¡°Zapatos lustrados, cubrebocas y a la calle¡±: la tercera ola de covid-19 no frena la vida en Ciudad de M¨¦xico
Ante el aumento de contagios, las autoridades apuestan por la vacunaci¨®n y evitan frenar la econom¨ªa de la capital
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Ciudad de M¨¦xico. Nueve de la ma?ana. Glorieta de Los Insurgentes. La segunda urbe m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica vive el embate de la tercera ola de la pandemia con una mezcla de resignaci¨®n y estoicismo. En medio de una aparente tranquilidad, el acceso de la l¨ªnea 1 del metro vomita cada ma?ana una marea de gente apresurada que representa cada cinco minutos la coreograf¨ªa de todas las ma?anas: cubrebocas, gel en el cabello, corbatas, traje sastre, los zapatos de tac¨®n en una bolsa para poder caminar m¨¢s deprisa. Alg¨²n empuj¨®n, maquillaje reci¨¦n pintado. Es la hora de entrar a trabajar en una de las principales arterias financieras y econ¨®micas de la capital mexicana y la variante Delta es la peor compa?era de baile estos d¨ªas entre los capitalinos.
Desde hace algunas semanas la afluencia de oficinistas se ha dejado sentir m¨¢s en la plaza. La se?ora Elena desde su humilde puesto en la calle de G¨¦nova observa c¨®mo ahora el negocio va mejor. Desde muy temprano vende caf¨¦, tortas y s¨¢ndwiches. En una mesa ofrece los manjares que m¨¢s de uno devorar¨¢ como desayuno. ¡°Yo ten¨ªa una empresa de volantes de publicidad, pero desde hace un a?o tuvimos que recortar gastos¡±, cuenta la mujer mientras entrega el cambio de un cuernito de pavo. Como la se?ora Elena, millones de personas perdieron sus trabajos con la pandemia y encontraron en la informalidad una manera de salir adelante.

A medida que los negocios de la zona fueron desapareciendo, han proliferado nuevos puestos ambulantes de tacos de guisado y pan dulce. ¡°Ah¨ª vamos al d¨ªa, rasc¨¢ndonos con las u?as¡±, dice Mari, mesera del restaurante El Cocinero, una de las pocas fondas que sobrevive en los alrededores de la Bolsa Mexicana de Valores. Una fila de persianas cerradas con el cartel de ¡°Se renta¡± o ¡°Se traspasa¡± forman un paisaje desolador. Enfrente una escuela de baile intenta seguir a flote: ¡°Clases ilimitadas de salsa: un mes por 1.000 pesos (unos 50 d¨®lares)¡±. La hora de la comida se ha vuelto m¨¢s triste en una calle que antes rebosaba vida. ¡°Las ¨²ltimas semanas que volvimos a sem¨¢foro naranja, ha vuelto a caer la clientela¡±, dice con pesar la mesera mientras no levanta los ojos de su celular.
Con m¨¢s de 19.000 contagios diarios, la capital ha vuelto al nivel del mes de enero y por lo tanto, al color naranja. En esta ocasi¨®n, sin embargo, el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha decidido no incrementar las medidas restrictivas ni de aforo en comercios y restaurantes. ¡°No hay ajustes¡±, asegur¨® la alcaldesa el pasado 23 de julio. La capital en esta ocasi¨®n ha decidido apostar fuerte por la vacunaci¨®n con la esperanza de que la mortalidad sea menor. ¡°En la ¨²ltima semana se estabiliz¨® la positividad. Eso habla del impacto de la vacunaci¨®n¡±, asegur¨® Sheinbaum. Hasta la fecha, M¨¦xico acumula 2,9 millones de contagios confirmados y m¨¢s de 241.000 fallecimientos, la cuarta cifra m¨¢s alta del mundo por detr¨¢s de Estados Unidos, Brasil e India.
Cada empresa ha decidido crear su propia din¨¢mica para volver a sus actividades. Por ejemplo, la inmobiliaria en la que trabaja la secretaria Marta Ochoa ha decidido que solo el 30% de su personal acuda a las oficinas situadas en el World Trade Center, otro de los puntos financieros m¨¢s importantes de la ciudad. ¡°En todo momento llevamos cubrebocas y usamos gel¡±, dice la mujer de 60 a?os. Pese a estar vacunada, Elba Martinez, de 34 a?os, no se siente ¡°m¨¢s tranquila¡± cuando acude a trabajar cada tercer d¨ªa a un gran edificio de oficinas en la zona de Reforma. La joven considera que a partir de ahora la sociedad tendr¨¢ que aprender a convivir con el virus. ¡°Creo que esto ya va a ser c¨ªclico¡±, dice resignada.
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Los hay que, sin embargo, han decidido no parar en toda la pandemia. Como sucede con el despacho contable en el que trabaja el abogado Ra¨²l Zaraz¨²a, de 29 a?os. ¡°Siempre hay que estar trabajando y buscar la forma de sobrevivir¡±, afirma mientras se acomoda una mochila negra sobre su traje azul. Hace menos de un mes Zaraz¨²a tuvo covid-19, pero a pesar de ello, el abogado ha vuelto a la calle en cuanto ha dado negativo. ¡°Para que en M¨¦xico haya m¨¢s desarrollo, la ¨²nica forma es salir a trabajar¡±, recalca. ¡°Zapatos lustrados, cubrebocas y a la calle¡±.
Como respuesta al aumento de contagios, el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha ampliado el n¨²mero de camas hospitalarias y ha acelerado la vacunaci¨®n para que todas las personas hasta los 18 a?os est¨¦n inmunizadas en octubre. El Ejecutivo tampoco descarta vacunar a los menores de esa edad ahora que se ha ordenado el regreso a clases este agosto. Desde diciembre del a?o pasado, en M¨¦xico se han aplicado 68 millones de dosis y casi 26 millones de personas ya est¨¢n vacunadas por completo. El 20,5% de los 126 millones de habitantes que viven en el pa¨ªs. El 1 de agosto la mayor¨ªa de las dependencias del Gobierno reanud¨® la vuelta al trabajo de los funcionarios que tengan las dos dosis de la vacuna.
Lilia Jim¨¦nez, una enfermera de 32 a?os que trabaja en una cl¨ªnica privada en la colonia N¨¢poles, considera que aunque la vacunaci¨®n avanza, todav¨ªa es pronto para regresar a la normalidad. ¡°Son pocas las personas que est¨¢n vacunadas para que estemos protegidos¡±, apunta. De acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo L¨®pez-Gatell, el 97% de las personas hospitalizadas en esta tercera ola no est¨¢n vacunadas. ¡°A este ritmo no vamos a acabar con el virus¡±, dice Jim¨¦nez. La enfermera se queja de que el metrob¨²s en el que viaja m¨¢s de una hora cada ma?ana va ¡°hasta arriba¡±. En el trayecto que hace de sur a norte, la unidad est¨¢ tan llena que las puertas cierran con dificultad y hay que ¡°apretarse¡¯' con el resto de viajeros como en la vieja normalidad.
Un c¨®digo QR en el interior del autob¨²s invita a los usuarios a registrarse para romper la cadena de contagios pero entre los empujones, el cansancio y el poco espacio, el aviso pasa inadvertido. De no ser por las mascarillas, todo se parece bastante a un d¨ªa normal en la capital de M¨¦xico.
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