Una educaci¨®n realista y vigilar el entorno del colegio: c¨®mo prevenir las adicciones en las escuelas
Los menores deber¨ªan estar especialmente protegidos frente a la presencia de estupefacientes en las inmediaciones de las escuelas para evitar que normalicen su consumo
Las estampas habituales en los alrededores de un centro escolar son el trasiego de alumnos y los corrillos de j¨®venes, pero otras veces existe tambi¨¦n una realidad m¨¢s oculta: la droga a la puerta del colegio. Un total de 222 puntos de venta de estupefacientes fueron desactivados a lo largo del a?o 2021 en las inmediaciones de las escuelas espa?olas, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles al respecto del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar en los centros educativos y sus entornos del Ministerio del Interior.
El centro escolar deber¨ªa ser uno de los lugares m¨¢s seguros para ni?os y j¨®venes; sin embargo, el hecho de que se trapichee con droga no solo crea inseguridad entre el alumnado, sino que tambi¨¦n ayuda a normalizar estas sustancias, con el consiguiente riesgo de crear adicciones a temprana edad. Seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles de la Encuesta Estudes sobre uso de drogas en ense?anza Secundaria en Espa?a, que realiza el Plan Nacional sobre Drogas de Ministerio de Sanidad, los estudiantes entre 14 y 18 a?os perciben que ser¨ªa f¨¢cil conseguir droga. Concretamente, el 97,7% se refiere al alcohol; el 90,2%, al tabaco; el 44,2%, a la coca¨ªna, y el 78,9%, al cannabis.
¡°Ante ese tipo de escenas, que yo tambi¨¦n he visto, los j¨®venes muestran incredulidad. Sienten un golpe de realidad frente a la visi¨®n m¨¢s infantil en la que, aparentemente, las drogas son algo ajeno a ellos y, de repente, ven que est¨¢n ah¨ª mismo¡±, afirma Tristana Su¨¢rez, psic¨®loga y terapeuta Gestalt. ¡°Se trata de lo que llamamos alta disponibilidad percibida, con lo que los j¨®venes reciben el mensaje de que hay tolerancia con las drogas y son accesibles, lo que se convierte en un factor de riesgo para motivarles a consumirlas¡±, a?ade Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, subdirector de Programas de la Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogradicci¨®n, Fad Juventud. Las asignaturas pendientes sobre el consumo de drogas entre j¨®venes pasan por fomentar programas de prevenci¨®n en las aulas. ¡°Tambi¨¦n hay que de invertir en la persecuci¨®n de la venta, tr¨¢fico de drogas y en los tratamientos de personas que tienen ya la adicci¨®n¡±, aclara Rodr¨ªguez.
Los menores deber¨ªan de estar especialmente protegidos frente a la presencia de sustancias en la puerta de las escuelas. ¡°El entorno educativo debe ser protector y libre de cualquier amenaza que pueda suponer un peligro para los alumnos¡±, asegura Abraham Bedmar, polic¨ªa y jefe de equipo del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar en los centros educativos y sus entornos de la Unidad Central de Participaci¨®n Ciudadana. Bedmar destaca la relevancia de la educaci¨®n como herramienta para prevenir y erradicar el consumo de drogas entre los estudiantes: ¡°Es importante hacer ¨¦nfasis en que no imiten el comportamiento de otros por simple presi¨®n de grupo y vigilar los entornos de los centros escolares, poniendo atenci¨®n en la detecci¨®n de posibles puntos de tr¨¢fico minorista para su desarticulaci¨®n¡±.
Cuando los padres ignoran que la droga est¨¢ en el colegio
Los progenitores pueden desconocer este tipo de situaciones en las que sus hijos tienen acceso a las drogas a las puertas de su centro escolar. ¡°Lo que suele suceder es que se normaliza la situaci¨®n y los j¨®venes no se lo cuentan a sus padres, lo que genera un sentimiento enga?oso de que no hay tanto riesgo y facilita, al menos, probarlas¡±, incide Su¨¢rez. La influencia de la presi¨®n del grupo con respecto al consumo de estupefacientes es otra cuesti¨®n a tener en cuenta: ¡°Si lo hace todo el mundo por qu¨¦ no yo, al igual que sucede con el alcohol, con el que no nos escandalizamos tanto y es accesible para ellos¡±. Efectivamente, ciertas drogas tienen m¨¢s permisividad social que otras entre los j¨®venes. ¡°Es el caso del alcohol. Lo ideal ser¨ªa la tolerancia cero con las drogas y predicar con el ejemplo¡±, asegura Rodr¨ªguez.
¡°Solo con ver el trapicheo, el ni?o est¨¢ recibiendo un est¨ªmulo negativo. La ignorancia sobre el tema lleva, en muchas ocasiones, a la curiosidad y esta, a su vez, a probar¡±, a?ade el escritor Adolfo Marchena. ¡°Mi adicci¨®n se produjo por varios motivos como la curiosidad¡±, prosigue, ¡°el desconocimiento y los problemas personales. Por eso es preciso adelantarse y educar a los j¨®venes sin ocultar la realidad, ya que la problem¨¢tica existe porque se trata de un negocio lucrativo¡±.
A los progenitores, explica Su¨¢rez, les preocupa que sus hijos puedan normalizar la presencia y consumo de drogas en las inmediaciones de su centro escolar. ¡°Les inquieta el hecho de que puedan comprarlas f¨¢cilmente e iniciar una adicci¨®n, que les genere alteraciones sociales, conductuales, as¨ª como una disminuci¨®n de su rendimiento escolar, absentismo o abandono de los estudios¡±, advierte Bedmar. Este polic¨ªa explica tambi¨¦n c¨®mo afecta a los colegios la presencia de estupefacientes en su entorno: ¡°La instalaci¨®n de un punto de venta de droga acarrea consecuencias negativas, como suciedad, agresiones o acoso, lo que se traduce en un descenso de la seguridad tanto objetiva como subjetiva y una mala imagen del centro escolar¡±.
El planteamiento de los adultos de cara a los j¨®venes con respecto a las drogas suele ser moralista. ¡°Lo vemos de una manera censora y no damos una visi¨®n real de que las sustancias est¨¢n ah¨ª y toda la vida se han usado¡±, incide Su¨¢rez. Para esta psic¨®loga, un enfoque m¨¢s realista proteger¨ªa m¨¢s a ni?os y adolescentes que el simple hecho de demonizar y mirar para otro lado: ¡°Cuando en realidad la tienen al lado¡±.
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