Las tres grandes inc¨®gnitas del ¡®caso Ayotzinapa¡¯ siete a?os despu¨¦s del ataque
En el aniversario de la desaparici¨®n de los 43, la identificaci¨®n de dos estudiantes contrasta con la falta de avances concretos en la narrativa de lo que realmente les ocurri¨® en Iguala
Pasan los meses y la investigaci¨®n del caso Ayotzinapa sigue envuelta en nieblas y rumores, ajena a avances concretos, sostenida en un ¨¦xito incontestable: la identificaci¨®n de restos de dos de los 43 estudiantes desaparecidos, Christian Rodr¨ªguez y Jhosivani Guerrero, este a?o y el pasado. Con ellos dos, son tres los estudiantes identificados en total, aunque los restos del primero, Alexander Mora, fueron hallados en circunstancias extra?as en 2014 y se han convertido, con el paso de los a?os, en la imagen del ocultamiento orquestado por el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018).
Se cumplen siete a?os del ataque, algo menos de tres desde que el actual presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se comprometi¨® a hacer justicia con las familias. Si las identificaciones representan el buen hacer de los investigadores, la escasa claridad sobre lo ocurrido durante los ataques, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, ilustra sus dificultades. Empieza a saberse lo que no pas¨®, pero no lo que ocurri¨®, situaci¨®n que tensa a las familias de los 43. El jueves, un grupo protest¨® frente a la sede de la Fiscal¨ªa, exigiendo avances concretos. Este viernes, despu¨¦s de una reuni¨®n con L¨®pez Obrador previa al s¨¦ptimo aniversario del ataque, su abogado, Vidulfo Rosales, dijo: ¡°Reconocemos que hay avances, pero hay obst¨¢culos que presentan instituciones como la Fiscal¨ªa o la Secretar¨ªa de la Defensa¡±.
La lentitud de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) para detener a algunos de los implicados enfada a madres y padres de los 43, que estos ¨²ltimos meses han perdido a dos de sus integrantes, Sa¨²l Bruno Garc¨ªa y Bernardo Campos, padres de dos de los estudiantes. La FGR tiene pendientes una treintena de detenciones, entre ellas la de Tom¨¢s Zer¨®n, jefe de los investigadores durante la primera etapa de la investigaci¨®n, hoy considerado el art¨ªfice de una tapadera construida a base de torturas. En rueda de prensa tras el encuentro con las familias, el fiscal del caso, Omar G¨®mez, ha explicado que el Centro Nacional de Inteligencia les ha entregado 40 v¨ªdeos donde se observa a sus antecesores torturar a detenidos por el caso. Zer¨®n se refugia en Israel, quedando la pelota en los tejados de la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores y de la FGR, que en meses no han informado de avance alguno en la entrega del exfuncionario.
No ha sido tarea f¨¢cil la de los actuales investigadores, que lejos de iniciar su labor desde cero lo hicieron varios metros bajo el piso de las trampas construido por el r¨¦gimen anterior. Esta misma semana, en una visita al paraje donde se encontraron los restos de Rodr¨ªguez y Guerrero, la barranca de la Carnicer¨ªa, el fiscal G¨®mez se?alaba lo que para ¨¦l es un hecho ya incontrovertible. El acta del hallazgo de los huesos de Alexander Mora es falsa, hecho que supon¨ªan, pero que ahora pueden probar con documentos y testimonios.
Controvertido desde el principio, el hallazgo de los restos de Mora cerraba del puzzle de la narrativa de la Administraci¨®n anterior. El Gobierno, representado entonces por el procurador, Jes¨²s Murillo Karam, y el propio Zer¨®n, se?al¨® que el grupo delictivo Guerreros Unidos atac¨® a los muchachos en colusi¨®n con polic¨ªas locales. Seg¨²n los funcionarios, los atacantes mataron y quemaron a los muchachos en el basurero del pueblo vecino de Cocula y echaron los restos a un r¨ªo cercano.
En octubre de 2014, los restos de Mora aparecieron convenientemente en ese r¨ªo. En aquella ¨¦poca, la Fiscal¨ªa trabajaba codo con codo con el equipo de antropolog¨ªa forense argentino, a petici¨®n de las familias de los 43. Pero justo el d¨ªa en que los huesos de Mora aparecieron supuestamente en el r¨ªo, los antrop¨®logos argentinos fueron retenidos. No les dejaron pasar. Nadie que no fuera Zer¨®n o integrantes de su equipo atestiguaron el hallazgo, asentado en un acta que hoy se sabe que es falsa.
El embuste de la escena del r¨ªo provoca muchas preguntas. Si los huesos no estaban en el r¨ªo, ?qui¨¦n los puso all¨ª? ?Por qu¨¦? ?D¨®nde mataron entonces a Mora? ?Mataron a los dem¨¢s? ?D¨®nde, c¨®mo? Y por supuesto quedan en el limbo el resto de piezas del viejo rompecabezas, tanto las que lo integraron, caso por ejemplo de la gran hoguera homicida del basurero, como las que quedaron fuera, la importancia de escenarios y actores, etc¨¦tera.
A la espera del Ej¨¦rcito
Conocedor como pocos de las pesquisas efectuadas por el fiscal G¨®mez, por la comisi¨®n presidencial que se dedica al caso, al mando del subsecretario de Gobernaci¨®n, Alejandro Encinas, y por el grupo de investigadores enviado por la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, el abogado Rosales ha se?alado tambi¨¦n al Ej¨¦rcito. Varias fuentes cercanas a los grupos de investigaci¨®n mencionados arriba apuntan que el pr¨®ximo vuelco en el caso tendr¨¢ que ver precisamente con la Secretar¨ªa de la Defensa.
Una de las fuentes, cercana al grupo de expertos de la CIDH, explica que la presencia de los militares en la noche de los hechos es mayor y m¨¢s profunda de lo que se sab¨ªa hasta ahora. Desde mayo, integrantes del grupo de la CIDH y la comisi¨®n presidencial han visitado cuarteles y bodegas militares en Iguala, Chilpancingo y Acapulco, recopilando informaci¨®n sobre el quehacer castrense durante el ataque, antes y despu¨¦s. La conclusi¨®n es que los militares tuvieron informaci¨®n en tiempo real sobre el ataque y que estuvieron en m¨¢s escenarios de los que reconocieron en un primer momento, informaci¨®n que ocultaron.
Esta fuente se?ala que el asunto es muy grave. ¡°Si t¨² -en referencia a los militares- tienes informaci¨®n de qui¨¦nes se llevaron a los estudiantes y por d¨®nde, tienes la obligaci¨®n de contarle a la PGR [vieja fiscal¨ªa]¡±, dice, ¡°por eso es muy relevante¡±. La duda es el motivo del ocultamiento. ?Se trata de una rutina castrense, ocultar por defecto? ?De una actitud genuina de encubrir datos? ?De una combinaci¨®n de ambas? Al capit¨¢n Jos¨¦ Mart¨ªnez Crespo, el militar de mayor rango encarcelado por delitos vinculados con el caso, le han se?alado por tener v¨ªnculos supuestamente con Guerreros Unidos. Testigos de la Fiscal¨ªa se?alan igualmente a otros militares del batall¨®n de colaborar con el grupo criminal.
Hasta ahora, el Ej¨¦rcito ha mantenido que militares del cuartel de Iguala acudieron a uno de los lugares del ataque, la esquina de las calles Juan N. ?lvarez y Perif¨¦rico, despu¨¦s de la primera emboscada, orquestada principalmente por polic¨ªas de Iguala. Tambi¨¦n ha reconocido que un elemento de inteligencia del cuartel estuvo en el otro escenario del ataque en el pueblo, el puente frente al Palacio de Justicia. Y que el primer grupo, al mando del capit¨¢n Crespo, acudi¨® al escenario del Palacio de Justicia despu¨¦s del ataque. Los investigadores saben ahora que hubo otro grupo de militares patrullando por Iguala durante el ataque, al mando de otro militar de mayor graduaci¨®n que Crespo.
Huitzuco y Los Tilos
M¨¢s all¨¢ del golpe de efecto que supondr¨ªa la detenci¨®n y llegada de Tom¨¢s Zer¨®n a M¨¦xico, la cantidad de ¨®rdenes de detenci¨®n pendientes de judicializar y ejecutar por parte de la FGR es inmensa. En la reuni¨®n de este viernes con L¨®pez Obrador, las familias protestaron por ello y se?alaron incluso el operativo fallido para la detenci¨®n de Juan Salgado Guzm¨¢n, alias El Indio o El Caderas, el mi¨¦rcoles en el Estado de M¨¦xico. Cuando trataban de detener a El Caderas, presunto integrante de Guerreros Unidos, agentes de la FGR lo mataron, respondiendo supuestamente a una agresi¨®n del primero.
Fuentes cercanas a la investigaci¨®n de la propia FGR se?alan que El Caderas era ¡°un testigo clave. Era operador [de Guerreros Unidos] en Iguala la noche del ataque. Fue de los que ejecut¨® la orden¡±, se?alan estas fuentes, en referencia al ataque y la desaparici¨®n de los 43. Su testimonio habr¨ªa sido importante para profundizar en el conocimiento de la estructura y las relaciones de Guerreros Unidos en la regi¨®n, anta?o entendida como piramidal y jer¨¢rquica, hoy asumida como compleja, heterog¨¦nea y ca¨®tica, partida en c¨¦lulas que actuaron con cierta independencia.
Entre las detenciones pendientes est¨¢n al menos las de cinco polic¨ªas municipales del pueblo vecino de Huitzuco, uno de los v¨¦rtices del pol¨ªgono que fue escenario del ataque, junto a Iguala, Cocula y Tepecoacuilco, principalmente. Entre ellos, el que fuera jefe de la polic¨ªa, Javier N¨²?ez Duarte y su hijo, Celedonio. Desde hace a?os se sabe -esto gracias al trabajo de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, CNDH- que la polic¨ªa de Huitzuco particip¨® del ataque contra los muchachos, principalmente en el escenario del Palacio de Justicia. La fiscal¨ªa trabaja para obtener finalmente las ¨®rdenes de detenci¨®n por parte del juez.
Otro de los grupos pendientes de detener es el de Los Tilos, considerado siempre bajo la ¨®rbita del clan Casarrubias, l¨ªderes de Guerreros Unidos, noci¨®n que desde hace un tiempo es objeto de discusi¨®n. No est¨¢ claro el nivel de independencia con el que actuaron Los Tilos en la noche de los hechos, ni su cercan¨ªa con los Casarrubias. Desde hace a?os se ha apuntado a este grupo como perpetradores del ataque contra Julio C¨¦sar Mondrag¨®n, parte del contingente de normalistas, cuyo cuerpo apareci¨® el 27 de septiembre de 2014, torturado, en Iguala. Pero su participacion en la noche de los hechos pudo ser mayor.
Seg¨²n uno de los testigos de la Fiscal¨ªa, viejo integrante de Guerreros Unidos, Los Tilos, integrados por los hermanos Ben¨ªtez Palacios y sus secuaces, habr¨ªan asesinado a los 43 en colaboraci¨®n con militares, hecho que de momento queda en conjetura: no hay m¨¢s testigos que digan lo mismo. En todo caso, las declaraciones de este testigo, de nombre reservado Juan, deben tomarse con pinzas, pues no est¨¢ claro si ¨¦l y Los Tilos juegan o han jugado en el mismo bando criminal y si el propio Juan tendr¨ªa alg¨²n inter¨¦s en inculparlos. Los Tilos son parte de las decenas de personas detenidas durante el Gobierno pasado, que dejaron la c¨¢rcel por defecto de forma o por delitos cometidos por los investigadores.
Las rutas de desaparici¨®n
Los testimonios de los polic¨ªas de Huitzuco se antojan importantes, porque podr¨ªan arrojar luz sobre el destino de uno de los grupos de muchachos desaparecidos, atacados frente al Palacio de Justicia. Es esto, las rutas de desaparici¨®n tras el ataque, el aspecto m¨¢s verde de la investigaci¨®n actual, debido, como ha explicado el fiscal G¨®mez este viernes tras la reuni¨®n en Palacio Nacional, a la cantidad de evidencia supuestamente destruida por el tiempo.
Hasta ahora se sabe que hubo al menos dos grupos de desaparecidos. El primero, de unos 15 estudiantes, levantados en una emboscada entre Juan N. ?lvarez y Perif¨¦rico el 26 de septiembre por la noche. Este grupo fue conducido posteriormente a la barandilla, una especia de bodega gestionada por la polic¨ªa de Iguala. All¨ª se les pierde el rastro. Un testigo de lo que pudo ocurrir all¨ª, Ulises Bernab¨¦, encargado de la instalaci¨®n aquella noche, siempre ha negado que los estudiantes llegaran all¨¢. Bernab¨¦ huy¨® a Estados Unidos, donde consigui¨® asilo pol¨ªtico.
Fuentes de la investigaci¨®n se?alan que la petici¨®n de extradici¨®n contra Bernab¨¦ es inminente. ¡°Tenemos dos evidencias muy claras de que los estudiantes llegaron all¨ª. Dos personas lo dicen, dos testigos reservados. Eso nos da para imputar a Bernab¨¦ por desaparici¨®n forzada y pedir la extradici¨®n. ?l false¨® informaci¨®n frente a los americanos, porque dijo que ¨¦l no vio a los estudiantes¡±, se?alan estas fuentes.
El otro escenario, el Palacio de Justicia, se antoja incluso m¨¢s misterioso. La CNDH se?al¨® en su d¨ªa que el grupo de estudiantes desaparecidos all¨ª fue conducido junto a los otros, del lado contrario del municipio, quiz¨¢ por el rumbo de Pueblo Viejo, donde se han encontrado decenas de fosas clandestinas, o incluso por el lado de Cocula, hacia el camino de la Barranca de la Carnicer¨ªa.
Adem¨¢s de los polic¨ªas de Huitzuco, otras personas presentes en ese lugar durante el ataque, obviados hasta ahora, podr¨ªan aportar informaci¨®n. De la misma manera, los investigadores guardan esperanzas de encontrar pruebas que se cre¨ªan perdidas, concretamente v¨ªdeos de seguridad del propio Palacio de Justicia, cuya aparici¨®n podr¨ªa ampliar el conocimiento sobre este escenario.
En la Fiscal¨ªa cuentan igualmente con la idea de que hay un tercer grupo de muchachos desaparecidos que llaman ¡°recolectados¡±, estudiantes que, como Julio C¨¦sar Mondrag¨®n, huyeron de uno u otro escenario. Su destino resulta igual de incierto que el de los otros, m¨¢s si cabe, pues en este caso ni siquiera hay un lugar concreto, quedando Iguala entera y sus alrededores como escenario de su tragedia.
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