Huir de un meteorito en clase
Cada vez m¨¢s docentes aplican en el aula los principios de los conocidos como ¡®Scape Rooms¡¯ para motivar el aprendizaje de sus alumnos
El a?o pasado, por estas mismas fechas, los alumnos de 5? de Primaria del colegio San Roque de Leda?a, en Cuenca, recibieron muy malas noticias. Su profesor, Juan Luis Galiano, proyect¨® un video en que unos expertos de la mism¨ªsima NASA les advert¨ªan de que un meteorito estaba a punto de caer justo en su centro de estudios. Pero eso no era todo. Ellos eran, adem¨¢s, los soldados encargados de dar con el c¨®digo que permitir¨ªa abrir las puertas del colegio para que todos escaparan. Para ello, tendr¨ªan que acertar una serie de adivinanzas que pondr¨ªan a prueba buena parte de lo aprendido en los ¨²ltimos meses acerca del propio planeta Tierra. As¨ª que, sin tiempo casi para asimilar semejante infortunio, se pusieron manos a la obra. No hab¨ªa tiempo que perder.
¡°De la emoci¨®n, algunos durante esos d¨ªas no durmieron¡±, recuerda por tel¨¦fono entre risas Galiano cuando piensa en aquel diciembre en que las noticias acerca del coronavirus apenas llegaban a Espa?a como un lejano rumor desde China. Al igual que cada vez m¨¢s docentes en el pa¨ªs, Galiano se decidi¨® entonces a aplicar en el aula los principios que rigen los conocidos como Scape Rooms. Surgidas en Jap¨®n hace aproximadamente una d¨¦cada, estas experiencias consisten en emplear el pretexto de un relato m¨¢s o menos elaborado para encerrar a los clientes en salas de las que deben escapar en un tiempo limitado resolviendo acertijos.
Mientras que la explosi¨®n de adrenalina que producen estos espacios gana cada vez m¨¢s adeptos y sirvieron incluso para matar el tedio durante la cuarentena, muchos profesores se preguntan ya si no ser¨¢n adem¨¢s un veh¨ªculo ideal para fomentar el aprendizaje de sus alumnos. Al fin y al cabo, si lo fundamental es contar con un espacio cerrado y controlado, pocos lugares m¨¢s indicados que el aula. El resto, explica Galiano, es echarle imaginaci¨®n: ¡°Yo nunca hab¨ªa participado en un Scape Room, pero se me ocurri¨® la historia del meteorito, la grab¨¦ con voz distorsionada y la sub¨ª a YouTube¡±. La implicaci¨®n de los alumnos, rememora Galiano, fue m¨¢xima, y a¨²n hoy la mayor¨ªa de los que participaron recuerdan las respuestas a algunas de las pruebas que superaron con mayor nitidez que si las hubieran estudiado durante d¨ªas enteros.
Buenas dosis de imaginaci¨®n aplic¨® tambi¨¦n Lola Mill¨¢n, tutora del colegio San Gabriel, en la localidad de Zuera, a casi 30 kil¨®metros de Zaragoza, para convencer a sus alumnos de que ellos ya no eran una clase de 4? de Primaria, sino una agencia de detectives encargados de investigar qu¨¦ hab¨ªa pasado con el cuadro El dormitorio de Arl¨¦s, de Van Gogh, despu¨¦s de que unos ladrones lo robaran y se vieran obligados a dejarlo en su colegio para huir.
Asistidos por sus tabletas, los alumnos se pusieron a trabajar r¨¢pidamente en grupos para resolver un misterio que la propia Mill¨¢n les present¨® en forma de noticia de peri¨®dico redactada por ella. ¡°Tengo 58 a?os, con lo que no soy precisamente una nativa digital, pero me gustan los libros que plantean Scape Rooms, y me anim¨¦ a probar. Lo intent¨¦ porque creo que el aprendizaje solo tiene sentido si se adapta a la manera de aprender de cada uno y su se aplica en algo. Merece mucho la pena, estoy segura de que ni el t¨ªtulo del cuadro ni el autor se les olvidar¨¢ nunca¡±, relata.
Una experiencia para todas las edades
Para que salgan bien este tipo de sesiones, reconocen los docentes, es necesario prepararlas durante un buen tiempo, dejar pocos detalles al azar y estar preparados para todo tipo de contingencia. Se trata de experiencias, a cambio, que se pueden llevar a cabo desde los cursos m¨¢s bajos hasta los m¨¢s altos.
Lo sabe Marcos Romero, profesor de Lat¨ªn y Griego del colegio Salesiano San Miguel Arc¨¢ngel, en Madrid, que puso a sus alumnos de 1? de Bachillerato a resolver unos acertijos que ten¨ªan una particularidad: estaban escritos en lat¨ªn. ¡°Creo que aquel d¨ªa tradujeron m¨¢s que en todas las semanas anteriores juntas¡±, cuenta. Con la ¨²nica ayuda de un diccionario, sus estudiantes se las vieron y se las desearon para responder a preguntas tan aparentemente sencillas como el nombre del caballo de Jes¨²s Gil. ¡°Esa mezcla de preguntas contempor¨¢neas planteadas en una lengua antigua les desconcertaba mucho. Ellos esperaban adivinanzas sobre Julio C¨¦sar o cosas as¨ª. Fue muy divertido¡±, detalla el docente, que ya advierte de que, aunque en efecto una hora de Scape Room le supuso al menos unas tres o cuatro de preparaci¨®n, repetir¨¢ experiencia.
Pero si hay alguien, no obstante, que sabe de primera mano lo adictivo que puede ser preparar Scape Room, ese es I?aki Fern¨¢ndez, profesor de Biolog¨ªa del colegio Real Monasterio de Santa Isabel, en Barcelona. En su caso, lo que hace cuatro a?os empez¨® siendo un breve experimento con sus alumnos para explorar ciertas posibilidades, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en todo un proyecto internacional. A trav¨¦s de Genially, software en l¨ªnea que permite crear presentaciones animadas e interactivas, y c¨®digos QR, primero logr¨® implicar en sus Scape Rooms digitales a media docena de docentes de otros centros. Para 2018, ya se hab¨ªan apuntado a sus retos de Scape Room colegios repartidos por Italia, Francia y buena parte de Sudam¨¦rica: en total, 10.000 alumnos de unos 12 o 13 a?os que participaron de manera casi simult¨¢nea en una experiencia que les oblig¨® a poner en pr¨¢ctica buena parte de lo aprendido durante los ¨²ltimos meses en varias asignaturas.
Para este a?o, para el mes de abril aproximadamente esperan superar los 30.000 alumnos. ¡°Este tipo de experiencias enganchan siempre. Hay que hacerlas bien, porque jugar por jugar no sirve de nada. Pero hay muchos estudios que demuestran que el esfuerzo cognitivo que se hace en estas experiencias ayuda a aprender y a usar las herramientas que se tienen de forma cr¨ªtica. Adem¨¢s, son ideales para repasar. Por eso lo hacemos antes de Semana Santa, en esa semana rara que hay antes de las vacaciones¡±, explica Fern¨¢ndez que cuenta ya con todo un equipo de docentes que le est¨¢n ayudando a organizarlo todo. Su ¨²nica meta es que sus alumnos se diviertan y aprendan, dos conceptos peleados en la escuela durante muchos a?os que cada d¨ªa parecen m¨¢s complementarios.
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