Ciudad de M¨¦xico marca el camino para el manejo de la pandemia
La capital del pa¨ªs, una de las ciudades m¨¢s afectadas del mundo, busca prolongar su respiro a partir de la estrategia del Gobierno de Claudia Sheinbaum, basada en m¨¢s pruebas, rastreo y una mayor transparencia, que contrasta con la del resto de entidades y el Gobierno federal
Si M¨¦xico ha sufrido con la pandemia, su capital ha sido uno de los epicentros del sufrimiento. As¨ª lo afirm¨® Jos¨¦ Merino, titular de la Agencia Digital de Innovaci¨®n P¨²blica (ANIP) de la Ciudad de M¨¦xico. ¡°Somos una de las entidades del pa¨ªs y una de las ciudades del mundo m¨¢s afectadas por la pandemia¡±, ha dicho este mi¨¦rcoles en Twitter. Los datos que comparan el n¨²mero de muertes en 2020 contra los esperados en este mismo periodo para medir el efecto de la tragedia sin depender de pruebas diagn¨®sticas as¨ª lo confirman: la metr¨®polis ha doblado los fallecimientos esperados, y el exceso per capita es de los m¨¢s altos del pa¨ªs. La capital, no obstante, ha hecho un esfuerzo significativo desde la reapertura de las actividades para manejar la pandemia. El plan desarrollado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, apunta resultados, particularmente cuando se le compara con otras entidades del pa¨ªs.
Es posible constatar la magnitud del problema gracias a que las autoridades capitalinas publican actualizaciones peri¨®dicas de esta cifra, con un grado de transparencia que supera al del resto de entidades federativas, y tambi¨¦n est¨¢ por encima del Gobierno federal. Conforme la epidemia se asienta, el exceso de mortalidad se convierte en la cifra de referencia para calibrar su impacto. Las 30.000 sumadas en la Ciudad de M¨¦xico a cierre de agosto son el testigo del mismo.
Ahora bien: la mayor¨ªa de estos fallecimientos se produjeron en el segundo trimestre del a?o, cuando la epidemia estaba en su punto ¨¢lgido. Desde entonces, el Gobierno local ha puesto en marcha una estrategia epidemiol¨®gica que le pone en un plano distinto al de sus vecinos, aunque las restricciones estructurales del pa¨ªs todav¨ªa se dejen notar en la comparaci¨®n internacional. Los pilares de dicha pol¨ªtica son las pruebas y el rastreo.
M¨¢s pruebas que nadie en el pa¨ªs, pero a¨²n insuficientes
M¨¦xico lleva destacando desde el principio de la pandemia por ser uno de los pa¨ªses del mundo con menor uso de pruebas diagn¨®sticas, una herramienta fundamental para detectar y perseguir el virus. En parte, esto se debe a la decisi¨®n inicial del Gobierno federal, cuya estrategia lidera el subsecretario Hugo L¨®pez-Gatell, de emplear la red de vigilancia epidemiol¨®gica instalada: los casi quinientos centros ¡°Centinela¡± que se distribuyen por todo el territorio mexicano han hecho las veces de red est¨¢tica, que por su propia naturaleza solo pueden limitarse a que los casos sospechosos lleguen a ella.
Pero como corresponde a un Estado descentralizado, las entidades cuentan con cierta autonom¨ªa en la decisi¨®n de su respuesta. La capital dispone adem¨¢s de medios extra al ser una de las instituciones con m¨¢s recursos disponibles en el pa¨ªs. Desde junio, coincidiendo con la llegada oficial de la ¡°nueva normalidad¡±, la Ciudad de M¨¦xico puso en marcha una estrategia m¨¢s activa de b¨²squeda de casos que comenzaba por la realizaci¨®n de un mayor n¨²mero de pruebas diagn¨®sticas a sus habitantes. En otras palabras, no se pod¨ªa garantizar un regreso a las actividades sin un aumento de las pruebas. Esto implic¨® una mayor adquisici¨®n de las mismas, al tiempo que otras entidades segu¨ªan defendiendo el uso de pruebas r¨¢pidas, con peores resultados.
En tanto que Ciudad de M¨¦xico se ha enfrentado a un n¨²mero mayor de casos que el resto del pa¨ªs, es normal que tengan m¨¢s pruebas. El indicador definitivo de que en realidad s¨ª se ha producido un esfuerzo diferencial viene por la tasa de positividad: si el crecimiento en tests se debiera exclusivamente a la necesidad de seguirle el ritmo a la epidemia, el porcentaje de positivos en la capital ser¨ªa constante en el tiempo, adem¨¢s de id¨¦ntico al del resto de entidades. Pero en realidad lleva descendiendo desde principios de mayo, y se sit¨²a hoy en la banda inferior de la distribuci¨®n nacional.
Un 29% de positividad es en cualquier caso una cifra que multiplica el valor m¨¢ximo recomendado por la OMS (entre 5%y 10%), lo cual sit¨²a a Ciudad de M¨¦xico como cola de le¨®n, pero cabeza de rat¨®n dentro de su pa¨ªs, algo que se hace a¨²n m¨¢s evidente al contraponer el ratio de positivos y el de pruebas per capita.
El cuadrado superior izquierdo es donde una entidad debe aspirar a estar en este gr¨¢fico: muchas pruebas, pero no tantas positivas. El paso epidemiol¨®gico crucial, sin embargo, es para qu¨¦ sirven y qu¨¦ se hace con estas pruebas: el objetivo no es solo contar casos, sino romper tantas cadenas de contagio como sea posible.
Rastreo mejorado
Adem¨¢s de los tratamientos a pacientes cr¨ªticos, el rastreo de casos es la labor m¨¢s ardua de la lucha contra un virus respiratorio de r¨¢pido contagio. Con aproximadamente un 40% de casos asintom¨¢ticos seg¨²n la ¨²ltima estimaci¨®n de los CDC estadounidenses, las alarmas pasivas se revelan insuficientes: no basta con esperar a que afloren unos s¨ªntomas que muchas veces no existir¨¢n, o ser¨¢n muy leves. Es por ello que se vuelve fundamental contactar a los casos sospechosos, hacerles una prueba diagn¨®stica, solicitarles aislamiento individual y adem¨¢s que compartan en la medida de lo posible sus contactos personales recientes (con qui¨¦n se han visto, d¨®nde y en qu¨¦ circunstancias). Un trabajo que siempre va a requerir esfuerzos individuales, personas y horas.
Seg¨²n informaci¨®n proporcionada por la jefatura de Claudia Sheinbaum, a 9 de septiembre se hab¨ªa llamado a 75.082 casos positivos. Respondieron 52.115. Es decir: aproximadamente la mitad del total de infecciones detectadas. Siendo que probablemente estas apenas representan una peque?a parte (entre 1/5 y 1/15) de total, el ratio de contactos es escaso. M¨¢s a¨²n cuando 14.000 de las personas que s¨ª descolgaron, rechazaron responder el cuestionario planteado por las autoridades. Y de las 38.000 que aceptaron, solo 8.262 accedieron a dar contactos. Proporcionaron un total de 18.320 contactos: algo menos de tres por caso. Unas cifras no tan distintas de las que se conocen para Espa?a, por ejemplo.
Esta pir¨¢mide de n¨²meros dibuja los l¨ªmites de las instituciones, pero sobre todo de la confianza en las mismas: apenas un 10% de los casos contactados se atreven proporcionar el insumo b¨¢sico para el rastreo. En este contexto, la proactividad de las autoridades se vuelve un sustituto imperfecto pero necesario. Ciudad de M¨¦xico ha puesto el foco en lugares como prisiones (4.607 muestras tomadas para apenas 73 positivos, denotando la preocupaci¨®n que existe por un contagio masivo mezclado con inseguridad y hacinamiento que ha producido motines en otras prisiones del mundo) o su Central de Abastos (7.957 muestras). Pero sobre todo ha definido una serie de colonias prioritarias, hasta 158, que se han incorporado paulatinamente a los mecanismos de vigilancia de la ciudad. Esta atenci¨®n diferencial sigue un esquema de b¨²squeda y prevenci¨®n de brotes parecido al que ha aplicado tanto la ciudad de Buenos Aires como el Instituto Nacional de Salud colombiano, destinado a optimizar recursos escasos (sobre todo: pruebas diagn¨®sticas, horas dedicadas de rastreadores). As¨ª, por ejemplo, estas colonias se han llevado una de cada seis llamadas de rastreo.
Resulta dif¨ªcil medir con los datos disponibles si la estrategia ha producido frutos diferenciados en estas zonas: lo ¨²nico que se puede decir a la luz de las cifras es que en ellas, por ahora, la incidencia de casos no ha crecido. No es poco, teniendo en cuenta que M¨¦xico en su conjunto siente el v¨¦rtigo de un posible rebrote tras un respiro en julio y agosto. Por ahora, la capital aspira a enfrentar el abismo construyendo su propio puente para sortearlo.
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