Joly Navarro: ¡°El modelo de familia nuclear ha sobrecargado a los abuelos¡±
El proyecto ¡®Abueland¡¯ recopila vi?etas donde los protagonistas son ellos y reflexiona con humor sobre la conciliaci¨®n y los cuidados
Hoy, quien tiene abuelos cerca, tiene un tesoro. M¨¢s a¨²n si son unos abuelos presentes y ¡°ejercientes¡±. Porque criar, sobre todo en los entornos urbanos, se convierte en un reto complejo en una sociedad que solo entiende los cuidados desde la privatizaci¨®n y como una cuesti¨®n individual. A trav¨¦s del proyecto Abueland, que actualmente se encuentra en una campa?a en goteo.org para su publicaci¨®n, la periodista e ilustradora Joly Navarro (Toledo, 1983) busca poner en valor los cuidados desde la premisa de que ¡°lo personal es pol¨ªtico¡±. Y as¨ª, en sus 40 vi?etas muestra lo cotidiano, ¡°lo que parece peque?o y sin embargo es imprescindible para que se desarrolle la vida¡±, para hacernos reflexionar sobre el trabajo invisible de los abuelos y de las abuelas. Sobre su papel hoy, que nos cuesta tanto dejarles ¡°ser¡± los abuelos y las abuelas que son, pero sin los que ser¨ªan a¨²n m¨¢s dif¨ªcil criar en un mundo exigente en el que prima lo productivo sobre la vida. El camino para encontrar el equilibrio pasa para la ilustradora por reconciliarnos con un ritmo vital m¨¢s sostenible y pausado, pero tambi¨¦n por convertir los conflictos generacionales en una oportunidad de aprendizaje para todos.
PREGUNTA. Escribi¨® Alicia Ostriker: ¡°La ventaja de la maternidad para una mujer artista es que la conecta inmediata e inevitablemente con las fuentes de la vida, la muerte, la belleza, el crecimiento, la corrupci¨®n¡±. La primera vi?eta surge en 2018 a ra¨ªz de tu propia maternidad. ?Cambi¨® tu visi¨®n de los cuidados tu experiencia personal?
RESPUESTA. Durante m¨¢s de 10 a?os trabaj¨¦ en el sector social y fue ah¨ª donde aprend¨ª y teoric¨¦ acerca de los cuidados. Sin embargo, la experiencia de la maternidad hizo que lo comprendiera definitivamente. No es tanto que mi visi¨®n cambiara, sino que empec¨¦ a digerir lo que supon¨ªa. De repente fueron apareciendo con mucha nitidez todas las personas que me hab¨ªan cuidado a lo largo de mi vida y surgi¨® una necesidad muy intensa de agradecer y poner en valor.
Dir¨ªa que en mi caso, la maternidad me conect¨® con todas las mujeres que en la historia han cuidado y siguen cuidando. Me sent¨ª parte, acompa?ada. Y la forma que encontr¨¦ de contribuir a ese sentimiento de sororidad fue a trav¨¦s de la ilustraci¨®n, reflexionando sobre la crisis de los cuidados.
P. Abueland recoge 40 vi?etas que, desde una perspectiva feminista, pone el foco en el momento social que atravesamos. ?Cu¨¢nto hay de personal en estas vi?etas?
R. Cada vi?eta pone el foco en lo cotidiano, en los detalles que pueden pasar desapercibidos, en lo que parece peque?o y sin embargo es imprescindible para que se desarrolle la vida. Y en todas ellas me reconozco. Sin embargo, las situaciones que planteo en las vi?etas no tienen por qu¨¦ haberme pasado a m¨ª. Son un retrato de situaciones cotidianas que observo, escucho, comparto, me preocupan o me parecen simp¨¢ticas. Situaciones que sirven para abordar temas de fuerte inter¨¦s social.
La frase ¡°Lo personal es pol¨ªtico¡± define a la perfecci¨®n mi intenci¨®n con Abueland: que los cuidados ejercidos por abuelos y abuelas transciendan lo personal para pasar a la esfera p¨²blica.
P. Muchas personas de entre 50 y 70 a?os cuidan de manera intensiva a sus nietos y nietas; unos porque lo desean, otros obligados a asumir su rol. Tambi¨¦n hay abuelos y abuelas que siguen trabajando o viven lejos y no pueden ayudar pese a que lo desear¨ªan. No tenemos nada f¨¢cil la crianza sin los abuelos¡ ?Somos conscientes del papel de los abuelos hoy en un pa¨ªs como el nuestro?
R. Yayo Herrero, una de las actuales investigadoras m¨¢s influyentes en el ¨¢mbito ecofeminista, habla de la diferencia en el reparto de cuidados que se hac¨ªa antes y el que se hace ahora. Hace a?os eran m¨¢s frecuentes las redes comunitarias, vecinales o de familia extensa en las que se distribu¨ªan de forma equilibrada los cuidados. Ahora el modelo de familia nuclear dificulta ese reparto y en consecuencia se ha sobrecargado a las abuelas y abuelos.
P. Sobre todo a las abuelas¡
R. S¨ª, en Abueland hago una menci¨®n especial al papel de las abuelas porque son las mujeres mayores, abuelas, quienes siguen cuidando, de forma libre o no tan libre. Las tareas de cuidados, a lo largo de la historia, han sido asumidas por las mujeres y nuestra sociedad las ha infravalorado; esto conecta con la feminizaci¨®n de la pobreza.
Hay una vi?eta en Abueland para abrir debate sobre esta situaci¨®n: El Matrioskado. Por un lado se trata de un juego de palabras que nos invita a pensar acerca de los matriarcados malentendidos en los que las mujeres adem¨¢s de tomar decisiones siguen asumiendo los cuidados de forma desproporcionada. La palabra nos lleva tambi¨¦n a pensar en el impacto del sistema patriarcal. Y finalmente, un paralelismo con el mecanismo de una Matrioska. Si la cerramos, no podremos ver las tareas de cuidados que se desarrollan de puertas para dentro.
P. Quienes no contamos con esa ayuda, por el motivo que sea, hemos construido nuevas redes de apoyo a trav¨¦s de amigos que se han convertido en familia. ?Se puede criar de forma saludable sin contar con una red?
R. Hay una frase de Carolina del Olmo en su libro ?D¨®nde est¨¢ mi tribu? que dice: ¡°Solo los dioses o los monstruos pueden estar solos; las personas no¡±. Creo que nos olvidamos del car¨¢cter social de la crianza y de la importancia de colectivizar los cuidados. A esto se suma, al menos en la ciudad, la escasez de espacios intergeneracionales adaptados para el encuentro y el juego.
Criar sin red, entre otras cosas, deja menos tiempo para el autocuidado, lo que puede derivar en muchas ocasiones en frustraci¨®n o estr¨¦s. Contar con personas dispuestas a echar una mano nos permite desconectar para conectar con nosotras. Pero no solo. Nos permite aprender de otras experiencias y redimensionar nuestra maternidad o paternidad. Nos ayuda a entender que hay diversas maneras de criar y por ah¨ª ser m¨¢s respetuosas. En definitiva, aprendizajes que mejoran la calidad de nuestras vidas y la de nuestras criaturas, quienes naturalizar¨¢n la importancia del v¨ªnculo y la cooperaci¨®n.
P. ?Es posible alcanzar eso que llaman conciliaci¨®n tal y como entendemos hoy el trabajo remunerado y los cuidados?
R. Pienso que es posible reconciliarnos con un ritmo de vida m¨¢s sostenible y pausado que permita la convivencia del trabajo remunerado o no y los cuidados, que en definitiva son la vida. Pero esto pasa por revisar el engranaje de un sistema productivo incompatible con el disfrute, el descanso, la equidad y el cuidado. Por otra parte, claro, esto es muy complicado y habr¨ªa que mover muchas piezas de un engranaje productivo que est¨¢ muy instaurado en la sociedad. Y que no solo depende de nuestros cambios personales, sino de cambios a gran escala que son lentos y para los que en general no hay voluntad.
La soluci¨®n generalizada y que estamos aceptando como v¨¢lida para conseguir esta conciliaci¨®n, sin cambiar y sin cuestionar el sistema, es la privatizaci¨®n de los cuidados. Necesitamos una mirada m¨¢s amplia y a largo plazo que nos permita reconstruir un sistema de cuidados m¨¢s equitativo, accesible y justo para todas las personas.
P. Otra cuesti¨®n es si les dejamos ¡°ser abuelos¡± desde el lugar en el que saben ¡°ser abuelos¡±. Si ejercemos demasiada presi¨®n para que act¨²en con nuestros hijos e hijas como creemos que deben actuar.
R. Dec¨ªa Margaret Mead ya en los a?os 70, que no hab¨ªamos reflexionado lo suficiente acerca de la presi¨®n que ejercemos sobre los abuelos y abuelas para que se mantengan al margen. No interferir, no mimar, no insistir¡ En general creo que nos exigimos demasiado y ejercemos una presi¨®n sobre nosotras mismas que tambi¨¦n trasladamos a nuestros padres y madres que cuidan.
Vivimos un momento social de sobreinformaci¨®n, de est¨ªmulos constantes, de rapidez, de sobrevaloraci¨®n de la excelencia. En un ambiente de tanto ruido, a veces ni siquiera sabemos c¨®mo queremos actuar nosotras y tenemos que hacer un esfuerzo para resintonizar con lo que creemos. Por otro lado, no llegar a todo puede resultar frustrante y ese malestar desemboca en la familia.
P. ?C¨®mo encontrar el equilibrio entre lo que consideras coherente y dejarles ser los abuelos que son?
R. En mi caso he optado por poner por encima el v¨ªnculo y el bienestar emocional que les produce a mis hijos estar en Abueland. Es cierto que en ocasiones surgen conflictos, pero en esos casos creo que es importante el di¨¢logo, la escucha y una buena dosis de ganas para entender de d¨®nde venimos cada quien. Me parece interesante tambi¨¦n mirar la otra cara de la moneda y valorar lo que su experiencia les aporta a las criaturas. De hecho, es mi padre quien les cuenta c¨®mo era la vida en el campo y en qu¨¦ consist¨ªa el trabajo. Les habla de las verduras de temporada o les ense?a a plantar un frutal. En definitiva, les conecta desde su experiencia con pr¨¢cticas que yo no he vivido.
La propuesta de Abueland es abordar los conflictos generacionales desde el humor y a ser posible desengrasar desde ambos lados para no da?ar la relaci¨®n y convertirla en una oportunidad de aprendizaje.
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