Mar¨ªa Zabala: ¡°Necesitamos que las familias no se sientan juzgadas por el uso que hacen de las pantallas¡±
La periodista acaba de publicar ¡®Ser padres en la era digital¡¯, un libro imprescindible que lejos de ser un manual de instrucciones que nos indica c¨®mo relacionarnos con la tecnolog¨ªa, es en realidad una invitaci¨®n a la reflexi¨®n
Es incuestionable el impacto que ha tenido en nuestras vidas la transformaci¨®n digital que se ha producido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Para nosotros, quienes nacimos en un mundo anal¨®gico, no siempre es f¨¢cil desprendernos de esa mochila y no son pocas las preguntas que nos asaltan cuando tenemos hijos o hijas que empiezan a dar sus primeros pasos en la vida digital. Para Mar¨ªa Zabala (Madrid, 1975) es importante dejar de preocuparnos para ocuparnos de c¨®mo gestionamos el entorno digital. Ir m¨¢s all¨¢ de los peligros de la tecnolog¨ªa para educar desde las oportunidades que nos ofrece. Normalizarla. ¡°Normalizar es entenderla como un plano m¨¢s, como el contexto que es, un escenario en el que desarrollamos nuestras vidas a todos los efectos¡±, dice Zabala. Acaba de publicar Ser padres en la era digital (Plataforma editorial), un libro imprescindible que lejos de ser un manual de instrucciones que nos indica c¨®mo relacionarnos en familia con la tecnolog¨ªa, es en realidad una invitaci¨®n a la reflexi¨®n. A que nos planteemos qu¨¦ nos preocupa, y por qu¨¦, cu¨¢nto conocemos a nuestros hijos e hijas, o c¨®mo es nuestra relaci¨®n familiar en el mundo real. Todo desde una perspectiva realista, emp¨¢tica, sin caer en verdades absolutas. Porque, seg¨²n Zabala, lo digital y lo anal¨®gico no son dos mundos separados, sino que lo uno forma parte de lo otro, y aqu¨ª caben infinidad de contextos, necesidades y circunstancias diferentes.
PREGUNTA: ?Qu¨¦ dir¨ªas necesitamos las familias en la era digital para tener una actitud menos temerosa y m¨¢s constructiva?
RESPUESTA: Quiz¨¢ necesitamos empezar por mirar hacia dentro, en lugar de hacia fuera. La tecnolog¨ªa ha cambiado muchos aspectos de nuestra vida y de nuestras familias; pero hay otros cambios que tambie?n han alterado rutinas y costumbres, creando problem¨¢ticas, riesgos y oportunidades. Quiz¨¢, ma?s que pensar en proteger a nuestros hijos en Internet o juzgarlos por co?mo utilizan la tecnologi?a, optar por intentar ayudarlos a crecer en un mundo que es el que es, identificando lo que realmente nos preocupa en funci¨®n de c¨®mo sea nuestra familia. Quiz¨¢ incorporar nuestra propia responsabilidad en cuanto a las personas que son y ser¨¢n nuestros hijos, y no solo asumiendo el mensaje de que ¡°lo digital¡± est¨¢ transformando a las nuevas generaciones. Quiz¨¢ estando dispuestos a aprender sobre el impacto de la era digital en nosotros mismos, como personas y como educadores. Quiza? dejando de buscar recetas. Quiz¨¢ dejando de utilizar la tecnolog¨ªa como arma arrojadiza para juzgarnos unos a otros en calidad de padres. Quiz¨¢ acostumbr¨¢ndonos a informarnos sobre lo digital de la misma forma en que buscamos informaci¨®n de otros aspectos importantes de la vida de nuestra familia.
P. Hay adultos ¨Cme incluyo?¨C para los que entrar en TikTok es una experiencia similar a visitar Marte...
R. La mayor¨ªa de los que somos adultos hoy, padres y madres, nos encontramos con el desaf¨ªo doble de asimilar la digitalizaci¨®n de la sociedad en lo que respecta a nosotros mismos primero, y en lo que tiene que ver con c¨®mo se introduce en la vida de nuestros hijos. Es evidente que hay muchos aspectos del mundo digital en los que nuestros hijos experimentan menos temores o limitaciones, pero eso no significa que ellos sepan y nosotros no. Significa que ellos prueban y que nosotros pretendemos dominar situaciones desde el principio. Lo que yo trato de plantear es la necesidad de que, adem¨¢s de tener en cuenta todo lo bueno o malo que la sociedad digital supone para infancia y adolescencia, empecemos a tener en cuenta todo lo que, como personas, usuarios, padres, hijos¡ podemos hacer con esa misma tecnolog¨ªa. No solo dar el poder de la influencia a las pantallas, sino tambi¨¦n y especialmente a las personas que las utilizamos.
P. El tema de los influencers tambi¨¦n es el temazo. Dices en el libro que conocer qu¨¦ influencers les motivan nos pueden ayuda a contrarrestar la ¡°mala influencia¡± que creemos que ejercen en nuestros hijos. ?Podemos competir con semejante fuerza?
R. Personalmente creo que s¨ª. No se trata de espiar a escondidas, ni de criticar al influencer en cuesti¨®n a cada paso. Se trata de buscar aquello que une el mensaje del influencer con el inter¨¦s que se despierta en nuestros hijos. Porque en funci¨®n de c¨®mo sean nuestros hijos, el influencer del que hablen o al que sigan ser¨¢ diferente. La influencia ha existido siempre, con personajes populares que marcan tendencias, inspiran, revolucionan, abren puertas. Es cierto que la tecnolog¨ªa amplifica esa influencia, la convierte en algo ubicuo que entra por cada recoveco, pero un influencer no es lo ¨²nico que determina c¨®mo vayan a pensar o actuar nuestros hijos. Efectivamente podemos contrarrestar lo que no nos guste aportando otras alternativas, conocer lo que un influencer difunde para intervenir con los mensajes propios que consideremos necesarios¡ No creo que todos los influencers de hoy sean una mala influencia; lo que s¨ª creo es que nos hace falta escuchar m¨¢s a los seguidores de esos influencers, para entender de verdad el porqu¨¦ de la fidelidad en la audiencia. Y no olvidemos que padres y madres podemos ser tambi¨¦n un poco influencers si abrimos ciertas v¨ªas de comunicaci¨®n con nuestros hijos.
P. ¡°Si como familia estamos razonablemente bien, la tecnolog¨ªa no tiene por qu¨¦ hacernos estar peor¡±. ?Deber¨ªamos tratar lo digital como si se tratara de un asunto anal¨®gico?
R. Quiz¨¢ estrictamente no, porque ¡°lo digital¡± tiene sus propias connotaciones, en muchos casos muy diferentes a lo que muchos siguen denominando ¡°mundo real¡± u offline. Pero, en t¨¦rminos de vida familiar, s¨ª que creo que necesitamos normalizar la convivencia con la tecnolog¨ªa. Normalizar no es prohibir ni dejar hacer, no es demonizar ni resignarse a su presencia. Normalizar es entenderla como un plano m¨¢s, como el contexto que es, un escenario en el que desarrollamos nuestras vidas a todos los efectos. Ser buena gente en Internet empieza por ser buena gente fuera de Internet. Sentir solo bienestar en las redes es imposible si existe alg¨²n tipo de malestar fuera de las redes. Pedirle a una familia que no deje de conversar por culpa de los m¨®viles es imposible si esa conversaci¨®n no exist¨ªa antes de los m¨®viles. Se habla mucho sobre c¨®mo la tecnolog¨ªa nos hace sentir peor, pero lo cierto es que la tecnolog¨ªa no tiene el mismo efecto en todos y cada uno de nosotros. En el caso concreto de las familias, una vulnerabilidad o una problem¨¢tica offline tendr¨¢ su eco en lo online. Y un conflicto online podr¨¢ ser gestionado con m¨¢s serenidad si la convivencia anal¨®gica es razonablemente cercana.
P. Me gusta mucho cuando planteas las preguntas que suelen salir en las sesiones que compartes con familias y dices que quiz¨¢s nos estamos planteando una b¨²squeda constante de verdades absolutas. ¡°Dime qu¨¦ hago para no tener problemas¡±. ?C¨®mo se sale de esto?
R. No se sale, porque al final estamos todos buscando respuestas sencillas a preguntas complejas, soluciones r¨¢pidas a problemas que suelen tener una progresi¨®n muy lenta. En las sesiones trato de resumir esas preguntas que nos hacemos ¨Ccu¨¢nto tiempo de pantalla es demasiado, c¨®mo evito que se hagan adictos a los videojuegos, a qu¨¦ edad le doy un m¨®vil, c¨®mo le protejo de los peligros de Internet¨C para incorporar otras que quiz¨¢ podr¨ªamos empezar a hacernos. ?Que? hace que me sienta segura o insegura a la hora de ser madre en cuanto a la tecnolog¨ªa? ?Cua?nto se? realmente sobre las aficiones digitales de mis hijos? ?Entiendo la diferencia entre correr un riesgo y experimentar un dan?o? ?Co?mo les explico a mis hijos lo que me preocupa sobre su uso de videojuegos, mo?vil o redes? ?Co?mo son mis hijos? ?C¨®mo se sienten? Lamentablemente, esas nuevas preguntas no caben en titulares, no se hacen virales, no incitan al clickbait. Apelan a la responsabilidad e implicaci¨®n personal, no a la culpa achacable a las grandes tecnol¨®gicas o a los legisladores.
P. La cuesti¨®n del ejemplo siempre sale a relucir cuando hablamos de la crianza y la educaci¨®n de los hijos. Muchas veces les pedimos cosas que nosotros no hacemos. Partiendo de que cada familia tiene unas mochilas, unas necesidades, unas expectativas, unos valores, unas circunstancias, ?te atreves a definir lo que ser¨ªan unos buenos h¨¢bitos digitales familiares?
R. Sinceramente, depende de cada familia. El buen h¨¢bito ser¨¢ distinto en funci¨®n de nuestros hijos y nosotros, de si ya hay conflictos, de la edad de los ni?os, de la nuestra, de nuestras aficiones y costumbres. Todos sabemos, en t¨¦rminos generales, que comer sano es mejor que recurrir a comida basura. Pero el contexto, los recursos, las ganas, las posibilidades y el punto de partida de cada familia son diferentes. Se puede recurrir a comida basura de vez en cuando sin que suponga un riesgo definitivo para la salud. Y comer sano pasar¨¢ por erradicar el az¨²car para algunas familias, por priorizar fruta y verdura para otras, por hacer cinco comidas o por cumplir todos los par¨¢metros, o por sobrevivir como buenamente se pueda. Mejor que buscar el corto plazo desde lo que nos dicen, buscar el largo plazo desde el c¨®mo somos. Eso s¨ª, hay que querer. Ser constante, estar dispuesto a fallar y a volver a empezar.
P. Eva Hache me dijo una vez en una entrevista que los ni?os necesitan unos padres presentes y tranquilos. No s¨¦ si esto casa con c¨®mo deber¨ªamos ser unos padres en lo digital.
R. Esa tranquilidad es muy dif¨ªcil, tanto sentirla como aparentarla y transmitirla. Y la presencia¡ Esta sociedad fren¨¦tica no siempre permite que cantidad y calidad sean lo que los expertos demandan. Pero, como fan de Eva Hache, te dir¨¦ que una de las mayores ayudas es el sentido del humor. Este tema es tan serio que un poco de humor es fundamental. Claro que hay grandes, grand¨ªsimos problemas en torno al uso de la tecnolog¨ªa por parte de ni?os, adolescentes, adultos, familia y sociedad. Pero si solo nos llevamos las manos a la cabeza, si planteamos que hay una versi¨®n off y otra on de las personas, nos quedaremos cortos. Necesitamos que los padres de la era digital sientan una mayor legitimidad y seguridad en sus decisiones, no que se sientan juzgados y evaluados por cada minuto de pantalla que deciden abrir o cerrar en sus casas. Y necesitamos a?adir al discurso de los peligros otro que tenga que ver con la cercan¨ªa. Con una conversaci¨®n familiar que, aunque transcurra en un chat de WhatsApp, aporte valor. Con recursos reales para las familias que no est¨¦n basados solo en proteger. Dentro de unos a?os habr¨¢ muchas familias cuyos padres hayan crecido con redes sociales y smartphones. A esos ya no podremos decirles que la culpa de todo es de los m¨®viles. ?Quiz¨¢ entonces volvamos a poner el foco en las personas?
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