Ascenso y ocaso del modelo televisivo que inmortaliz¨® a ¡®El Chavo del Ocho¡¯
La salida de la serie de las se?ales abiertas revela los cambios en un ecosistema medi¨¢tico y en las pautas culturales con las cuales las audiencias consumen hoy televisi¨®n
El ¨²ltimo domingo de julio, despu¨¦s de casi 50 a?os al aire, la legendaria serie de televisi¨®n El Chavo del Ocho dej¨® de transmitirse sorpresivamente en todos los televisores de Am¨¦rica Latina. ¡°La gente est¨¢ muy desconcertada, yo he recibido llamadas desde el R¨ªo Bravo hasta Tierra del Fuego¡±, cont¨® ese d¨ªa en la radio Edgar Vivar, mejor conocido en la serie como el Se?or Barriga. La cadena mexicana Televisa, que desde los a?os setenta hab¨ªa exportado la serie a m¨¢s de 20 pa¨ªses del continente, inform¨® a sus canales aliados que ya no ten¨ªan licencia para continuar la difusi¨®n. La primera llamada de alarma a Vivar lleg¨® desde Brasil, donde un club de fans estaba recolectando firmas para que la cadena brasile?a SBT no retirase el programa. ¡°Nos est¨¢n quitando el derecho de ver a nuestros mejores amigos¡±, escribi¨® un fan brasilero desconsolado. Le siguieron otras llamadas desde Per¨², Chile, Colombia, Ecuador. Todos ¡°est¨¢n estupefactos¡±, dijo Vivar.
¡°Aunque tristes por la decisi¨®n, mi familia y yo esperamos que pronto est¨¦ Chespirito en las pantallas del mundo¡±, escribi¨® en Twitter el hijo del fallecido Roberto G¨®mez Bola?os o Chespirito, creador de El Chavo del Ocho y otros personajes como el Chapul¨ªn Colorado. La familia de G¨®mez Bola?os, as¨ª como Televisa, se han abstenido de dar muchas explicaciones sobre la desaparici¨®n de El Chavo y las otras series. Pero Vivar, que habl¨® en la radio como vocero del hijo, explic¨® m¨¢s sobre la noticia: la familia no logr¨® llegar a un acuerdo econ¨®mico con Televisa para renovar el contrato por los derechos de los personajes creados por G¨®mez Bola?os. ¡°Televisa no quiso renovarlo, o no quisieron pagar¡±, dijo Vivar. ¡°Para ellos creo que es un producto demod¨¦, o poco rentable.¡±
Televisa sigue siendo due?o de las series producidas, porque invirtieron sus recursos para filmarlas, as¨ª que la familia G¨®mez Bola?os no puede vender a otra empresa los miles de cap¨ªtulos grabados en varias series durante los a?os setenta hasta los noventa. Pero la familia es due?a de los personajes que produjo G¨®mez Bola?os, as¨ª que Televisa no puede transmitir los cap¨ªtulos sin tener que pagar una renta a los herederos. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, ninguna cadena de televisi¨®n puede transmitir El Chavo del Ocho o el Chapul¨ªn Colorado porque nadie es totalmente due?o de ellos.
¡°Chespirito es agente libre, est¨¢ suelto¡±, dijo el anfitri¨®n de radio, Ren¨¦ Franco, para definir la paradoja jur¨ªdica. M¨¢s bien es un ni?o sin casa, como El Chavo, a pesar de que los televidentes latinoamericanos quieran adoptarlo. Vivar, que espera que Televisa y la familia puedan renegociar el contrato eventualmente, no mencion¨® ese domingo llamadas de desconsuelo desde la casa de Chespirito, M¨¦xico, el pa¨ªs que mira con ojos m¨¢s cr¨ªticos al amado s¨ªmbolo latinoamericano.
La gloria de un producto popular latinoamericano
El Chavo del Ocho y el Chapul¨ªn Colorado se convirtieron en productos de consumo popular en toda Latinoam¨¦rica en los a?os setenta gracias a un ecosistema que pudo competir brevemente contra las cadenas de televisi¨®n norteamericanas. Roberto G¨®mez Bola?os, quien falleci¨® en el 2014, era familiar del expresidente mexicano Gustavo D¨ªaz Ordaz (su madre era prima hermana del mandatario), quien cre¨® en 1968 un nuevo canal, el Canal 8. Este fue el primer hogar de El Chavo del Ocho en 1971 y, cuando la serie fue ganando popularidad, se mud¨® en 1973 al Canal 2 de Televisa, que ten¨ªa mucho m¨¢s poder en el precario mundo de la televisi¨®n abierta. ¡°Los ratings se elevaron hasta las nubes¡±, escribi¨® G¨®mez Bola?os en su biograf¨ªa, cuando ocurri¨® la mudanza.
Televisa era una de las pocas empresas latinoamericanas que utilizaba entonces la tecnolog¨ªa VCR, como explic¨® a EL PA?S Carlos Aguasaco, profesor de Estudios Culturales en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y autor del libro ?No contaban con mi astucia! Esta tecnolog¨ªa de videocasetes ¡ªque en el mundo digital de hoy es una antig¨¹edad¡ª le permiti¨® a la cadena de televisi¨®n producir muchas copias de un cap¨ªtulo grabado y distribuirlas r¨¢pidamente a canales extranjeros. El primer pa¨ªs al que lleg¨® El Chavo fue a Guatemala, pero r¨¢pidamente se mud¨® tambi¨¦n al resto de Centroam¨¦rica, al Caribe (Puerto Rico y Rep¨²blica Dominicana), y por ¨²ltimo Sudam¨¦rica. En 1975, se estima, ya contaba con 350 millones de espectadores.
Aguasaco ¡ªque en 1981 ve¨ªa El Chavo en Bogot¨¢ con una televisora blanco y negro cuando sus padres sal¨ªan a trabajar¡ª ha estudiado c¨®mo las series de Chespirito lograron difundirse en el continente. ¡°Fue m¨¢s econ¨®mico para las otras redes de televisi¨®n comprar una copia, reproducirla, y no tener que contratar actores... se volvi¨® un producto barato para una audiencia familiar, en la ¨¦poca en la que la televisi¨®n se consum¨ªa en familia¡±. Para Televisa, adem¨¢s, un programa como El Chavo del Ocho era un producto de comedia cl¨¢sica muy barata de producir. ¡°Era como nuestro teatro del Siglo de Oro¡±, dice Aguasaco, que tambi¨¦n ha escrito sobre la influencia de la novela picaresca en los personajes de G¨®mez Bola?os. ¡°El Chavo ten¨ªa siempre tres paredes, y una pared invisible, que es la pantalla. Ten¨ªa los mismos actores, y se pod¨ªa reutilizar la misma escenograf¨ªa y los mismos libretos. Solo deb¨ªan cambiar los argumentos¡±.
La televisi¨®n latinoamericana de los setenta importaba entonces programas de Estados Unidos para llenar su horario familiar y, con el poder de Televisa, G¨®mez Bola?os logr¨® competir con esos productos del norte. ¡°Amigos de hispanoam¨¦rica, ya tenemos un h¨¦roe aut¨®ctono, un h¨¦roe local, ?un h¨¦roe nuestro!¡±, grita euf¨®rico el Doctor Chapat¨ªn en un cap¨ªtulo llamado Conferencia sobre un Chapul¨ªn, de 1974. El superh¨¦roe, dice Chapat¨ªn, hab¨ªa logrado opacar ¡°las haza?as de Tarz¨¢n, Superman, Kalim¨¢n, Aquam¨¢n¡±. El Chapul¨ªn, que era ¡°m¨¢s ¨¢gil que una tortuga, m¨¢s fuerte que un rat¨®n, m¨¢s noble que una lechuga¡±, era una parodia directa a los famosos superh¨¦roes estadounidenses. Uno de sus poderes consist¨ªa en hacerse peque?o en vez de grande, y su valor estaba en tener miedo a cualquier aventura y no en ser temerario. ¡°El valor no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo¡±, explica el Doctor Chapat¨ªn. ¡°El que se enfrenta al peligro sin sentir miedo no es un valiente, es un irresponsable.¡±
El Chapul¨ªn y el Chavo vendieron exitosamente humor carnavalesco en una comedia de situaciones que pod¨ªa repetirse por d¨¦cadas porque sus personajes nunca envejecen, como los personajes de Los Simpson. Con el tiempo, adem¨¢s, El Chavo jug¨® con el lenguaje e impregn¨® al espa?ol de un nuevo dialecto. Expresiones como ¡°no contaban con mi astucia¡±, ¡°fue sin querer queriendo¡± o ¡°se me chispote¨®¡± ya no necesitan mayor explicaci¨®n entre los hispanohablantes.
Los personajes en la vecindad de El Chavo del Ocho tambi¨¦n eran magn¨¦ticos porque reflejaban la situaci¨®n precaria de millones de familias que habitaban las periferias urbanas del continente. Erica Colmenares, acad¨¦mica venezolana en California y coeditora del libro Resonancias de El Chavo del 8 en la ni?ez, educaci¨®n y sociedad latinoamericana, ve¨ªa El Chavo del Ocho en la Caracas de 1989, a los siete a?os. Cuando sucedi¨® el Caracazo ¡ªuna ola de protestas en contra de las medidas de austeridad que impuso el presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez¡ª El Chavo del Ocho ten¨ªa casi la misma popularidad que los noticieros nocturnos. ¡°Esas ideas de la buena vida que existieron en Venezuela, ya no exist¨ªan¡±, explica Colmenares, ¡°y los televidentes venezolanos forjaron un p¨²blico ¨ªntimo con ese programa, uno con el que pod¨ªan identificarse y reconocerse¡±.
¡°El Chavo es pol¨ªtico en el sentido de que muestra la distop¨ªa de Am¨¦rica Latina: c¨®mo los ricos de Am¨¦rica Latina tienen a los pobres clausurados a su miseria. Est¨¢ el ni?o calle, la familia rota, el rico que abusa de los pobres, y la falta de Estado¡±, opina el cr¨ªtico de televisi¨®n colombiano Omar Rinc¨®n. Don Ram¨®n era un hombre eternamente desempleado que nunca pod¨ªa pagar la renta al Se?or Barriga. El Chavo, para bien o para mal, reflej¨® por cinco d¨¦cadas la realidad de muchas sociedades latinoamericanas: en medio de Estados ausentes o austeros, la solidaridad de una vecindad era lo m¨ªnimo con lo que contaban para sobrevivir.
La ca¨ªda de El Chavo
Pero El Chavo del Ocho era una serie pol¨ªtica sin ser revolucionaria: retrataba la superioridad moral de los pobres y promov¨ªa la caridad, pero estaba ah¨ª para entretener, no para hacer cr¨ªtica a las ¨¦lites. Por eso una de las cr¨ªticas m¨¢s comunes a El Chavo en M¨¦xico es que era producida por un hombre de clase alta, Roberto G¨®mez Bola?os, con un ¨¢ngulo clasista. ¡°Era una pobreza romantizada y hay cosas bastantes problem¨¢ticas en eso¡±, explica el argentino Daniel Friedrich, profesor de Educaci¨®n en la Universidad de Columbia y tambi¨¦n coeditor del libro Resonancias de El Chavo del 8. ¡°La serie habla de c¨®mo sujetos de clase media se imaginan la vida en una vecindad pobre, en los que puede haber un ni?o hu¨¦rfano, pobre, hambriento... pero con una vida feliz¡±.
Una cadena hegem¨®nica como Televisa dif¨ªcilmente permitir¨ªa m¨¢s cr¨ªtica social que la que ofreci¨® El Chavo del Ocho. Si bien la cadena convirti¨® a G¨®mez Bola?os en una leyenda latinoamericana, la cercan¨ªa de esta al poder pol¨ªtico explican en parte por qu¨¦ Chespirito y sus personajes son menos amados en M¨¦xico que fuera del pa¨ªs. ¡°Televisa es lo que es el PRI a la esfera pol¨ªtica¡±, explica el cr¨ªtico de cine y televisi¨®n mexicano Arturo Aguilar.
La cadena de televisi¨®n trabaj¨® durante d¨¦cadas como portavoz del PRI, y cuando el desprestigio de ese partido creci¨® a finales de siglo, hasta perder el poder en las elecciones del 2000, Televisa tambi¨¦n recibi¨® el golpe del p¨²blico. ¡°Cuando empezaron los a?os de alternancia en el poder, se cre¨® un repudio may¨²sculo contra esas figuras del pasado que coexistieron con ese sistema pol¨ªtico¡±, explica Aguilar. G¨®mez Bola?os, una de esas figuras, no solo fue cercano al PRI, sino luego al partido de derecha PAN e hizo campa?a a favor del expresidente Felipe Calder¨®n.
Adem¨¢s, en una d¨¦cada que ha empezado a rechazar muchos de los productos machistas de la cultura latinoamericana, la misoginia de G¨®mez Bola?os ¡ªque tambi¨¦n hizo campa?as contra el aborto¡ª se ha hecho evidente. ¡°El Chavo tuvo cosas muy buenas¡±, admite Andrea Ortega-Lee, comediante en M¨¦xico que tambi¨¦n creci¨® viendo El Chavo del Ocho. La serie se atrevi¨® a representar familias no nucleares, como Don Ram¨®n que cuida solo a la Chilindrina, o Do?a Florinda que tambi¨¦n est¨¢ sola con Quico. ¡°Es valioso que se hayan presentado familias que se parecen a las mexicanas, pero tambi¨¦n se ve c¨®mo Don Ram¨®n cr¨ªa a la Chilindrina a golpes, y c¨®mo la violencia contra El Chavo tambi¨¦n se normaliza¡±, dice Ortega-Lee. ¡°Se hizo una apolog¨ªa a la violencia, al bullying, hay una crianza con agresividad sin ning¨²n tipo de castigo para ese tipo de violencia. Es m¨¢s bien un punch line, como parte del chiste¡±.
Adem¨¢s est¨¢ el rol de las mujeres, todas ellas amas de casa. Do?a Cleotilde, por ejemplo, es conocida en la vecindad de El Chavo como la bruja del 71 y se le pinta como una mujer desesperada por la atenci¨®n de Don Ram¨®n. Do?a Florinda es la madre soltera de Quico que busca la atenci¨®n del Profesor Jirafales. ¡°Es normalizar estos estereotipos: que si est¨¢s sola, te urge que un g¨¹ey te saque de la pobreza en la que est¨¢s¡±, dice Ortega-Lee.
Tambi¨¦n hay un nivel de cansancio entre los mexicanos que han viajado al exterior, cuando el pa¨ªs ya produce series y pel¨ªculas de mucha mejor calidad, al encontrarse con una Latinoam¨¦rica que sigue consumiendo El Chavo del Ocho como si el pa¨ªs se hubiera quedado en los chistes de G¨®mez Bola?os. ¡°Hay un rechazo al reduccionismo con el que los extranjeros ven a M¨¦xico¡±, explica Aguasaco.
La televisi¨®n abierta de hoy dif¨ªcilmente podr¨ªa crear estrellas continentales como El Chavo del Ocho porque el ecosistema de medios cambi¨® radicalmente. Los nuevos personajes famosos, como Betty La Fea, no se distribuyen en su versi¨®n original en otros pa¨ªses sino que cada cadena de televisi¨®n compra las licencias para reproducir su versi¨®n local (La Fea M¨¢s Bella en M¨¦xico; Bela, e Feia en Brasil; Ugly Betty en Estados Unidos; Yo soy Bea en Espa?a). Los servicios de cable y las plataformas de streaming, como Netflix o Amazon Prime, tambi¨¦n han dividido a las audiencias latinoamericanas, y eso hace m¨¢s dif¨ªcil unir frente al televisor a todos los televidentes de una regi¨®n.
Pero ¡ªa pesar de ser una reliquia, con sus pol¨¦micas o su conservadurismo¡ª El Chavo ha logrado sobrevivir como un s¨ªmbolo cultural entre varias generaciones. La serie fue, en 2016, el primer programa de la televisi¨®n mexicana en obtener un mill¨®n de suscriptores en su canal de YouTube. ¡°No hay en alg¨²n lugar del mundo un contenido que tenga m¨¢s de 40 a?os y sea conocido por gente de todas las edades¡±, dijo entonces el presidente de la plataforma para Am¨¦rica Latina.
Limarys Caraballo, profesora cubana y puertorrique?a que trabaja en Nueva York, a¨²n disfruta de El Chavo del Ocho con sus hijos. Hace unos a?os entrevist¨® a varios de sus familiares, viejos y j¨®venes, que son seguidores de los programas de Chespirito. ¡°El sentido del humor dice mucho sobre nuestro sentido de identidad, dice mucho sobre qui¨¦n queremos ser, qui¨¦nes somos o c¨®mo nos queremos mirar¡±, dice Caraballo, cuyos padres son cubanos y viven en Florida. ¡°Creo que ellos no ve¨ªan El Chavo, ni a su vecindad, como un fen¨®meno pol¨ªtico sino como una reflexi¨®n sobre c¨®mo nos ayudamos, ese sentido que todo el mundo puede hacer algo por el otro¡±. Cuba fue el ¨²nico pa¨ªs en Am¨¦rica Latina que no transmit¨ªa El Chavo del Ocho, porque la revoluci¨®n lo impidi¨®, as¨ª que los padres de Caraballo empezaron a querer a El Chavo despu¨¦s de abandonar la isla.
Despu¨¦s de hablar por tel¨¦fono con EL PA?S, Caraballo le pregunt¨® a su madre qu¨¦ iba a hacer ahora que El Chavo no estaba m¨¢s en la televisi¨®n. Sus padres ¡°ahora est¨¢n viendo El Chavo por YouTube, todas las noches, mientras juegan domin¨®¡±, escribi¨® luego. Aunque El Chavo creci¨® en una ¨¦poca dorada de la televisi¨®n abierta, sobrevivir¨¢ ahora en la plataforma que no le da espacio al olvido: Internet. El Chavo a¨²n tiene futuro, y las redes sociales son su nueva vecindad.
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