Salvador Cienfuegos, el general que nadie se atrev¨ªa a tocar
El que fuera m¨¢ximo responsable de las Fuerzas Armadas mexicanas gozaba de enorme prestigio entre las tropas y fren¨® cualquier investigaci¨®n sobre la implicaci¨®n de militares en casos como Tlatlaya y Ayotzinapa
No hab¨ªan pasado ni unos minutos de su detenci¨®n cuando su nombre se convirti¨® en lo que tantas veces fue junto a Enrique Pe?a Nieto: tendencia. Salvador Cienfuegos, el general que dirigi¨® la lucha contra el crimen organizado entre 2012 y 2018, h¨¦roe de mil batallas de las que siempre sali¨® con vida, ha vuelto a los titulares cuando solo pensaba en descansar unos d¨ªas con su familia en California.
Lo ha hecho al ser arrestado en el aeropuerto de Los ?ngeles a petici¨®n de la DEA, la todopoderosa agencia antinarc¨®ticos de Estados Unidos, que considera que Cienfuegos, el exjefe del Ej¨¦rcito mexicano, tiene cuentas pendientes que saldar ¡°por transporte y distribuci¨®n de droga¡± y que lo har¨¢ en la misma Corte de Nueva York donde se conden¨® a Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n y se juzga a Genaro Garc¨ªa Luna.
Su detenci¨®n, sin embargo, trasciende sexenios, pa¨ªses y Gobiernos. Es un misil tambi¨¦n para el actual presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que ha hecho del ej¨¦rcito uno de los pilares de su pol¨ªtica. Las Fuerzas Armadas, a diferencia de los partidos, los medios de comunicaci¨®n o los empresarios son un c¨¢liz que se maneja al margen del fango diario y hasta en esta ¨²ltima batalla Cienfuegos hab¨ªa salido indemne. Hasta que se cruz¨® la DEA.
Salvador Cienfuegos Zepeda, de 72 a?os, encarna lo que se espera de un militar de alta gradaci¨®n: cordial, seco y respetado por la tropa. Durante su gesti¨®n se comport¨® lealmente con Pe?a Nieto a pesar del triste papel encomendado: hacer de polic¨ªas locales para frenar la sangr¨ªa de casi 80 muertos diarios. En esa direcci¨®n contuvo la violencia e hizo todo lo posible por ocultar los abusos de los militares, como la matanza extrajudicial en Tlatlaya o la desaparici¨®n de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en cuya investigaci¨®n se neg¨® a colaborar a pesar de que sus hombres tuvieron un papel importante como testigos.
Cienfuegos no entraba en los planes de este Gobierno, no estaba en su radar. Los militares hab¨ªan quedado al margen de la caza y captura de la Cuarta Transformaci¨®n. Prueba de ello es que su detenci¨®n en California no fue comunicada en una ma?anera (mensaje presidencial), sino a trav¨¦s del canciller Marcelo Ebrard, que a su vez hab¨ªa sido previamente informado por el embajador de Estados Unidos, Christopher Landau. Tan descolocado estaba que el propio L¨®pez Obrador se enter¨® de la detenci¨®n minutos antes de las nueve de la noche despu¨¦s de que lo anunciara la periodista Ginger Thompson.
La detenci¨®n del general Cienfuegos forma parte de los mitos que se caen cada ma?ana. Un d¨ªa el todopoderoso Emilio Lozoya llega detenido desde Espa?a; otro Garc¨ªa Luna es juzgado en una Corte de Estados Unidos y otro al partido de Felipe Calder¨®n se le proh¨ªbe formalizar su inscripci¨®n. Cada d¨ªa, una torre del viejo r¨¦gimen se cae, en muchas ocasiones gracias a la colaboraci¨®n, o decisi¨®n, de Estados Unidos, que hace el trabajo que tanto se le ha reclamado siempre a M¨¦xico.
Es la primera vez que Estados Unidos apunta tan alto. El arresto de Cienfuegos no es balad¨ª, se trata del m¨¢ximo responsable del ej¨¦rcito del vecino del sur durante todo un sexenio, la misma persona, no obstante, a la que el Pent¨¢gono premi¨® por su carrera hace dos a?os. Sobreactuar frente a Estados Unidos en ¨¦poca electoral puede traer terribles consecuencias y quedarse de brazos cruzados ante la detenci¨®n de un general de divisi¨®n afectar¨¢ a la tropa y a la instituci¨®n.
Hijo de una costurera y un coronel que muri¨® cuando ¨¦l ten¨ªa dos a?os, Salvador Cienfuegos, naci¨® el 14 de junio de 1948 en la Ciudad de M¨¦xico. La primera vez que se acerc¨® al Colegio Militar de Mixcoac ni siquiera ten¨ªa la edad para ser admitido. Finalmente ingres¨® con 15 a?os y en la instituci¨®n ha desarrollado toda su vida desde el primer batall¨®n en Jalisco a Guerrero o Chiapas al frente de la regi¨®n militar.
Fuentes consultadas por este peri¨®dico coinciden en que la detenci¨®n no fue en coordinaci¨®n con Estados Unidos, lo que abre inc¨®gnitas sobre la colaboraci¨®n entre los dos pa¨ªses. ¡°Hasta ahora los militares eran intocables, y m¨¢s a¨²n un secretario de la Defensa. Es un golpe duro en lo institucional y en lo simb¨®lico porque se trata de un general. La detenci¨®n tendr¨¢ consecuencias y los militares seguramente est¨¢n sorprendidos e indignados con esta detenci¨®n¡±, dice Eunice Rend¨®n, experta en Seguridad, que trat¨® en distintas ocasiones con Cienfuegos.
Como buen militar, guard¨® siempre silencio y camin¨® un paso detr¨¢s del presidente Pe?a Nieto. Una de las pocas veces que se sali¨® del guion reconoci¨® que estaba deseando devolver a los cuarteles al ej¨¦rcito, que estaban realizando tareas ¡°que no les correspond¨ªan¡± porque la clase pol¨ªtica hab¨ªa sido incapaz de formar a las polic¨ªas locales que deb¨ªan controlar la delincuencia y poner fin a la presencia militar en las calles.
Desde que lleg¨® al cargo, pidi¨® un marco legal para saber en qu¨¦ condiciones pod¨ªa actuar en la calle. Pero ese marco legal no lleg¨® hasta ocho a?os despu¨¦s y fue para decir que los militares seguir¨ªan por tiempo indefinido en esas tareas. Para entonces ¨¦l ya estaba pensando en la jubilaci¨®n y en descansar con su familia en breves escapadas a California.
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