Una oleada de amenazas y ataques enciende todas las alarmas entre los periodistas de Guerrero
Periodistas y trabajadores de la comunicaci¨®n exigen protecci¨®n mientras que la violencia se recrudece en el Estado, especialmente en la ciudad de Iguala
A Manuel lo describen como un ¡°muchacho humilde¡± que se acercaba al Diario de la Tarde de Iguala con una ¡°motito que acababa de comprar¡± para llevarse algunos ejemplares del peri¨®dico.
¡ªDame 300.
Vend¨ªa durante la tarde en Iguala de la Independencia y por las ma?anas en las poblaciones aleda?as. Con eso iba tirando, hasta que sus restos aparecieron esparcidos junto a una carretera. Hab¨ªa sido asesinado y descuartizado por un grupo armado que se disputa la ciudad, punto estrat¨¦gico de comunicaci¨®n entre varios Estados. Manuel fue el ¨²ltimo repartidor que corri¨® esa suerte, pero antes de ¨¦l, un chico apodado El Canelo, El¨ªas, y as¨ª, hasta sumar cinco repartidores, fueron asesinados por el simple hecho de vender un peri¨®dico local que hab¨ªa informado sobre la lucha entre las distintas facciones enfrentadas.
La ola de violencia que se vive en el Estado de Guerrero por parte del crimen organizado ha pillado a los periodistas y a los trabajadores ligados a la informaci¨®n en medio de un fuego cruzado. Este mi¨¦rcoles la Asociaci¨®n de Periodistas del Estado de Guerrero (APEG) se manifest¨® frente al Palacio de Gobierno y la Fiscal¨ªa del Estado, al tiempo que lanzaba un comunicado en el que piden a las autoridades municipales, estatales y federales que tomen cartas en el asunto frente a una nueva ristra de amenazas que han sufrido los reporteros de Guerrero a trav¨¦s de redes sociales.
#M¨¦xico @RSF_esp ha tenido conocimiento de la alerta urgente que lanzo un grupo de periodistas de #Iguala, en el estado de Guerrero, tras haber sido amenazados. pic.twitter.com/EUncfyqsG3
— RSF en espa?ol (@RSF_esp) October 14, 2020
El 2 de agosto, fue asesinado en Iguala Pablo Morrugares, del diario de noticias digital PM, quien tambi¨¦n hab¨ªa recibido amenazas v¨ªa redes. En el ataque, llevado a cabo con armamento de alto calibre, tambi¨¦n mataron a su escolta. Los periodistas denuncian su indefensi¨®n frente al recrudecimiento de la violencia. Julio C¨¦sar Zubillaga es el director del Diario de la Tarde de Iguala, lugar del que se ha visto obligado a desplazarse a ra¨ªz de las amenazas recibidas. ¡°Nos hicimos eco del ataque en el que muri¨® Morrugares, y como respuesta, dos d¨ªas despu¨¦s, atacaron a balazos nuestro taller de rotativas¡±, cuenta Zubillaga, cuyo peri¨®dico se ha visto obligado a suprimir su versi¨®n impresa a ra¨ªz de la balacera.
Zubillaga explica que, al tratarse de violencia ocasionada por el crimen organizado, las autoridades estatales se ¡°lavan las manos¡± y apuntan a los niveles federales como responsables de la salvaguarda de la labor period¨ªstica. Aunque se han tomado algunas medidas por parte del Estado, como acompa?amiento policial en el desempe?o del trabajo y los llamados botones del p¨¢nico, estas medidas son ¡°insuficientes¡± para el director de la Tarde de Iguala. ¡°Un homicidio se comete en segundos, y mediante el bot¨®n del p¨¢nico, se avisa a las autoridades, pero pueden tardar varios minutos en llegar¡±, argumenta.
El Estado de Guerrero acumula una bater¨ªa de ataques contra la prensa. En los ¨²ltimos 5 a?os, han sido asesinados siete periodistas y un documentalista extranjero. La situaci¨®n ha ido a peor, asegura un portavoz de la APEG por tel¨¦fono. En lo que va de 2020, las agresiones contra la prensa suman 21, entre ellas 3 asesinatos, seg¨²n el recuento que hace la asociaci¨®n. ¡°Sin ir m¨¢s lejos, el pasado fin de semana se registraron seis muertes por ejecuciones, algunas de ellas con desmembramientos¡±, dice Zubillaga. Tanto ¨¦l como desde la APEG indican que debido a esta situaci¨®n, hay noticias que han dejado de cubrirse como antes: ¡°No existe la misma libertad para ejercer nuestra labor¡±.
Natividad Ambrosio es otra reportera de Guerrero amenazada desde hace m¨¢s de 5 a?os. Con el aumento de la violencia en Iguala, tambi¨¦n se vio desplazada del lugar y afirma que ya no cubre apenas las notas sobre ejecuciones y violencia relacionadas con el crimen. Tambi¨¦n afirma que las autoridades no lo ponen f¨¢cil. ¡°Sobre todo pedimos que se respete nuestra profesi¨®n, a veces los gobiernos no toleran las cr¨ªticas o las evidencias de corrupci¨®n¡±, cuenta. Muchas veces los ataques llegan desde esa orilla. ¡°Nos atacan verbalmente o nos desacreditan, nosotros pedimos respeto a nuestra labor¡±, dice. Y concluye: ¡°No pueden hacer de Iguala una zona de silencio¡±.
Del relato que Zubillaga da, se deduce que la situaci¨®n en Iguala es, cuanto menos, delicada.
¡ª?C¨®mo vive alguien en estas circunstancias?
¡ªSin dormir, angustiado y con el temor permanente de que en cualquier momento puedo sufrir un ataque. Muchos disparan desde motos, imag¨ªnate cada vez que voy en mi veh¨ªculo y una se acerca, o que llego a un restaurante y hay una camioneta con aspecto dudoso. En todas partes acabas viendo sicarios y asesinos.
Zubillaga tiene familia. Se ha llevado con ¨¦l a sus hijos aprovechando que la escuela ahora es telem¨¢tica y as¨ª ¡°alejarlos de la tragedia¡± que vive. A¨²n en medio de todo este infierno, hay cosas que merecen la pena: ¡°Mi pensamiento hoy es disfrutar de mis hijos y mi familia porque no s¨¦ hasta cuando voy a poder hacerlo, es lo ¨²nico positivo que puedo sacar de esta situaci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.