Estrategias para manejar las rabietas de los ni?os con sosiego
Uno de los aspectos m¨¢s importantes para mantener la calma es que las personas adultas que cuidan a los peque?os puedan cuidarse tambi¨¦n a s¨ª mismas
Los ni?os y ni?as empiezan a tener rabietas hacia los dos a?os. Es cuando se comienza a conformar su individualidad y a sentir emociones primarias como la felicidad, la tristeza o la ira. Al ser peque?os, y no tener apenas control de las emociones, las demuestran con total intensidad. Por eso se r¨ªen a carcajadas haciendo (en ocasiones) mucho ruido, por eso cuando sienten tristeza o enfado los expresan como volc¨¢n en erupci¨®n. ?ngela Pulido Flores es psic¨®loga infantil, especializada en atenci¨®n temprana y disciplina positiva, y considera que como en estas edades se da inmadurez a nivel emocional, adem¨¢s de dificultad para canalizar emociones, los ni?os tienen baja tolerancia a la frustraci¨®n y no comprenden bien los razonamientos de las personas adultas. ¡°Cuando estalla una rabieta, les desbordan sus emociones y no son capaces de controlarlas. Las rabietas sirven como mecanismo de liberaci¨®n del estr¨¦s¡±, afirma.
Pulido nos cuenta que llorar ayuda a las personas (sean de la edad que sean) a liberar tensi¨®n y ansiedad: ¡°Las l¨¢grimas que se generan por cuestiones emocionales contienen cortisol, la denominada hormona del estr¨¦s. Por ese motivo, cuando lloramos, nos liberamos¡±. La dificultad radica en que no siempre queda claro cu¨¢ndo el llanto funciona como liberador de estr¨¦s y cu¨¢ndo se dispara la rabieta porque el ni?o ha aprendido a pedir las cosas que quiere de esa manera. Pulido considera que el primer paso para frenar la situaci¨®n ser¨ªa hacer todo lo posible para eliminar la fuente de dolor, as¨ª como atender la necesidad f¨ªsica. ¡°En segundo lugar, escuchar al ni?o y aceptar su llanto, prestando atenci¨®n activa a su necesidad emocional. Los ni?os necesitan saber que se les quiere, independientemente de lo que est¨¦ sucediendo o lo que hayan hecho. As¨ª, lo que recomiendo es el acompa?amiento emocional, poder verbalizar lo que creemos que sienten: est¨¢s triste, parece que est¨¢s muy enfadado, s¨¦ que te gustar¨ªa comerte los gusanitos ahora, y quedarnos a su lado¡±. Los abrazos en las rabietas pueden servir de contenci¨®n f¨ªsica, ¡°los y las peques pueden contener su desbordamiento a trav¨¦s de un buen abrazo. Por ese motivo, podemos preguntarles: ?Necesitas un abrazo? Y si nos lo niega, podemos quedarnos a su lado, respetando su necesidad¡±.
Mamen Bueno es la psic¨®loga de la plataforma Criar con Sentido Com¨²n, desde la que responde a las dudas de miles de usuarias de la ¡°Tribu¡±. Frente a esas situaciones recomienda actuar del mismo modo que lo har¨ªamos si tuvi¨¦ramos delante a una persona adulta llorando o expresando su enfado. ¡°Escuchar, tratar de comprender lo que siente poni¨¦ndonos en sus zapatos, y ofrecer la respuesta que consideremos m¨¢s oportuna¡±. Pueden ser unas palabras de ¨¢nimo, un abrazo, o simplemente el silencio, permaneciendo a su lado, y haci¨¦ndoles saber que entendemos lo que sienten y por qu¨¦ lo sienten, e incluso que nosotros nos sentir¨ªamos igual en su situaci¨®n, o que tambi¨¦n nos hemos sentido igual, o parecido, en alg¨²n momento.
Gritarles no es una buena opci¨®n: ¡°Si cuando una persona adulta nos dice que est¨¢ triste o nos dice que est¨¢ enfadada le gritamos, pues podr¨ªa tener el mismo sinsentido gritarle a un ni?o que est¨¢ expresando sus emociones. Si acaso, sirve para hacerle sentir incomprendido, y para hacerle creer que est¨¢ mal sentirse mal¡±, asegura Mamen Bueno. El consejo de ambas psic¨®logas es que nos armemos de paciencia y que categoricemos las rabietas como una caracter¨ªstica temporal de la edad. Seg¨²n vaya pasando el tiempo, las criaturas, poco a poco, podr¨¢n ir cont¨¢ndonos lo que les pasa porque tendr¨¢n lenguaje, podremos explicarles las cosas y hablar sobre el tema sin altibajos ni descontrol, y razonando los motivos de las negativas a sus peticiones.
Uno de los aspectos m¨¢s importantes para mantener la calma es que las personas adultas que cuidan de ni?os y ni?as puedan cuidarse tambi¨¦n a s¨ª mismas. Pulido nos cuenta: ¡°Con cuidarse me refiero a responsabilizarse de descansar bien (para poder tener m¨¢s paciencia), de comer bien, de mantener momentos personales de ocio y disfrute. Cuanto m¨¢s descansadas est¨¦n, mejor condiciones tendr¨¢n para afrontar de una manera amorosa y paciente las rabietas de sus peques¡±. Asegura que es posible que la primera vez que nuestro hijo o hija tenga una rabieta nos sorprender¨¢ y, en este primer momento, reaccionaremos como podamos.
Las rabietas tienen un componente social muy importante: cuando nos vemos con una criatura desbordada, nos podemos sentir como si todo el mundo nos mirara o incluso juzgados por nuestro entorno. Este componente social puede generar mucho estr¨¦s en los progenitores, y provocar que ellos mismos se vean desbordados o pierdan el control de la situaci¨®n y acabar manej¨¢ndola de una manera poco paciente. ¡°As¨ª, decidir qu¨¦ voy a hacer en las rabietas (en un momento de tranquilidad), provoca en la persona adulta una sensaci¨®n de control que le va a dar m¨¢s seguridad para enfrentarse a este comportamiento¡±, afirma Pulido Flores.
Mamen Bueno nos invita a hacer el ejercicio de preguntarse cu¨¢ntos a?os hace que existe tu hijo. ¡°Si tu peque tiene dos o tres a?os, reflexiona: ?Es capaz de tener un perfecto control de sus emociones una persona que solo lleva en una sociedad llena de est¨ªmulos y necesidades reales dos o tres a?os? ?Es capaz, si hay adultos de 30, 40, o incluso 50 a?os, que a¨²n no han aprendido a expresar sus emociones sin gritar, insultar o faltar al respeto?¡±. Empecemos por comprender que son ni?os peque?os incapaces de descifrar bien lo que sienten, e incluso de comprender c¨®mo funciona el mundo en el que vivimos. ¡°Cuando piden que les demos 10 caramelos y les decimos que eso no es saludable, no comprenden el concepto de salud y enfermedad, no saben qu¨¦ es una caries ni conocen las repercusiones de cargarse los dientes. Ellos solo ven los caramelos y los quieren ya. Sin m¨¢s¡±, afirma la psic¨®loga.
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