizona en un ¡°laboratorio sobre los mecanismos democr¨¢ticos¡±.
Despu¨¦s de pasar por otros puestos de la Administraci¨®n, Gates, que fund¨® un grupo de Republicanos Adolescentes cuando estaba en el instituto, gan¨® las elecciones a supervisor del Condado de Maricopa en 2016. Logr¨® ¡°por los pelos¡± su reelecci¨®n cuatro a?os despu¨¦s. ¡°Nunca imagin¨¦ lo que aquel triunfo por la m¨ªnima iba a significar para m¨ª a nivel personal¡±, aclara. Entre otras cosas, a Gates le han deseado, por escrito o en mensajes telef¨®nicos, que contraiga c¨¢ncer o que violen a su hija, y lo han amenazado con ejecutarlo con un pelot¨®n de fusilamiento. ¡°Un tipo me mand¨® una carta¡±, recuerda Gates, ¡°en la que me dec¨ªa que sab¨ªa d¨®nde vivo, y d¨®nde compro la comida, y que sab¨ªa c¨®mo envenenarla para matarme sin dejar rastro. Era un mensaje muy espec¨ªfico. Muy aterrador¡±. Un juez conden¨® a ese hombre hace unos meses a tres a?os de libertad condicional.
Tras las elecciones de 2022, su mujer aconsej¨® a Gates que fuera al m¨¦dico porque lo ve¨ªa ¡°m¨¢s irascible de lo habitual¡± y ¡°como deprimido¡±. Ah¨ª lleg¨® el diagn¨®stico psiqui¨¢trico.
El voto por anticipado en Arizona empez¨® el pasado 9 de octubre, y Gates lamenta que algunos ya hayan empezado a difundir ¡°ese veneno del robo electoral¡± ¡°Son capaces de mirar durante horas el streaming del centro de tabulaci¨®n, y encontrar sospechas donde no las hay. No culpo a quienes se creen esas mentiras. La mayor¨ªa son buenas personas, pero est¨¢n intoxicadas. Espero que todo se quede en unas palabras feas y que no traspase el l¨ªmite de la violencia f¨ªsica¡±, explica el funcionario. A la difusi¨®n de esos bulos, repetidos una y otra vez por Trump en sus m¨ªtines, contribuy¨® decisivamente un documental titulado 2000 Mules (2022), cuyas conclusiones han sido negadas por las autoridades judiciales.
El d¨ªa de nuestra entrevista, hab¨ªa prevista una conferencia de prensa para reforzar la transparencia del proceso, y al d¨ªa siguiente, se program¨® una visita para los medios por las instalaciones de conteo. ¡°Estamos haciendo todo lo posible para transmitir la confianza entre los electores, pero sabemos que no lograremos convencer a unos cuantos, contamos con ello¡±, admiti¨® Borunda, desde este lado del cristal que separa la sala sin internet en la que los funcionarios cuentan las papeletas.
Una visita a un centro de votaci¨®n en un centro comunitario de Scottsdale, ciudad pegada a Phoenix, bast¨® para comprobar que no todos los votantes est¨¢n dispuestos a creer en el funcionamiento del sistema. En la cola para depositar la papeleta se form¨® una animada discusi¨®n en la que llevaron la voz cantante Brian (¡±esa es toda la informaci¨®n que vas a obtener de m¨ª¡±, advirti¨®) y una mujer llamada Sandy Barrett-Jackson. ?l cont¨® que ¡°una amiga suya¡± hab¨ªa visto c¨®mo se computaba tres veces un voto para Kamala Harris, pero no ten¨ªa pruebas de ello.
¡°Robando ahora mismo¡±
¡°La elecci¨®n la est¨¢n robando ahora mismo, mientras hablamos¡±, sentenci¨® Brian. ?Y qu¨¦ hay de los sondeos que la semana pasada pintaban mejor para Trump? ¡°Todo es un truco para luego poder decirnos: ¡®Oh, ganamos por los pelos¡¯. Dir¨¢n que Harris consigui¨® 81 millones de votos, por 79 de Trump, ya lo ver¨¢s. ?Arizona es un Estado profundamente republicano que, de pronto, ganan los dem¨®cratas una y otra vez? No cuela. La pandemia [que hizo que, por razones sanitarias, se extendiera el voto por adelantado] les dio el pie para empezar a enga?ar masivamente¡±.
Barrett-Jackson, que lleg¨® con la papeleta ¡°rellena desde casa¡± ¨Dla de Arizona tiene dos p¨¢ginas, y se pide el voto para 79 cargos, entre ellos, el de presidente¨D, record¨® por su parte un meme que sit¨²a una urna en un cementerio para bromear con una supuesta pr¨¢ctica dem¨®crata de hacer votar a los muertos. Ambos pidieron que se volviera al voto en el d¨ªa de las elecciones y que se endurecieran los requisitos de identificaci¨®n de los votantes.
En otra oficina electoral del centro de Phoenix, un funcionario, que pidi¨® hablar an¨®nimamente porque la ley no le permite hacer declaraciones a la prensa, cont¨® que desde que empez¨® el sufragio por anticipado no se hab¨ªan registrado incidentes ¡°salvo por los que vienen a influir en los votantes con extra?as teor¨ªas¡±. ¡°Sin ir m¨¢s lejos, antes he tenido que salir a echar a unos que estaban hablando con los ciudadanos donde no deb¨ªan¡±, explic¨®.
Las normas de Arizona no permiten hacer proselitismo por ninguno de los partidos o tomar im¨¢genes a menos de 25 metros de distancia del colegio electoral. El grupo de los expulsados aquella ma?ana vest¨ªa camisetas verdes y estaba un poco m¨¢s all¨¢, interceptando a estudiantes universitarios. No fue posible averiguar qu¨¦ pretend¨ªan, ni qui¨¦n los mandaba; primero buscaron al supervisor, y este, al ver la credencial de prensa, se alej¨® del lugar a paso r¨¢pido.
El Comit¨¦ Nacional Republicano (RNC) lleva meses entrenando a un ej¨¦rcito de ¡°observadores electorales¡± por todo el pa¨ªs. Dos terceras partes de sus simpatizantes, seg¨²n las encuestas, creen que Biden gan¨® haciendo trampas. Los miles de voluntarios reciben cursos para vigilar un proceso del que dudan. ¡°Una vez que se certifica una elecci¨®n, ya no hay nada que se pueda hacer¡±, dijo el presidente del RNC, Michael Whatley, en un podcast de derechas a principios de octubre. ¡°Estaremos all¨ª antes, durante y despu¨¦s de la votaci¨®n, para asegurarnos de que todo va a estar en orden¡±.
En Georgia ¨Ddonde las irresponsables difamaciones de Rudy Giuliani, entonces abogado de Trump, arruinaron la vida de una madre y una hija (que ahora esperan que Giuliani les pague los 148 millones de d¨®lares de multa que le impuso el juez por esas insidias)¨D, han puesto ¡°botones del p¨¢nico¡± al alcance de los empleados electorales.
En Wisconsin, otro Estado decisivo, les han dado cursos con t¨¦cnicas de ¡°desescalamiento de conflictos¡±, por si las necesitan para enfrentarse a alg¨²n votante desconfiado. Son las nuevas realidades de una tarea que sol¨ªa ser anodina y que la conspiranoia ha convertido estos d¨ªas en uno de los trabajos m¨¢s peligrosos de Estados Unidos.
Michael Mirer, uno de esos voluntarios, que contar¨¢ votos el 5 de noviembre en un suburbio de Milwaukee, explic¨® en una entrevista reciente que ¨¦l se apunt¨® a esa tarea para entender c¨®mo funcionaba el sistema por dentro y que lleg¨® a la conclusi¨®n de que el ¡°proceso es limpio¡±. ¡°Cada voto puede trazarse desde su origen hasta el final¡±, asegur¨®. Mirer tambi¨¦n record¨® una de las ¨²ltimas teor¨ªas de la conspiraci¨®n del trumpismo, seg¨²n la cual los inmigrantes sin papeles votan (dem¨®crata), pese a que la ley lo proh¨ªbe. ¡°Es poco cre¨ªble que alguien en esa situaci¨®n pueda exponerse a cometer un delito federal como ese, que lo pueda mandar durante d¨¦cadas a la c¨¢rcel¡±, dijo.
En los d¨ªas que siguieron a la votaci¨®n de 2020, Gates, el supervisor del condado de Maricopa, recibi¨® en el contestador un mensaje de Giuliani en el que le exig¨ªa la entrega de todas las papeletas y de las m¨¢quinas de conteo. Decidi¨® no devolver esa llamada. Hoy, cuatro a?os despu¨¦s, presiones como aquella han logrado que deje su trabajo. Lo que no har¨¢ es abandonar el partido: ¡°No pienso dejarme expulsar por quienes ahora lo controlan. Espero el d¨ªa en el que volvamos a los principios por los que decid¨ª hacerme republicano en tiempos de Reagan: la autonom¨ªa individual, el mercado libre y la defensa del Estado de derecho¡±. La ¡°promoci¨®n de la paranoia¡±, a?adi¨®, no sol¨ªa ser uno de esos principios.
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