Glenn Boozan, guionista: ¡°Lo ¨²nico que est¨¢ garantizado cuando una se convierte en madre es que va a cometer muchos errores¡±

La escritora de comedia Glenn Boozan (Flint, Michigan, EE UU), nominada a los premios Emmy y a los del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos por su trabajo como guionista en series como Fly Hard (2024) y late night televisivos como o I Love You, America (2018), no es madre. Sin embargo, inspirada por sus hermanas, ha escrito un ¨¢lbum ilustrado repleto de sentido del humor que se erige, de cara a las Navidades, como un regalo fant¨¢stico para sacar una sonrisa y aliviar ¡ªaunque sea por un momento¡ª las preocupaciones de cualquier madre.

¡°Mis dos hermanas son madres fant¨¢sticas, pero a pesar de ello a veces expresan sentimientos de incompetencia en lo que respecta a la crianza de sus hijos. Por eso decid¨ª escribir este libro, porque quer¨ªa que supieran que yo y todos los que las rodeamos pensamos que est¨¢n haciendo un trabajo maravilloso¡±, explica Boozan a EL PA?S. La idea del libro ¡ªsu tercer c¨®mic, pero el primero traducido al espa?ol¡ª, seg¨²n cuenta la guionista, empez¨® a tomar forma un d¨ªa en el que una de ellas le confes¨® que con frecuencia se sent¨ªa una mala madre. ¡°Fue una sorpresa total porque, objetivamente, Alex es una madre incre¨ªble. Para hacerla sentir mejor, le dije: ¡®Bueno, ya sabes que las mam¨¢s h¨¢mster se comen a sus beb¨¦s. As¨ª que, en comparaci¨®n, t¨² est¨¢s bien¡±, recuerda. Esa comparativa hizo sonre¨ªr a su hermana, lo que le dio la idea de convertir la frase en una tarjeta regalo para el D¨ªa de la Madre.

A?os despu¨¦s, esa comparaci¨®n llevada a tarjeta de felicitaci¨®n se convirti¨® en un ¨¢lbum ilustrado, Hay mam¨¢s mucho peores que t¨², que ha sido un ¨¦xito de ventas en Estados Unidos y en Italia; y que este mes de diciembre llega a Espa?a de la mano de la editorial Litera Libros y con traducci¨®n de H¨¦ctor Arnau. En ¨¦l, Boozan bucea en el mundo animal para buscar ejemplos de malas madres de verdad. Tan malas que es imposible no sentirse mejor al compararse con ellas. Est¨¢ la mam¨¢ h¨¢mster, por supuesto, pero tambi¨¦n la mam¨¢ jirafa, que le da patadas a sus cr¨ªas para que aprendan a caminar; las mam¨¢s cuco, que esconden sus huevos en otros nidos para que otras aves cr¨ªen a sus polluelos, o las focas arpa, que abandonan a sus cr¨ªas cuando apenas tiene dos semanas de vida para salir en b¨²squeda de un nuevo amor. Cada una de estas progenitoras son representadas en las simpatiqu¨ªsimas y coloridas ilustraciones de la muralista Priscilla Witte, cuyas im¨¢genes dotan de un punto de irreverencia al ¨¢lbum.

¡°Las madres animales que cito en el libro son, sin duda, los ejemplos m¨¢s extremos de malas madres. Ha sido algo absolutamente intencional, porque muy a menudo los errores por los que las madres se sienten culpables son cosas en las que nadie m¨¢s reparar¨ªa. Por ejemplo, se sienten culpables si su hijo obtiene una mala nota en un examen, o si se acuesta demasiado tarde varias noches seguidas, o si cena pizza porque mam¨¢ estaba cansada cuando lleg¨® a casa del trabajo¡±, enumera. Y es que, como se?ala Boozan en el ¨¢lbum, si la madre koala sirve para cenar a sus cr¨ªas sus propios excrementos, ?qu¨¦ hay de malo en que tus hijos tengan que cenar alguna noche un trozo de pizza fr¨ªo?

Errar es cosa de madres¡­ Y padres

Hay mam¨¢s mucho peores que t¨² arranca con un sinf¨ªn de ¡°?Y si¡­?¡±. Podr¨ªa decirse que tener un hijo llena la vida de ¡°?Y s¨ª¡­?¡±, de miedos hasta entonces desconocidos: a que enferme, a no estar a la altura, a causarle un trauma, a no darle la mejor alimentaci¨®n, a causarle problemas por ponerle demasiado la tele¡­ ¡°En mi familia, el humor es una parte fundamental a la hora de afrontar las experiencias negativas. La alegr¨ªa es mi ant¨ªdoto favorito contra los pensamientos catastr¨®ficos¡±, sostiene la guionista, que hace alarde de ese sentido del humor para negarse a informar de cu¨¢ntos a?os tiene, un dato inalcanzable, incluso para las herramientas de inteligencia artificial.

Para Boozan esos miedos, esos ?Y si¡­?, se han ido incrementando en las ¨²ltimas d¨¦cadas, a la par que la crianza se profesionalizaba de la mano de internet y de las redes sociales y se volv¨ªa cada vez m¨¢s intensa. ¡°La culpa materna ha existido desde el principio de los tiempos, pero cuando yo era ni?a no hab¨ªa miles de empresas que aparec¨ªan en tu tel¨¦fono para hacerte sentir como una basura por darle a tu hijo el yogur equivocado¡±, argumenta. La autora se?ala directamente a redes sociales como Instagram: ¡°Pueden ser una herramienta valiosa para la creaci¨®n de una comunidad entre madres, pero en esencia son una m¨¢quina publicitaria dise?ada para generar ganancias. A veces las mam¨¢s tienen miedo de no estar haciendo un trabajo lo suficientemente bueno, y las corporaciones que est¨¢n ah¨ª se aprovechan de este miedo¡±.

Un miedo tan humano como la capacidad de errar. ¡°Al convertirse en madre una mujer no se convierte tambi¨¦n en robot, as¨ª que lo ¨²nico que est¨¢ garantizado cuando una se convierte en madre es que va a cometer muchos errores¡±, apunta la guionista, que, adem¨¢s de pedir empat¨ªa y compresi¨®n con quienes est¨¢n haciendo el ¡°invalorable y agotador trabajo de criar a la pr¨®xima generaci¨®n¡±, da un consejo a las madres que podr¨ªa servir para cualquier esfera de la vida: ¡°Establecer expectativas de perfecci¨®n es la forma m¨¢s r¨¢pida de garantizar el fracaso¡±.

El consejo tambi¨¦n es v¨¢lido para los padres, a los que Boozan, al menos por su visi¨®n de la realidad estadounidense, cada vez ve m¨¢s involucrados en la crianza de los hijos. En las p¨¢ginas de Hay mam¨¢s mucho peores que t¨² se cuelan varios padres, como el pez pipa, que se come a sus cr¨ªas si interpreta que son feas. La autora, de hecho, ya ha publicado en Estados Unidos The are dads way worse than you (hay padres mucho peores que t¨², en castellano), un ¨¢lbum en el que los comparados son padres de la ficci¨®n como Walter White (uno de los protagonistas de la serie Breaking Bad), Darth Vader o Thanos (Marvel). ¡°Al igual que las mam¨¢s, quiero que los pap¨¢s sepan que est¨¢ bien no ser perfectos todo el tiempo¡±, concluye la autora.