Una exposici¨®n callejera de fotograf¨ªa para levantar el Circo Volador
El emblem¨¢tico espacio de ocio y cultura para los j¨®venes de la alcald¨ªa Venustiano Carranza sobrevive en la zozobra por culpa de la pandemia
El Circo Volador quiere levantarse del yugo de la pandemia. Este espacio emblem¨¢tico de Ciudad de M¨¦xico que desde la d¨¦cada de los noventa acogi¨® a los muchachos del barrio en la alcald¨ªa Venustiano Carranza, al lado del mercado Jamaica, se resiste a sucumbir. Los talleres de fotograf¨ªa, m¨²sica, danza a¨¦rea a precios accesibles prosiguen, algunos en l¨ªnea. Pero el escenario del antiguo cine Francisco Villa, por donde han pasado grupos como U2, PJ Harvey o Sonic Youth entre otros muchos, es ahora solo un cascar¨®n vac¨ªo. Con el silencio de las guitarras se fue, durante todo un a?o, la fuente de financiaci¨®n m¨¢s importante del proyecto solidario. 1.700 butacas esperando que amaine el virus.
Mientras eso ocurre, H¨¦ctor Castillo, el fundador de esta aventura, present¨® este jueves, bajo los focos de la calle, la colecci¨®n de fotograf¨ªas que los j¨®venes han sacado con sus c¨¢maras caseras: un bote de avena pintado de negro, un agujero m¨ªnimo, y a plasmar el ambiente del barrio: el diablo del mercado, unas piernas que bailan sobre botes de pintura, un autorretrato adolescente de grano borroso, un paisaje urbano salido del duermevela. Las texturas de una c¨¢mara tan artesanal confieren una atm¨®sfera distinta a las tomas. El Circo Volador es ahora una ef¨ªmera galer¨ªa de arte callejero. Un grito contra la pandemia, la necesidad de seguir a flote. Acompa?aron la inauguraci¨®n de la galer¨ªa la directora ejecutiva de Promoci¨®n y Agenda en Derechos Humanos de la ciudad, cuyo presupuesto ha facilitado esta exposici¨®n, Brisa Maya Sol¨ªs; la subsecretaria de Ciencia, Tecnolog¨ªa en Innovaci¨®n, Ofelia Angulo y autoridades de la alcald¨ªa.
Castillo, que ya hab¨ªa colaborado con Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas en la creaci¨®n de las F¨¢bricas de Artes y Oficios (Faros), aquellos espacios de ocio y cultura en Ciudad de M¨¦xico, sigui¨® con su proyecto del Circo Volador, siempre aut¨®nomo de las subvenciones p¨²blicas. Los puros chavos del barrio rescataron del abandono aquel antiguo cine y decoraron sus paredes con alegor¨ªas contra el poder opresor y la corrupci¨®n que desangraba al pueblo. Todav¨ªa hoy est¨¢n en el recibidor del viejo cine, pinturas que persiguen la gran tradici¨®n muralista mexicana. Pero el espacio est¨¢ quieto y en silencio. Tiempo atr¨¢s, miles de j¨®venes han encontrado un quehacer entre aquellos muros. Un lugar para crear, formarse, y dejar el banco del parque y la caguama por unas horas.
La exposici¨®n inaugurada este jueves es la mirada de esos j¨®venes durante la pandemia. ¡°Llevamos cerrados un a?o, sin dinero, nada camina. Tenemos unos 18 trabajadores entre personal de mantenimiento, limpieza, seguridad. De marzo a julio recibieron el 100% de su sueldo; de julio a enero, el 60%; y pasado enero, les hemos dicho, ?saben qu¨¦? Ya no hay dinero¡±, lamenta Castillo, doctor en Sociolog¨ªa en la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM).
Los precios p¨²blicos de los talleres, como este de fotograf¨ªa que imparte Genaro Delgado, mantienen vivo, bien que moribundo, el proyecto. ¡°Antes eran puros chavos de barrios, pero ahora hay una mezcla: est¨¢n los que no tienen dinero y aquellos que se interesan por estas nuevas t¨¦cnicas de foto. Eso es lo bueno, la mezcla de ambos mundos¡±, dice Delgado. 170 pesos al mes para dejar volar la imaginaci¨®n a trav¨¦s de un bote de avena. Para darle a las cuerdas de un bajo o hacer sonar una guitarra.
La Ciudad de M¨¦xico no est¨¢ sobrada de proyectos de ocio y cultura que aparten a los j¨®venes del aburrimiento y las manos en los bolsillos un s¨¢bado tras otro. El Circo Volador vino a tapar esos agujeros sin futuro durante d¨¦cadas y la pandemia le est¨¢ apretando el cuello como a otros miles de espacios recreativos. ¡°No est¨¢ siendo f¨¢cil, son muchos los gastos y apenas hay ingresos¡±, dice Castillo apoyado en el muro que separa los dos espacios del enorme cine, las sillas apiladas, el tel¨®n negro corrido, nada en el escenario. Tiempo atr¨¢s, los metaleros pon¨ªan lumbre al antiguo Pancho Villa: Dio, Lacrimosa, Cradle of Filth, Haggard, Helloween. Y los j¨®venes de barrio encontraban un sentido a los s¨¢bados.
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