¡®El juego del calamar¡¯ se cuela en el patio del colegio: ?realmente es un problema?
Prohibir sin m¨¢s la emulaci¨®n de la popular serie de Netflix en el recreo no siempre es la soluci¨®n, argumentan varios expertos, e invitan a los padres a conocer mejor el contenido que consumen sus hijos
Intentar prohibir que los ni?os jueguen a recrear escenas inspiradas en El juego del calamar en el patio del cole es c¨®mo ponerle puertas al campo. Centros escolares de pa¨ªses como Espa?a, B¨¦lgica o Reino Unido han llegado a vetar los disfraces de Halloween y los juegos en el patio inspirados en la serie de Netflix, tan popular entre los estudiantes como desaconsejada para menores de 16 a?os, al considerar que esos disparos de ficci¨®n poco tienen que ver con el juego de toda la vida de indios y vaqueros y levantando la alarma sobre posibles conductas violentas. Varios expertos, sin embargo, coinciden en que prohibir sin m¨¢s no siempre es la soluci¨®n y abogan por acompa?ar a los m¨¢s j¨®venes a trav¨¦s de un di¨¢logo abierto y conociendo mejor los contenidos que consumen.
Primero fue el porno. M¨¢s recientemente, la serie ?lite con sus escenas de sexo casual y acoso, el reto de Momo en YouTube -que luego se revel¨® un bulo- o el nuevo desaf¨ªo viral de TikTok. Ahora toca a El juego del calamar atizar el eterno debate sobre la exposici¨®n de los m¨¢s j¨®venes a contenidos no aptos para su edad. Demos un paso atr¨¢s para los pocos rezagados que a¨²n no hayan visto la serie coreana, que podr¨ªa convertirse en la producci¨®n original de Netflix m¨¢s vista de la historia, seg¨²n las cifras que difunde la misma plataforma. Seong Gi-hun es un hombre ahogado por las deudas que se arrastra por la vida tras un matrimonio fracasado y la p¨¦rdida de su trabajo. De repente, se le ofrece la posibilidad de ganar una importante suma de dinero con un juego aparentemente sencillo. Casi sin darse cuenta, se ve involucrado en una competici¨®n con centenares de participantes que tienen algo en com¨²n: todos est¨¢n perseguidos por los acreedores. La recompensa es golosa (m¨¢s de 32 millones de euros), pero el precio a pagar es correr el peligro de morir en el intento de conseguirla.
La cr¨ªtica a la sociedad capitalista que quiere promover la serie no es una reflexi¨®n que un menor de edad escolar sea capaz de llegar a entender, asegura la psic¨®loga Eli Soler. Pero no es la ¨²nica raz¨®n que hace que El juego del calamar no sea adecuada para un p¨²blico joven. ¡°Al no entender la reflexi¨®n social que suscita, los menores se quedan solo con la exposici¨®n de violencia desmedida que hay en las im¨¢genes. Adem¨¢s, al estar ambientada en juegos infantiles, los menores pueden llegar a asociar esa violencia con algo l¨²dico, y a la vez al tener una recompensa econ¨®mica, en el todo vale por el dinero¡±, argumenta Soler. Sin embargo, para la psic¨®loga prohibir nunca es una soluci¨®n educativa y, en el caso de que un docente o una familia se percaten de que hay alumnos que han visto la serie, lo recomendable ser¨ªa tratar el tema en clase, promover un debate colectivo adecuado a la edad.
En la escuela en la que trabaja Sonia L¨®pez tambi¨¦n se han reproducido escenas inspiradas en El juego del calamar. ¡°Muchos ni?os participaban sin entender el juego, ya que no hab¨ªan visto la serie. Los que la han visto son una minor¨ªa, pero, aun as¨ª, todos participan¡±, cuenta la psicopedagoga y formadora de familias. Su centro ha reaccionado organizando tutoriales y ofreciendo alternativas en el patio, al considerar que los recreos tambi¨¦n son un momento did¨¢ctico. ¡°No es cuesti¨®n de vetar estos juegos, sino de explicar por qu¨¦ no deber¨ªan ver la serie. No puedes prohibir verla, porque es imposible, llegar¨ªan a ella de otra manera¡±, sostiene.
Para Diana Jim¨¦nez, psic¨®loga y autora del blog Infancia en positivo, en cambio, es acertado prohibir estos juegos en el recreo. ¡°Los ni?os no distinguen entre ficci¨®n y realidad, pueden confundirse. Se deben prohibir, pero tambi¨¦n hay que crear prevenci¨®n, intentar fomentar juegos sin exclusi¨®n¡±, explica. Las escuelas, en su opini¨®n, pueden trabajar en grupos y organizar debates sobre el tema, aunque, recuerda, el primer control debe llegar desde las familias.
Los padres disponen de muchos recursos para saber a qu¨¦ contenido acceden sus hijos, para poder identificar qu¨¦ contenidos son apropiados para ellos y cu¨¢les no, coincide el psic¨®logo Alberto Soler, empezando por el sistema de recomendaci¨®n por edades adoptado por las mismas plataformas. ¡°El filtro es necesario, pero no suficiente. Esto comporta tambi¨¦n abrir el mel¨®n de cu¨¢l es la edad apropiada para tener acceso a seg¨²n qu¨¦ dispositivo¡±, subraya. Prohibir los juegos inspirados a la serie en el recreo le parece excesivo, pero insiste en que hay que estar en alerta ante posibles conductas violentas. ¡°Una cosa es que jueguen de manera abstracta y otra que representen algo que han visto. Depende mucho de la edad. Prohibir es, al fin y al cabo, prohibir juegos infantiles. Lo importante es vetar las conductas vejatorias¡±.
El educador social Paco Herrero Azor¨ªn, no obstante, se muestra esc¨¦ptico con el sistema de catalogaci¨®n y duda de la ¨¦tica de la industria audiovisual, ¡°cuyo ¨²ltimo objetivo es, al fin y al cabo, vender¡±. Establecer unos filtros, seg¨²n ¨¦l, es poco eficaz, ya que cualquier chaval, con un par de clics, es capaz de llegar a cualquier contenido. ¡°Una vez que los ni?os hayan visto la serie es saludable que jueguen. El juego es su manera de procesarlo y la escuela les tiene que acompa?ar, interviniendo solo si detecta violencia o agresiones¡±, opina. ¡°Reprimir es la negaci¨®n de una realidad compleja. Se lleva a la clandestinidad y de ah¨ª las consecuencias pueden ser m¨¢s dolorosas¡±.
¡°No podemos seguir generalizando¡±, advierte Mar¨ªa Zabala, periodista autora de Ser padres en la era digital. ¡°Tendemos a buscar grandes recomendaciones y establecemos culpables, pero es muy relativo. Si tu hijo lo ve, no significa que seas un mal padre¡±. No se trata solo de ver o no la serie, de poner o no controles parentales a las plataformas, la responsabilidad va mucho m¨¢s all¨¢ de las paredes de casa y recae en toda la sociedad, seg¨²n Zabala. Para la periodista lo m¨¢s importante para los padres es ser conscientes de qu¨¦ ven los hijos y de qu¨¦ puertas se abren a la tecnolog¨ªa. ¡°La culpa no es solo de internet ni de los padres ni de los ni?os. Aqu¨ª el tema es mucho m¨¢s complejo que hablar de una serie. Los padres somos los principales responsables, pero no tienen que dejarnos solos con esto. Los medios y las plataformas tienen tambi¨¦n sus responsabilidades¡±, recuerda. ¡°No vale con culpar a internet. No hay que esperar a que los padres lo solucionen solos. No podemos luchar contra Goliat¡±.
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