L¨®pez Obrador evita felicitar a Biden ¡°hasta que se terminen de resolver los asuntos legales¡± de la elecci¨®n
El triunfo del candidato dem¨®crata abre una etapa de incertidumbre en las relaciones bilaterales con M¨¦xico
El presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha evitado felicitar a Joe Biden por su victoria en las elecciones de Estados Unidos hasta que se ¡°terminen de resolver los asuntos legales¡± en los comicios, en referencia a la ofensiva legal que ha iniciado el republicano Donald Trump. El mandatario mexicano dijo, durante una visita de emergencia a Tabasco, su Estado natal, que quiere ser "respetuoso de la autodeterminaci¨®n de los pueblos¡± y bas¨® su posici¨®n en su propia experiencia. Record¨® las elecciones mexicanas de 2006, cuando el expresidente espa?ol Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero felicit¨® a Felipe Calder¨®n poco despu¨¦s, a pesar de que el actual mandatario mexicano ya hab¨ªa empezado una campa?a denunciando un supuesto fraude. ¡°Fue una imprudencia¡±, ha a?adido L¨®pez Obrador. El mexicano ha sido una excepci¨®n entre los l¨ªderes y dignatarios de todo el mundo, quienes felicitaron al candidato dem¨®crata poco despu¨¦s de que le fuera reconocido el triunfo. Sin embargo, el presidente mexicano, quien tiene una buena relaci¨®n con Donald Trump, se ha limitado subrayar que a Biden lo conoce desde hace m¨¢s de una d¨¦cada.
Las reacciones no se hicieron esperar en Estados Unidos. El congresista dem¨®crata Joaquin Castro fue muy cr¨ªtico con el presidente mexicano. ¡°Esto representa un verdadero fracaso diplom¨¢tico del presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, en un momento en que la administraci¨®n entrante de Biden busca marcar el comienzo de una nueva era de amistad y cooperaci¨®n con M¨¦xico¡±, escribi¨® en Twitter. Durante la campa?a, Joe Biden tampoco prodig¨® mucho en referencias a M¨¦xico, un pa¨ªs que es el principal socio comerical de Estados Unidos. Concentrado en desactivar las mentiras de Trump y proyectar una esperanza de reconciliaci¨®n ante la fuerte polarizaci¨®n en su pa¨ªs, sus escasos gui?os al pa¨ªs vecino han sido m¨¢s el producto de una mirada regional. El inter¨¦s, por ejemplo, por encontrar soluciones a la crisis migratoria en Centroam¨¦rica, demostrado ya desde la Administraci¨®n Obama. Una pista de lo que podr¨ªa llegar a ser una primera bisagra con el Gobierno mexicano, obligado ante las amenazas del presidente republicano a dar marcha atr¨¢s a sus promesas humanitarias y convertido hoy en el polic¨ªa fronterizo.
En teor¨ªa, el regreso de un presidente dem¨®crata a la Casa Blanca representa una mayor sinton¨ªa ideol¨®gica con el Gobierno de Morena. Pero en la agenda bilateral hay marcados en rojo una bater¨ªa de asuntos espinosos: las divergencias en el futuro de la pol¨ªtica energ¨¦tica, las presiones dem¨®cratas durante la negociaci¨®n del tratado de libre comercio, o la cercan¨ªa de L¨®pez Obrador con Trump aventuran una relaci¨®n futura con m¨¢s dudas que certezas.
Juega a favor que Biden es un viejo conocido en M¨¦xico. En marzo de 2002, el entonces vicepresidente de EE UU viaj¨® a la capital mexicana para entrevistarse con los cuatro candidatos presidenciales del momento. Uno de ellos era Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El todav¨ªa candidato del PRD le traslad¨® la necesidad de poner en pie ¡°un nuevo modelo de cooperaci¨®n para el desarrollo¡± que no se base solo en un enfoque militar, en la inseguridad y en la violencia, y que sirva para ¡°atemperar el fen¨®meno de la migraci¨®n con empleos, trabajo y desarrollo¡±. Sobre esto ha hablado la tarde del s¨¢bado el mandatario mexicano, quien se ensuentra de visita en Tabasco, su Estado natal, atendiendo a la poblaci¨®n afectada por unas inundaciones. ¡°Lo conozco desde hace m¨¢s de 10 a?os, que nos entrevistamos. No hay malas relaciones¡±, dijo L¨®pez Obrador en una conferencia de prensa.
Ocho a?os despu¨¦s y con ambos interlocutores ya como presidentes, los t¨¦rminos de la conversaci¨®n no van a cambiar demasiado. Biden se ha comprometido a recuperar el esp¨ªritu de la diplomacia de Obama. Una apuesta, a¨²n por concretar, por la cooperaci¨®n internacional para atender la pobreza, la violencia y la corrupci¨®n, asumidas como las causas principales de la migraci¨®n y debilidad institucional en la regi¨®n.
El plan de Biden, que ya convenci¨® en 2015 al congreso para que aprobara un paquete de ayuda de 750 millones de d¨®lares para la regi¨®n, podr¨ªa encajar tambi¨¦n en la estrategia inicial de M¨¦xico, y relanzar¨ªa su papel como l¨ªder regional que t¨ªmidamente comenz¨® a mostrar con el asilo a Evo Morales y el apoyo a un Plan Marshall para Centroam¨¦rica. Una iniciativa auspiciada por la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), basada en la inversi¨®n y el empleo, con la que M¨¦xico trat¨® de compensar el manotazo de Trump que le forz¨® a endurecer sobremanera los controles migratorios en su territorio, propinando una dura derrota pol¨ªtica para L¨®pez Obrador.
Biden ha prometido demoler el entramado legal levantado por la Administraci¨®n anterior. Sus planes pasan incluso por acometer una reforma migratoria, una de las eternas promesas dem¨®cratas, adem¨¢s de echar para atr¨¢s los acuerdos impuestos por Trump para que terceros pa¨ªses, M¨¦xico entre ellos, act¨²en como diques de contenci¨®n de los flujos migrantes.
M¨¢s all¨¢ de las l¨ªneas program¨¢ticas, al repasar lo sucedido durante la etapa de Obama se detectan profundas contradicciones. Durante su presidencia se registr¨® un r¨¦cord de deportaciones de inmigrantes. Y pese a las grandes palabras sobre cooperaci¨®n y entendimiento, Obama apenas cambi¨® un ¨¢pice durante sus dos legislaturas el esquema bilateral con M¨¦xico en materia de seguridad. Acordado en 2008 por George Bush, la Iniciativa M¨¦rida es un programa volcado hacia las labores policiales, con entrega de equipo militar estadounidense y formaci¨®n de las autoridades fronterizas. La hoja de ruta de L¨®pez Obrador era terminar con la Iniciativa M¨¦rida y dedicar los antiguos recursos al fortalecer el sistema de Justicia. Pero de momento, el cambio est¨¢ encallado.
El marco bilateral aun vigente permite establecer sanciones econ¨®micas, mediante la retirada de los apoyos, en caso de no cumplirse ciertos objetivos. El ¨²ltimo amago lleg¨® el plena campa?a electoral. Trump amenaz¨® de nuevo con sancionar a M¨¦xico si no ¡°hace m¨¢s¡± en la lucha con el narcotr¨¢fico. Pese a reconocer la administraci¨®n de Morena ha aumentado el n¨²mero de extradiciones de capos de la droga, las suspicacias han aumentado en los ¨²ltimos meses. Como prueba evidente, las dos recientes detenciones en suelo estadounidense de dos poderosos exfuncionarios mexicanos: Genero Garc¨ªa Luna, secretario de Seguridad con Felipe Calder¨®n; y Salvador Cienfuegos, jefe del Ej¨¦rcito con Enrique Pe?a Nieto. Ambos est¨¢n acusados de haber trabajado a sueldo para el crimen organizado. Y en ambos casos, el Gobierno mexicano se ha quejado de la nula comunicaci¨®n de las autoridades estadounidenses con sus hom¨®logos mexicanos.
La captura de Cienfuegos despert¨® una de las pocas cr¨ªticas mexicanas hacia el vecino del norte durante estos cuatro a?os. Ante la dimensi¨®n que puede alcanzar el medi¨¢tico juicio y en un intento de mantener al menos algo de control, L¨®pez Obrador exigi¨® hace apenas dos semanas a la DEA que comparta la informaci¨®n del caso para abrir una investigaci¨®n judicial el M¨¦xico. Est¨¢ por ver si contin¨²a con esa l¨ªnea de exigencia en las negociaciones con el nueva Gabinete dem¨®crata.
De momento no ha habido noticias de una respuesta satisfactoria por parte de EE UU. Como tampoco la hay en otro de los asuntos recurrentes que M¨¦xico pone sobre la mesa: el combate contra el tr¨¢fico de armas. Los intentos de avanzar hacia un mayor control han sido una lucha est¨¦ril durante al menos dos d¨¦cadas. Tambi¨¦n durante la etapa de Obama, que adem¨¢s carga sobre sus espaldas el estruendoso fracaso de la operaci¨®n R¨¢pido y Furioso (Fast and Furious, en ingl¨¦s). Entre 2009 y 2010, las autoridades norteamericanas entregaron gran cantidad de armamento a los c¨¢rteles de la droga mexicanos con el objetivo final de hacer un seguimiento de las armas y descubrir as¨ª los entresijos del crimen organizado. Pero lo ¨²nico que se logr¨® fue perder el rastro de las armas y que algunas de ellas aparecieran en escenas de cr¨ªmenes a ambos lados de la frontera.
La diplomacia mexicana tendr¨¢ adem¨¢s el reto de afrontar los objetivos de su agenda en un ambiente inicial de cierta desconfianza por parte del nuevo equipo del presidente estadounidense. En el entorno dem¨®crata no han gustado los progresivos acercamientos que ha tenido L¨®pez Obrador con Trump. Dos pol¨ªticos en apariencia antag¨®nicos ideol¨®gicamente, pero que han demostrado compartir una desaforada entrega a las pol¨ªticas de gestos, su ruptura con los c¨®digos tradicionales y, al menos en el discurso, una guerra permanente contra el establishment. Un bando al que pertenece Biden, con 50 a?os en la primera fila de la vieja guardia dem¨®crata.
L¨®pez Obrador y Trump
Pese a los duros ataques iniciales y los pulsos perdidos, L¨®pez Obrador se afan¨® desde la llegada del magnate republicano a la Casa Blanca en envolver su posici¨®n diplom¨¢tica en clima de sinton¨ªa y alejamiento de las hostilidades. La mayor escenificaci¨®n de esa estrategia de acercamiento fue la reuni¨®n de este verano en Washington entre los dos mandatarios. La cita cobr¨® a¨²n m¨¢s envergadura al tratarse de la primer y hasta ahora ¨²nica visita internacional del presidente mexicano. En dos a?os, L¨®pez Obrador ha declinado viajar a Jap¨®n a la cumbre del G20 o a Nueva York para asistir a la Asamblea de Naciones Unidas. Sin embargo, acept¨® la invitaci¨®n de Trump, interpretada como otra concesi¨®n a su hom¨®logo, al que otorgaba un imagen de estadista conciliador a cuatro meses de las elecciones presidenciales. Algo que no ha sentado nada bien en las filas dem¨®cratas.
¡°Somos amigos contra todo pron¨®stico¡±, afirm¨® entonces Trump desde el Jard¨ªn de las Rosas de la Casa Blanca. El motivo oficial del viaje era sellar la puesta en marcha el nuevo tratado de libre comercio para America de Note (T-MEC) tras m¨¢s de dos a?os de duras negociaciones, en las que, nuevamente, M¨¦xico acab¨® cediendo en los flecos finales. Esta vez, ante las exigencias de ¨²ltimo momento de los legisladores dem¨®cratas, que obligaron a M¨¦xico a elevar los est¨¢ndares de su mercado de trabajo, con el objetivo de rebajar la competencia con los obreros industriales estadounidenses.
A cambio, L¨®pez Obrador lograba sacar adelante una de sus mayores esperanzas para relanzar la maltrecha econom¨ªa mexicana, que cerr¨® en negativo el a?o pasado y, seg¨²n los pron¨®sticos internacionales, ser¨¢ una de las m¨¢s afectadas por el golpe de la pandemia.
La derivada econ¨®mica es uno de los mayores argumentos para la estrategia diplom¨¢tica de brazos abiertos hacia Estados Unidos que M¨¦xico ha seguido hasta ahora. De la frontera dependen m¨¢s de tres cuartas partes de las exportaciones mexicanas ¡ªque a su vez suponen el 35% del PIB del pa¨ªs¡ª y m¨¢s de la mitad del turismo, que representa casi el 10%. Si a?adimos otro 3% del sector automotriz ¡ªalimentado a su vez por la demanda de EE UU. El resultado es que casi la mitad de las palancas del PIB mexicano dependen del vecino del norte.
Tambi¨¦n en esta ¨¢rea aparecen aristas en la nueva relaci¨®n entre los dos vecinos. Biden, pese a no abrazar por completo la agenda del llamado Green New Deal, bandera del sector m¨¢s progresista del bando dem¨®crata, s¨ª se ha mostrado favorable a incentivar la industria de las energ¨ªas renovables. El nuevo presidente ha llegado a prometer una inversi¨®n de 2 billones de d¨®lares durante los cuatros a?os de mandato. En M¨¦xico, por su parte, las energ¨ªas renovables est¨¢n en retroceso, ante la clara l¨ªnea pol¨ªtica de rescatar a toda costa el esplendor de Pemex y CFE, las dos viejas empresas p¨²blicas energ¨¦ticas mexicanas. Las ortodoxas pol¨ªticas de L¨®pez Obrador en materia energ¨¦tica ya han provocado roces diplom¨¢ticos con la Uni¨®n Europea y Canad¨¢. Un nuevo frente que podr¨ªa incluso empeorar con la estrategia energ¨¦tica del nuevo gobierno en EE UU.
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