Las pantallas lastran los h¨¢bitos saludables y roban el sue?o de tu hijo adolescente
El ¡®vamping¡¯ tecnol¨®gico no ser¨ªa la causa principal, sino que esta tendr¨ªa m¨¢s que ver con el tiempo global que los j¨®venes pasan durante el d¨ªa con sus ¡®smartphones¡¯ y tabletas
La generalizaci¨®n de los smartphones y las tabletas, sobre todo -pero no solo- entre la poblaci¨®n adolescente, ha dado pie a todo un debate sobre los riesgos del sobreuso y el mal uso de estas nuevas tecnolog¨ªas. Entre esos temas de debate, el conocido como vamping tecnol¨®gico es uno de los conceptos que m¨¢s est¨¢ dando que hablar, sobre todo por el impacto que alargar el uso de las pantallas por la noche, incluso debajo de las s¨¢banas, podr¨ªa tener para el descanso de la poblaci¨®n adolescente (ya per s¨¦ deficitaria en sue?o) y, por ende, para su desarrollo y salud general.
Sin embargo, seg¨²n los resultados de un estudio presentado recientemente en el marco de la XXIX Reuni¨®n Anual de la Sociedad Espa?ola de Sue?o (SES), el vamping tecnol¨®gico no ser¨ªa la causa principal de este d¨¦ficit de sue?o, sino que esta tendr¨ªa m¨¢s que ver con el tiempo global (demasiado, en general) que los j¨®venes pasan durante el d¨ªa ante las pantallas, lo que les resta espacio para otros h¨¢bitos saludables que tambi¨¦n influyen en un buen descanso.
As¨ª lo constat¨® la investigaci¨®n realizada tras el confinamiento de los meses de marzo, abril y mayo de 2020 por los doctores Marta Moraleda, Javier Albares y Gonzalo Pin, que recopilaron las respuestas a un formulario de 57 preguntas de 265 padres cuyos hijos ten¨ªan, en el momento de la obtenci¨®n de los datos, entre 10 y 18 a?os (13,6 de media de edad), eran estudiantes en activo durante el curso 2019/2020 y estuvieron confinados en sus hogares durante la primera ola de la pandemia desatada por la COVID-19. En todos los participantes, a trav¨¦s de esas 57 preguntas, se analizaron tres variables principales tanto antes como durante el confinamiento. Por un lado, los patrones de sue?o; por otro, el uso de dispositivos electr¨®nicos y, por ¨²ltimo, otros h¨¢bitos saludables como la exposici¨®n a luz solar, la dieta o la actividad f¨ªsica.
Seg¨²n los resultados del estudio, los adolescentes a los que les costaba m¨¢s de una hora quedarse dormidos, que apenas representaban un 2,3% de la muestra antes del confinamiento, pasaron a ser el 17% durante el mismo. Este importante incremento tambi¨¦n se apreci¨® en otras variables como el retraso en el horario de inicio y de fin del sue?o, especialmente evidente en los d¨ªas de entre semana. As¨ª, por ejemplo, los adolescentes que se iban a dormir despu¨¦s de las 00:30 horas en d¨ªas laborables pasaron de ser apenas el 3,4% antes del confinamiento a representar m¨¢s del 32% durante las semanas de encierro; mientras que el porcentaje de j¨®venes que se levantaban m¨¢s tarde de las 9:45 entre semana se dispar¨® un 30%.
Unos datos que, seg¨²n el pediatra Gonzalo Pin, no est¨¢ claro si suponen una alteraci¨®n o, por el contrario, una adecuaci¨®n a los ritmos biol¨®gicos que precisan los adolescentes. ¡°En el estudio vemos que los adolescentes retrasaron durante el confinamiento su hora de irse a la cama y de levantarse aproximadamente en entre una y dos horas, que es quiz¨¢s lo que les corresponder¨ªa en ¨¦poca no pand¨¦mica¡±, se?ala el miembro del grupo de trabajo de Pediatr¨ªa de la SES, que recuerda que los adolescentes, como parte normal de su evoluci¨®n, sufren en esta etapa vital lo que se conoce como el s¨ªndrome de retraso de fase, que consiste en un retraso del reloj biol¨®gico que provoca que tengan tendencia a dormirse m¨¢s tarde y, por lo tanto, tambi¨¦n necesiten despertarse m¨¢s tarde.
No obstante, y aqu¨ª viene el dato m¨¢s destacado del estudio, esa dificultad para conciliar el sue?o y el retraso a la hora de irse a la cama observados durante las semanas de confinamiento no se pueden atribuir directamente al incremento de la pr¨¢ctica del vamping tecnol¨®gico durante este periodo. Seg¨²n los datos, si bien es cierto que se observ¨® un aumento espectacular en el uso de pantallas (los adolescentes que las usaban m¨¢s de cuatro horas al d¨ªa pasaron del 13% al 75%), este uso se reparti¨® mucho m¨¢s durante el d¨ªa, de manera que la frecuencia de uso en el horario nocturno (el que se puede asociar al vamping), disminuy¨® de forma considerable.
¡°Para nosotros esta es una variable muy interesante de la investigaci¨®n porque demuestra que el uso de pantallas por la noche no es la ¨²nica causa de que los adolescentes duerman menos, sino que hay otros factores a tener en cuenta¡±, explica la doctora Marta Moraleda, investigadora principal de este estudio y miembro del grupo de trabajo de Pediatr¨ªa de la SES.
Entre esos factores, la doctora se?ala una doble relaci¨®n causa-efecto. Por un lado, en el estudio se constat¨® que el incremento del uso de pantallas durante el confinamiento ten¨ªa una relaci¨®n directa con el retraso en el inicio del sue?o y en la dificultad para conciliar ese sue?o. A su vez, el aumento del uso de dispositivos tecnol¨®gicos tambi¨¦n se asoci¨® directamente con el abandono de otros h¨¢bitos de vida saludables fundamentales para el buen descanso, como la actividad f¨ªsica, la exposici¨®n a la luz solar o el seguimiento de una dieta sana.
Concretamente, seg¨²n las respuestas obtenidas de sus padres, uno de cada cinco adolescentes no realiz¨® ninguna actividad f¨ªsica durante el confinamiento, uno de cada cuatro no se expuso a la luz solar, especialmente durante las primeras horas del d¨ªa, y el 25% de los j¨®venes report¨® un incremento de peso durante el confinamiento, debido en parte al importante aumento de la ingesta de dulces (+20%).
¡°Nuestro estudio demuestra que, cuanto m¨¢s tiempo se pasa ante las pantallas, m¨¢s se descuidan el resto de h¨¢bitos saludables que influyen en nuestro sue?o¡±, asegura Moraleda, que considera que estos resultados pueden ayudar a no simplificar en causas como el vamping tecnol¨®gico un tema tan importante y complejo como el d¨¦ficit de sue?o en la poblaci¨®n adolescente.
Falta de sincron¨ªa entre los ritmos del d¨ªa a d¨ªa y la cronobiolog¨ªa de los adolescentes
Adem¨¢s de estos factores citados, Marta Moraleda insiste en la importancia de no olvidar otros factores que influyen negativamente en el sue?o de los adolescentes y que van mucho m¨¢s all¨¢ del uso de las pantallas, como es el caso de la ¡°falta de sincron¨ªa entre los horarios lectivos y los ritmos cronobiol¨®gicos en esta ¨¦poca de la vida¡±.
Su opini¨®n la comparte Gonzalo Pin, que lamenta que los horarios que la sociedad impone a la poblaci¨®n adolescente est¨¢n hechos ¡°un poco a contra natura¡± de su realidad biol¨®gica. ¡°No se tiene en cuenta, por ejemplo, ese retraso inicial en la secreci¨®n de melatonina, que hace que su reloj biol¨®gico se retrase y que les convierte en personas fisiol¨®gicamente vespertinas, con mayor capacidad de aprendizaje a unas horas posteriores. Sin embargo, lo que hacemos cuando llegan a la adolescencia, la Educaci¨®n Secundaria y el Bachillerato es junto a lo contrario de lo que dir¨ªa la l¨®gica: adelantar el inicio de las clases¡±, explica Pin, que a?ade que a todo ello se une el horario tard¨ªo de las actividades extraescolares, sobre todo las deportivas, que se alargan hasta bien entrada la noche. ¡°En general, cuando un adolescente entrena en una actividad deportiva de grupo, este entrenamiento suele empezar alrededor de las 20:00 horas, por lo que llegan a casa tarde, cenan tarde, a¨²n tienen que hacer sus actividades escolares -si las tienen- y, por tanto, se acuestan tarde¡±.
El resultado, seg¨²n un estudio realizado en la Comunidad Valenciana, es que casi un 53% de los adolescentes acude cada d¨ªa a clase habiendo dormido menos de 8 horas, cuando seg¨²n las recomendaciones de la Sleep Foundation norteamericana lo recomendable es que duerman alrededor de 9 horas. ¡°Tenemos a uno de cada dos adolescentes con d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o, lo que disminuye el rendimiento escolar y aumenta los problemas de conducta. No hay que olvidar que a un adolescente que tiene d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o le pasa lo mismo que nos pasar¨ªa a cualquiera de nosotros: que tiene un peor control de los impulsos, con lo que aumenta la agresividad dentro y fuera del aula¡±, argumenta el pediatra.
Para Gonzalo Pin, ser¨ªa necesaria una reorganizaci¨®n de los horarios de los adolescentes que vaya m¨¢s all¨¢ del retraso en hora de entrada al Instituto. Es decir, que tambi¨¦n profundice en la distribuci¨®n de las asignaturas dentro de ese horario, intentando, por ejemplo, poner aquellas que requieren una mayor atenci¨®n a mitad de la ma?ana y nunca en las primeras horas del d¨ªa; o suprimiendo los lunes como d¨ªa de examen. ¡°Se tiende a pensar que los lunes es el mejor d¨ªa para poner un examen, porque as¨ª los estudiantes tienen el fin de semana para estudiar, pero es justo lo contrario. Debido al d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o y a las alteraciones en los horarios durante el fin de semana, los lunes por la ma?ana es el momento de mayor somnolencia diurna y sabemos que esa especie de jet lag tarda cuarenta y ocho horas en mejorar, as¨ª que lo ideal ser¨ªa poner los ex¨¢menes a partir del martes o el mi¨¦rcoles¡±, explica.
Por ¨²ltimo, el coautor del estudio destaca la importancia de ¡°empoderar¡± a los adolescentes y hacerles responsables de sus ritmos biol¨®gicos a trav¨¦s de formaci¨®n e informaci¨®n en la que tambi¨¦n habr¨ªa que implicar a padres, madres y docentes. ¡°Cuando se da esa informaci¨®n y formaci¨®n sobre qu¨¦ es el sue?o y las consecuencias que tiene el d¨¦ficit cr¨®nico mejora la calidad del sue?o. Y lo mejor es que es algo que podemos ir haciendo desde ya, porque los cambios en los horarios dependen del ¨¢mbito pol¨ªtico y eso siempre va m¨¢s lento¡±, concluye.
Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter quincenal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.