?Mejorar¨¢ una red p¨²blica de cuidadoras la situaci¨®n de las familias monoparentales?

Antes de la pandemia ya era dif¨ªcil cuidar y tener un trabajo remunerado. Despu¨¦s, se convirti¨® en (casi) un imposible. ?C¨®mo sostener dos cosas tan enormes a la vez? En un a?o le hemos visto las costuras a un sistema ya de por s¨ª deshilachado. Un sistema que poco o nada sostiene a los que menos hilos tienen, que les deja siempre al borde del roto. ¡°Las familias monomarentales han sido de las m¨¢s afectadas en la pandemia¡±, dice Carmen Flores Rodr¨ªguez, presidenta de la Federaci¨®n de Familias Monomarentales FAMS. Desde que empez¨® la pandemia muchas madres han tenido que elegir entre seguir trabajando o cuidar a sus hijos e hijas. Otras mujeres ni siquiera han podido plantearse esta dicotom¨ªa. Seg¨²n recoge el estudio G¨¦nero y Pobreza: determinantes sociales de la salud y el acceso a servicios sociosanitarios de las mujeres, elaborado por EAPN, el 81,1% de los casi dos millones de hogares monoparentales est¨¢n encabezados por una mujer. ¡°Se trata de un tipo de hogar altamente feminizado, empobrecido y, por lo tanto, vulnerable¡±. As¨ª lo se?ala Graciela Malgesini, responsable de incidencia pol¨ªtica y asuntos europeos de EAPN, para quien una de las consecuencias m¨¢s graves de la pandemia recae en los hogares monomarentales, que no cuentan con un apoyo econ¨®mico y social s¨®lido. ¡°Las madres con hogares monoparentales tienen muchas m¨¢s dificultades a la hora de conciliar y acceder al mercado laboral, lo que las lleva a acabar con salarios mucho m¨¢s bajos que los hombres y a estar mucho m¨¢s expuestas a la pobreza. La pandemia ha provocado una crisis diferencial: el 87% vio empeorar su situaci¨®n personal debido a su situaci¨®n laboral y el 27% aseguraba, ya desde ese primer momento, no poder hacer frente a los gastos de alimentaci¨®n. Las tasas de estr¨¦s y fatiga mental de las madres se dispararon, con las consecuencias psicoafectivas que esto tiene en los y las menores a medio y largo plazo¡±, explica.

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El Gobierno pretende que las familias monoparentales con dos hijos sean numerosas

Los desaf¨ªos econ¨®micos y sociales de las familias monoparentales en Espa?a

Para Marta Seiz Puyuelo, doctora en Ciencias Pol¨ªticas y Sociales e investigadora de la UNED, es importante recordar que el llamado Plan MECUIDA, vigente hasta diciembre de 2020, consist¨ªa en una reducci¨®n total o parcial de jornada con una reducci¨®n de ingresos equivalente. Una medida que ¡°dif¨ªcilmente pudo resultar una opci¨®n viable para familias con un solo progenitor, que muchas veces son dependientes de un solo salario¡±. Seg¨²n Seiz, adem¨¢s, el teletrabajo no es posible en todos los empleos, algo que complica a¨²n m¨¢s su situaci¨®n porque ¡°la externalizaci¨®n del cuidado mediante la contrataci¨®n de servicios remunerados puede ser tambi¨¦n particularmente dif¨ªcil en muchas de estas familias, dado su elevado coste en relaci¨®n con el salario de un solo progenitor¡±.

Sabe de estas dificultades en primera persona Luc¨ªa (nombre ficticio), que forma junto a su hija de seis a?os una familia monomarental por elecci¨®n. Trabaja para una compa?¨ªa de servicios esenciales en la que tiene una reducci¨®n de jornada por sentencia legal, ya que su empresa se la deneg¨® hasta en dos ocasiones. Desde el arranque de la pandemia no ha podido acogerse a ninguna medida de flexibilidad laboral: ¡°Durante el confinamiento perd¨ª la cuenta de las libranzas que tuve que emplear para cubrir aquellos primeros d¨ªas. Termin¨¦ pidiendo una reducci¨®n al 100% para poder quedarme en mi casa con mi hija¡±, cuenta.

Raquel Villalobos tambi¨¦n es madre soltera por elecci¨®n de una ni?a de cuatro a?os y medio. Trabaja en el departamento de publicidad de un peri¨®dico local y tiene una peque?a reducci¨®n de horario que le permite organizarse mejor. ¡°Mi hija y yo vivimos solas, pero tenemos cerca a mis padres, mi hermano y mi cu?ada. Todos son de gran ayuda. Adem¨¢s, tengo amigas que son un gran apoyo¡±, se?ala. Aunque reconoce que pasa el d¨ªa a la carrera para poder organizar trabajo, colegio, extraescolares y las tareas propias del d¨ªa a d¨ªa, pese a ese apoyo log¨ªstico, se?ala el tema econ¨®mico como uno de los aspectos m¨¢s complicados. ¡°Me gusta darle a mi hija las mismas comodidades que yo he tenido y muchas veces es complicado con un solo sueldo. He tenido que reducir mi jornada laboral para poder conciliar y la bajada de sueldo se nota a final de mes¡±.

?Mejorar¨¢ el Plan Corresponsables la situaci¨®n de las familias monoparentales?

El pasado 9 de marzo el Consejo de Ministros aprobaba el llamado Plan Corresponsables, un prometedor sost¨¦n para las familias con hijos e hijas de hasta 14 a?os consistente en la posibilidad de acceder a una red p¨²blica de cuidadoras (y cuidadores). El objetivo, seg¨²n el Ministerio de Igualdad, es facilitar la conciliaci¨®n de las familias que se encuentran en situaciones m¨¢s desfavorables, por lo que tendr¨¢n prioridad las ¡°familias monoparentales, v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero y de otras formas de violencia contra la mujer, mujeres en situaci¨®n de desempleo de larga duraci¨®n, mujeres mayores de 45 a?os o unidades familiares en las que existan otras cargas relacionadas con los cuidados¡±.

El plan se iniciar¨¢ el pr¨®ximo mes de abril con el reparto de 190 millones de euros a las comunidades aut¨®nomas y contar¨¢ con dos f¨®rmulas para facilitar estos profesionales: creaci¨®n de una bolsa de cuidados a domicilio o en lugares p¨²blicos con ¡°garant¨ªas de dignidad laboral¡±. De acuerdo con la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de G¨¦nero, Noelia Vera, de este modo se inaugura ¡°una nueva pol¨ªtica p¨²blica¡± que hace por primera vez al Estado corresponsable de los cuidados de menores. Vera ha subrayado que, en este primer a?o, lo m¨¢s importante es que esos cuidados comiencen a prestarse de forma urgente, dadas las dificultades de conciliaci¨®n derivadas de la pandemia.

Seg¨²n Graciela Malgesini la filosof¨ªa subyacente del plan se corresponde con la que viene defendiendo EAPN Espa?a en numerosos documentos, estudios y propuestas de pol¨ªticas, en los que destacan la necesidad de incrementar los fondos p¨²blicos dirigidos a la protecci¨®n de las familias, especialmente de las vulnerables, y la urgencia de atender a la situaci¨®n especialmente dif¨ªcil que sufren los hogares monoparentales: casi la mitad est¨¢n en riesgo de pobreza y exclusi¨®n social seg¨²n el Informe AROPE sobre el estado de la pobreza en Espa?a. Sin embargo, a Graciela Malgesini le preocupan los criterios con los cuales se producir¨¢ el reparto de fondos (los criterios expuestos parecen ser eminentemente demogr¨¢ficos/geogr¨¢ficos), ya que no aluden a la tasa AROPE o tasa de riesgo de pobreza y exclusi¨®n social, por lo que EAPN reclama que se revise este aspecto.

Aunque el plan puede beneficiar a los hogares monoparentales, la realidad es que este es un plan que no est¨¢ dirigido solamente a este tipo de hogares. Por eso desde EAPN se demanda que existan criterios homog¨¦neos para acceder a estas bolsas de cuidados a domicilios, con independencia del territorio. ¡°Actualmente existen comunidades que tienen muy avanzada la definici¨®n de diversidad familiar y cuentan con pol¨ªticas ya establecidas, mientras que hay otras que no han trabajado en este aspecto, o lo han hecho de manera parcial, sin contemplar -por ejemplo- una definici¨®n legal de la monoparentalidad¡±, se?ala Malgesini.

Plataformas como FAMS y EAPN Espa?a llevan tiempo defendiendo la necesidad de contar con una Ley Estatal de Familias Monoparentales que les permita avanzar en derechos de la infancia y de igualdad de oportunidades proporcionando apoyo y protecci¨®n a este modelo familiar y evitando, seg¨²n Carmen Flores, ¡°las m¨²ltiples discriminaciones que existen hoy en d¨ªa¡±. Entre los cambios que solicitan est¨¢ la reforma fiscal, la equiparaci¨®n de los permisos por nacimiento, lactancia y cuidados por enfermedad, la garant¨ªa de acceso a la vivienda, empleo o educaci¨®n y la reforma de los requisitos de acceso a los servicios p¨²blicos y a los diferentes sistemas de protecci¨®n que incluyan la especificidad de estas familias.

Carmen Flores es prudente a la hora de valorar el impacto del plan en las familias monomarentales, ya que cree que se debe analizar a fondo para saber si realmente ser¨¢ eficaz. ¡°Muchas veces se tienen buenas intenciones, pero no se tiene en cuenta la realidad monomarental, y a la hora de acceder a los recursos hablan de hogares o unidades de convivencia (personas que viven en una misma vivienda) y se olvidan de lo que realmente son estas familias, como es el caso de aquellas m¨¢s vulnerables que por su situaci¨®n econ¨®mica se ven abocadas a convivir con otras personas y compartir vivienda o alquilar habitaciones para poder sobrevivir¡±, explica.

Marta Seiz, por su parte, ve una mejora la creaci¨®n de una red p¨²blica de cuidados porque considera que todas las medidas que pongan los cuidados en valor y en el centro en nuestra sociedad son fundamentales: ¡°Los cuidados, desde nuestro primer d¨ªa en este mundo hasta el ¨²ltimo, son una parte esencial de la vida e indispensables para garantizar los derechos de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad¡±. Para Seiz, si el Plan Corresponsables se hace progresivamente extensivo a todos los grupos de poblaci¨®n que lo necesiten ¨C incluyendo familias biparentales con menores u hogares con otras necesidades de cuidado ¨C puede tener un impacto muy importante en este sentido. Reconoce tambi¨¦n la doctora en Ciencias Pol¨ªticas y Sociales que, si bien la corresponsabilidad en los cuidados en el ¨¢mbito p¨²blico es un paso muy importante, no podemos olvidar la necesidad de continuar fomentando la corresponsabilidad dentro de los hogares. ¡°Buena parte de las dificultades de conciliaci¨®n o para atender correctamente las necesidades de cuidado, as¨ª como el impacto desproporcionado que tienen actualmente las mismas sobre la salud y la vulnerabilidad econ¨®mica de las personas cuidadoras (habitualmente mujeres), se mitigar¨ªan de forma considerable si esta corresponsabilidad entre hombres y mujeres fuera una realidad¡±, concluye.

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