C¨®mo gestionar las rabietas de los ni?os en seis pasos muy sencillos
Las pataletas aparecen entre los 18 meses y los 4 a?os y son una manifestaci¨®n de la inmadurez propia de la edad, de un cerebro que a¨²n no est¨¢ preparado para autocontrolarse
Si hay algo que preocupa e inc¨®moda en la educaci¨®n de los hijos son las terribles rabietas. Verles llorar, gritar o patalear de forma descontrolada llena de frustraci¨®n e impotencia a padres y madres. Recuerdo el d¨ªa en el que mi hijo de tres a?os lloraba desconsoladamente tirado en el suelo de un pasillo de un gran almac¨¦n, mientras el resto de personas observaban c¨®mo era incapaz de calmarlo. No supe qu¨¦ hacer y me sent¨ª culpable por no entender el motivo que hab¨ªa producido una reacci¨®n tan desproporcionada.
La RAE define rabieta como ¡°impaciencia, enfado o enojo grande, especialmente cuando se toma por leve motivo y dura poco¡±. Y estas no son un problema de actitud o comportamiento de las criaturas, sino una conducta normal y saludable en su desarrollo. Aparecen normalmente entre los 18 meses y los 4 a?os y son una manifestaci¨®n de la inmadurez cerebral propia de la edad: el cerebro a¨²n no est¨¢ preparado para autocontrolarse y hacer frente a la frustraci¨®n. Por este motivo, a los ni?os a estas edades les cuesta tanto aceptar la negativa de sus padres ante un deseo.
Los m¨¢s peque?os tienen rabietas cuando algo no sale c¨®mo ellos esperan o cuando quieren conseguir algo. Cualquier acontecimiento insignificante puede desencadenar una pataleta: que una simple galleta se rompa, que no encuentren un juguete o que quieran que se les compre algo que no es adecuado. Como a¨²n no saben expresar de forma adecuada sus emociones ni controlar sus impulsos, acaban explotando de manera desbocada. Detr¨¢s de una rabieta siempre hay una emoci¨®n no resuelta.
Los ni?os no tienen berrinches extremos con la intenci¨®n de molestar o llamar la atenci¨®n de sus padres y madres. Mediante estas conductas expresan, de manera inadecuada por falta de experiencia, su malestar, sus necesidades, sus deseos e inquietudes. As¨ª que es muy importante que los progenitores no se lo tomen como algo personal ni que se enfaden con ellos cuando ocurran.
Las pataletas son una llamada de socorro y suelen aparecer tambi¨¦n cuando sus necesidades b¨¢sicas no est¨¢n cubiertas. Momentos en los que tienen mucha hambre o sed, est¨¢n cansados, cuando los horarios se modifican o las rutinas diarias desaparecen. Tambi¨¦n pueden surgir cuando los peque?os sienten miedo, les preocupa algo, est¨¢n viviendo un per¨ªodo de cambios o se enfrentan a una situaci¨®n nueva que no entienden y a la que no saben darle respuesta. Esos momentos les crean una gran incertidumbre y provoca que pierdan el control.
Ante una rabieta, lo que necesitan los ni?os es calma, paciencia y comprensi¨®n. Los gritos, los sermones, las amenazas, la contenci¨®n f¨ªsica agresiva o que les ignoremos ¨²nicamente empeorar¨¢n la situaci¨®n. Castigar a un ni?o o chantajearle emocionalmente cuando est¨¢ inmerso en una rabieta, o esperar que se calme ante nuestra petici¨®n, es tan poco eficaz como enfadarse con un reci¨¦n nacido porque no para de llorar cuando tiene hambre. No ser¨¢ tampoco efectivo intentar razonar con ellos en plena ebullici¨®n o que se les contagie el nerviosismo.
El objetivo no deber¨ªa ser que el enfado pase r¨¢pido o tratar de evitarlo de cualquier forma, sino acompa?ar al ni?o o ni?a de manera positiva cuando se produzcan para ayudarles a encararlas. Adem¨¢s, estos episodios ir¨¢n disminuyendo, seg¨²n vayan madurando y observen que con estas conductas no logran salirse con la suya o no conseguir lo que quieren.
?C¨®mo podemos ayudar a los ni?os a hacer frente a las rabietas?
- Siempre que sea posible, los padres y madres deben anticiparse a la situaci¨®n que puede desencadenar una pataleta. Establecer un horario regular de comidas y descanso e intentar mantener las rutinas nos ayudar¨¢ mucho a disminuirlas.
- Cuando observen que su peque?o empieza a perder el control de la situaci¨®n, deber¨ªan animarle, con mucha templanza, a cambiar de espacio o actividad, ofreci¨¦ndole un par de propuestas que pueda elegir.
- Ante la rabieta, hay que evitar contagiar al ni?o el nerviosismo y demostrarle que se controla la situaci¨®n (eso le dar¨¢ mucha seguridad). En definitiva, ser un modelo de serenidad y buena gesti¨®n de los conflictos. Recomiendo que los padres bajen a su nivel para hablarle con cari?o y respeto, intentando que el peque?o les mire y sienta que se validan sus sentimientos.
- Los padres deber¨ªan ignorar su reacci¨®n (asegur¨¢ndose siempre de que no se hace da?o) y seguir haciendo la actividad que estaban realizando antes de que empezase el berrinche.
- Deber¨ªan, adem¨¢s, mantenerse firmes, sin ceder a los deseos del peque?o, ignorando sus provocaciones, sus gritos o malas palabras, y regal¨¢ndole paciencia y empat¨ªa.
- Por ¨²ltimo, recomiendo felicitar al ni?o cuando los adultos vean que empieza a querer controlar su ira y vaya reduciendo su agresividad. Una vez finalizada la pataleta, con grandes dosis de cari?o, est¨¢ muy bien que le ayuden a encontrar el nombre de la emoci¨®n que ha desencadenado la situaci¨®n y busquen juntos posibles soluciones para evitar que se vuelva a producir.
Acompa?ar las rabietas pasa por sostener, acoger, comprender y escuchar. Son la oportunidad perfecta para ense?arles que nuestra comprensi¨®n no tiene condiciones y que estamos a su lado sin condici¨®n. Como dec¨ªa el escritor Robert Louis Stevenson: ¡°Qui¨¦reme cuando menos lo merezco, porque es cuando m¨¢s lo necesito¡±.
*Sonia L¨®pez es maestra, psicopedagoga y divulgadora educativa. Mam¨¢ de dos adolescentes.
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