No todas las mujeres tienen por qu¨¦ ser madres: ¡°?C¨®mo puede ser que nos d¨¦ m¨¢s miedo no tener hijos que tenerlos?¡±
M¨ªriam Aguilar ha escrito un libro sobre la no maternidad por circunstancias, en su caso, infertilidad por causa desconocida. Habla del ¡°enorme vac¨ªo¡± que hay en torno a esta cuesti¨®n que afecta a una de cada seis personas en el mundo
Cuatro abortos espont¨¢neos. Luego cuatro embriones mediante procedimientos m¨¦dicos que no salieron adelante. Ocho duelos. Ocho a?os. Parar y decir ¡°basta¡±, dejar de intentar ser madre. Y hacer todo lo anterior envuelta casi siempre en un silencio que cortaba intermitentemente lo que cualquier mujer a partir de los 30 ha escuchado: ?No tienes hijos? ?Por qu¨¦? ?No quieres?, te vas a arrepentir.
Comprimidos, esos han sido los ¨²ltimos a?os de M¨ªriam Aguilar. Pero tambi¨¦n los de muchas otras antes, ahora, ma?ana. Tal es la presi¨®n, que estos d¨ªas la cuesti¨®n ha llegado incluso a la campa?a electoral en Estados Unidos, tras viralizarse una entrevista de 2021 del candidato republicano a la vicepresidencia, J.D. Vance, en la que hablaba del ¡°grupo de se?oras sin hijos, con gatos y vidas miserables¡± y consideraba a Kamala Harris, aspirante a la nominaci¨®n dem¨®crata, ¡°incapaz¡± de desempe?ar esa funci¨®n.
¡°Sigue existiendo esa idea de que no ser madre es lo peor que le puede pasar a una mujer, que si no eres madre, no eres nada. O al menos, no algo completo. As¨ª que si lo est¨¢s intentando y no puedes, mejor no decirlo¡±. Ella s¨ª lo dice, Aguilar, a trav¨¦s de la pantalla en un Zoom desde Barcelona. Lo hace ahora, con 47 a?os, ¡°liberada¡± y sin el ¡°peso¡± de esa idea que ya no la constri?e, pero la tuvo atrapada entre 2010 y 2018. La Nochebuena de aquel a?o, cuando supo que el ¨²ltimo de los embriones tampoco hab¨ªa implantado, decidi¨® que ¡°ya no m¨¢s¡±, brind¨® con su pareja por ¡°una vida nueva¡± y se pregunt¨® ¡°?y ahora qu¨¦?¡±. Cinco a?os despu¨¦s, esa pregunta se ha convertido en un libro: ?Y ahora qu¨¦? Una reflexi¨®n sobre la no maternidad por circunstancias (Koan, 2023).
En su caso, la circunstancia fue un diagn¨®stico sin diagn¨®stico: infertilidad desconocida. ¡°Todos los embarazos se perd¨ªan en el primer trimestre¡±. Algo de lo que tampoco se habla a pesar de los muchos datos que reflejan que ni la infertilidad ni los abortos espont¨¢neos son hechos aislados. Se producen alrededor de 23 millones cada a?o en el mundo; les ocurre a entre el 10% y el 25% de las mujeres que se quedan embarazadas y ese porcentaje crece conforme lo hace la edad de la madre. Y ¡°seg¨²n la OMS, la infertilidad afecta a una de cada seis personas y en Espa?a se estima que el 17% de las parejas tienen dificultades reproductivas¡±, da como contexto la divulgadora en el libro.
¡°Por eso lo de no contarlo hasta el tercer mes. Al final cada mujer lo hace cuando cree que es el momento, pero seguir escondiendo un embarazo hasta la semana X para protegernos es seguir alimentando ese tab¨²¡±. Ella lo atraves¨® todo junto a su pareja ¡ªalgo en lo que incide porque esto es algo ¡°que acaba con muchas¡±¡ª en un momento en el que ¡°se hablaba mucho menos de esto¡±. Crey¨®, como muchas otras, que solo le pasaba a ella. ¡°Mucha soledad¡± que enlaza con cierto aislamiento.
A su alrededor, amigas y conocidas iban qued¨¢ndose embarazadas por primera vez, por segunda vez: ¡°Mientras, nosotros no pod¨ªamos tener ninguno. Son situaciones, durante a?os, dif¨ªciles de gestionar. No es solo la tristeza de perder los embarazos sino a nivel social, las emociones que te despierta que las dem¨¢s puedan y t¨² no, rabia, envidia. Acabas sinti¨¦ndote en un c¨ªrculo en el que t¨² no encajas, con conversaciones que no puedes seguir¡±.
Esa situaci¨®n ¡°lleva a intentar darlo todo¡±. Todo es todo: la energ¨ªa, el esfuerzo mental y emocional, tambi¨¦n el dinero que en ocasiones se necesita para poder seguir intent¨¢ndolo a trav¨¦s de t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida y la planificaci¨®n de la propia vida. Aguilar lleg¨® a la ovodonaci¨®n ¡ªla fecundaci¨®n in vitro con el semen de la pareja y los ¨®vulos de otra mujer¡ª, algo que ¡°hoy¡± no puede ¡°asegurar que no har¨ªa, pero que, desde luego, mirar¨ªa de otra forma¡±. ¡°Y de donaci¨®n nada¡±, aclara, ¡°hay una compensaci¨®n econ¨®mica¡±.
Ah¨ª, en la ovodonaci¨®n, estuvo su l¨ªmite en aquel momento: ¡°Lo piensas mucho, hasta d¨®nde quieres llegar, lo habl¨¦ much¨ªsimo con mi pareja. En medio del proceso, en un par¨®n que hicimos, ¨¦l ya hab¨ªa aceptado que ¨ªbamos a ser una familia sin hijos, pero a m¨ª me quedaba un miedo: ¡®?y si no lo he intentado todo?¡±. Y, junto a esa idea, ¡°lo peor¡± fue ¡°lo social¡±. Las repetidas frases ¡°venga, que se te acaba el tiempo¡±, ¡°se te pasa el arroz¡±, ¡°?c¨®mo es que no tienes hijos?¡±. A veces Aguilar dec¨ªa que no quer¨ªa, otras no contestaba o se escabull¨ªa, pero ya hacia el final del proceso, ¡°cansada¡±, dec¨ªa la verdad: ¡°Porque no puedo. Porque tuve cuatro abortos espont¨¢neos y cuatro embriones que no salieron adelante¡±. ?La respuesta de quien estaba enfrente? ¡°A veces se quedaban blancos¡±.
Afirma que, en general, ¡°la sociedad no est¨¢ educada para acompa?ar en esto como no lo est¨¢ en muchas otras cosas que suponen entender y sostener emociones¡±, y que ¡°la gente se interesa mientras est¨¢s en ello porque piensa que al final ser¨¢s madre, y te dicen cosas como ¡®ver¨¢s que llega¡¯, ¡®no te rindas¡¯. Pero cuando les contestas ¡®no, ya no voy a hacer nada m¨¢s¡¯, llega otra idea, la de que tiras la toalla¡±. Otra de las ideas que para ella son da?inas adem¨¢s de equivocadas en torno a la maternidad. En su libro habla de ¡°las guerreras¡± que lo intentan y lo intentan y lo intentan y se pregunta qu¨¦ son las que deciden parar, ¡°?unas flojas?¡±.
¡°Para m¨ª, parar fue una decisi¨®n muy consciente. Ten¨ªa 41 a?os y podr¨ªa haber seguido intentando m¨¢s cosas, pero decid¨ª que no. Me preguntaban si me hab¨ªa resignado a no ser madre. No me resign¨¦, lo acept¨¦, y es un trabajo que conlleva mucha fuerza porque es ir contracorriente no solo de tus propios deseos sino del ideario social. ?No tenemos derecho a decidir no seguir? Las mujeres no necesitamos que nos den soluciones a la no maternidad, necesitamos que se acepte¡±, ahonda. Recuerda que en ese proceso hay ¡°muchas cosas que se quedan por el camino¡± y otras que ¡°son inexistentes¡±.
Habla del placer del sexo: ¡°Acabas matando el deseo, todo tiene que ser planificado: estos d¨ªas s¨ª o s¨ª. Aunque no apetezca. Y s¨ª o s¨ª la otra persona tiene que eyacular y hacerlo dentro. Presi¨®n para m¨ª, para ¨¦l. Cada pareja lo vive de una forma, pero en general llega un momento en que el sexo deja de ser un encuentro gozoso para convertirse en casi una obligaci¨®n¡±. Tambi¨¦n del agujero negro en torno al inter¨¦s social, la investigaci¨®n cient¨ªfica y m¨¦dica, la informaci¨®n sobre esto y, sobre todo, c¨®mo atraviesa la salud mental.
El ¡°enorme vac¨ªo¡± en el acompa?amiento y la ayuda a estas mujeres que Aguilar tambi¨¦n sufri¨®: ¡°Necesitamos que haya profesionales que est¨¦n capacitados para acompa?ar este tipo de procesos. Es verdad que ahora cada vez hay m¨¢s psic¨®logas perinatales, por ejemplo. Se est¨¢ acompa?ando de una forma m¨¢s integral la infertilidad, y tambi¨¦n los duelos gestacionales, pero sigue habiendo un hueco en el duelo de la no maternidad, a¨²n muy poco conocido¡±. A?ade que tambi¨¦n ¡°dif¨ªcil de comprender¡±.
Algunas mujeres con las que habla le cuentan que incluso sus psic¨®logas, cuando les dicen que han decidido dejar de intentarlo, les responden que esperen, que todav¨ªa no saben si ser¨¢n madres o no: ¡°No estamos escuchando, no las estamos escuchando¡±. Para ella, todo lleva al mismo origen: ¡°Que si eres mujer, tienes que ser madre. Pero no todas las mujeres quieren, o pueden, y no le debemos la maternidad a nadie, ni siquiera a nosotras mismas¡±. Y todas las madres son mujeres, pero no todas las mujeres tienen por qu¨¦ ser madres; y hablando de eso, aparece una pregunta de su libro con la que ella cabecea cuando se pronuncia: ¡°?C¨®mo puede ser que nos d¨¦ m¨¢s miedo no tener hijos que tenerlos?¡±.
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