Custodia compartida: la mejor opci¨®n cuando los padres se separan
Una vez rota la unidad familiar, la corresponsabilidad parental en la crianza de los ni?os es cada vez mayor, aunque su implantaci¨®n es desigual

Cuando en 2005 se introdujo la custodia compartida en el C¨®digo Civil, solo un 2% de las familias se acogieron a esta opci¨®n. En 2016 este porcentaje hab¨ªa subido ya al 28,3%, y aunque su implantaci¨®n en Espa?a es hoy por hoy desigual (desde el 40% de Catalu?a o el 38% de Baleares al 8% de Extremadura o el 14% de Murcia), sus ventajas parecen claras. ¡°Hay una abrumadora evidencia cient¨ªfica que pone de manifiesto los beneficios psicol¨®gicos de la custodia compartida¡±, sostiene Guadalupe Torres, psic¨®loga infantil del Hospital Ruber Internacional. ¡°Existe un mayor bienestar emocional y social, mejores relaciones parentales y mayor capacidad de aceptaci¨®n y adaptaci¨®n¡±. En caso contrario, pueden aparecer ¡°problemas acad¨¦micos, conductuales o afectivos, ya que adem¨¢s de desequilibrar la relaci¨®n con uno de los padres, existe mayor conflictividad entre ellos, lo que repercute en el menor¡±. Conviene siempre llegar a un acuerdo, para no dejar que un tercero (el juez) determine las medidas a tomar, que pueden no satisfacer a ninguna de las partes.
En estos 13 a?os varias comunidades aut¨®nomas como Catalu?a, la Comunidad Valenciana, Arag¨®n, Navarra y Euskadi han desarrollado leyes espec¨ªficas para regular las relaciones familiares tras la ruptura de la convivencia. La ley valenciana fue considerada inconstitucional en 2016 al considerar el tribunal que esta comunidad carec¨ªa de competencia para legislar en este tema. Sin embargo, el Tribunal Supremo viene expresando desde 2013 su postura favorable a este tipo de r¨¦gimen, que considera ¡°normal e incluso deseable¡± siempre que sea posible. ¡°All¨ª donde no hay leyes espec¨ªficas, el proceso es m¨¢s paulatino, pero no es el ¨²nico motivo¡± de un avance que en determinadas zonas es en verdad muy lento, comenta Mar¨ªa Dolores C¨¢rdenas, abogada especializada en familia. ¡°Muchas mujeres se siguen asustando ante la posibilidad de dejar, aunque sea en parte, la responsabilidad de la crianza a los padres una vez se han separado; hay una tendencia femenina a asumir un control casi total sobre la crianza, m¨¢xime cuando la relaci¨®n sentimental ha terminado y sobre todo si los ni?os son peque?os¡±.
En este sentido, influye la falta de pol¨ªticas que favorezcan la conciliaci¨®n familiar por parte de ambos progenitores. Para Torres, ¡°la custodia individual en favor de la madre hace que a la larga esta se sienta desbordada y carezca de tiempo suficiente para rehacer su vida tras la ruptura¡±. Con la custodia compartida, ¡°los menores perciben que, pese a la separaci¨®n, sus dos progenitores est¨¢n presentes e implicados por igual en su cuidado, y estos tienen muchas m¨¢s facilidades para conciliar¡±, dice C¨¢rdenas. ¡°Una persona que tenga la custodia exclusiva de sus hijos menores tendr¨¢ mucho menos tiempo para dedicar a su trabajo y a su ocio. Cuando la responsabilidad se reparte entre dos personas es mucho m¨¢s llevadera y, a la larga, las relaciones entre ellos y con los hijos mejoran y se fortalecen¡±.
Al cesar la relaci¨®n sentimental, existe un temor a que los hijos vayan a salir perjudicados tanto emocional como econ¨®micamente. Pero cuando la custodia es compartida ¡°los menores no perciben la separaci¨®n de los padres como un problema, ya que su convivencia con ambos ayuda a minimizar los conflictos entre ellos, se propicia enormemente la toma en com¨²n de decisiones e incluso la asistencia conjunta a actos importantes para los menores¡±. En este sentido, uno de los aspectos m¨¢s relevantes que debemos cuidar, tengan la edad que tengan, es el de la comunicaci¨®n. ¡°Es importante que ambos padres hablen con los hijos de una manera franca y afectiva sobre sus decisiones, y se les explique en qu¨¦ va a afectar a su vida y en qu¨¦ no. Por supuesto, la explicaci¨®n depender¨¢ de la edad, de la madurez del ni?o o de su capacidad de comprensi¨®n¡±.
Es normal que los peque?os se sientan confundidos y no entiendan muy bien lo que ha sucedido a su alrededor. Lo que hay que evitar es ¡°darles informaciones falsas o contradictorias, ocultarles o enga?arles sobre temas de los que son perfectamente conscientes¡ Muchas veces los padres creen que no se podr¨¢n hacer cargo emocionalmente de la situaci¨®n y que as¨ª les protegen. Pero por el miedo a exponerles a una situaci¨®n en la que lo pueden pasar mal (que por otro lado es obvia e inevitable), les generamos un conflicto mayor¡±. Lo normal es que, despu¨¦s de un periodo de adaptaci¨®n, se acostumbren a la nueva situaci¨®n. Y para ello es fundamental aportarles seguridad afectiva, ¡°que los ni?os sepan que pase lo que pase les van a seguir queriendo, y que el problema es entre los padres, no de la familia¡±, reflexiona Torres. Llevar a cabo un buen manejo emocional contribuye tambi¨¦n a la adaptaci¨®n de los ni?os: ¡°Podemos mostrar lo que sentimos (tristeza, enfado, agobio¡) sin miedo, incluso delante de ellos, siempre que se haga con control y con una explicaci¨®n adecuada a la edad del ni?o. Y de la misma manera, permitir a nuestros hijos lo mismo sin juzgarlos ni cuestionarlos¡±. Finalmente, para proteger su bienestar es importante cuidar su estabilidad social, manteniendo en la medida de lo posible el entorno escolar, sus amigos, sus actividades, otros familiares¡
Hay casos, claro, en los que la custodia compartida no es conveniente para nadie, ya sea por motivos laborales, geogr¨¢ficos o por la existencia de conflictos muy graves, como en casos de violencia de g¨¦nero. Precisamente este punto propici¨® la oposici¨®n de PSOE y Podemos cuando, en julio de 2017, el Congreso aprob¨® instar al Gobierno a modificar el C¨®digo Civil para establecer la custodia compartida como opci¨®n preferente. Sin embargo, la falta de consenso aparc¨® entonces cualquier modificaci¨®n legal, y la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, abog¨® recientemente por un pacto de Estado por la infancia que promueva este r¨¦gimen de corresponsabilidad. Para Carmen Calvo, secretaria de Igualdad del Partido Socialista, la custodia compartida solo debe otorgarse cuando ambos padres est¨¢n de acuerdo, y nunca en casos de violencia de g¨¦nero: ¡°Es un individuo que abusa, humilla, insulta, veja y en muchos casos golpea a la madre de sus hijos; en un porcentaje elevado, tambi¨¦n usa esa violencia con los menores. Por ello no debe de tener ni custodias ni visitas, ya que es peligroso para los ni?os y ni?as y tambi¨¦n para las mujeres a las que maltratan. Los menores se han convertido en los nuevos instrumentos de venganza en los casos de violencia de g¨¦nero¡±. Para C¨¢rdenas, sin embargo, la existencia de este tipo de violencia ¡°no debe afectar a la legislaci¨®n general sobre las relaciones familiares, pues estar¨ªamos perjudicando a la mayor¨ªa de las familias que no sufren esta lacra. All¨ª donde exista una situaci¨®n de violencia, los jueces deber¨¢n de ser escrupulosamente cautos a la hora de establecer el sistema de custodia para evitar problemas f¨ªsicos y psicol¨®gicos en los menores y sus v¨ªctimas. Pero si la violencia no es manifiesta el Juzgado de Familia no va a arreglar el problema y optar por mantener la custodia monoparental a nivel legislativo no ayudar¨¢, ya que el maltratador tiene las mismas posibilidades de hacer da?o con independencia de c¨®mo se regulen las relaciones con los menores. La soluci¨®n ser¨¢ siempre dotar de m¨¢s y mejores medios a las mujeres para que denuncien y, una vez dado ese paso, la Justicia y la Administraci¨®n en general les den un amparo y una protecci¨®n efectivos¡±.
Para Francisco Rodr¨ªguez, portavoz de la Asociaci¨®n Padres y Madres en Acci¨®n, ¡°es necesario un marco legal similar al europeo que evite el expolio de una de las partes (atribuci¨®n del uso y disfrute de la vivienda familiar); que facilite la conciliaci¨®n laboral y familiar de los progenitores; que fomente la corresponsabilidad parental en el cuidado de sus hijos menores de edad y donde las parejas de hecho o de convivencia mutua tengan los mismo derechos que los matrimonios¡±.
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