¡°Claro que tengo miedo¡±: el periodista que difundi¨® la muerte de Victoria Salazar encuentra su casa allanada
Francisco Canul sospecha que la polic¨ªa est¨¢ detr¨¢s del robo y aguarda la protecci¨®n del Gobierno
¡°Para qu¨¦ vamos a negarlo, claro que tenemos miedo¡±, dice el periodista mexicano Francisco Canul, de 56 a?os, cuya casa ha sido asaltada y de donde se han llevado material de trabajo y discos duros. Todo qued¨® revuelto y las puertas, reventadas, a¨²n est¨¢n por arreglar. ¡°No tenemos tanto dinero, hay que hacerlo poco a poco¡±, dice. Canul puede resultar un nombre desconocido para el gran p¨²blico, pero el video que difundi¨® el pasado 27 de marzo dio la vuelta por medio mundo: se ve¨ªa a unos agentes de polic¨ªa aplastar contra el suelo a Victoria Salazar, una salvadore?a que result¨® muerta debido a la brutalidad con que la retuvieron contra el suelo, en Tulum. Dos d¨ªas despu¨¦s, el periodista yucateco cubri¨® una balacera en el centro de la ciudad, donde vive desde hace 26 a?os. Nunca ha dejado de documentar, dice por tel¨¦fono, la inseguridad ciudadana que se vive en la ciudad caribe?a, ni la corrupci¨®n policial.
¡°No fue un robo cualquiera, fue con sa?a, buscaban amedrentarme¡±, asegura. Las fotos revelan una vivienda patas arriba, las ropas tiradas, los cajones abiertos, los papeles por el suelo, las puertas descerrajadas. Se llevaron un ordenador de escritorio y dos port¨¢tiles, as¨ª como material de fotograf¨ªa y discos duros. La familia, su mujer y un hijo, sali¨® el s¨¢bado pasado para descansar, por Semana Santa, y el domingo, a eso de la una de la tarde, regresaron a las puertas de una vivienda allanada. Llamaron a la polic¨ªa, que tard¨® en llegar una hora y media. Trataron con abogados y presentaron la denuncia. ¡°Los agentes de la Fiscal¨ªa no han llegado hasta hoy mi¨¦rcoles. Y todav¨ªa no tengo noticia alguna de c¨®mo va la investigaci¨®n¡±, critica Canul. Tambi¨¦n pidi¨® ayuda policial al presidente municipal. ¡°No hizo nada, ni siquiera ha llamado para ver c¨®mo est¨¢bamos¡±, lamenta.
El reportero ha explicado que hab¨ªa c¨¢maras de seguridad ciudadana cerca de la casa en las que, por fuerza, deb¨ªa estar grabado el robo, pero nada ha conseguido por ahora. Entre las pistas encontradas por la polic¨ªa, el periodista habla de una huella de bota poco corriente, como la que usan los agentes. As¨ª lo consignaron los elementos que investigaron lo sucedido, explica. Y repite: ¡°Esto no ha sido un robo corriente, ha sido con sa?a¡±.
¡°Claro que hay miedo. M¨¢s que nada por mi hijo, a m¨ª si me dan un balazo no pasa nada, muero haciendo mi trabajo, pero no me voy a hincar ante la polic¨ªa corrupta de esta ciudad, que se pasa los fines de semana sacando dinero extorsionando a los turistas¡±, denuncia. ¡°Esa es la verdad, aqu¨ª la polic¨ªa es muy corrupta¡±. Canul trabaja para Notitulum, un portal de noticias local, tambi¨¦n para Canal 10 y otros empleos de reporterismo en diversos medios locales, el cl¨¢sico pluriempleo mexicano de quien no puede sostener a una familia con un solo sueldo.
Tras la muerte violenta de Victoria Salazar, Canul cubri¨® una balacera en el centro de Tulum en la que una turista espa?ola recibi¨® un balazo. ¡°Yo estaba tras la l¨ªnea de seguridad, pero la polic¨ªa me sac¨® de all¨ª con lujo de violencia¡±. Ha sufrido otras amenazas y en 2012, cubriendo la nota roja, fue objeto, de una ¡°emboscada policial¡±. Tulum es una plaza dif¨ªcil a pesar de sus postales tur¨ªsticas en las transparentes aguas caribe?as. La otra cara del ex¨®tico para¨ªso.
El M¨¦xico que los turistas no suelen ver dej¨® en 2020 seis periodistas asesinados y casi 700 ataques contra ellos o sus medios de comunicaci¨®n, una agresi¨®n contra la prensa cada 13 horas, lo que supone un incremento respecto al a?o precedente de un 13,6%. Unas cifras que peri¨®dicamente recoge la organizaci¨®n Art¨ªculo 19, en los ¨²ltimos tiempos tambi¨¦n en el ojo del hurac¨¢n tras unas declaraciones del presidente del Gobierno, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que los acus¨® de pertenecer al ¡°movimiento conservador¡± y puso en solfa la financiaci¨®n de su actividad.
La organizaci¨®n, nacida en Londres, ha fiscalizado las agresiones a los periodistas en M¨¦xico desde hace d¨¦cadas y ahora pide m¨¢s tolerancia ante el escrutinio y la cr¨ªtica por parte del actual mandatario, que carga contra los medios de comunicaci¨®n en numerosas ocasiones. En la Administraci¨®n de L¨®pez Obrador se han contabilizado un total de 17 reporteros asesinados. ¡°M¨¦xico es uno de los pa¨ªses m¨¢s peligrosos para ejercer el periodismo¡±, dice Pedro C¨¢rdenas, coordinador de Documentaci¨®n del Programa de Protecci¨®n y Defensa de Art¨ªculo 19. Y Quintana Roo, en particular. ¡°Es el tercer Estado con m¨¢s agresiones contra la prensa y en m¨¢s de un 30% de ellas intervienen las fuerzas policiales¡±. C¨¢rdenas dice que corresponde a los agentes investigar qui¨¦n ha allanado la vivienda de Canul, pero que Quintana Roo s¨ª ofrece ¡°ese contexto de agresi¨®n policial¡±.
Con la ayuda de Art¨ªculo 19, Canul ha quedado bajo el protocolo de protecci¨®n que establecen las oficinas de Derechos Humanos en estos casos. Se har¨¢ un an¨¢lisis de riesgo en virtud del cual se establecer¨¢n las medidas correspondientes, que pueden ser desde un bot¨®n de p¨¢nico para alertar de una emergencia hasta escoltas privados. La rapidez con que se implementen estas medidas es dispar, quiz¨¢ dos d¨ªas, quiz¨¢ un mes, ¡°dependen de la presi¨®n medi¨¢tica, en algunos casos¡±. Por ahora, El periodista de Tulum no ha recibido nada, dice. ¡°No veo mayor vigilancia policial ni tengo a¨²n el bot¨®n de emergencia. Nadie de la polic¨ªa se ha puesto en contacto conmigo¡±, asegura. En todo caso, es complicado poner a los uniformados a proteger a alguien que, supuestamente, es v¨ªctima de la represi¨®n policial. Todo eso debe quedar analizado en el examen de riesgos.
Despu¨¦s de varios d¨ªas poniendo en orden la casa, cuyas rejas a¨²n tranca con palos, y comprando a plazos el material que ha perdido con el robo, Francisco Canul dice que ya est¨¢, de nuevo, al 100% en el trabajo. Sobre ¨¦l pesa tambi¨¦n la bota policial.
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