Custodias compartidas impuestas: cuando no hay acuerdo por ambas partes
Cada vez m¨¢s parejas en Espa?a deciden repartir a partes iguales el tiempo que pasan con sus hijos tras una separaci¨®n. Pero a veces, este r¨¦gimen de visitas es obligatorio y los expertos alertan de las consecuencias de no tener en cuenta la situaci¨®n familiar
Silvia (nombre ficticio) se separ¨® despu¨¦s de un a?o de malos tratos por parte del padre de sus dos hijos. Denunci¨® e inici¨® los tr¨¢mites de separaci¨®n cuando estaba embarazada del segundo, momento en el que, cuenta, comenz¨® la ¡°tortura¡±. ¡°Tras el juicio de medidas previas, estando yo embarazada de 37 semanas, la jueza de violencia de g¨¦nero otorg¨® custodia compartida de mi primer hijo, de menos de dos a?os y lactante. Separaron a mis hijos y separaron a mi hijo de m¨ª a los pocos d¨ªas de tener un hermano¡±, recuerda. A pesar de que el padre no conoce al peque?o, actualmente de 17 meses y lactante, ni se ha responsabilizado de sus gastos, seg¨²n Silvia, tambi¨¦n le han dado la custodia compartida. ¡°El padre impide que pueda hablar ni ver a mis hijos cuando est¨¢n con ¨¦l, incluso no me dej¨® felicitar a mi hijo por su tercer cumplea?os. No hay ninguna comunicaci¨®n al respecto de su salud ni de su educaci¨®n. Y sigue insult¨¢ndome y menospreci¨¢ndome delante de mis hijos¡±, lamenta. La custodia compartida es cada vez m¨¢s frecuente en Espa?a: seg¨²n datos del INE, en 2022 se otorg¨® en el 45,5% de los casos, un porcentaje que ha aumentado considerablemente desde 2010, cuando se situaba apenas en el 10,5%.
La Asociaci¨®n Custodia en Positivo naci¨® en 2011 contra la custodia compartida impuesta, de modo que la adoptada en cada caso vele siempre por el bienestar y la estabilidad de los menores por encima de todo. En estos a?os, han pasado por la asociaci¨®n m¨¢s de 3.000 madres afectadas. ¡°La custodia compartida sin acuerdo es un infierno para quien la sufre, especialmente para las ni?as y ni?os conocidos como ni?os maleta, que son tratados como objetos y tienen unas vidas desestructuradas donde se perpet¨²a el conflicto y la violencia¡±, se?alan desde esta asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro. Para sus integrantes, es importante visibilizar que los v¨ªnculos sanos se construyen desde la calidad en los cuidados y no desde la cantidad de tiempo. ¡°La custodia compartida solo deber¨ªa otorgarse en casos de mutuo acuerdo en el marco de una decisi¨®n familiar consensuada tras una separaci¨®n¡±, sostienen. Si no hay acuerdo entre las partes, creen que no es razonable imponer un r¨¦gimen tan complejo que implica un alto grado de comunicaci¨®n y flexibilidad, m¨¢xime cuando, dicen, ¡°en gran parte se encubren casos de violencia contra la mujer¡±.
A los tres meses de conocer al padre de sus hijos, Mar¨ªa se qued¨® embarazada. Al principio, cuenta, todo era un ¡°bombardeo de amor¡±, pero a medida que avanzaba el embarazo empez¨® a notar que reaccionaba de manera desproporcionada cuando ella no le daba la raz¨®n o algo que hac¨ªa o dec¨ªa no le gustaba. ¡°Me castigaba con silencios que duraban d¨ªas o simplemente se iba de casa y no respond¨ªa a mis llamadas. Despu¨¦s volv¨ªa como si no hubiera pasado nada. Empec¨¦ a estar confusa y a expresar menos mi opini¨®n, ya que eso le hac¨ªa enfadar¡±, confiesa. Dice que al poco de nacer su hijo le empez¨® a exigir que tuvieran sexo todas las noches. A los dos a?os, se qued¨® embarazada de nuevo: ¡°Pensaba que est¨¢bamos mejor, que hab¨ªa cambiado. Un d¨ªa, sent¨® a mi hijo mayor en una trona para obligarle a comer, mientras este lloraba desconsoladamente y me miraba. Cuando fui a cogerle para sacarle de ah¨ª, el padre de mis hijos me cogi¨® del brazo y me sac¨® a la fuerza de la habitaci¨®n, grit¨¢ndome y diciendo que me fuera de all¨ª¡±. En aquel momento decidi¨® romper la relaci¨®n, pero no denunci¨® por miedo a que la separaran de sus hijos. Le pidi¨® que los ni?os estuvieran con ella mientras fueran peque?os, y despu¨¦s pasaran a una custodia compartida. No lo logr¨®, pero resume que se conform¨® por miedo a las consecuencias.
Mar¨ªa Rendo, asesora de lactancia y coordinadora del grupo Lactancia Madre a Madre de Cartagena, cuenta que cada vez les consultan m¨¢s madres y con beb¨¦s cada vez m¨¢s peque?os en situaci¨®n de separaci¨®n y divorcio sobre c¨®mo les va a afectar a su lactancia la custodia compartida. A menudo piden que desde el grupo les puedan dar alg¨²n tipo de informe que acredite lo importante para la salud de sus beb¨¦s de la lactancia materna. Desde el grupo, les recomiendan que acudan a sus matronas y pediatras para la elaboraci¨®n de informes que tengan seguridad jur¨ªdica y sean de valor en los juzgados y las acompa?an en el proceso como sost¨¦n emocional de grupo. ¡°Nosotras nos sentimos impotentes. Creemos que no estamos hablando solo de leche materna ni de salud f¨ªsica, sino de un derecho sexual y reproductivo, adem¨¢s de recomendaciones de organismos internacionales¡±, asegura Rendo. Aunque consideran relevante la figura paterna y la corresponsabilidad en los cuidados, piden que se reflexione en torno a la protecci¨®n de ¡°una etapa de desarrollo que merece ser protegida¡±.
Para la psic¨®loga cl¨ªnica Yolanda Gonz¨¢lez, tambi¨¦n autora de Educar sin miedo a escuchar y Amar sin miedo a malcriar, la custodia compartida puede ser considerada como avance social con relaci¨®n a los derechos legales del padre o de la madre, pero no sobre los derechos emocionales de la infancia. ¡°No es lo mismo una custodia compartida en menores de seis a?os, que en la preadolescencia¡±, explica. Y a?ade que la relaci¨®n del beb¨¦ o ni?o con la persona adulta depende de la edad madurativa y del tipo de apego, por lo que se debe analizar cada caso. ¡°Los seis primeros a?os de vida son claves para el desarrollo de la personalidad y, por tanto, la estabilidad emocional. Antes de esta edad, la criatura necesita estar con la figura de apego, la que le d¨¦ seguridad. Esta es la prioridad para la infancia, m¨¢s all¨¢ de los derechos legales¡±.
En caso de no respetar este proceso madurativo, Gonz¨¢lez apunta que se observan en la cl¨ªnica respuestas de alta vulnerabilidad emocional: manifestaciones de angustia, llanto recurrente, rechazo y somatizaciones diversas. ¡°Los progenitores deben priorizar y proteger siempre el derecho de la infancia a la seguridad emocional. Las separaciones forzosas no benefician a ning¨²n miembro del sistema familiar¡±, advierte.
Miedo a perder a los hijos
Claudia (nombre ficticio) tiene cinco hijos con edades comprendidas entre los 10 y los 20 años, uno de ellos afectado por una discapacidad. Desde hace nueve años, tiene una custodia compartida, que llegó sin la aprobación del equipo psicosocial del juzgado. “Mi vida y la de mis hijos se ha visto gravemente alterada en todos los planos por el contacto continuo con la persona que provocó toda esta situación, quien fue denunciada por malos tratos”, cuenta. El caso se archivó, lo que para ella no significa que no existiera la realidad denunciada.
Desde Custodia en Positivo insisten en que las estadísticas del INE sobre la violencia machista muestran que apenas denuncian el 30% de mujeres maltratadas, de las cuales solo obtienen sentencia condenatoria que las proteja otro 30%, aproximadamente, por lo que la mayor parte del maltrato, creen, está invisibilizado. “El maltrato psicológico no suele derivar en una sentencia condenatoria porque no es fácil de demostrar. Sin embargo, con la custodia compartida abren la puerta del maltratador al sistema para seguir haciendo daño a las madres a través de los hijos”, lamentan.
Hoy, según esta asociación, una mujer que trate de huir del maltrato debe plantearse que quizá pierda a sus hijos por el camino, por lo que muchas optan por no separarse y no denunciar. Así, dicen, lo han visto desde que nacieron en 2011. “Mientras la sociedad no comprenda qué es la violencia machista y cómo sucede, no podrá entenderse la gravedad de imponer las custodias compartidas. Es un absoluto retroceso para el bienestar de nuestra sociedad”, aseguran.
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